Mientras las Fuerzas de Defensa Israelí (FDI) continúan bombardeando Gaza hasta convertirla en escombros ensangrentados, los combatientes Houthi (que controlan el oeste de Yemen) han tomado represalias lanzando misiles contra Israel y atacando la navegación comercial en el Mar Rojo. En respuesta, una coalición de 10 países, liderada por Estados Unidos, se ha comprometido a utilizar su poder naval para proteger los buques a lo largo de esta ruta comercial clave. Vemos con qué rapidez actúa la «comunidad internacional» cuando se ven amenazados los intereses capitalistas y sus representantes, y lo poco que cuentan las vidas palestinas en sus cálculos cínicos.
Los houthis, alineados con Irán, son uno de los únicos grupos que han emprendido acciones militares contra Israel en respuesta a su bombardeo de Gaza. Comenzaron lanzando misiles contra ciudades israelíes, que fueron interceptados en su mayoría. Luego atacaron buques en el estrecho de Bab el-Mandeb, una franja de 20 millas de ancho del Mar Rojo entre Yibuti y Yemen, con aviones no tripulados, misiles y grupos de abordaje.
Los houthis anunciaron que atacarían cualquier barco que pasara por el estrecho y estuviera vinculado a Israel o tuviera como destino puertos israelíes. Aunque hasta ahora no ha habido víctimas mortales, el petrolero Galaxy Leader (propiedad de la empresa británica Ray shipping, a su vez copropiedad del empresario israelí Rami Ungar, y fletado por la empresa japonesa Nippon Yūsen) fue secuestrado el 19 de noviembre. En las redes sociales han aparecido imágenes de guerrilleros Houthi recorriendo el buque y haciéndose selfies con su premio.
Al norte del Mar Rojo se encuentra el Golfo de Suez, que se abre hacia el Canal de Suez: una de las vías fluviales más importantes del mundo y una ruta clave por la que Israel recibe mercancías por mar, incluidas armas y componentes para su ejército. Hasta ahora, la mitad de las rutas marítimas hacia Israel a través del Mar Rojo han quedado interrumpidas.
Con los Houthis bloqueando el acceso al Golfo de Suez, importantes navieras como la danesa Maersk, la británica BP, la hongkonesa OOCL, la alemana Hapag-Lloyd y la italo-suiza Mediterranean Shipping Co. han anunciado que suspenderán sus operaciones o cambiarán de ruta alrededor del Cabo de Buena Esperanza. Este trayecto dura al menos 10 días más que el Canal de Suez, lo que encarecerá el precio de las mercancías. Estas compañías «controlan alrededor de la mitad del mercado mundial del transporte marítimo de contenedores», según el analista de ABN Amro Albert Jan Swart en Reuters.
Operación «Guardián de la Prosperidad”
En respuesta a los ataques, Estados Unidos ha reunido una «coalición de voluntarios» para defender a los buques comerciales en el Mar Rojo. La operación, denominada » Guardián de la prosperidad», cuenta con la participación de Gran Bretaña, Canadá, Francia, Italia, Países Bajos, Noruega y España. Buques de guerra estadounidenses, británicos y franceses ya han derribado misiles y drones houthis dirigidos contra buques comerciales.
Al anunciar la nueva operación conjunta, el Secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, declaró:
«La reciente escalada de temerarios ataques Houthi originados en Yemen amenaza el libre flujo del comercio, pone en peligro a marinos inocentes y viola el derecho internacional… La Operación Guardián de la Prosperidad reúne a múltiples países… con el objetivo de garantizar la libertad de navegación de todos los países y reforzar la seguridad y la prosperidad regionales.»
Realmente debemos hacer una pausa aquí. Austin tiene el descaro de hablar de violación del derecho internacional, mientras Israel, el principal aliado del imperialismo estadounidense en Oriente Próximo, hace llover un fuego infernal sobre hombres, mujeres y niños inocentes en Gaza. Mientras asedia y mata de hambre a la población en una campaña de castigo colectivo. Mientras despliega proyectiles de fósforo blanco y ataca deliberadamente viviendas e infraestructuras civiles.
Hasta ahora, las FDI han matado a más de 20.000 civiles de Gaza. Por no hablar de los cientos de palestinos asesinados en Cisjordania en las últimas semanas, en las que los soldados y colonos armados han intensificado sus ataques contra civiles. Le recordamos a nuestros lectores que, hasta ahora, nadie ha muerto como resultado de los ataques Houthi en el Mar Rojo, que comenzaron en respuesta a la matanza de Israel en Gaza.
De hecho, el ataque de Israel no ha tenido absolutamente ninguna consecuencia por parte de la llamada comunidad internacional. El país no se ha enfrentado a sanciones, ni a represalias militares, y sólo a las críticas más apagadas. Por el contrario, los regímenes democráticos del llamado mundo libre siguen financiando y armando a Israel, y actúan rápidamente para garantizar que su economía y su ejército sigan funcionando, mientras perpetúa asesinatos en masa y limpiezas étnicas contra palestinos indefensos.
Descaro
También debemos llamar la atención sobre la descarada hipocresía de los regímenes árabes de la región. Mientras que países como Jordania, Egipto y Arabia Saudita no se han unido a la coalición naval liderada por Estados Unidos para repeler los ataques de los Houthi, tampoco estos regímenes -que de vez en cuando derraman lágrimas de cocodrilo por el sufrimiento de los «compatriotas musulmanes» en Gaza- han movido un dedo para ayudar a los palestinos. Al contrario, Egipto y Jordania han actuado como guardias fronterizos de facto de Israel, manteniendo a los refugiados palestinos encerrados en la Franja de Gaza. Arabia Saudita, por su parte (que lleva años en guerra con los houthis) ayudó a derribar misiles houthis en el Mar Rojo.
En medio de las conversaciones de «normalización» de este año, supuestamente había planes para establecer un puente terrestre que uniera Israel con Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos a través de Jordania. Aunque la Casa de Saud se ha visto obligada a romper estas negociaciones después del 7 de octubre, y el Reino de Jordania niega rotundamente que se esté trabajando en un puente terrestre de este tipo, está claro que estos piadosos gobiernos islámicos responden ante Mammon por encima de cualquier otra autoridad.
Los obedientes perros falderos de Bahréin se han unido a la Operación Guardián de la Prosperidad. Los Emiratos Árabes Unidos, por su parte, han mantenido vínculos comerciales con Israel tras los llamados Acuerdos de Abraham de 2020, a pesar de la guerra contra Gaza. «No mezclamos la economía y el comercio con la política», dijo Thani al-Zeyoudi, ministro de Estado de Comercio Exterior de los EAU, a los periodistas en Dubái. O dicho de otro modo: «si el dinero es bueno, Israel puede hacer lo que quiera». De igual manera, Turquía sigue enviando petróleo a Israel.
Los Houthis han prometido continuar sus operaciones en el Mar Rojo, a pesar de la operación conjunta liderada por Estados Unidos. «Nuestra posición no cambiará en la dirección de la cuestión palestina, tanto si se establece una alianza naval como si no», declaró a Reuters el oficial houthi Mohammed Abdulsalam. «Nuestra posición de apoyo a Palestina y a la Franja de Gaza se mantendrá hasta el fin del asedio, la entrada de alimentos y medicinas, y nuestro apoyo al oprimido pueblo palestino seguirá siendo continuo».
Este conflicto, que en última instancia forma parte de una guerra por poderes entre Irán y Occidente, tiene grandes implicaciones para la economía mundial. El Canal de Suez es una arteria vital del comercio mundial. Recordemos cómo el atasco del petrolero Ever Given en el Canal de Suez causó estragos en el transporte marítimo y en las líneas de suministro en el año 2021. Aproximadamente el 12% del comercio mundial y el 30% del tráfico mundial de contenedores atraviesan el canal, con un valor de 1 billón de dólares al año, incluyendo alrededor del 10% del petróleo y el gas natural licuado del mundo, y el 15% de su grano.
Al mismo tiempo, otras rutas importantes como el Canal de Panamá se enfrentan a un enorme atasco de buques debido al bajo nivel del agua, consecuencia del cambio climático. Este nuevo cuello de botella no podía llegar en peor momento desde la perspectiva de la economía mundial. Amenaza con reavivar la crisis inflacionaria que los capitalistas han estado tratando desesperadamente de controlar, desde que la guerra de Ucrania la puso en marcha. En ese conflicto, y en el de Gaza, las manos manchadas de sangre del imperialismo occidental pusieron las cosas en marcha, dejando que la gente corriente afrontara las consecuencias.
Las consideraciones anteriores explican la rápida actuación de Estados Unidos para impedir nuevos ataques de los Houthi, unida a la necesidad de apoyar a su principal aliado en la región. Estados Unidos está utilizando su influencia militar y diplomática para impedir que nadie interfiera en la operación de Israel en Gaza, dando vía libre a las FDI para masacrar a los palestinos.
Al parecer, el presidente Joe Biden está contemplando la posibilidad de atacar directamente objetivos de los Houthi en Yemen: un país que ya lleva nueve años asediado por Arabia Saudí, aliado de Occidente, lo que ha provocado una de las peores crisis humanitarias que se recuerdan, con cientos de miles de muertos a causa de los ataques aéreos, las enfermedades y el hambre.
Riesgo de escalada
La situación es delicada. Ya existe el peligro de que el conflicto de Gaza se convierta en una guerra más amplia. En Líbano, por ejemplo, se han producido escaramuzas e intercambios de misiles entre Israel y Hezbolá. Si los houthis hunden algún barco o matan a algún marinero en el Mar Rojo, o si Estados Unidos ataca Yemen, la situación podría descontrolarse. Esto crearía una enorme inestabilidad e incluso podría inflamar un nuevo movimiento revolucionario como el de 2011.
Ni a los imperialistas occidentales ni a los principales regímenes árabes de la región les apetece un conflicto de mayor dimensión. Países como Egipto, Jordania y Arabia Saudí (que se encuentra en medio de frágiles negociaciones de paz con los houthis) también se embolsan miles de millones a través del Canal de Suez. Esto pone a sus despóticos gobernantes en una posición muy incómoda, dada la enorme ira y solidaridad de sus poblaciones con Palestina. Por el momento, los Houthis son vistos como la única fuerza que hace algo para ayudar a los palestinos, que por lo demás han sido abandonados a su destino.
Los comunistas condenamos todas las maniobras cínicas de los imperialistas y de los regímenes capitalistas degenerados y dictatoriales de la región. En la búsqueda de sus estrechos intereses, están provocando un caos y un conflicto sin fin que significan la miseria para las masas de Oriente Medio y de todo el mundo.
Esta pesadilla no terminará nunca hasta que los trabajadores y los pobres del mundo pongan fin a un sistema que garantiza la guerra y la crisis, mientras los parásitos capitalistas se afanan por preservar sus beneficios y defender sus esferas de influencia, cobrando la vida de innumerables inocentes.