La tragedia se extiende en el Sureste del país como resultado del paso del huracán Stan; sus resultados se dejaron sentir en Oaxaca, Puebla, Guerrero y, sobre todo, Michoacán, Chiapas y Veracruz; se estima, hasta el momento de escribir estas líneas, La tragedia se extiende en el Sureste del país como resultado del paso del huracán Stan; sus resultados se dejaron sentir en Oaxaca, Puebla, Guerrero y, sobre todo, Michoacán, Chiapas y Veracruz; se estima, hasta el momento de escribir estas líneas, que los afectados directa e indirectamente rondan los dos millones y medio de personas; tan sólo en Veracruz podrían ser 2 millones, cientos de desaparecidos, decenas de muertos, más de 120 mil desalojados, 170 municipios (de un total de 212) afectados severamente, 134 mil viviendas dañadas o totalmente destruidas, más de 100 mil hectáreas de cultivo destruidas, más de 15 mil personas sin agua potable y, en la zonas alejadas y más inaccesibles, hay cientos de personas que desde hace días no tienen alimentos, ni medicamentos, ni agua, ni nada; una canasta de huevos puede llegar a costar 300 pesos; en los medios masivos hemos visto escenas desgarradoras de miles de personas (sobre todo en Veracruz y Michoacán) que lo han perdido todo excepto su propia vida, el fruto de años de duro trabajo, sus casas destruidas, familias incomunicadas y hacinadas en albergues insanos con comida racionada, falta de camas, medicinas, cobertores; y el riesgo de infecciones latente. Generalmente a este tipo de tragedias se les llama “Desastres Naturales” pero, como lo vimos en la tragedia de Katrina en EU, fundamentalmente estos desastres son sociales, producto de la incapacidad del régimen y del sistema capitalista de salvaguardar la vida de la población más pobre, el sistema capitalista y sus instituciones tienen otras prioridades, como pagar la deuda externa e interna, atacar el nivel de vida de los trabajadores y asegurar a un puñado de parásitos los beneficios por los cuales existe el sistema capitalista, las migajas que se destinan para atender este tipo de desastres son sencillamente robados por los corruptos funcionarios del estado burgués.
Como siempre los más afectados y los que más sufren en estos acontecimientos son los más pobres, los que por falta de una alternativa de vivienda se han visto obligados a vivir en las cercanías y los márgenes de los ríos y despeñaderos, en general las zonas residenciales no han sido tan severamente afectadas; en Michoacán, por ejemplo, son 50 colonias populares las que han sido afectadas cercanas a los ríos Cahoacán, Texcuyuapan, Coatán y Tiplillo, si bien este tipo de desastres se han hecho más intensos producto de la anárquica producción industrial capitalista (calentamiento global) y por la deforestación de selvas y bosques, las afectaciones humanas no tenían porque ser tan dramáticas; la temporada de lluvias es totalmente predecible, la intensidad del Huracán, así como también la inminencia de múltiples desbordamientos de los ríos y presas más importantes (Fueron cerca de 74 ríos que desbocaron su cauce); de hecho desde el 7 de septiembre había estado lloviendo de manera constante y una semana antes del desastre las lluvias, en buena parte de algunos estados afectados, las lluvias fueron ininterrumpidas, era perfectamente posible emprender un plan de reforzamiento de presas y de cauces de ríos con mucho tiempo de antelación; a pesar de ello muchas familias no fueron prevenidas ni desalojadas hasta que prácticamente sus casas ya estaban inundadas y muchas de las que fueron prevenidas con algo más de tiempo tenían que hacerlo con sus propios medios (a veces ninguno) o en el mejor de los casos con trasporte absolutamente insuficiente. Pero en un contexto en donde el máximo beneficio inmediato es la razón de ser de la sociedad, la prevención y la organización para los desastres naturales no tiene mucho sentido; por eso mismo más que un desastre natural este es un desastre social generado por el sistema capitalista. En contraste, a pesar de la pesada loza que significa la burocracia stalinista en Cuba, los huracanes que azotan cada año a esta pequeña Isla no tienen repercusiones tan dramáticas, fundamentalmente gracias a que frente a la anarquía del mercado un estado obrero (aunque sea un estado obrero degenerado) tiene mucho mayor margen para la planificación conciente..
Por otro lado el Fondo Nacional de Desastres Naturales (FONDEN) que supuestamente tendría que servir para la reconstrucción y el apoyo a las familias afectadas resulta ridículamente insuficiente para la magnitud de la tragedia; tan sólo en lo que respecta a la reconstrucción de viviendas afectadas en Veracruz se absorberían unos 5 mil millones de pesos, todo el FONDEN de un año (La Jornada, 7, X, 05) y se estima que el costo total de los daños podría rondar los 20 mil millones de pesos; a pesar de lo anterior, con la frivolidad criminal que lo caracteriza, el Bufón Fox afirmaba que: ""Gracias a Dios, el gobierno federal ha sido muy previsor, ha formado este gran fondo que es el Fonden. No descuidamos cada año ir haciendo ahorritos para depositarlos ahí y tenerlos listos siempre para enfrentar cualquier contingencia"" y con la tacañería peculiar de un administrador de Coca-Colas añadía que: .”los recursos del Fonden deben manejarse con eficiencia, pues el dinero ""no cae del cielo""; responde a un esfuerzo de ahorro y ""no está para dilapidarlo o dispendiarlo""(La Jornada, 7, X. 05). Lo que se le “olvido” añadir fue que esos “ahorritos” (gracias Dios que nos das los ahorritos de cada año) están virtualmente colapsados por el desfalco de 800 millones de pesos desde el 2001 a la fecha (La Jornada 19, XIX, 05); para dar una idea gráfica del nivel de decadencia y corrupción inmanente al estado burgués digamos que ese dinero se ha dilapidado en, entre otras linduras más lucrativas que ayudar a la gente, inversiones en la bolsa (en Banca IXE 80 millones de pesos), compras a sobre precio, recursos a entidades que no tenían desastres naturales pero sí procesos electorales panistas (tan sólo en 2001 17.2 millones de pesos), compras a empresas vinculadas a los hijos de Martita, en Yucatán un año después de que había terminado la emergencia por Isidoro seguían llegando recursos para financiar procesos electorales; en suma han sido un puñado de empresas y funcionarios corruptos los beneficiarios del famoso FONDEN(La Jornada, Ibid.) y lamentablemente el servicio meteorológico nacional predice que las lluvias no han terminado, a pesar de que Fox señalé que ya viene la calma y que incluso ¡ya están reconstruyendo¡.
Mientras la población trabajadora, la gente común y corriente, ha donado toneladas en comida, ropa y medicinas y en la zona del desastre la organización popular esta haciendo lo que el estado burgués no ha podido hacer (por ejemplo desviar el cause de los ríos que inundan las calles y que han hecho desaparecer miles de casas con piedras y costales de arena); los diputados, que han engordado su barrigas con el presupuesto público, han donado la ridícula cantidad de poco menos de un millón y medio de pesos, ¡apenas tres días de salario¡; mientras que la burguesía norteamericana que se nutre de la savia vital de los trabajadores y se ha enriquecido mediante la explotación despiadada del “tercer mundo” (incluido México) ha donado, por medio de su estado, la mísera cantidad de 100 mil dólares -cantidad que tuvo muy bien a agradecer su títere Vicente Fox-.aquí esta una expresión cruda de en donde se encuentra la solidaridad humana más elemental y donde el cinismo más asqueroso.
En verdad este más que representar una tragedia “natural” es una tragedia producida por el desastre natural del capitalismo mismo; cuando los trabajadores del campo y la ciudad controlen racionalmente sus relaciones sociales, mediante el control democrático de las fuerzas productivas, este tipo de desastre serán cosa del pasado; la mejor manera de ayudar a las victimas de la tragedia, además del apoyo en comida, alimentos, etc; será construyendo una nueva sociedad, destruyendo al criminal sistema capitalista que hace estos desastre inevitables y construyendo el socialismo democrático del siglo XXI.