Los representantes del capitalismo nos tienen acostumbrados a todo tipo de eufemismos que tienen la intención de ocultar el verdadero significado de sus actos. Ahora las guerras se llaman “misiones humanitarias” y el significado de ocupación y saqueo “Ni quito ni pongo rey, sólo sirvo a mi señor”
(Palabras de Bertrand Du Guesclin soldado francés a sueldo de Juan de Trastarama después de asesinar al rey de Castilla Pedro el Cruel)
Los representantes del capitalismo nos tienen acostumbrados a todo tipo de eufemismos que tienen la intención de ocultar el verdadero significado de sus actos. Ahora las guerras se llaman “misiones humanitarias” y el significado de ocupación y saqueo de un país ha cambiado por el de “liberación y democratización”. El último ejemplo de esta práctica lo hemos encontrado en la expresión “contratistas civiles”, una forma más suave y “diplomática” de denominar a los mercenarios. Estos “soldados de fortuna”, la manera romántica y cinematográfica de calificarlos, no suelen figurar en la lista de caídos en combate pero sólo en abril murieron más de 90 mercenarios aunque sólo trascendieron los asesinatos de 6 (los 4 norteamericanos linchados en Faluya, un italiano y un sudafricano).
¿A qué se dedican estos “contratistas civiles” o mercenarios? Oficialmente son vigilantes privados, asesores de logística, encargados de la seguridad de empresas, de políticos, empresarios, convoyes, conducen camiones, etc., No hay cifras exactas pero en Iraq actualmente hay aproximadamente 20.000 mercenarios que forman un auténtico ejército privado, sería el segundo ejército de la coalición en tamaño (el 20% del total del ejército de ocupación), estaría detrás de EEUU (130.000 soldados) y delante de Gran Bretaña (9.000 soldados). Además absorben una gran cantidad de dinero, concretamente la tercera parte de los 87.000 millones de dólares destinados a la reconstrucción del país (30.000 millones) va destinada a la “seguridad privada”. Se espera que después de la “entrega del poder” a los iraquíes el 30 de junio el número de mercenarios en el país aumente hasta los 30.000 o 35.000.
Estos ejércitos privados disponen del armamento más avanzado y sofisticado, carros blindados, helicópteros, una red de comunicaciones autónoma, su propio cuerpo diplomático y una de sus principales tareas es la custodia de la explotación petrolera, oleoductos, etc., trabajo que realizan con mucho celo y efectividad: “Armados con miras de visión nocturna y rifles de asalto M-107, los francotiradores sobrevuelan los oleoductos en helicópteros UH-60 Balck Hawk especialmente configurados y disparan contra todo aquel sospechoso de sabotaje desde distancias superiores a una milla y media… nos confirman que disparan sin preguntar”. (The Nation, 10/4/2004).
Dos corresponsales del periódico británico The Observer describían el 18 de abril la situación en Bagdad: “Después de la caída de Bagdad podías ver a ex – paracaidistas franceses y belgas cantando canciones militares en el restaurante del Hotel Sheraton, antiguos miembros de las fuerzas especiales estadounidenses, solitarios veteranos rusos de Chechenia…”.
Robert Fisk hacía lo mismo en The Independent el 28 de marzo: “Muchas empresas funcionan en zonas de clase media de Bagdad sin nombre en la puerta. Algunos hombres de seguridad ganan más de 80.000 dólares al año, pero a corto plazo el trabajo de mercenario conlleva un elevado riesgo y eso puede traer mayores recompensas. El personal de seguridad trabaja con contratos de siete días en ciudades como Faluya y puede ganar 1.000 dólares diarios… Aunque no llevan uniforme, algunos hombres de seguridad sí lo llevan, otros llevan identificaciones personales en la chaqueta, junto con rifles y pistolas. Otros se niegan a identificarse incluso en los hoteles, beben cerveza al lado de la piscina con el arma a sus pies…”.
¿Quienes son?
Estos mercenarios son reclutados entre lo más “selecto” de cada país, en sus filas podemos encontrar ex gurkas (tropas de choque británicas utilizadas en Nepal, India…), ex militares del ejército chileno, ex policías y miembros de los cuerpos de elite del ejército sudafricano, antiguos miembros de los SAS británicos que prestaron sus servicios en Irlanda del Norte, ex – agentes de la CIA y el SWAT estadounidenses, de los servicios secretos de los antiguos Países del Este, etc.,
En Iraq actualmente hay 122 ex militares chilenos que sirvieron a las órdenes de Pinochet, los reclutaron a través de un anuncio aparecido en el periódico chileno El Mercurio (12/10/03) en el que se invitaba a ex-militares, preferentemente con experiencia en instrucción de comandos y dominio del inglés, para prestar sus servicios de seguridad en el exterior cobrando 18.000 dólares por seis meses de trabajo, al anuncio respondieron 400 infantes de marina y antiguos “boinas negras” (fuerzas especiales del ejército chileno). Estos mercenarios fueron contratados por una de las principales empresas del sector, Blackwater Security, filial de Halliburton (vinculada al vicepresidente estadounidense Cheney).
Erinys es otra de las empresas que presta sus servicios en Iraq, es una empresa sudafricana cuya misión es vigilar los oleoductos, este dato no se conoció hasta que el pasado mes de enero murió uno de sus empleados: Francois Strydon. Se trataba de un antiguo miembro del grupo contrainsurgente Koevoet que participó en numerosos asesinatos políticos en Namibia durante los años ochenta.
Otro de los mercenarios heridos en Iraq fue Deon Gouws, antiguo miembro de la policía secreta sudafricana durante el apartheid que en los años noventa confesó haber participado en un atentado contra un opositor político al régimen y en el incendio de las viviendas de 40 a 60 activistas contra el apartheid.
El periódico británico The Guardian publicó el ejemplo de Derek William Adgey, un ex-marine real británico contratado por la empresa británica Armor Group, acababa de salir de la cárcel un mes antes de ir a Iraq después de haber pasado cuatro años de prisión por su trabajo sucio en Irlanda del Norte.
Quizá el caso más conocido sea el del italiano ejecutado en Iraq, Fabricio Quattrocchi, ese pobre “panadero” que había ido a Iraq para ganar algo de dinero para poder casarse. Él y los otros tres italianos secuestrados eran empleados de la empresa estadounidense DTS Security. En el periódico El Mundo (15/4/04) aparecía un artículo donde se hacía una descripción de este “contratista civil”. Había servido en la infantería italiana, sus dos grandes pasiones eran las artes marciales y la disciplina militar… había ido voluntario a Afganistán… ganaba 8.000 euros al mes y si hacía misiones complicadas podía llegar a ganar 130.000 euros al año. Los otros tres secuestrados italianos tienen historias similares, incluso uno de ellos es dueño de una agencia de seguridad y cuando preguntaron a su familia que hacía en Iraq, ésta se quedó extrañada porque no sabía nada, lo mismo ocurrió con la madre de Fabricio.
Este tipo de seguridad privada es un negocio rentable que genera unos beneficios anuales de 100.000 millones de dólares y además es un sector en expansión, la perspectiva es que en el 2010 los beneficios alcancen los 200.000 millones.
Estas empresas suelen estar vinculadas a las grandes multinacionales que utilizan sus servicios para proteger sus intereses en los países subdesarrollados, entre sus servicios está el secuestro y asesinato de sindicalistas como podemos ver en Colombia con Coca Cola o en Costa Rica con United Fruit Company.
La empresa más conocida en el sector es Blackwater, creada por antiguos miembros de los boinas verdes, está formada por un holding de cinco empresas, sólo en Iraq tiene a 3.000 hombres aunque trabaja en todo el planeta, precisamente los cuatro mercenarios asesinados en Faluya estaban en su nómina. El lema de la empresa es: “Apoyar la libertad y la democracia donde quiera que sea”, aunque teniendo en cuenta sus actividades y clientes debería cambiarlo por: “apoyar la guerra sucia donde quiera que sea”. Posee una propiedad de 2.428 hectáreas en Carolina del Norte donde entrena a sus hombres. Consiguió un contrato en Iraq por valor de 21 millones de dólares y tiene 450 hombres para proteger a Paul Bremer y la Autoridad Provisional.
Ocupa una antigua base aérea cerca de Bagdad y además, como el resto de empresas de seguridad privada presentes en Iraq, participa en la ofensiva militar y en la ocupación. El periódico The Washington Post (6/4/04) describía el ataque de la resistencia iraquí a una posición estadounidense en Nayaf cuatro días después del asesinato de los cuatro mercenarios en Faluya: “Un ataque de cientos de milicianos iraquíes contra la sede del gobierno en Nayaf fue repelido no por el ejército estadounidense, sino por ocho comandos de una empresa de seguridad privada… Antes de la llegada de los refuerzos militares norteamericanos, la empresa Balckwater Security Consulting envió sus propios helicópteros en medio de un intenso fuego”.
En total hay 35 empresas de este tipo en Iraq, entre otras encontramos a Recursos Militares Sociedad Anónima (MPRI Inc) dirigida por el ex-general Carl Vuono, veterano de la primera Guerra del Golfo. Vinnel, que lleva años adiestrando a la guardia nacional saudí. Erinys (británica) que cuenta en su nómina con 14.000 iraquíes (fundamentalmente peshmergas kurdos) encargados de vigilar los oleoductos y pozos de petróleo del norte, por cierto a cambio de 120 dólares al mes, mientras que a sus “mercenarios” occidentales les paga por el mismo trabajo 5.000 dólares mensuales. Meteoric Tactical Solutions (sudafricana) que tiene personal trabajando como chóferes y guardias de seguridad de altos funcionarios iraquíes. Armor Group (británica) entre sus hombres hay 500 gurkas encargados de vigilar a los ejecutivos de Bechtel y Kellog & Brown. Control Risks (británica) tiene en Iraq a 120 hombres para proteger a los funcionarios y empresarios británicos. Las empresas británicas de seguridad privada han ganado en el primer año de ocupación 1.000 millones de dólares, aunque una parte importante sale de las arcas públicas británicas ya que el estado británico se ha gastado 25 millones de dólares en alquilar guardias privados, escoltas, asesores de seguridad, etc.
Una de las empresas de mercenarios más importantes del mundo es DynCorp y también disfruta de un contrato con el Departamento de Estado norteamericano. Dirigida por antiguos policías de Los Ángeles, fue fundada después de la Segunda Guerra Mundial por antiguos oficiales del ejército, es el 13º contratista militar del mundo, el 50% de sus ingresos proceden del Pentágono, cuenta con 23.000 empleados y tiene unos ingresos anuales de 2.300 millones de dólares. En la actualidad tienen a 1.000 “asesores civiles” en suelo iraquí para ayudar al gobierno interino, cobran salarios de entre 63.000 y 74.000 dólares al año, además de vivienda y alojamiento gratuitos. El primer año de contrato está valorado en 50 millones de dólares, nada más firmar el contrato en cuestión de días reclutó a 150 ex – policías y es el quinto país extranjero en el que trabajaba, en Haití, Bosnia, Kosovo y Timor participaron con los cascos azules de la ONU. Sus hombres fueron acusados de violación y tráfico sexual de niñas menores de doce años en Bosnia. También se ocupa de la seguridad personal del presidente de Afganistán, Karzai, a cambio de este trabajo reciben 130.000 dólares al año.
Desde 1997 está presente en Colombia, firmó un contrato con la administración estadounidense valorado en 600 millones de dólares, teóricamente una de sus tareas es la “lucha contra el narcotráfico” fumigando cultivos de coca, pero en realidad entrenan a soldados colombianos y participan con los paramilitares en operaciones contra la guerrilla colombiana, ahora ha extendido este trabajo a Perú y Bolivia.
Una de sus subcontratas, EAST (Eagle Aviation Service and Technology) ayudó a Oliver North en los años ochenta a transportar armas y municiones destinadas a la contra nicaragüense. En Bolivia, DynCorp participó directamente en los enfrentamientos entre los cocaleros y el ejército. En Ecuador tiene a 177 hombres en la base estadounidense de Manta, teóricamente se encargan del mantenimiento de las pistas de aterrizaje, alimentación, etc., pero evidentemente su verdadero trabajo es la guerra sucia.
Incluso la lucha contra el narcotráfico no está clara, según publicó el periódico estadounidense The Nation, la DEA (agencia antidroga estadounidense) recibió un informe de la policía colombiana, ésta interceptó un paquete de droga en mayo de 2000 cuyo origen era la base de DynCorp en Bogotá y su destino Florida. Contenía heroína valorada en 100.000 dólares. En otro incidente murió un médico de Dyn Corp, la autopsia rebeló que había muerto por sobredosis de coca, en los dos casos desaparecieron las pruebas. Ni la policía ni el ejército colombiano tienen permiso para revisar sus aviones. Los campesinos ecuatorianos que viven al lado de la frontera con Colombia han llevado a esta empresa ante los tribunales a la que acusan de fumigar sus campos con glisofato, esto ha provocado enfermedades de piel, problemas respiratorios y en varios pueblos han muerto varios niños, además de la reducción de cosecha.
Privatización del ejército
George Bush padre durante su mandato encargó a Brown & Root (filial de Halliburton) un estudio sobre la privatización del ejército y llegó a la conclusión de que sería más efectivo y barato ceder el trabajo sucio a los “contratistas civiles”. Actualmente un tercio de las funciones del ejército USA están en manos privadas, por ejemplo el 80% del mantenimiento de las bases norteamericanas y el 60% de los helicópteros. En Iraq Kellog & Brown se encarga de la entrega del correo a los soldados, reparto y distribución de alimentos, pero esto está acarreando problemas porque reciben constantemente críticas por la calidad de la comida y el retraso del correo.
Los ejércitos contratan empresas privadas para reducir costes, por un lado reducen personal sólo el ejército estadounidense ha pasado de tener 790.000 a 480.000 soldados. Según el periódico Miami Herald el ejército norteamericano tiene 700.000 empleados a tiempo parcial. Y describía como un veterano de una empresa privada en una misión en Colombia es más barato que un alto militar graduado en una academia militar. Pero lo más importante es que no tienen que responder públicamente de sus muertes porque oficialmente son civiles y no responden ante ninguna ley. Por ejemplo recientemente murieron 3 pilotos de DynCorp en Colombia y la noticia no apareció en la prensa. Como reconocía la antigua embajadora de EEUU en Colombia, Myles Frenchette: “Obviamente, resulta práctico que no sean parte del ejército estadounidense, si se muere alguien no era parte del ejército”.
Desde 1994 el departamento de defensa de EEUU ha firmado 3.061 contratos valorados en 300.000 millones de dólares con doce empresas. Estas empresas prestan sus servicios para EEUU en Filipinas (entrenan a los pilotos filipinos), Nepal, Camboya, Indonesia (entrenando a las fuerzas especiales indonesias para su intervención en Nueva Papua), Taiwán (asesoran al ejército); Timor Oriental (la fuerza militar de la ONU depende del apoyo logístico de estas empresas privadas), Malasia y un largo etcétera. Y el ejemplo más reciente es la contratación de estos mercenarios para los interrogatorios de los prisioneros iraquíes y afganos.
Como podemos ver la tarea de estos modernos “perros de la guerra” no es la de garantizar la democracia ni la libertad allí donde combaten. Su verdadero trabajo es acabar con cualquier brote de oposición por parte de los jóvenes y trabajadores al saqueo de las multinacionales y el imperialismo en cualquier rincón del planeta. Es una prueba más del verdadero carácter del capitalismo que está dispuesto a asesinar y aplastar a todo aquel que se ponga en su camino para conseguir más beneficios. La única forma de terminar con estos ejércitos privados es acabando con el señor al que sirven, y éste no es otro que el propio sistema capitalista.