La lucha de Villa y Zapata sigue vigente ,-dado que aún hay patrones y oligarcas-, por ello debemos una y otra vez recuperar dichas experiencias revolucionarias, no como un mero acto de nostalgia, sino como una manera de comprometernos con un futuro La historia de la revolución mexicana es peculiar; por un lado la burguesía aprovechaba la ruptura social para instalarse en las posiciones de poder, buscando en el proceso conservar el regimen economico vigente. Por el otro, los campesinos destruían en viejo orden y a su vez construían dirigencias propias para evitar la imposición de nuevos amos. Los campesinos no confiaban en las clases "perfumadas" y por ello crearon sus propios liderazgos: Villa y Zapata. En ese proceso se gestaron algunos de los episodios más grandes de nuestra rica historia social y también crueles traiciones que no debemos olvidar.

La lucha de Villa y Zapata sigue vigente ,-dado que aún hay patrones y oligarcas-, por ello debemos una y otra vez recuperar dichas experiencias revolucionarias, no como un mero acto de nostalgia, sino como una manera de comprometernos con un futuro de lucha.

Un ejército campesino dirigido por campesinos

La guerra contra el usurpador Victoriano Huerta llegaba a su término. Pese a que éste poseía el grueso del ejército y algunos generales capaces, el ejército federal de Huerta se encontraba en serios problemas; en el Nordeste Pablo González dirigía un ejército que si bien no había podido avanzar desde sus posiciones en Tamaulipas y Nuevo León, se mantenía bien organizado y si importantes perdidas, algo así sucedió en el noroeste donde el General Álvaro Obregón comenzaba a romper la resistencia del ejército federal y avanzaba por Sinaloa con rumbo hacia Jalisco, ambos generales obedecían a las ordenes de Venustiano Carranza, un exhacendado amigo de Madero que pretendía sustituirlo una vez se derrotara a Huerta. No obstante todo esto, el verdadero centro de operaciones de la guerra se encontraba en la zona norte central; Pancho Villa había convertido al grupo de 9 personas que cruzaron con él la frontera un año antes en un ejército de 40 mil hombres llenos de fe en su líder y entusiasmados con la idea de llegar a la revolución al triunfo definitivo. Generales como Toribio Ortega y Maclovio Herrera eran genuinos campesinos que como Villa se habían transformado en dirigentes revolucionarios casi sin darse cuenta.

El ejecito villista aplastó las principales fuerzas huertistas en todo el territorio de Chihuahua, Coahuila y Durango. Al mismo tiempo las tropas de Pablo González y Obregón se mantenían relativamente estancadas, ello significaba un peligro para la jefatura de Venustiano Carranza, el cual estaba sumamente interesados en impedir que la revolución social que representaba el ejército villista alcanzara el triunfo definitivo sobre Huerta. Zacatecas

Por su parte los huertistas decidieron hacerse fuertes en Zacatecas una ciudad rodeada por cerros desde los cuales sería posible, ellos pensaban, aniquilar cualquier ofensiva y de ese modo cambiar drásticamente el curso desfavorable que la guerra tenía hasta ese momento.

En un principio Carranza ordenó al general zacatecano Pánfilo Natera ocupar Zacatecas, pero las pérdidas ya se contaban por miles y no había manera de doblegar la resistencia huertista, parecía que los planes federales se cumplirían. Francisco Villa que se había estacionado a unos cientos de kilómetros decidió insubordinarse a carranza y tomar Zacatecas, ello generó la ira del Jefe Máximo el cual por el momento no podía hacer nada.

El 23 de junio Villa ordenó el ataque, el cual se centro en destruir las fortificaciones federales de los cerros de la bufa y el grillo, una vez que esto se logró se desató un avance contundente de la caballería que terminó por generar el desconcierto y derrota del ejército federal, se dice fácil pero la maniobra fue dura y costo la vida de más de 6 mil soldados. Con esto la suerte de Huerta quedo echada y lo único que quedaba pendiente era a quién se rendiría el ejercito huertista, si a Obregón o a Villa.

El asunto se definió con la decisión de Carranza se hostigar las líneas de aprovisionamiento de la División del Norte y al mismo tiempo obligar a Obregón a que avanzara a machas forzadas hacia la capital del país. Villa tenía la opción de enfrentarse directamente a Carranza, pero ello hubiera significado un respiro para las tropas huertistas que ningún revolucionario podía permitir. Ambos bandos quedaron en resolver sus diferencias en una convención, luego de que comisiones de villistas y carrancistas se reunieron el Torreón sin que Carranza hiciera caso a lo ahí acordado.

La Convención se verificaría luego de la derrota definitiva de las tropas federales, cuando esto sucedió en agosto de 1914, Carranza se empecinó en que dicha convención se realizará en la ciudad de México y que en ella participaran exclusivamente las fuerzas que reconocían su mando supremo. Villa no sólo se opuso sino que propuso integrar a la convención a las fuerzas zapatistas.

Muchos generales Carrancistas amenazaron con romper con el jefe supremo si este no accedía a la realización de la Convención por lo que este finalmente accedió y permitió que sus generales acudieran la ciudad de Aguascalientes como la sede del encuentro el cual se realizó en octubre de 1914.

La Convención La Convención Nacional Revolucionaria era en cierta forma la reunión más amplia de los jefes militares campesinos que se había formado hasta ese entonces, incluso los zapatistas hicieron su aparición interviniendo con gran efectividad.

La convención resolvió un programa social que tenía como objeto atender las necesidades más urgentes de los campesinos y los obreros, al mismo tiempo se declaró soberana, es decir en cierto sentido desconoció a la autoridad de Carranza como presidente provisional. No obstante subyacía un problema que se manifestaba en el marco de la convención: los campesinos revolucionarios representados por Zapata y Villa, desconfiaban totalmente de la voluntad y capacidad de la gran burguesía para llevar acabo un programa en beneficio de obreros y campesinos.

Al mismo tiempo la pequeña burguesía representada por Obregón, Lucio Blanco y compañía dudaba, no estaba segura de jugar un papel dirigente y por eso se mantenía al flaco de Carranza, no obstante esa unidad estaba derivada más del miedo a los campesinos revolucionarios que a algún tipo de fidelidad con el “barbas de chivo”. En un momento determinado, presa del ambiente Obregón y sus aliados optaron por aceptar la soberanía de la convención y de ello jugaron un papel determinante en los acuerdos fundamentales que fueron alcanzados. De hecho la propuesta de Eulalio Gutiérrez como presidente de la republica fue originada por los obregonistas. Los villistas cedieron a la propuesta de Obregón, la cual sonaba más o menos neutral.

Carranza declaró que no se acataba a dicho acuerdo y decidió retirarse a Veracruz. Las fuerzas militares que le eran fieles se reducían en esos momentos a las tropas de Pablo González. Cuando estas inciaron la retirada rumbo a Veracruz sufrieron deserciones masivas.

Por otro lado los obregonistas, que habían participado en los acuerdos de la convención se retiraron hacia la región donde el se encontraba con el pretexto de convencer a Carranza. No obstante lejos de la presión de la Convención decidieron, con excepción de Lucio Blanco, sumarse a Carranza.

Sin duda una actitud decidida de parte de los generales de la convención hubiera evitado que los generales obregonistas se sumaran a Carranza, no obstante fue en esos momentos que los dirigentes campesinos mostraron los limites que en esas circunstancias históricas podían alcanzar.

Los obreros Zapata y Villa declararon sinceramente en Xochimilco que ellos no eran buenos para eso de los “gabinetes”. Hacia falta un movimiento con un programa machismo más profundo que pudiera oponerse al de la burguesía Carrancista o la reformismo de Obregón. Lamentablemente el movimiento obrero, representado en cuando a fuerza organizada por la Casa del Obrero Mundial tenía una dirección que combinaba el sectarismo hacia el movimiento campesino revolucionario con oportunismo hacia el gobierno que le ofreciera mejores garantías de organización. Como eran anarquistas tenían ni podían tener la idea de unificarse con los campesinos revolucionarios para rebasar al capitalismo.

La otra fuerza importante, al menos en el terreno ideológico para los trabajadores era el Partido Liberal de Ricardo Flores Magón, el cual lamentablemente estaba sumamente aislado y al mismo tiempo tenía aún menos disposición que los anarquistas reformistas de la COM a llegar a acuerdos con zapata y villa, de hecho los enfrentamientos armados entre magonistas y villistas eran comunes.

Así que una gran carencia, tal vez la más determinante en el seno de la Convención fue la ausencia del movimiento obrero organizado y al mismo de una organización basada en él que le permitiera construir un programa revolucionario que los Carrancistas fueran incapaces de disfrazar como suyo.

Los pequeño burgueses

Las fuerzas militares de la convención eran originalmente muy superiores a las carrancistas, de hecho llegaron a ocupar por bastante tiempo la capital del país, no obstante, como hemos dicho, políticamente no tenían cohesión y tampoco un proyecto coherente con el cual enfrentar al de la burguesía. Con forme avanzaba el tiempo esta situación se hacía más patente, Eulalio Gutiérrez, el presidente de la convención huyo de la capital para librarse de la presión de las tropas villistas que desconfiaban, correctamente por cierto, de su fidelidad a la convención.

Lucio Blanco retiró su apoyo a la Convención y se paso del lado carrancista, al parecer este general de caballería consideraba demasiado brutos e ignorantes a los villistas como para dirigir el país, así que opto por los burgueses. Aún hoy muchos piensan así, creen que aunque sean justas las causas de los oprimidos, estos no tiene la capacidad para hacerse cargo de una empresa que las clases burguesas siempre han monopolizado y por tanto consideran mejor buscar entre los burgueses a alguno que sea “amigo del pueblo”.

De esta forma se definieron de una manera mucho más nítida los bandos del doble poder, por un lado la burguesía con Carranza y por el otro los campesinos con una Convención dirigida por Zapata y Villa. Por supuesto algunos podrían objetar que las diferencias de clase no eran tales dado que los ejércitos constitucionalistas y los convencionistas eran ambos campesinos, esto es cierto pero la diferencia radica en que en el lado constitucionalista el movimiento campesino seguía a dirigentes y programas de otras clases.

De hecho Carranza prohibió expresamente e incluso mando reprimir cualquier intento de reparto agrario en los territorios que ocupaban si dio concesiones fue básicamente por miedo a que su ejercito se desbandará y como una forma de arrebatar banderas políticas a los campesinos revolucionarios, aunque mientras pudo siempre trató de evitar que se afectaran los intereses de los grandes terratenientes y burgueses y por supuesto de las compañías extranjeras. Carranza tenía un discurso nacionalista, pero era más apariencia que realidad dado que terminó colaborando con el imperialismo norteamericano y cediendo a sus caprichos con tal de obtener armas para enfrentar a Villa.

Los dirigentes campesinos

En lo que se refiere a las fuerzas villistas, están eran sin duda de un carácter campesino genuino y su dirección también: Manuel Chao había sido maestro de escuela, Maclovio Herrera, Calixto Contreras, Toribio Ortega, Pancho Villa, Tomás Urbina, eran genuinos campesinos y su liderazgo al mando de la división del Norte estaba muy por encima de algún otro militar de origen federal como Felipe Ángeles o burgués como lo era Raúl Madero.

En la vía de la practica las zonas controladas por los ejércitos villistas establecían un control de casi todos los sectores económicos, expropiaron en beneficio de la revolución centenares de haciendas nombrando administradores que respondían directamente al ejército revolucionario, impulsaron la educación y tomaron medidas en contra de la especulación, la usura y el acaparamiento tanto de dinero como de alimentos. Una de sus primeras medidas fue el emplear miles de reses de los hacendados para la alimentación de las ciudades.

Es cierto que, salvo a las viudas de los caídos en combate, el villismo no repartía la tierra, pero también es cierto destruir la estructura económica de la hacienda fraccionándola en pequeñas propiedades hubiese significado por un lado la desbandada del ejecito campesino y por el otro la desorganización económica.

El villismo procedió a la explotación de las haciendas y las minas expulsando a los viejos terratenientes para aprovechar todo su potencial económico en favor de la causa, lo cual fue en suma perfectamente correcto y, pese a que ni villa ni sus compañeros no se dieron cuenta, sentaban las bases para un tipo de desarrollo distinto del capitalismo. Por supuesto que para que esto sucediera se necesitaba mucho más que el pragmatismo que animaba las iniciativas villistas. Villa no entendía la necesidad de una política de clase aunque en gran medida de forma empirica implementaba un programa de expropiación en contra de la oligarquía, la cual lo veía como su principal enemigo. Un ejemplo de esta falta de perspectiva fue su política hacia lo Estados Unidos, la cual estaba basada en evitar cualquier conflicto con los gringos con el objeto de poder comerciar con ellos los productos expropiados y poder así financiar la lucha revolucionaria, sin prever que tarde o temprano optarían por Carranza.

Como sea las tropas de la División del Norte creada por bajo la dirección de Villa y las medidas revolucionarias dictadas en los territorios por ella controlada son y seguirán siendo uno de los hitos más importantes en la lucha de clases en México, nunca un ejercito de explotados en el país, había llegado tan alto y tan lejos guiado tan sólo por sus instintos revolucionarios y su odio a muerte a la oligarquía terrateniente.

La otra fuerza campesina, militarmente más pequeña pero no menos importante, era el zapatismo. Cuya organización combinada la explotación colectiva de los ingenios y determinado sectores de la producción regional con el reparto agrario, que se había implementado de facto a partir de la ocupación de las haciendas. Esto les permitía a los zapatistas una mucho mejor organización de la producción local pero bastantes dificultades para construir una economía cohesionada, tal como si era posible en el territorio villista. Los zapatistas no podían construir los medios materiales para armar a sus tropas con los elementos necesarios para derrotar definitivamente a sus contrincantes, pero nadie como ellos, mientras vivió su jefe, para resistir las campañas de aniquilamiento.

El arraigo a la tierra aseguraba la combatividad de los ejércitos campesino cuando se trataba de defender sus territorios, pero ese mismo arraigo les impedía la movilidad necesaria para trasladarse a zonas de combate distintas Morelos y sus alrededores. El aspecto más trascendente del zapatismo no era el militar sino su organización social y su relativamente avanzado programa político el cual pese a la cierta influencia anarquista hubiera sido plenamente compatible con el triunfo de una alternativa socialista que como hemos señalado en esos momentos no se presentaba.

Los últimos meses de 1914 testificaron un proceso contradictorio; mientras que aparentemente las fuerzas de la Convención dirigidas por Villa se mostraban como la fuerza militarmente dominante, por el otro se iniciaba una serie de deserciones de los elementos pequeño burgueses, era paradójico que la mayoría de los generales y políticos que habían apoyado las medidas de la convención ahora se mostraban partidarios de Carranza. No era el caso de los campesinos, no obstante ante la falta de una ofensiva definitiva las fuerzas carrancistas se reabastecían de armas y preparaban iniciativas demagógicas para atraer a los elementos campesinos a sus filas.

Maniobras de carrancistas

El 6 de enero de 1915 se da a conocer una ley agraria que pretendía contrarrestar el plan de Ayala zapatista, que había sido asumido por la Convención. Carranza por fin había cedido a los consejos de algunos de sus generales y al de su maquiavélico asesor Luís Cabrera. Prometer no empobrece sería tal vez la idea prevaleciente en el campo carrancista. Del mismo modo se iniciaba una ofensiva de las tropas de Obregón hacia Puebla. La decisión de Villa fue el retirarse de la ciudad y entablar a las batallas en zonas más cercanas a sus líneas de abastecimiento. Los zapatistas hacían lo que podían para tratar de detener el avance de las fuerzas de obregón pero, estaban limitados a los medios, bastante modestos de sus propios recursos, dado que desde la ciudad de México elementos saboteadores como Martín Luís Guzmán y Eugenio Aguirre Benavides pese a estar formalmente comprometidos a abastecerlos, les negaban todo, esperando con esto quedar en buenos términos con Obregón y Carranza.

Al final Obregón logra ocupar la capital mientras que las fuerzas convencionistas se retiran con los zapatistas a Morelos. En México Obregón establece una política de alianzas muy amplia que abarca incluso a los supuestos anarquistas de la Casa del Obrero Mundial a los cuales se les ofrecen garantías para extender su organización en la zona constitucionalista (17 de febrero de 1915). Producto de esta alianza se crean los batallones rojos, los cuales eran más significativos por lo que representaban que por el aporte militar que pudieran suponer.

En el frente de guerra Villa, ha decidido atraer al enemigo mientras que al mismo tiempo trata de neutralizar la posibilidad de que se fortalezcan otros frentes de guerra distintos al del principal dirigido por Obregón. Manda a su lugarteniente más fiel: Rodolfo Fierro, viejo ferrocarrilero y dueño de un valor ajeno al común de los mortales, ha combatir a las tropas constitucionalistas estacionadas en Jalisco, al mismo tiempo manda a Felipe Ángeles enfrentar las tropas de Pablo Gonzáles en Monterrey, mientras que el general Urbina se haría cargo de los Arrieta en Durango. Pese a que el despliegue de las fuerzas de la convención era enorme, era notable que ya la única fuerza que tenía cierta consistencia en la lucha contra los carrancistas era la proveniente de la división del Norte, la mayoría de aquellos que habían votado los acuerdos de la convención, en su mayoría elementos pequeño burgueses, tanto civiles como militares estaban desertando. Al mismo tiempo los Estados Unidos, sin que Villa lo supiera, estaban dando todas las facilidades a Carranza para dotarse de recursos militares.

El único bando consecuente con el que contaba el villismo era el Zapatismo, pero este no sabía combatir fuera de su zona de influencia y ello la tornaba un tanto inútil en la proximidad de la batalla final en contra de Carranza.

Las batallas definitivas

Para Marzo de 1915 las tropas de Obregón avanzaban lentamente hacia el bajío, atrincherándose los primeros días de abril en la ciudad de Celaya y sus alrededores. El día 6 las tropas de la División del Norte inician la ofensiva que según se dice hubiera sido victoriosa de haber existido por parte de los convencionistas tropas de reserva, no las había mientras que por parte de obregón existían importantes contingentes de caballería esperando el momento oportuno para entrar en acción.

La batalla se prolongó durante dos días al cabo de los cuales los villistas habían logrado penetrar hasta la propia ciudad de Celaya, no obstante la intervención de las tropas de reserva decide la situación, Villa se ve forzado a ordenar la retirada teniendo que dejar una buena parte de las tropas que habían logrado penetrar la ciudad ante la posibilidad de caer en un cero que hubiese sido definitivo.

Villa intenta reagrupar fuerzas y para el 13 desata una nueva ofensiva que fue otra vez contenida por las tropas de refresco de Obregón, el cual contabiliza importantes bajas; 4 jefes, 27 oficiales y 527 de tropa muertos; heridos 5 jefes, 20 oficiales y 340 de tropa. Las bajas de Villa fueron 1800 muertos, 3 mil heridos y 500 prisioneros, material de guerra y ganado, 13º oficiales villistas que habían encabezado el avance más importante en Celaya fueron ejecutados sin juicio por ordenes de Obregón.

En los siguientes combates: León y la trinidad la ventaja estratégica ya era para los Carrancistas los cuales aprovechando el momento lograron derrotar a los elementos más importantes de la División del Norte.

Las perdidas no eran tan importantes, si bien los villistas habían sido derrotados, en todos los casos la victoria hubiera sido posible, de hecho en la Batalla de León un cañonazo de la división del Norte le arrancó el brazo a Obregón llevándolo a intentar suicidarse.

Desesperados los generales sustitutos encabezados por Benjamín Gil deciden una ofensiva final que de haber sido detenida hubiese significado la victoria para la División del Norte. Si Villa hubiese estado entrado de esto probablemente hubiese sostenido más tiempo la defensiva y no hubiese optado por una retirada que por la manera en que se dio resulto finalmente desastrosa. Algo similar sucedió en la Trinidad, finalmente pata julio los restos de la división del norte se retiraron definitivamente rumbo a Torreón esperando hacerse fuertes en Chihuahua.

Villa intento una ofensiva hacia los terrenos de origen de los mandos obregonistas; Sonora, la idea era atacar por sorpresa las ciudades fronterizas de sonora como Aguaprieta y desde ahí reiniciar una ofensiva, la idea era buena, sin embargo no contaba con que Obregón conocía de esos planes y que el gobierno norteamericano le permitió a las fuerzas de Obregón trasladarse en tren a más de 3000 hombres de refuerzo para Calles, el jefe obregonista en sonora en esos momentos, cuando las fuerzas villistas atacaron se dieron cuenta que habían caído en una emboscada, y tuvieron que retroceder.

Villa y Zapata siguen luchando

Villa regresó a finales de 1915 a Chihuahua, todavía tenía un ejercito capaz de combatir, pero los medios materiales eran angustiosamente escasos y, lo más importante, la mayor parte de los mandos de lo que quedaba de la División del Norte no creían que fuera posible vencer, en esas circunstancias Villa optó por disolver la División del Norte y regresas la guerra de guerrillas. En la cual tenía amplio conocimiento y que le permitió seguir infringiendo derrotas a los carrancistas aunque sin poder volver a constituir un ejército a gran escala como lo fue la División del Norte.

Precisamente cuando estaba reunido el constituyente de Querétaro Villa logró retomar Torreón y amenazar, al menos momentáneamente al gobierno de Carranza, es altamente probable que la presión militar villista haya obligado a no pocos miembros de la constituyente a mostrarse más a la izquierda para hacer aparecer al villismo como un movimiento reaccionario.

Como sea la constituyente de 1917 se reunió ente la amenaza de un villismo y un zapatismo diezmados pero no derrotados. Con la disolución de la División del Norte, terminó en los hechos la situación de doble poder gestada por la ofensiva villista a Zacatecas en 1914 y consolidada por la Convención Nacional Revolucionaria.

Hay que terminar la tarea

Los trabajadores y las organizaciones de clase en México retomamos la lucha de la Convención Nacional Revolucionaria señalando la necesidad de un programa de revolucionario como elemento básico para que ante eventos similares la lucha de los explotados llegue a la victoria.

Tal y como los Convencionistas de 1914-15 decimos que de lo que se trata no es de una constituyente sino un gobierno revolucionario basado en los obreros y campesinos.

¡Viva la Convención Nacional Revolucionaria!

¡Viva Zapata!

¡Viva Villa!

¡Viva la lucha de los trabajadores por el socialismo!