Cuando las tres grandes empresas automovilísticas de EEUU hacían los preparativos para firmar un acuerdo estatal con el sindicato del automóvil (UAW), los trabajadores de la base se reunieron a mediados de diciembre y acordaron firmemente que la dire Cuando las tres grandes empresas automovilísticas de EEUU hacían los preparativos para firmar un acuerdo estatal con el sindicato del automóvil (UAW), los trabajadores de la base se reunieron a mediados de diciembre y acordaron firmemente que la dirección del UAW debía oponerse a cualquier concesión en materia de salarios, horas, beneficios y planes de cierre.
Las reuniones de los militantes de base del UAW se celebraron una en Flint (Michigan), asistieron 200 trabajadores, y otra en St. Louis (Missouri), a la que asistieron 60. El principal tema de debate en las dos reuniones fue que la dirección del UAW debía irse. En su lugar exigían una defensa sólida de los intereses de los trabajadores. La política de la dirección del UAW era la colaboración con los empresarios, una política que sólo sirve a los elementos corruptos de la dirección sindical y socava los intereses de la base.
Las únicas conquistas del “equipo negociador” del UAW ha sido dar a los empresarios de General Motors y Delphi la confianza necesaria para seguir adelante con sus intentos de desmantelar las empresas. Aunque uno de los directivos de Delphi, Steve Millar, ha abandonado cualquier ilusión de conseguir un acuerdo debido a las reivindicaciones del UAW en Delphi, la mayor parte de la dirección sindical todavía sigue intentando llegar a un acuerdo.
Si las tres grandes empresas consiguen desmantelar Delphi y el sindicato cede, esto tendrá un gran impacto en todo movimiento obrero de EEUU, no sólo para los trabajadores del automóvil, y no sólo para los trabajadores organizados.
La dirección de Delphi dice que las plantas estadounidenses han entrado en un proceso de quiebra debido a la “avaricia” de los trabajadores, pero eso es absolutamente falso. En primer lugar, Delphi tiene 11 de sus plantas estadounidenses en un grupo “problemático financieramente”, mientras que las otras 34 plantas de EEUU y las que tiene en el extranjero se encuentran dentro de un “grupo estable”. El grupo con problemas financieros cuenta con más de un tercio de la fuerza laboral mundial de la empresa. El mantenimiento de estas 11 plantas con balances separados del resto de sus operaciones es lo que permite a Delphi sesgar sus inversiones y beneficios, de este modo, tienen dos empresas dentro de una. En cuanto a su bancarrota, Delphi cuenta actualmente con un efectivo de 1.600 millones de dólares y una línea de crédito de 4.500 millones de dólares. ¡Es una clase peculiar de bancarrota!
Poniendo como excusa la quiebra, la dirección de Delphi está exigiendo nada menos que una reducción drástica de empleo. Las reivindicaciones de la empresa incluyen la reducción de los salarios por hora de los trabajadores de Delphi, de 27 dólares a entre 10 y 12,5 dólares la hora. Si lo consiguen, estas reducciones drásticas de salario tendrían un efecto en toda la economía. Esto forma parte de un ataque frontal de los empresarios y su gobierno contra los salarios, las condiciones laborales y los beneficios de los trabajadores, representan una guerra de clase unilateral contra la clase obrera de EEUU.
Durante más de 50 años, los trabajadores del automóvil han sido de los mejor pagados y el sector más organizado de la clase obrera estadounidense. Cualquier ataque contra este sector pronto se dejará sentir en las filas de la clase obrera de EEUU. Si los trabajadores del UAW en Delphi se vieran obligados a aceptar una reducción salarial del 63 por ciento, no tardaría mucho tiempo en que los empresarios de otras industrias exigieran recortes similares.
Además de las reducciones salariales, las tres grandes empresas están exigiendo que los trabajadores paguen más en sus contribuciones sanitarias. Esto tampoco es una cuestión baladí, General Motors comenzó a congelar las pensiones el 1 de enero de este año. Las pensiones representan salarios aplazados, el congelamiento de estos beneficios en realidad es robar millones de dólares a los que han dejado los mejores días de su vida para que estos empresarios tuvieran beneficios récord en la última década. Además está también bajo ataque el UAW.
¿Qué están haciendo los empresarios de Delphi para ayudar a “salvar” la empresa? Según Steve Miller: “Estos recortes son necesarios para mantener la empresa competitiva en el mercado mundial. Para conseguirlo Miller se ha reducido su salario este año. De su salario actual de 1,5 millones de dólares este año sólo recibirá 1 millón. Pero lo más insultante es que esta reducción salarial llega después de que Miller en julio recibiera 3 millones de dólares en concepto de bonos”.
Además, el consejo de administración de la empresa aprobó unos paquetes económicos para los ejecutivos que eran muy generosos, ¡todo esto el día antes de que se hiciera pública la quiebra!
Miller en muchos sentidos ha sido “pionero” en la estrategia empresarial de utilizar la ley de quiebras como una herramienta para romper los sindicatos y reducir los salarios. Miller fue ejecutivo de Bethlehem Steel en 2002 y 2003, cuando la empresa utilizó la quiebra para reducir los salarios, los beneficios y las pensiones de los trabajadores del acero, todo en nombre de la “salvación de la empresa”. Miller también era miembro del consejo de administración de United Arilines cuando se declaró en “bancarrota”. Ahora está en Delphi y también se ha “declarado en bancarrota”.
La actual ofensiva empresarial contra nuestra clase sólo seguirá adelante si los trabajadores de Delphi salen derrotados. Primero fueron las prestaciones sanitarias y las pensiones. Algunas noticias recientes demuestran que los planes de pensiones privados, de los que dependen millones de jubilados, están dominando el mercado. Según Standards & Poor lo que contribuyen ahora las empresas a estos fondos de pensiones está en sólo el 22 por ciento.
Standards & Poor agrupa a las 500 empresas más grandes de EEUU (el conocido índice bursátil S&P 500). Estas empresas representan lo más alto de la economía estadounidense, las decisiones de sus consejos de administración nos afectan a todos. Según el mismo informe S&P 500, Goodyear Tire & Rubber Co, no han puesto ni un solo céntimo para cubrir los 3.200 millones de dólares prometidos en beneficios a sus jubilados. Tampoco el fabricante de componentes automovilísticos, Visteon, ha puesto nada de los 1.100 millones de dólares prometidos.
La cantidad no financiada por Ford y General Motors es aún más asombrosa: 32.400 millones de dólares y 61.500 millones respectivamente. ¿A alguien le puede asombrar que los congresistas proempresariales quieran aumentar la edad de jubilación? El mensaje de los capitalistas a la clase obrera estadounidense está claro: ¡Trabajar hasta morir!
Muchos militantes del UAW se autodenominan como “soldados de la solidaridad”. Estas palabras reflejan brillantemente el espíritu militante, la disciplina y la determinación necesarias para hacer frente a la ofensiva empresarial. Durante muchos años los sindicatos han estado empantanados en la colaboración de clase con los empresarios -nuestro enemigo de clase- en nombre del “trabajo” y la “paz social”. Los datos hablan por sí mismos: esta “dirección” no sirve.
¿Qué ha conseguido la dirección sindical con su política de colaboración de clase? Absolutamente nada, excepto pasos atrás, traiciones, concesiones y derrotas. Necesitamos regresar a las tradiciones militantes de las que surgió el movimiento obrero norteamericano. Si hacemos esto conseguiremos victorias importantes para la clase obrera.
Esto es precisamente lo que están haciendo los Soldados de la Solidaridad, y merecen la solidaridad y el apoyo de todos los trabajadores. La victoria del UAW en Delphi es vital para los intereses de nuestra clase, debemos estar con estos trabajadores. Como decía Roland Garrett, un activista sindical con una larga trayectoria: “Como han demostrado los trabajadores del transporte de Nueva York, nos estamos acercando al final del ‘sueño americano’ y el principio de la ‘pesadilla americana’. La ‘paz social’ para los trabajadores de EEUU, que comenzó durante la Segunda Guerra Mundial, está llegando a su final, cuando toda la nación cada vez está más endeudada. Como dice la canción: ‘Has cargado 16 toneladas y ¿qué has conseguido? Otro día más viejo y más endeudado’. En los años ochenta las empresas le robaron a los trabajadores futuros, ahora quieren robar nuestro futuro”.
“Todos están siendo atacados. Si no conseguimos la solidaridad de toda la clase obrera y nos mantenemos juntos, nos colgarán a todos por separado. La bancarrota política de nuestros dirigentes nunca ha sido tan evidente. Deberíamos todos formar parte de los ‘soldados de la solidaridad’ con los trabajadores de Delphi. Hemos alcanzado el punto en que a largo y corto plazo no tenemos nada que perder”.
Como señalaron Carlos Marx y Federico Engels hace más de 150 años, los intereses del Trabajo y el Capital son totalmente opuestos. No hay margen para la “paz social” con los que se benefician de nuestra explotación y cuya principal ocupación es socavar nuestras condiciones de vida y laborales.