Durante los últimos días han ardido en Galicia más de 15.000 hectareas de monte. El 80 % de la superficie de los ayuntamientos de Rianxo o Rois quedó arrasada por el fuego. Tres personas murieron y decenas heridas e intoxicadas. En Rianxo varias personas asoladas por las llamas tuvieron que pasar la noche en el pabellón de deportes de la localidad. La principal vía de comunicación del país, la A-9, cortada en diferentes puntos. Centenares de vecinos autoorganizados, luchando contra el fuego con cubos de agua, pasados de mano en mano, las campanas de las iglesias sonando para avisar a la gente de la cercanía del fuego…etc. Esta es la imagen del nuevo desastre que está afectando a la costa gallega, aunque esta vez no se trata de un accidente, esta vez fue provocado por intereses calculados.
En Galicia llevamos siete días infernales en los que el fuego no dejó descansar ni a los servicios de extinción ni a los vecinos. El panorama es insólito, y varios obreros de diversas comarcas costeras, tuvieron que faltar a su trabajo, para tratar de evitar que el fuego destruyera sus casas. En un programa de televisión hecho en abierto por una emisora comarcal de las Rías Baixas (desde las 11 de la noche hasta las tres de la madrugada) muchos vecinos llamaron para denunciar la situación y explicar que en numerosas aldeas se encontraron sólos y sin medios para apagar el fuego, ya que los servicios públicos de extinción de incendios estaban completamente desbordados por los cuantiosos focos en activo.
Las declaraciones del presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, realizadas el martes pasado, diciendo que «todo está controlado» pidiendo a la prensa «menos atención informativa para no provocar a los incendiarios» , a las que el Consejero de Medio Rural, Suárez Canal (del BNG), añadió que se están poniendo todos los «medios necesarios» , sentaron como un jarro de agua fría en las poblaciones más industriales y marineras de voto obrero. La sombra de la desastrosa gestión del Prestige por parte del PP está viva en la memoria de la Galicia obrera y marinera, una Galicia que aguarda por parte de la Xunta una gestión de la situación notablemente diferente. La nueva Xunta no se fue de cacería, tal como hizo Fraga cuando la marea negra llegaba a nuestras costas, más la población busca una mayor eficacia en la lucha contra el problema, con una actitud sincera, en la que admitan que los medios, aún siendo mejores a los de los años del PP, se vieron desbordados por el aluvión de llamadas de gente avisando de fuego en infinitos lugares . Los vecinos saben muy bien que toda la propaganda de los últimos días de «gran despliegue de medios» no es la que se enfrentó al fuego en diversas aldeas de la comarca del Salnés y otras zonas de Galicia.
Falta de medios y precariedad
El nuevo gobierno de la Xunta destinó en sus presupuestos 70 millones de Euros, frente a los 60 millones que destinaba el gobierno del PP en la lucha contra el fuego . Con todo, la política aplicada en esta materia como en muchas otras, no varío sustancialmente de la que aplicaba la derecha. El eje de esta política sigue siendo alimentar con partidas millonarias a las variadas empresas privadas que surgieron en la Era de Fraga en el sector forestal, tanto empresas de servicios, como de alquiler de maquinaria o hidroaviones y helicópteros. Y es que según las declaraciones del Consejero Suarez Canal, realizadas a La Voz de Galicia el 10 de agosto del año pasado, la política de extinción de incendios de la Xunta del PP fue «razonablemente satisfactoria» .
Por lo tanto, claro está que con está filosofía al gobierno PSOE-BNG le resulta absurdo fortalecer un servicio público de calidad, ofreciendo más trabajo y en condiciones dignas y estables a todo el personal de extinción de incendios. De hecho, los trabajadores de las brigadas forestales de la Xunta, durante el mes de julio salieron a la calle para denunciar sus condiciones laborales. En sus protestas se quejaban de la precariedad a la que están sometidos, con contratos temporales de tres meses, sin más formación sobre sus funciones que un manual de lectura, con jornadas laborales de 12 y 14 horas, sin protección para la cara y ropa adecuada, etc.
Por otra parte, los anuncios del BNG de destinar más esfuerzos a la prevención de los incendios en tareas de limpieza y control del monte, se quedaron en tímidos avances. Los convenios firmados para tareas de desbroce forestal afectan a 14.000 hectáreas (con la anterior Xunta eran 9.000 hectáreas)de una superficie de riesgo total de 391.549 hectareas. Asimismo, según denuncian algunos expertos mediambientales, el número de agentes forestales que cuiden y vigilen los espacios naturales es muy reducido y apenas se incrementaron. Por lo tanto, aunque es verdad que los medios son un poco mejores que en los años anteriores, la política de la Xunta, en esencia, sigue siendo similar a la de los años en los que Fraga gobernaba.
Incendios provocados
Que el fuego está siendo provocado sólo lo duda el PP, que según las declaraciones a Tele-Salnés de su Secretario de Organización en Pontevedra , Juan José Durán, no hay pruebas de que esto sea así, y carga toda la culpa sobre el PSOE y el BNG. Con todo, la intencionalidad del fuego en Galicia ya no la duda nadie, incluso un periódico local afín al PP como es El Correo Gallego, afirmaba estos días que «la inmensa mayoría de incendios se centran en la franja costera más desarrollada de Galicia, la comprendida entre Carnota y Gondomar, y abarca las zonas colindantes en el interior de las provincias de A Coruña y Pontevedra. Son las más ricas y pobladas, en las que cada verano se aglomeran decenas de millares de turistas. Resulta cuando menos sorprendente esta selección cualitativa del espacio destruido». Y efectivamente, cualquier persona que conozca mínimamente Galicia y vea el mapa de los principales focos de incendios, sabe que no están ardiendo las provincias más boscosas, sino los montes costeros más próximos a ciudades atlánticas como Vigo, Pontevedra, Vilagarcía de Arousa o Santiago de Compostela, y además en espacios próximos a las viviendas y vías de comunicación como la A-9.
La hipocresía del PP
El PP está actuando en todo este conflicto con un cinismo que roza todos los límites del absurdo. Acusan a la Xunta y a Zapatero de falta de medios, sin embargo ya se les olvidó su gestión al frente del desastre del Prestige, donde los medios brillaban, pero por su ausencia. Además están utilizando este problema con una actitud absolutamente carroñera, criticando a la Xunta porque en las bases de contratación de personal anti-incendios sea necesario conocer el gallego, cuando el decreto del año 2003 para la contratación de personal, dictado por el PP, ya fijaba este criterio.
El PP dice demagógicamente que para apagar fuegos no es necesario saber gallego, en cambio, considera indiscutible que los funcionarios de los servicios contra incendios o de limpieza de edificios tengan que saber la constitución española para aprobar las oposiciones de acceso a un empleo fijo. Asimismo es bochornosa su actitud, sobre todo cuando treinta alcaldes del PP se negaron a firmar convenios con la Xunta para la creación de brigadas contra el fuego, ya que estos convenios introducían por primera vez una gestión centralizada desde Santiago de los servicios disponibles y un control de la contratación, que les dejaba menos margen de maniobra, para emplear a su gente.
Intereses oscuros
Obviamente detrás de tantos incendios, en zonas tan concretas de la Galicia más urbanizada, con buena parte de los fuegos iniciados por la noche y en horarios simultaneos, hacen pensar que detrás de todo esto hay gato cerrado. Algunos ecologistas señalan intereses urbanísticos que buscan cambiar la situación legal que impide construir en parcelas forestales. Esto podría ser así, aunque actualmente la ley prohíbe construir en los lugares quemados por un periodo largo de tiempo, no obstante es fácil que no se cumpla dada la carencia de agentes forestales que vigilen estas zonas. Aun así hay que tener en cuenta que con la política urbanística llevada a cabo en diversos ayuntamientos, muchos constructores y promotores, no precisan quemar el monte para conseguir sin esfuerzo, que sus alcaldes recalifiquen el suelo a favor de sus intereses.
Los intereses de la industria papelera, también se apuntaron en varias ocasiones como posible cómplice de la situación, con el objetivo de abaratar la madera por los efectos del fuego en la misma. Sinembargo en estos momentos el precio del eucalipto, al parecer, está muy bajo, dada su abundancia, y aunque no sería desechable que pretendieran tirar por los suelos el precio de la madera, parece que podría haber otras causas más oscuras, en las que en mi opinión no sería descartable, tal como insinuó la Ministra de Medio Ambiente, que algún personal que trabajó para el PP en anteriores campañas contra el fuego ( el actual gobierno renovó de sus puestos a más de una docena de jefes de distrito, jefes generales y provinciales en los servicios de extinción) que conoce los montes y las zonas más volátiles, tenga algo que ver con esta historia, incluso algunos vecinos llegaron a pensar, algo que también a nosotros nos pasa por la cabeza, que el PP en su campaña de acoso a los gobiernos de la Xunta y del Estado tenga alguna responsabilidadad en lo que está ocurriendo.
El capitalismo no es ecológico
Hay un hecho, que sin ninguna duda facilitó la propagación de los incendios, este hecho es la difusión masiva por toda Galicia de especies arboreas no autóctonas, tales como el eucalipto. Esta política comenzada en el franquismo con el fin de favorecer los intereses de una minoría de empresarios papeleros, convirtió nuestros espacios forestales en un polvorín, y absorvió buena parte del agua que recorría nuestros bosques primitivos. Hay que tener en cuenta que el eucalipto es un árbol fácilmente inflamable, que bebe mucha agua y crece muy rápido, lo que contribuye a la desertización del terreno. Con todo, en este desastre, hay una cosa que una vez más quedó en evidencia: la organización del espacio natural y humano sobre bases capitalistas, lleva a un saqueo sistemático de la naturaleza y de las personas y hace al capitalismo un sistema incompatible con el planeta. Para evitar esto, y afrontar el problema ecológico que estamos viviendo estos días es necesario reivindicar:
– Servicio público de lucha contra los incendios digno, con medios y personal suficiente. ¡Basta de subcontrataciones y precariedad laboral!.
– Anulación de los planes urbanísticos que proponen multiplicar varias veces la edificabilidad en suelo rural.
– Plan de recuperación y repoboblación de los montes con especies autóctonas, que respeten el equilibrio ecológico.
– Aumento del personal de vigilancia y cuidado de los espacios forestales.
– Nacionalización inmediata y reconversión ecológica de las industrias papeleras, manteniendo e incrementando los puestos de trabajo a través de una mayor recogida y selección de papel reciclable. Nacionalización de todos las grandes industrias inmobiliarias e hidroeléctricas que esquilman nuestro paisaje. Nacionalización de la banca, y los monopolios, bajo control obrero y sin indemnización salvo en caso de necesidad comprobada, para planificar la economía en beneficio de la Humanidad, y acabar de una vez por todas con las crisis del capitalismo.