El pasado 8 de marzo de 2006, día internacional de la mujer, varias organizaciones sindicales del Ecuador, respaldadas por los movimientos sociales y, principalmente, por estudiantes secundarios de la capital, convocaron a una huelga preventiva de 24 El pasado 8 de marzo de 2006, día internacional de la mujer, varias organizaciones sindicales del Ecuador, respaldadas por los movimientos sociales y, principalmente, por estudiantes secundarios de la capital, convocaron a una huelga preventiva de 24 horas para protestar contra la posible firma del TLC con Estados Unidos y contra la compañía petrolera OXY, protesta que se desarrolló en forma parcial en el territorio nacional.
Pese a que la movilización popular y la huelga no tuvieron el poder de convocatoria deseado, se debe indicar que en distintos lugares del país, principalmente en la ciudad de Quito y en algunas provincias orientales, se dieron algunos hechos importantes.
En las primeras horas de la mañana los manifestantes paralizaron varias vías de la capital, lo cual impidió el tránsito normal vehicular. En la Panamericana Sur, como en la zona de los Túneles se bloquearon las calles con basura, fogatas y neumáticos encendidos. Los informes periodísticos daban cuenta de movilizaciones y manifestaciones en la Plaza de Santo Domingo, en el sector del Coliseo Rumiñahui y en el centro de la ciudad, principalmente en la zona cercana a Palacio de Gobierno.
La fuerza policial reprimió con gases lacrimógenos a los manifestantes.
De igual manera en la provincia de Manabí se registraron cierre de carreteras, realizados por los campesinos de la zona opuestos al TLC. Pequeños incidentes también tuvieron lugar en las ciudades de Guayaquil y de Esmeraldas. En el puerto guayaquileño fueron algunos docentes, pertenecientes a la Unión Nacional de Educadores (UNE) los que protagonizaron algunos hechos de protesta. En la provincia del Azuay cientos de trabajadores marcharon por las calles protestando con carteles contra el TLC y la OXY, a la vez que exigían un aumento salarial.
Las acciones más combativas se produjeron en el Oriente Ecuatoriano, en las provincias de Sucumbíos, Orellana y Napo, región en la cual el presidente Alfredo Palacio dispuso el establecimiento del estado de emergencia, frente a las protestas realizadas por los trabajadores petroleros tercerizados, los mismos que exigen la inmediata cancelación de sus salarios por parte de las compañías privadas subcontratistas que han incumplido con ésta obligación legal, en algunos casos por tres y hasta cuatro meses. Los trabajadores petroleros ocuparon varias instalaciones de petróleo y mantuvieron cerradas las estaciones de Shushufindi, Libertador, Lago Agrio, Sacha y Auca, del Distrito petrolero amazónico, como medida de presión para que se les pague sus haberes adeudados. Según informes de prensa las pérdidas económicas para el país, producto de ésta paralización, sobrepasan los 18 millones de dólares.
Mientras tanto, para este lunes 13 de marzo las provincias de la región central del país, a excepción de Tungurahua, paralizaran sus actividades para exigir al gobierno mayor asignación de recursos. El presidente Palacio expresó que no dialogará con los organismos seccionales u otros sectores que se encuentren en paro.
La semana pasada el presidente ecuatoriano, Alfredo Palacio declaró en Miami su deseo de concretar la firma del TLC. Según un cable de la agencia española EFE, Palacio manifestó: “Estamos sentados en la mesa con la decisión de sacar adelante un TLC y queremos discutir los puntos para que el asunto sea beneficioso para ambas naciones”. El ministro de Comercio Exterior, Jorge Illingworth afirmó en estos días que el gobierno de Palacio está dispuesto a hacer concesiones a EEUU para lograr la firma del TLC, lo cual afectaría gravemente a los pequeños agricultores ecuatorianos a quienes se les quitaría todo tipo de subsidios, mientras el gobierno norteamericano seguirá dando apoyo a sus agricultores e impondrá obstáculos a los productos ecuatorianos que vayan al mercado estadounidense. Como ejemplo hay que señalar que el precio de un quintal de arroz ecuatoriano es de 18 dólares, mientras que el americano, cuya producción es subsidiada, es de 10 dólares. En estas condiciones, los pequeños agricultores ecuatorianos no podrán hacerle frente a los productos que ingresen desde los EEUU.
Entretanto, las organizaciones de trabajadores, los movimientos sociales, los indígenas y campesinos, los estudiantes secundarios y universitarios, los gremios de maestros preparan nuevas movilizaciones para los siguientes días con el propósito de hacerle frente a la pretensión del actual gobierno de firmar el TLC. Asimismo se exigirá una vez más la salida de la compañía petrolera estadounidense Occidental Petroleum Company (OXY), implicada directamente en la financiación del Plan Colombia y en la violación de disposiciones legales del orden jurídico ecuatoriano, pese a lo cual, y con el visto bueno del actual gobierno ecuatoriano, sigue explotando, en forma ilegal, más de 110.000 barriles diarios de petróleo, saqueando los recursos del pueblo ecuatoriano.
¿Cuáles son las lecciones de estas jornadas de lucha en el Ecuador?
Las políticas neoliberales aplicadas en el país han golpeado duramente a la clase trabajadora ecuatoriana, la misma que ha visto empeorada su situación económica debido a las medidas económicas de los distintos gobiernos que se han entregado a los designios de los organismos usureros internacionales (FMI, BM). Esta situación se vio agravada cuando durante el gobierno del defenestrado presidente Jamil Mahuad, el Ecuador perdió su moneda nacional (el Sucre), con lo cual se dio paso a la circulación del dólar en el país, perdiendo así la soberanía monetaria.
La situación de la clase trabajadora ecuatoriana se ha agravado con la aplicación de leyes que tienden a favorecer a los propietarios y a los inversores privados. Tal es el caso de la Ley para la Transformación Económica del Ecuador, publicada en el Registro Oficial del 13 de marzo del año 2000, donde se establecieron reformas al Código del Trabajo Ecuatoriano, las mismas que abrieron el camino definitivo para la contratación temporaria, por horas, es decir la flexibilización laboral.
Las consecuencias de la flexibilización laboral han sido evidentes en muchos lugares de América Latina donde se ha aplicado: Los obreros no tienen derecho a indemnizaciones por su despido, se han congelado los salarios en el valor más bajo posible, se ha reducido aún más la capacidad de organización sindical, los aportes a la seguridad social han disminuido, se ha producido una precarización del trabajo, etc. Los empresarios nacionales y extranjeros han establecido, además, una verdadera cultura del miedo, a través de la cual amenazan con despedir a los trabajadores si estos se organizan o se movilizan para exigir sus derechos.
Todas estas políticas han debilitado al movimiento obrero ecuatoriano.
Sin embargo, hay otras razones por las cuales la clase obrera ecuatoriana no ha podido hacer frente a la burguesía ecuatoriana y al imperialismo norteamericano en forma más efectiva, asumiendo el papel protagónico, pero no dirigente, en estos momentos históricos que vive el pueblo ecuatoriano, otros sectores como los denominados movimientos sociales, la pequeña burguesía y los estudiantes secundarios.
Señalaremos algunas de estas causas:
1. La estructura vertical de las organizaciones de los trabajadores ecuatorianos, producto de la inexistencia de una verdadera democracia obrera al interior de los sindicatos de trabajadores, en los cuales debería primar el debate y la contraposición de ideas.
2. La existencia de dirigentes sindicales corruptos, que se han transformado en verdaderos burócratas, preocupados más de satisfacer sus intereses inmediatos e individuales.
3. No hay una teorización adecuada al interior de las organizaciones de trabajadores, lo cual ha impedido un desarrollo efectivo de una conciencia de clase para si. Esto ha tenido como consecuencia, además, que las organizaciones de los trabajadores pierdan la iniciativa y la capacidad creativa en el proceso de la lucha social.
4. La falta de un programa político de transformación revolucionaria y social que les permita a los trabajadores enfrentar en forma efectiva a sus enemigos de clase, internos y externos.
5. La presencia de posiciones pragmáticas en el movimiento sindical que han conducido a las organizaciones de los trabajadores a plantear las denominadas metas “posibles y realistas”, a través de las cuales se ha exigido únicamente mejoras salariales o la firma de contratos colectivos, deslindándose de la lucha por la transformación revolucionaria del sistema explotador capitalista. Priman las posturas reformistas, sobre las verdaderamente revolucionarias.
6. El descontento con los denominados partidos de izquierda ecuatorianos, más preocupados de no quedarse sin seguidores, de conquistar votos en cada período electoral o de no perder sus privilegios en las instituciones de la democracia burguesa, lo cual ha provocado el rechazo a estas agrupaciones, muchas de las cuales todavía tienen influencia en el movimiento sindical como el PCMLE, de tendencia stalinista, partido que ha pactado a través de su brazo político legal el Movimiento Popular Democrático (MPD) en varias ocasiones con los grupos de la derecha política en el Parlamento.
Frente a esto, la clase trabajadora ecuatoriana debería plantearse como tareas urgentes:
1. Luchar por la constitución de una corriente revolucionaria al interior del movimiento sindical ecuatoriano que permita combatir el burocratismo, la corrupción y la falta de democracia en las organizaciones de los trabajadores ecuatorianos.
2. Propiciar la discusión teórica, el debate crítico y la confrontación de ideas.
3. Elaborar un programa de acción donde se sinteticen las necesidades, los intereses y los fines de los distintos sectores sociales dispuestos a transformar revolucionariamente la sociedad ecuatoriana. No se puede admitir pactos con la burguesía criolla que es explotadora y proimperialista.
4. Recuperar la iniciativa y la creatividad en la lucha social. Ser optimistas guardando el sentido de las proporciones.
5. Luchar contra las posiciones pragmáticas, posibilistas y reformistas sin caer en el aventurerismo y el espontaneísmo. Para la derecha política y la llamada izquierda bien pensante, esto es lo políticamente correcto. Los trabajadores ecuatorianos deben pensar que en la raíz del sistema capitalista se encuentra la causa de todos sus males, por lo cual se debe apuntar a acabar con este sistema. Esto no significa que no se deba luchar por cosas puntuales e inmediatas.
La lucha llevada a cabo en estos días en el Ecuador, demuestra que la clase obrera, en alianza con los sectores progresistas de la sociedad, puede ejercer una fuerte presión contra los gobiernos corruptos y vende patrias para evitar la aplicación de medidas antipopulares y así lograr determinadas conquistas.
Sin embargo, es importante que la lucha se enfoque no solo contra los mandatarios de turno, sino contra el sistema mismo. El Estado burgués, el imperialismo y la reacción harán frente a la presión de las masas con más represión o por medio de la concesión de ciertas dádivas. La lucha final tiene que ser por el Poder para así establecer un régimen en el cual se puedan llevar a cabo, en forma inmediata y efectiva, las reformas democráticas necesarias, que nos permitan acelerar el paso para la construcción de una sociedad socialista.
Como parte de esta lucha, los trabajadores ecuatorianos deberán defender con firmeza la lucha de los trabajadores en Venezuela, en Bolivia y en toda América Latina. Solo el internacionalismo proletario, podrá garantizar el triunfo de la Revolución Latinoamericana