Un balance provisional del «pacto social» acordado entre la patronal, la CGT y el gobierno confirma que fueron los empresarios quienes más ganaron con el mismo. Aunque éstos compraron con algunos aumentos la paz social por miedo a un desborde de la Un balance provisional del "pacto social" acordado entre la patronal, la CGT y el gobierno confirma que fueron los empresarios quienes más ganaron con el mismo. Aunque éstos compraron con algunos aumentos la paz social por miedo a un desborde de las luchas como el año pasado, no obstante, los resultados han sido muy desiguales entre los trabajadores registrados y los que trabajan "en negro".
Según el INDEC, el aumento salarial promedio en el primer semestre del año fue del 8,23%, frente a una inflación oficial del 4,9% en el mismo período (realmente una subestimación grosera del verdadero aumento de precios de los productos de la canasta básica, que triplica esa cifra). Aunque muchos trabajadores pudieron mantener temporalmente su poder adquisitivo en los meses pasados (fundamentalmente aquellos que recibieron el 19% de aumento salarial), no será el caso al final del año porque los precios siguen aumentando. Para la amplia franja de trabajadores precarios ("en negro", contratados, etc) la situación es muchísimo peor.
Además, 1 millón de trabajadores perciben el 10% de sus haberes “en negro” por los aumentos no remunerativos habidos en el 50% de los convenios, lo que es otra manera de reducir el costo salarial. No obstante, pese a la calma social aparente, se han registrado muchas luchas "pequeñas" por el salario, contra el empleo precario y los despidos. Tuvimos luchas de los trabajadores de "Call Centers", de los contratados de la Capital Federal, los docentes y estatales de Córdoba, municipales bonaerenses, o los docentes universitarios, por nombrar algunas. Es importante resaltar que mientras hace unos años los despidos eran recibidos con resignación, ahora hay una tendencia entre los trabajadores a no dejar pasar ninguno, como fue el caso en el Puerto de Buenos Aires, en Coca-Cola o en la empresa TVB (ex-Jabón Federal) en La Matanza.
Esto demuestra que existen condiciones para una ofensiva sindical contra el empleo "en negro" y por el salario, si los dirigentes sindicales demostraran la misma firmeza que los empresarios por mantener y acrecentar sus ganancias a costa de la explotación de los trabajadores.
Los patrones se llenan de oro
Así, en una canasta de 15 grandes empresas que presentaron sus balances del 2º trimestre del año, que concentran un valor en Bolsa equivalente al 5,3% del PBI nacional, declararon ganancias por valor de $2.853,33 millones (Clarín, 14 de agosto), lo que implica una rentabilidad promedio del 9% sobre el capital invertido. Y este muestreo es bastante representativo de la situación general de las empresas del país. Es importante señalar que la rentabilidad "normal" de una empresa capitalista ronda el 5% sobre el capital invertido, lo que prueba que las grandes empresas están obteniendo ganancias multimillonarias, duplicando casi su rentabilidad "normal". Por esta razón debemos rechazar los argumentos empresariales y gubernamentales de que no hay condiciones para exigir mejores salarios o empleos más dignos, de los que lamentablemente se hacen eco no pocos dirigentes sindicales.
Es necesaria una ofensiva sindical
Las "mejoras" que el gobierno pretende introducir en el salario mínimo, en la ley de accidentes de trabajo o en las jubilaciones (tras el fallo de la Corte Suprema a favor de la movilidad de las mismas), son realmente pequeñas migajas comparadas con lo expuesto anteriormente.
Esta actitud miserable con los trabajadores y jubilados contrasta fuertemente con la buena disposición a satisfacer las exigencias empresarias. Así, la Cámara de Diputados ya aprobó (está pendiente su aprobación en el Senado) un dictamen para descontar de los impuestos a las ganancias la compra de maquinaria destinada a aumentar la producción para la exportación, lo que supone un regalo adicional de $345 millones a los empresarios.
El Movimiento Intersindical Clasista (MIC) tiene una gran oportunidad para aprovechar la buena disposición de miles de trabajadores a luchar y organizarse, y aumentar su tamaño e influencia, sobre la base de la experiencia de un "pacto social" que sólo da migajas a los trabajadores y ganancias multimillonarias a los patrones.