Como es sabido por los trabajadores del Fondo de Protección Social de los Depósitos Bancarios (Fogade), la directiva completa del sindicato Sutrabfogade fue retirada de la institución, algunos a través de jubilaciones forzadas y otros por calificaciones de despido amañadas y utilizando las influencias en el Ministerio del Trabajo, como fue el caso de William Prieto, Secretario General del órgano sindical, y Willian Guzmán, delegado de Prevención, más directamente por acción del ex ministro Eduardo Piñate. También, vale la pena destacar los casos de Melvin Brito y Eduardo Romero, Secretarios de Finanzas y Organización respectivamente. Esta situación dejó a los trabajadores sin su representación ante los patronos dentro de la institución, ya que incluso los miembros del sindicato tenemos prohibida la entrada, por lo que tratamos de luchar desde las afueras. La decapitación ilegal de Sutrabfogade ha llevado a que en los últimos años la patronal atropelle todos los derechos laborales y salariales sin mayores respuestas.
Pero la situación se agudizó esta semana cuando las actuales autoridades determinaron reducir los beneficios, aún más de lo que ya se encontraban. Durante la administración de la ex Presidenta, Arlén Piñate, y dada la reducción del salario, se inventaron una serie de bonos como de productividad, por hijos y otros, que equivalían a 60 días de sueldo adicional, además del salario base, más una bolsa de comida que se otorga mensualmente, la cual suele traer proteínas. Estas bonificaciones fueron luego aumentadas durante la pandemia, donde la mayoría de los trabajadores acudían esporádicamente a la institución. Dichas bonificaciones basadas en el salario diario, fueron convertidas en una burla pues el salario mensual en el mejor de los casos no llegaba a 15 Bolívares Digitales, hasta el reciente aumento decretado por el Presidente de la República, que llevó el salario mínimo de 7 BsD a 126 BsD. Los bonos que otorgaba la institución, que eran alrededor de 28 BsD al mes (alrededor de 6 Dólares al mes), sumado a los 2 Dolares del salario base, claramente eran y son insuficientes para cubrir las necesidades básicas de cualquier familia trabajadora. Tales circunstancias derivaron en renuncias masivas de trabajadores calificados y preparados por la institución.
El gran problema se les presentó a las actuales autoridades al decretarse el aumento del sueldo mínimo, ya que al aplicarle los 120 días al salario mínimo actual, estaríamos hablando de que cada trabajador recibiría 504 BsD, que es equivalente a US$ 114 al mes, sin contar su salario base. Debemos aclarar que este monto es el mínimo dentro de la escala, pero algunos trabajadores llegarían a devengar más de US$ 200 al mes solo en bonificación. De hecho, en el mes de marzo los trabajadores cobraron esas sumas, pero en abril las utoridades decidieron tomar la medida de bajar el bono de 120 días a tan solo 30, lo que quiere decir, de 114 Dólares el mínimo a 28 al mes. Igualmente, los trabajadores reciben una bolsa al mes con productos que incluyen proteínas, de las cuales: eran 3 cartones de huevos, 3 pollos y 5 kilos de carne de res. Lo anterior fue reducido a 1 cartón de huevos, 1 pollo y 3 kilos de carne de res, y le agregaron 1 kilo de queso, 1 kilo de salchicha y una mortadela como lo muestra la circular, que presentamos a continuación, enviada por la Gerencia de Recursos Humanos.
Estas medidas tomaron por sorpresa a los trabajadores el pasado lunes 11 de abril, cuando los gerentes reunieron al personal para darles la mala noticia, que fue anunciada por la presidenta de la Asociación de Jubilados (Asojub), la cual apoya las medidas en contra de sus compañeros y que en reiteradas oportunidades se ha puesto del lado del patrono. Algunos trabajadores protestaron estas medidas y exigieron al actual Presidente una explicación. Este se reunió con los trabajadores y les explicó que la institución se encuentra en quiebra y que no recibe recursos del Estado sino solo los que generan las propias actividades del fondo. Según la máxima cabeza de Fogade, los recursos de la institución se encuentran mermados y si los trabajadores desean contar con salarios altos deberían despedir de la nómina (de 500 trabajadores activos) la cantidad de 300 trabajadores. La máxima autoridad institucional remató diciendo que el personal debía aceptar el ajuste.
Ahora, vale la pena preguntarse ¿por qué una institución que contaba con recursos propios, incluso en moneda extranjera, así como los bienes de gran valor que poseía, ahora está quebrada? ¿Dónde están los responsables? ¿Por qué no se han abierto averiguaciones administrativas y penales a las anteriores administraciones? ¿Por qué la complicidad? ¿Por qué, nuevamente, deben pagar la quiebra de la institución los trabajadores que no la generaron? ¿Por qué se persigue a los dirigentes sindicales de la institución por defender los derechos de los trabajadores, pero se hacen de la vista gorda con el desfalco a la nación en general y a la institución en particular?
A los trabajadores los llamamos a defender los derechos que por tantos años gozaron y que fueron eliminados, como el plan de vivienda, el HCM (que hoy no sirve para nada), las ayudas económicas a trabajadores con emergencias médicas directas o familiares.
Es hora de salir a protestar y levantar nuestras voces. A pesar de los atropellos y ataques a Sutrabfogade, aún contamos con la Directiva del Sindicato, que más allá de que no pueda entrar a la institución, sigue luchando de manera firme, ya que fue elegida por los trabajadores para eso, y al contrario de las autoridades que son puestas a dedo. Es hora de dejar el miedo, es momento de defender nuestros intereses. Lo único que tenemos que perder son las cadenas del miedo y el amedrentamiento.