LdC: Para iniciar, coméntenos un poco sobre su trayectoria política previa a la coyuntura electoral actual.
G.G.: Mis primeros pasos políticos fueron en el ámbito sindical. Trabajé en un conocido grupo empresarial con sedes en Caracas y Valencia. Allí realicé varios cursos de especialización en seguridad industrial, y cuando se promulgó la Lopcymat participé en las elecciones para elegir los delegados de prevención, siendo reelecto durante varios períodos. Amparándonos en la Lopcymat logramos fundar dos sindicatos, uno en Valencia y otro en Caracas. Lo logramos trabajando de manera clandestina y encubierta con personal del Inpsasel.
Comencé a militar en la izquierda revolucionaria a partir de los sucesos del año 1989, cuando El Caracazo. Tenía yo 18 años. En el año 2006 inicié una lucha comunera, a partir de la promulgación de la Ley de los Consejos Comunales. Fui electo y reelecto en varias oportunidades para formar parte de las vocerías del Consejo Comunal del que formo parte. Participé en la creación de dos cooperativas en el municipio El Hatillo, una de servicios y otra de transporte.
En el año 2017, junto con otros compañeros del PSUV y del PPT, conformamos la comisión promotora de la primera comuna del municipio El Hatillo. Ha sido una de las pocas comunas en el país que nació como instancia de autogobierno electa por votación universal, directa y secreta. Más recientemente, participé como delegado al primer Congreso de Comunas convocado por el presidente de la República, también formé parte de la comisión que fundaría el consejo estadal de comunas de Miranda, pero la burocracia y los conflictos de intereses entre grupos frustraron ese proceso. Soy colaborador de la Escuela de Fortalecimiento del Poder Popular adscrita al Ministerio de Comunas, como facilitador. Profesionalmente soy administrador con Especialización en Políticas Públicas. Trabajé en el sector privado cerca de 20 años, siempre en el área de administración.
LdC: Existe una imagen generalizada de El Hatillo como un municipio enormemente próspero y rico. ¿Hay en El Hatillo una realidad social y económica desconocida para el resto del país?
G.G.: Efectivamente, existe la percepción de que en el municipio El Hatillo toda la población es de clase media y alta. Pero no es así. Existe una zona rural con más de 6500 familias, siendo la gran mayoría pobres. Trabajadores asalariados en condiciones de pobreza, sin asistencia social y con pésimos servicios públicos. En general una zona deprimida económicamente, con un gran desorden en la ocupación y uso de la tierra. El desarrollo rural en Venezuela ha sido siempre muy desordenado, y el desarrollo de la zona rural del municipio es un vivo ejemplo de ello.
La zona rural se encuentra bajo protección ambiental desde el año 1972 a través de un decreto presidencial, sin embargo el uso de la tierra no guarda ninguna relación con esa norma. El decreto se aplica a conveniencia de grupos de poder en pugna, y no como consecuencia de una política pública igualitaria y equitativa.
La población de clase media en el municipio ha visto desaparecer sus condiciones de vida bajo el actual gobierno, y el sector comercial del municipio tampoco escapa a esta realidad.
LdC: ¿Cuáles son los problemas más acuciantes en la zona rural del municipio?
G.G.: El deterioro vial en el municipio es muy grave. Muchos deslaves, fallas de borde, baches, huecos. Vías muy dañadas, sobre todo las vías rurales. También algunas zonas periurbanas en las que las carreteras y las vías están en pésimo estado. En las comunidades rurales y caseríos las vías de acceso nunca han sido atendidas adecuadamente por ninguna gestión municipal. Siempre se han atendido las vías principales.
El municipio también tiene grandes fallas en el suministro de servicio eléctrico. Suele suspenderse el servicio eléctrico en la zona rural cuando llueve hasta tres, cuatro y cinco veces. Ello debido a la falta mantenimiento de los tendidos eléctricos que alimentan el municipio desde Santa Teresa del Tuy.
Otro problema histórico en el municipio es el transporte de pasajeros en la zona rural. Un problema que data desde hace aproximadamente 30 años, y al que nunca se le ha dado una solución estructural. Nunca se les ha permitido a las comunidades organizadas participar de forma autogestionaria en la solución del problema, y por otra parte existen ciertos negocios o acuerdos por debajo de mesa con una famosa línea de transporte público que ha cambiado de dueño varias veces. Se vende como una empresa de transporte público pero en realidad es una empresa privada. Esa línea de transporte tiene trabajando en el municipio cincuenta y tantos años. Siempre se le ha renovado la concesión período tras período, y nunca se le ha dado la oportunidad a otras líneas o cooperativas a que ofrezcan un mejor servicio. Se pudiera decir entonces, que el Concejo Municipal o la Alcaldía están casados con esa empresa de transporte, por demás bastante deficiente en la prestación del servicio.
No puedo dejar de mencionar el problema del suministro de agua. Una buena parte del municipio no tiene suministro de agua potable. En los momentos más difíciles para algunas comunidades, cada familia tiene que pagar hasta 35$ por 3000 litros de agua. Imagínense lo que significa para una familia tener que pagar 35$ o 40$ por un servicio de agua que ni siquiera se sabe si es potable, si ha sido tratada.
La toma de agua más cercana disponible en el municipio está ubicada en La Tahona. Allí hay unos tanques de agua potable, pero no se cuenta con ningún tipo de servicio de suministro municipal que permita acceder a las comunidades rurales al vital líquido, aún y cuando existe una gran cantidad de habitantes que no cuentan con acceso al agua potable.
A partir del boom inmobiliario en el municipio durante los años 90, se ha producido una ocupación muy desordenada del territorio. Yo hago hincapié en eso, porque además es algo muy propio del mercado inmobiliario venezolano. La ocupación desordenada del territorio trajo como consecuencia un incremento de la delincuencia en el municipio. A lo largo de las últimas décadas hemos tenido ciertas oleadas, momentos de auge de la actividad delictiva en El Hatillo. Aquí en Turgua ha habido casos muy conocidos, como el asesinato del militante de la Revolución bolivariana Eliécer Otaiza, y en mi opinión ello tuvo mucho que ver con la ocupación desordenada y no planificada de las tierras en el municipio. También el caso de los paramilitares colombianos que estaban apostados en la finca Daktari, aunque tuvo causas políticas muy específicas, ocurrió coincidentemente en un momento en el que también había una cierta oleada de delincuencia en el municipio, y en mi opinión ello está conectado con la ocupación desordenada y no planificada del territorio.
Más recientemente, y entrando en materia económica, el sector comercial se ha visto afectada por los tarifazos, por lo aumentos abruptos, excesivos e ilegales en la tarifa del aseo urbano, una problemática que también está ocurriendo en los municipios, Baruta, Chacao y Guaicaipuro.
LdC: Usted se reivindica comunista, marxista, de hecho forma parte de la Corriente Marxista Internacional. ¿Tiene sentido un candidato marxista para un municipio como El Hatillo?
G.G.: Esta pregunta es muy pertinente, porque nos permite explicar varias cosas. Los marxistas siempre hemos sido estudiosos de la realidad económica y social del entorno en la que vivimos. Conocemos los métodos de análisis más efectivos para comprender los complejos problemas que existen en algún grupo social.
Creo que nuestra candidatura es pertinente en el actual contexto político, porque nos permite sacar a la luz las contradicciones de una gestión pública municipal históricamente deficiente, y que ha estado subordinada a los intereses de grupos poderosos en el negocio inmobiliario, que ven a la zona rural como un mercado marginal a futuro.
Hasta el momento no conocemos otras propuestas de líneas de gobierno que se hayan hecho públicas, a pesar de lo establecido en el artículo 86 de la Ley Orgánica del Poder Público Municipal, no conocemos ni siquiera en las redes sociales, las propuestas de gobierno de otros candidatos en el municipio El Hatillo.
Los electores por lo general han sido mal educados políticamente por las clases dominantes, para interesarse sólo en los candidatos en tanto personas, en tanto individuos, y no en lo que respecta a las propuestas políticas que ellos plantean para enfrentar y resolver los problemas acuciantes del municipio, ni a las posiciones de clase y los intereses de clase que ellos defienden.
Esta es una campaña de vendedores de ilusiones. Se apoyan en mensajes subliminales que tocan las ilusiones de los ciudadanos, pero no se enfocan nunca en cómo se resolverán, realmente, los problemas que aquejan a los ciudadanos de a pie. Es una campaña que se caracteriza por un ventajismo que raya en lo grotesco en el caso del partido de gobierno, se caracteriza por un alto nivel de hipocresía, por discursos mediáticos que apelan a las emociones e ilusiones y no a las razones.
Hay dos casos muy representativos de tal ventajismo. Por un lado la inhabilitación política de Eduardo Samán, y por el otro la de Nerio Galbán, que originalmente era el candidato por la APR a la gobernación del Edo. La Guaira, pero también fue inhabilitado por el CNE de manera arbitraria.
Para finalizar, queremos hacer un llamado a la conciencia ciudadana. Estamos dispuestos a escuchar y promover propuestas que apunten hacia la conservación medioambiental del municipio. Sin la participación ciudadana, y sin una aplicación efectiva del artículo cinco de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela es casi imposible enfrentar nuestros desafíos en el municipio, ya que el poder público municipal por sí solo no puede. Es un llamado a la razón y no a la emoción. Que las y los ciudadanos votemos más con la razón que con el corazón.
La zona rural del municipio debe ser realmente atendida. Cualquier iniciativa de desarrollo en el municipio pasa por la promoción real del desarrollo de la zona rural. Y esa contradicción urbano rural –insisto en esto- que ha existido por varias décadas, tiene que ser resuelta si queremos que el municipio tenga un desarrollo económico local sostenible y sustentable perdurable en el tiempo.
La organización popular es indispensable para la zona rural, así como la actividad comercial lo ha sido para el desarrollo del área urbana del municipio. Entendemos que ambos entornos tienen elementos importantes de enlace, tanto sociales como económicos, y por ello planteamos una propuesta de desarrollo común tanto al entorno rural como al entorno urbano del municipio. En tal sentido, nuestras propuestas centrales de desarrollo para el municipio son el turismo y la agroecología.
LdC: ¿Qué programa de gobierno propone para el municipio?
G.G.: Nuestra propuesta programática para el municipio es la siguiente:
1.- Participación efectiva de las comunidades organizadas ante el Consejo Local de Planificación Pública (CLPP)
2.- Se asume la agroecología como actividad económica estratégica para el desarrollo sustentable y sostenible de la zona rural del municipio.
3.- Se asume el turismo como base de sustentación económica para el desarrollo del municipio, sobre todo para el desarrollo sostenible y sustentable de las comunidades rurales.
4.- Creación de un fondo municipal para la producción agrícola y el procesamiento de alimentos, insumos y bienes de producción. Este Fondo establecerá 4 objetivos:
a) Apoyo logístico a la producción y al productor.
b) Financiamiento retornable.
c) Asistencia técnica, capacitación y asesoramiento al productor y a las unidades de procesamiento de alimentos e insumos para la producción.
d) Red de comercialización justa.
Todos estos lineamientos de trabajo obedecen al artículo 86 de la Ley Orgánica del Poder Público Municipal.