En medio del viento y la lluvia, y después un cegador sol, los trabajadores y estudiantes franceses tomaron las calles el jueves 28 de marzo. Sólo en París la manifestación reunión entre 700.000 y 1 millón de personas. Más de 3 millones salieron por las calles de toda Francia.
Después los estudiantes de secundaria y universidad, junto con sus padres, procedentes de París y de provincias cercanas, los batallones del movimiento obrero, con la magnífica delegación de la CGT, cantando La Internacional y Le Chiffon Rouge. Esto demuestra claramente que la base sindical está ganando impulso y radicalizándose cada vez más. Consignas impensables hace más de una semana, como la reivindicación de la huelga general o la disolución de la Asamblea Nacional, están ganando eco e influencia.
Por supuesto que esto sólo significa una cosa. La única manera de que el movimiento siga vivo, que continúe ganando impulso, especialmente tras la muestra de fuerza del 28 de marzo, un gran esfuerzo de los jóvenes y los trabajadores, es permitiendo a la clase obrera ponerse a la cabeza del movimiento, que a su vez debería armarse con un programa y un método de lucha marxistas. Como marxistas tenemos el deber de participar en este movimiento y luchar por la preservación de la unidad de los trabajadores, jóvenes y estudiantes a cualquier coste y con entusiasmo, sin temor a las críticas.
La única forma de que los jóvenes y los trabajadores sigan adelante hacia la victoria y no caigan en el cansancio y el desencanto, es convocando una huelga general que tenga como objetivo no sólo la retirada del CPE, sino también la caída del gobierno actual. La reivindicación de retirar el CPE parece que ha quedado reducida a catalizador del movimiento, más que como objetivo único, mostrando que el movimiento refleja un malestar mayor de la sociedad francesa que va más allá de una sola ley. En este punto, parece cada vez más justo decir que el único resultado victorioso de esta lucha es acabar con el gobierno y la MEDEF, y la disolución de la Asamblea Nacional. Cualquier otro resultado implicaría malgastar lo que se ha convertido en la mayor movilización de masas desde 1968.
Por último, la crisis dentro de la UMP y su gobierno cada vez es más obvia. Como sabemos, rara vez la burguesía (realmente nunca) muestra solidaridad con sus representantes cuando estos cometen errores y se desacreditan ante los ojos de las masas. Sarkozy intenta distanciarse de Villepin en sus declaraciones sobre el CPE, mientras que al mismo tiempo intenta utilizar el fenómeno de los casseurs (los alborotadores que han provocado enfrentamientos con la policía en las manifestaciones) como excusa para atacar este movimiento de trabajadores, jóvenes y estudiantes.
¡Contra la arrogancia de Villepin y los empresarios!
¡Por una huelga general de 24 horas!
¡Por la disolución de la Asamblea Nacional!
Visita la web de los marxistas franceses: La Riposte