Analizar las elecciones es importante para los comunistas pues estas nos permiten medir la temperatura social, mirar una fotografía que nos muestra el estado de ánimo de la sociedad y sacar a la luz algunas contradicciones. En la reciente elección presidencial en México, por un lado vimos la bancarrota de la derecha, por otro, la acción de las masas que no quieren un retorno al pasado y mantienen por ahora el apoyo al proyecto que encabeza Andrés Manuel López Obrador. Pero también se observó, en contraste con el actuar de las masas, una política de alianza sin principios del partido gobernante, Morena, quien acapara a la basura de políticos que se desprende de los partidos de la derecha desviando su proyecto, ya en sí limitado, negando las aspiraciones de las masas que quieren un cambio profundo en la sociedad. Vimos también señales de descontento, por ejemplo, de sectores sociales que mantienen una posición crítica al gobierno (como un ala de la CNTE o los padres de Ayotzinapa) o un voto nulo consciente con mensajes políticos, por ejemplo, en demanda de justicia para las y los desaparecidos que hay en el país. Esas son pequeñas fisuras que se incrementarán.

Enorme participación de las masas

La llamada cuarta transformación, 4T, ha ganado de forma abrumadora la pasada elección. Claudia Sheinbaum sustituirá a AMLO en la presidencia el próximo 1° de Octubre, dando continuidad a su proyecto. La que será la primer presidenta de la historia de México, venció (según datos del 95% de las actas computadas) con un 59%, mientras que su rival más cercana, la candidata de la coalición de la derecha (PRI, PAN y PRD), Xóchitl Gálvez, tiene cerca de 28% de las preferencias y Jorge Álvarez Máynez de Movimiento Ciudadano tiene 10.4% de los votos.

Es un triunfo arrasador. La característica principal de esta elección fue la enorme participación de las masas, rondando alrededor del 61%. La gente salió de sus casas, hizo enormes filas y las urnas quedaron repletas de votos. En CDMX, donde se anunciaba una contienda cerrada y la posibilidad del triunfo de la derecha, la participación ciudadana se acercó al 70%.

Un caso representativo son las casillas especiales, donde las personas pueden votar fuera de sus entidades o distritos electorales. Había filas kilométricas, pero solo daban (aun cuando fuera vía voto electrónico, que es una novedad en México) 1,000 espacios para votar. Se tomaron medidas como que las personas con discapacidad o adultos mayores tuvieran preferencia, pero había personas que después de 8 horas de estar formados no lograron ejercer su voto. Eso, evidentemente, provocó enojos e incluso disturbios de la población en contra de funcionarios del Instituto Nacional Electoral (INE).

También, por primera vez, se permitió no sólo voto por correo o fax, sino físico para mexicanos en el extranjero. En ciudades de EEUU, Francia y España, se dieron filas enormes para votar. En cierto momento de la jornada electoral en la capital española, se interrumpieron las votaciones lo cual derivó en una protesta donde la gente afuera de la embajada gritaba: “queremos votar, queremos votar”.

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En Orlado, Florida, los votantes impidieron que dos camiones de acarreados (gente pagada por los partidos de derecha para votar por ellos), pudieran votar, expulsándolos del lugar.

Se inscribieron cerca de 224 mil mexicanos para poder votar en  el exterior, 157 mil en EEUU. En ciudades como Nueva York o Washington las filas fueron enormes y los votantes tuvieron que esperar horas para ejercer el voto.

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En el pasado, el voto extranjero solía estar cargado a la derecha, pero en esta contienda incrementó de manera muy significativa el voto a la izquierda electoral. Esta enorme participación se repitió en grandes ciudades y pequeños pueblos del interior del país.

Una escena constante fue el repudio de las masas cuando veían aparecer en sus centros de votación a políticos oportunistas, quienes eran recibidos con abucheos.

Una enorme ventaja contra la derecha

Claudia Sheinbaum es la presidenta más votada de la historia del país. AMLO obtuvo en 2018, 30 millones de votos y ganó con un 52.19% de los votos, Claudia obtuvo un poco más de 33 millones de votos y un 59% de apoyo, teniendo un voto de 2 a 1 contra la oposición.

Claudia además salió primera en todas las entidades federativas, excepto en una. En Aguascalientes Xóchitl Gálvez adelantó a la candidata de Morena. Incluso Máynez quedó en segundo lugar en dos estados de la república, Tlaxcala y Campeche.

La derecha no quería reconocer el triunfo y estaban tan desesperados y alejados de la realidad que salieron a declararse ganadores, para después reconocer su inminente derrota. Poco antes de que saliera el anuncio oficial del INE, Xóchitl en la red social X seguía planteando que durante la noche se revertirán los resultados y ella saldría ganadora. 

El Instituto Electoral de la Ciudad de México señaló que su página había sido hackeada, y aunque fue restablecida, ese fue el argumento para proporcionar resultados muy lentos en la capital. También el INE a nivel nacional se demostró lento en los resultados. Hubo un retraso de casi 2 horas de lo programado para que Guadalupe Taddei Zavala, consejera presidenta del INE, diera a conocer los primeros resultados del Conteo Rápido para la Presidencia de la República, Cámara de Diputados y Senado de la República. 

Era claro que la derecha no quería reconocer el triunfo y, fieles a sus tradiciones, querían imponer un fraude. El problema es que la participación de las masas fue tan alta que el margen de ventaja no les permitió maniobrar.

Televisa, a muy tempranas horas, reconoció a Claudia como la presidenta de México. Días antes, había sido entrevistada en su programa Primer Grado, en la que le dieron un trato y proyección de presidenta. ¿Eso qué significa? Que la derecha está dividida, algunos buscan el golpeteo directo y otros se infiltran para moderar aún más el proyecto de la 4T y defender los intereses de la burguesía.

Resultados en las entidades 

¿A qué se debe el enorme apoyo recibido? Los comunistas debemos comprender el movimiento de masas en su conjunto, no podemos esperar que el trabajador común saque conclusiones revolucionarias de la nada, es su experiencia la que lo anima.

López Obrador ha dado un cambio en la política mexicana comparativamente a lo que hacía el PRI y el PAN, que no llamaríamos nosotros radical, pues no aspira a cambiar el sistema (sino sólo la forma de gobierno) y, en todo caso, vemos como no ha ido al fondo de los problemas. Se difunde la idea, que es tomada por un amplio sector de las masas, de que no se puede cambiar todo en tan sólo 6 años y se debe ser paciente.

Este gobierno, a diferencia de lo que hizo el PRI y el PAN, en vez de lanzar una ofensiva para arrebatar los derechos de los trabajadores, ha dado algunas concesiones a las masas. Por ejemplo, el apoyo a adultos mayores o las becas a los estudiantes,  ha tomado medidas a favor de los sectores más precarizados de la clase obrera elevando el salario mínimo o, en medio de la contienda electoral, aprobando leyes para mejorar el monto de las pensiones más bajas.

Desde nuestro punto de vista, estas medidas son limitadas y se pone en riesgo su sostenimiento y profundidad, debido a que se basan en el limitado presupuesto estatal. Presupuesto que se ha ensanchado con el llamado combate a la corrupción de este gobierno y el cobro de impuesto a los empresarios, recuperando algún dinero robado en los sexenios pasados. Esto tiene un límite, además que se deja de lado los privilegios de la clase capitalista, quienes se han seguido enriqueciendo millonariamente en este sexenio, siendo México uno de los países más desiguales del mundo.

Hay toda una serie de temas sin resolver. En la voz de algunos intelectuales como Luis Hernández Navarro, el actual gobierno sólo quitó los filos más agudos a la Reforma Educativa que impulsó Enrique Peña Nieto (que generó protestas durante ese sexenio). El 15 de mayo, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) anunció un paro de labores en medio de su tradicional protesta en el día de los maestros. Desde esa fecha, profesores instalaron un plantón en el Zócalo y realizaron toda una serie de protestas en medio de la última fase del proceso electoral.

De igual forma, hay una ruptura entre AMLO y los padres de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa que fueron desaparecidos en Iguala, Guerrero, en la noche del 26 de septiembre de 2014. Ellos han exigido que se abran todos los archivos militares que tengan información sobre el caso y reunirse con el presidente como una prioridad, sin importar que sea periodo electoral. Ninguna de las dos cosas ha hecho el actual presidente. Por el contrario, su política en este caso, es mantenerse de lado de los militares, defendiéndoles a ultranza.

Aunque la 4T tiene importantes raíces entre las masas de trabajadores del campo y la ciudad, y sectores de la pequeña burguesía, hay temas serios sin resolver y fisuras con sectores emblemáticos de lucha. Pero hoy la economía avanza, el peso se ve sólido, la inflación no es tan alta, el salario mínimo ha aumentado, etcétera. El presidente mantiene comunicación diaria con su base a través de sus conferencias mañaneras. El pueblo trabajador sabe muy bien lo que significó el PRI y el PAN y no quieren regresar a eso.

Una derecha decadente

En la elección de 2018, el PRI y el PAN fueron divididos a las elecciones y entre ellos mismos debatían sobre cuál de los dos partidos era más corrupto. La valoración de sectores de la burguesía y la derecha fue que esa división resultó en un factor importante para la derrota de ese año.

Desde la mitad del sexenio de AMLO, el hijo de uno de los empresarios más prominentes del país, Claudio X González, jugó el papel de ideólogo de la derecha y pugnó por la unidad de los partidos de oposición. Aunque igual de reaccionarios, el PAN tiene una histórica trayectoria de oposición al PRI. Eso no les impidió establecer una alianza sin principios que incluyó a los residuos del PRD. En realidad, esa alianza no les ha salvado. Hay un desgaste histórico y los viejos partidos de la oligarquía, aparecen como cartuchos quemados y ésta ha sido incapaz de sustituirlos por una nueva fuerza. AMLO y Morena hubieran tenido la fuerza de sepultar a estas agrupaciones reaccionarias, pero de alguna forma les rescatan, pues intentan dividirlas, pero al mismo tiempo atraen a sus viejos elementos. El reformismo prefiere apoyarse en estas maniobras más que en organizar a las masas de forma seria para asestar el golpe de muerte a estos partidos y aspirar a una transformación verdaderamente profunda.

Un reflejo de la mencionada decadencia lo podemos notar si recordamos a los principales representantes de la derecha en los últimos sexenios. Vimos a un ridículo Vicente Fox, a un borracho cínico como lo es Felipe Calderón o a un político estúpido como Enrique Peña Nieto. Xóchitl Gálvez, que se convirtió en una máquina de perder votos, incapaz de articular un discurso profundo sin que alguien más se lo escribiera, una títere de esta alianza obligada a subordinarse a sus mandatos, una política que daba pena ajena, es simplemente la candidata que la oligarquía y la derecha se merece. Es la materialización de su decadencia.

Los tradicionales partidos burgueses del país son cartuchos quemados, que perdieron toda credibilidad frente a las más amplias masas. El PRD está a un paso de perder su registro y ya no tiene razón histórica para vivir. El PRI se mantendrá, pero en medio de continuas escisiones, con una dirección burocratizada y desprestigiada y gobernando solo dos estados del país. El PAN lo más que ha ganado es recuperar la gubernatura de Guanajuato, pero se sigue desdibujando frente a su propia base. Ahora solo gobierna 4 estados, tras la derrota histórica en Yucatán ante Morena. Sin duda que habrá fuertes críticas en su seno y una presión para ir independientes en próximas elecciones.

“Vota sin miedo”

Un problema no resuelto por el gobierno de AMLO es la seguridad. Los feminicidios, homicidios dolosos, las desapariciones, las fosas clandestinas y la impunidad inundan al país. La derecha levantó la bandera del combate por la seguridad diciendo que iban a traer la paz y lanzaron el eslogan: “¡Vota sin miedo!”

A la par, buscaban judicializar la elección (impugnar legalmente para ganar en un juicio lo que no pudieron ganar con votos). Pocos días antes de la elección se descubrió una reunión que habían tenido jefes de los partidos de la derecha con altos jueces y ministros. El enorme margen de triunfo en la elección echó abajo este plan.

También la derecha auguró una gran inestabilidad en la elección. En realidad, en la mayor parte del país el ambiente fue de enorme participación. Sin embargo, lejos está de ser una elección pacífica. 38 candidatos fueron asesinados en esta elección, 17 fueron secuestrados, 77 sufrieron atentados y 131 intimidaciones.

El día de la elección en Querétaro, hubo intentos de quema de urnas. Casos similares se vieron en otras entidades como Estado de México, Baja California, entre otros. En Carrizal de la Vía, Guerrero, un grupo armado obligó a la población a votar por un candidato en específico. En municipios de Puebla se dieron balaceras y se habla de dos muertos. También hubo dos muertos en Jiquipilco, Estado de México, así como uno más en Baja California, al chocar un auto mientras huían elementos que boicotearon la elección. En Chiapas se vivió un ambiente tenso y fue la entidad en que más urnas no fueron abiertas, la mayoría por un ambiente de violencia y tensión. Aunque también se dieron casos de organización indígena donde las comunidades decidieron no instalar casillas para elecciones locales.

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Hubo gente que sí salió a votar sin miedo, pero no por el llamado de la derecha, sino porque piensan que votando a Morena se puede contener o al menos no fortalecer al crimen organizado. Tal fue el caso de estados como Chiapas y Guerrero. Pero al crimen organizado sólo se le puede hacer frente primero con una política radical que eleve los niveles de vida de las masas en su conjunto y de alternativa a todo joven, obrero y campesino. Eso significa atentar contra los privilegios de los grandes capitalistas, expropiar sus grandes fortunas y medios de producción y ponerlas en beneficio, bajo una economía planificada, de las grandes mayorías. La segunda medida es la organización de las masas en milicias populares a nivel nacional para desmantelar a las organizaciones criminales. La historia nos ha dicho que la derecha es aliada fiel a los grupos criminales, pero votar por la izquierda electoral no asegura acabar con la violencia criminal, los feminicidios y las desapariciones.

Movimiento Ciudadano: la tercera fuerza

La coalición de derecha metió mucha presión para que MC se aliara con ellos. El partido que es propiedad de Dante Delgado se opuso a ello. Actualmente gobiernan dos estados, su gobernador de Nuevo León, Samuel García, era su candidato natural, pero fue impedido de hacerlo porque el parlamento local lo controla el PRIAN y candidatearse hubiera significado perder la gubernatura. Fue así que pusieron a la figura desconocida de Jorge Álvarez Máynez.

En esta elección Movimiento Ciudadano ha sacado más de 5 millones 800 mil votos. Un buen sector de estos votos son jóvenes que no se ven atraídos por los viejos partidos, no necesariamente los sectores más politizados. Máynez ha mantenido un discurso demagógico haciendo algunas propuestas cercanas a la izquierda. Se llegó incluso a pronunciar por la reducción de la jornada laboral de 40 horas. Nada cuesta prometer si al final no se va a gobernar. Es interesante el fenómeno de jóvenes que no se ven atraídos por la política tradicional, pero quienes aspiran a una verdadera política de izquierda no terminarán en esta barricada.

Datos proporcionados por El País, muestran la división del voto por distintos segmentos de la población. En todos los rangos de edad Claudia es la más votada, pero lo es de forma menos masiva entre los más jóvenes con 57%, mientras que en el rango de 60 y más tiene el 62% de apoyo. Entre los estudiantes mantienen ese mismo porcentaje de preferencia pero ahí, incluso Maynes supera a Xóchitl preferencia con 23% frente a 20%. Es claro que un sector de jóvenes no es atraído con la vieja política de derechas pero tampoco con el oficialismo de la 4T.

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Movimiento Ciudadano es quizás el partido más amorfo, que acapara lo peor de la basura electoral. En su discurso de agradecimiento, tras los resultados de la elección, se mencionaron a personajes verdaderamente detestables como Amalía García quien en su momento formó parte del ala derecha del PRD y el oportunista Gibrán Ramírez. En MC se encuentra mucha basura política como la ex perredista, ex dirigente de sobrecargo y hoy empresaria, Alejandra Barrales o la ex alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas.

Parlamento y Estados 

La mayoría calificada son 2 terceras partes de los votos de las cámaras y es necesaria para impulsar cambios constitucionales. En la segunda mitad del sexenio de AMLO, la coalición de derecha fue capaz de impedir este tipo de reformas. Morena, PT y PVEM, aun en el peor escenario, obtendrán la mayoría calificada; aunque en el senado se ve difícil que lleguen a ello.

Movimiento Ciudadano apostó (como en 2021, pero ahora con mejores resultados) a obtener una cantidad de votos que, aun sin aspirar a un segundo lugar, le permita ser un factor importante con el cual negociar. Morena y sus aliados tendrán la mayoría calificada en la cámara de diputados, pero se ve difícil que lo consigan en el senado. De tal forma que en esta segunda cámara los votos de MC pueden ser importantes para hacer un cambio constitucional y éste los puede vender caros.

En las elecciones para gubernaturas y jefatura de gobierno en el caso de la CDMX, es muy significativo el triunfo de Clara Brugada de Morena. Se había montado un escenario que daba la impresión de un resultado más cerrado con el candidato de la derecha, pero Brugada obtuvo el 51.75% contra el 38.97% de Taboada del PAN-PRI-PRD y 7.38% de Chertorivski de MC. 

De las 9 gubernaturas en disputa, Morena gana 7, PRIAN 1 (Guanajuato) y MC mantiene Jalisco. Si bien el PAN recupera una gubernatura, Morena amplía su dominio en varios estados. Aunque en algunas entidades gana por arriba del 50%, es de destacar que en Tabasco lo hace con más del 80% de apoyo y en Chiapas (un estado que ha sido azotado por la violencia) con un 78%

Morena gobernará 23 entidades, el PVEM (aliado incómodo de la 4T) 1, el PAN 4, el PRI 2, al igual que MC con 2.

La alianza sin principios de Morena y sus consecuencias

Morena ha usado como política la división del enemigo, significando que entren en el seno de la 4T todo tipo de viejos políticos del PRI y PAN. Algunos ya viejos aliados como Ricardo Monreal, quien ha encabezado la fracción de la 4T en el senado, es muy mal visto por la base. Debido a negociaciones cupulares le dieron a su hija la candidatura para la alcaldía de la Cuauhtémoc en CDMX, pero fue derrotada.

Puebla es muy significativo, ahí Morena ha acabado con la expresión de derechas local, el morenovallismo, integrandolo en su seno. El ex priísta Armenta gana la gubernatura con un apoyo del 58%, pero con las viejas prácticas del priismo. En las bases del movimiento en la entidad se cuenta que por un lado boicoteó a Claudia Sheinbaum robándose los recursos para pagar a sus observadores y para comprar votos a su favor.

El cuestionado García Harfuch, candidato a la senaduría en CDMX por la 4T, es nieto de un represor del 2 de octubre del 68 e hijo de un represor de la guerra sucia en los años 70; de los que no se ha desmarcado. Él ha hecho campaña por Claudia Sheinbaum, pero hizo vacío para la candidata a la jefatura de gobierno, Clara Brugada.

No sólo hablamos del boicot y la reproducción de las viejas prácticas priístas, sino que esto les lleva a bajar el ya rebajado programa de la 4T. La lógica de Morena es destruir a los partidos de la derecha, escindiéndolos, integrando a una buena parte de esa basura, a costa del propio partido. Poco antes de las elecciones, Claudia Sheinbaum mostró una foto en la que Alejandra del Moral, ex candidata de la derecha en el Estado de México, perteneciente al histórico grupo Atlacomulco, le muestra su apoyo. El abandonar como ratas sus viejos partidos que se hunden no les hace abandonar sus políticas oportunistas y programas burgueses. Mientras, a las bases de Morena se les ha arrebatado el control y participación que en algún momento tuvieron al fundar el partido

Claudia no tiene la autoridad de AMLO y habilidad para moverse entre todas estas fracciones. La 4T dice defender al pueblo, pero en su lógica, no se basa en el potencial y organización de éste, sino que rompe y atrae a sectores oportunistas. Las presiones de la burguesía se reflejan de forma más directa en éste.

Los retos y presiones

Los medios de comunicación burgueses presionan a Claudia Sheinbaum, Clara Brugada y al resto de los gobernantes electos para reconciliarse con la oposición. Es decir, para hacerles concesiones y ceder lo que las masas en las urnas no les quieren otorgar.

Claudia Sheinbaum además de la presión por parte de la oligarquía, la tendrá con la iglesia, el ejército (que ha quedado fortalecido bajo AMLO) y el imperialismo. Las presiones de la crisis internacional pesarán como la loza. Además, hay un límite en la estrategia de la 4T, pues no ataca al sistema (y por tanto a la explotación, los intereses del gran capital y al Estado reaccionario-burgués). La 4T busca reformar el capitalismo a partir de programas sociales que se basan en un estrecho presupuesto estatal. Claudia ha prometido dar una pensión a mujeres de 60 a 64 años (lo que significa que las mujeres recibirán 5 años antes que los hombres una pensión por parte del Estado), también medidas como la plena gratuidad de la educación pública. El problema es que hay un límite para avanzar a reformas sólo basándose en el presupuesto estatal y sin ir al problema de fondo y real que es combatir y expropiar los privilegios de una minoría minúscula de grandes capitalistas.

Al darse a conocer su triunfo, Claudia dio un discurso en el Hotel Hilton en el que dice que es tiempo de mujeres, que ganamos todas y agradece el apoyo del pueblo de México. Señala:

“Nuestro gobierno será honesto, sin influyentismo, sin corrupción ni impunidad. Será un gobierno con austeridad republicana, disciplina financiera y fiscal y de autonomía del Banco de México.

“No habrá aumentos reales a los combustibles, ni a la electricidad. Mantendremos la obligada división entre el poder económico y el poder político. Siempre defenderemos y trabajaremos por el interés supremo del pueblo de México y de la nación y actuaremos apegados a las leyes y al derecho.

“Garantizaremos las libertades de expresión, de prensa, de reunión, de concentración y movilización. Somos demócratas y por convicción nunca haríamos un gobierno autoritario, ni represor”.

Es un programa que intenta quedar bien con todas las clases pero da libertad al gran capital de seguir actuando como hasta ahora.

Esta elección nos muestra que el pueblo de México no quiere retrocesos sino avanzar en mejorar sus condiciones de vida. A nuestro parecer, esto solo es posible avanzando en un rompimiento real con el sistema capitalista, con una verdadera política comunista. La clase obrera, los campesinos, las mujeres y estudiantes, el pueblo de México, es un verdadero tigre dormido, pero que ya antes ha dado muestras claras de su disposición de transformar profundamente su realidad. 

A nuestro parecer, el sistema requiere más que una aspirina para funcionar, es un enfermo terminal que en nuestro país tiene síntomas de putrefacción expresada con la enorme explotación y violencia que sufrimos. Por ello, es necesario organizarnos los que vemos la necesidad de ir más lejos, quienes aspiramos a una transformación verdaderamente radical comunista. 

¡Súmate y construye la Organización Comunista revolucionaria!