Perpetuación de la miseria y la injusticia, represión brutal de los movimientos campesinos, subordinación a las burguesías paulista y porteña o acuerdos de libre comercio con EEUU, inmunidad para las tropas yanquis, establecimiento de bases militares Perpetuación de la miseria y la injusticia, represión brutal de los movimientos campesinos, subordinación a las burguesías paulista y porteña o acuerdos de libre comercio con EEUU, inmunidad para las tropas yanquis, establecimiento de bases militares imperialistas: la dirigencia paraguaya ejemplifica las limitaciones insalvables de las clases dominantes latinoamericanas para asegurar una vida digna a los trabajadores, repartir la tierra y mantener la autonomía nacional.
Los acontecimientos de los últimos meses en Paraguay son muy instructivos para todos los países de América Latina. Las dificultades con el Mercosur y el acercamiento de la clase dirigente paraguaya a los EEUU muestran la debilidad, impotencia y subordinación a los poderes mundiales de las distintas burguesías latinoamericanas.
El retroceso en el proceso de integración regional debido a los privilegios de los “hermanos mayores”, Brasil y Argentina, viene empujando al empresariado paraguayo, a través de sus títeres en los gobiernos colorados y liberales, a los brazos de los EEUU que encontraron aquí un punto débil para avanzar.
La dirigencia paraguaya cede a la nueva política imperialista de acuerdos bilaterales de “libre comercio y seguridad”, estancado el proyecto de ALCA. Y autorizó un proceso de creciente injerencia militar yanqui en la región. EEUU busca apropiarse de los recursos y riquezas de las distintas regiones y vigilar de cerca los proceso revolucionarios abiertos en América Latina.
La clase dominante paraguaya pasa de ser el hermano menor postergado, a sirviente del imperialismo, a esto se reducen todas sus maniobras para poder preservar sus propiedades y privilegios en medio de la miseria de la población.
A fines de mayo el parlamento aprobó la completa inmunidad para las tropas norteamericanas que ingresen en su territorio. Esta ley, que intentaron mantener en secreto para evitar el rechazo popular, permite que los militares yanquis no tengan que responder judicialmente por los daños que ocasionen, durante sus actividades o estadía, en la salud, los recursos o el medio ambiente paraguayos.
Inmediatamente unos 500 soldados yanquis se instalaron en el país para realizar ejercicios militares y supuestas acciones sanitarias en la zona hasta fines de 2006. Ya no se escudan en “maniobras conjuntas”. Semanas después se produjeron visitas mutuas, del vicepresidente Castiglioni a EEUU y de Donald Rumsfeld al Paraguay.
También se habla de emplazar una base cerca de la triple frontera y otra, que ya tiene un aeropuerto construido por EEUU hace dos décadas, en el Chaco Boreal cercano a Bolivia (Mcal. Estigarribia) y ubicada sobre la riqueza hidrocarburífera de la región. Paraguay está localizado también sobre otra fuente vital de recursos: El acuífero guaraní, que está considerado como la segunda reserva mundial de agua dulce.
La indignada reacción de la dirigencia brasileña (amenazando con la expulsión de Paraguay del Mercosur y acusándolo de convertirse en un portaaviones yanqui) obedece a que estas maniobras del gobierno de Duarte ponen en peligro las pretensiones hegemónicas de la burguesía paulista. En la búsqueda de convertirse en un imperialismo de segundo orden, a nivel sudamericano, Brasil ha conseguido ser considerado como posible miembro permanente del consejo de seguridad de la ONU y también del G7 (los países mas poderosos del mundo) que se ampliarían a doce. Con el crecimiento de las relaciones comerciales con la UE y con Rusia, China, India y Sudáfrica (los otros cuatro interesados en ingresar al G7) ha postergado a sus socios del Mercosur.
Paraguay ha venido usando sus coqueteos con los EEUU para presionar a Buenos Aires y Brasilia y conseguir algunos beneficios comerciales en el Mercosur, pero el nivel de injerencia que le está brindando al verdadero Big Brother del norte amenaza desestabilizar todo el acuerdo regional.
Las clases dominantes de EEUU, Brasil, Argentina y Paraguay hablan de democracia, colaboración y ayuda mutua pero detrás de esos discursos se esconden sus respectivos mezquinos intereses. Bajo el dominio de los capitalistas no hay solución para los graves problemas sociales que sufrimos ni es posible la integración de nuestros pueblos.
El 17 de septiembre centenares de manifestantes, en su abrumadora mayoría jóvenes, exigieron en Asunción la derogación de la ley de inmunidad y repudiaron la presencia imperialista en el país. Este es el germen de una organización que debería establecer lazos con los movimientos campesinos y con los sindicatos y partidos de trabajadores, con el objetivo de crear una alternativa política de los obreros, del campesinado pobre y de la juventud paraguaya.
Es necesaria la organización independiente de estos sectores con un programa de nacionalización y planificación de los recursos naturales, grandes empresas, el comercio exterior y la banca, y de entrega de los latifundios a los campesinos.
¡Fuera las tropas del Paraguay!
¡No a la base imperialista!
Por la verdadera integración regional: Una Federación Socialista de América Latina