David Rey, camarada de El Militante Argentina, entrevista a l revolucionaria cubana Celia Hart, conocida por su lucha internacional en defensa de las revoluciones cubana y venezolana y la vigencia del pensamiento de León Trotsky para ambos procesos.
David Rey.- Tras la enfermedad de Fidel, se habló mucho de qué va a pasar en Cuba cuando él ya no esté físicamente presente. Algunos hablan de la necesidad de una transición siguiendo el modelo de China ¿Qué pensás de todo esto?
Celia Hart,. A partir del 31 de julio del año pasado, cuando se anunció el cese temporal en las funciones de Fidel, se nos vino momentáneamente el mundo encima. Por vez primera comprendimos que Fidel se moriría alguna vez. A quien nos acusa de culto a la personalidad, etc. siempre le respondo que los líderes juegan un papel crucial en la historia de los acontecimientos.
Precisamente por ser revolucionarios y vivir eternamente en lucha, son en general los primeros que mueren, el punto de mira del fusil enemigo: Rosa, Lenin, Mella, el Che, etc. Fidel es el hombre en la historia que más atentados ha sufrido…más de 600. Por lo tanto sería absurdo para los revolucionarios no valorar el milagro de que esté vivo sin haberse perdido un solo momento de la revolución en todas partes del mundo.
Esos meses primeros fueron dolorosos (yo los reflejé en mi artículo Fidel desde mi Balcón ). Fueron meses bien difíciles para los revolucionarios. Aunque no fue difícil para la administración del gobierno de mi país, que contra todo vaticinio marchó como relojería La administración de Cuba no corre el menor peligro: la economía subió el año pasado el 12,5%, la mortalidad infantil se redujo al 5,3 por mil, se desarrolló normalmente la Cumbre de los Países no Alienados, se están atendiendo problemas centrales en la economía, incluso viejos problemas, el parlamento funciona sin tropiezos y muchos ejemplos más.
Ese no es el problema. En casa hay buenos administradores y gente talentosa. Tampoco existe el peligro de que vengan los EEUU a invadirnos. Eso lo pueden descartar. Y si lo hacen será peor para ellos esta vez. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias están más preparadas que nunca y hasta los niños saben qué hacer. Imagina lo que es un Iraq multiplicado por un millón, con una unidad de convicciones inmejorable. Los Estados Unidos no podrán pagar ese precio.
La dificultad está en que lo que hacía Fidel, su voz, su palabra hablada formaba parte de las armas más eficaces de la revolución. Fidel significó mucho con la palabra hablada y con la batalla de ideas, desde que nacimos. Él mismo se ha dado cuenta (pienso yo) y nos arrulla con sus REFLEXIONES diarias, no cesa de estar en la lucha. Obviamente no puede mantener la misma presencia pública que antes. Ya es algo, pero no sustituye su voz, su acento, su mirada. Los periodistas que le leen no lo pueden imitar.
Es verdad que en Cuba hay personas y sectores que puedan pensar, que podemos hacer una transición al estilo chino hacia el capitalismo. Sobre todo porque todavía no logramos acá caracterizar a China como un modelo capitalista centralizado y en algunos sectores le llaman «socialista» Aunque cuando preguntaron a compañeros como Ricardo Alarcón (Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular) o al Ministro de Finanzas sobre esto, ellos respondieron que no habría este tipo de transición, no por que China, como pienso yo, se haya convertido en un país capitalista (lo que está provocando allá problemas sociales graves), sino porque son dos países con idiosincrasias diferentes.
Pero sí pienso que existe un sector Cuba que ahora defiende esta perspectiva con más tranquilidad y confianza. Eso sí es un peligro, no reconocerlo sería infantilismo político. Si bien en Cuba no existe un Stalin, el peligro de que pueda haber una tendencia hacia la restauración capitalista, aunque sea lenta, sí existe. De hecho lo expresó Fidel poco antes de enfermarse, en noviembre del 2005.
También es verdad que hay síntomas que expresan una tendencia diferente, por ejemplo se centralizó el mercado de cambios de monedas, ya no circula el dólar en Cuba. Pero, afortunadamente, el contrapeso fundamental a una versión china de mi revolución es la existencia del proceso revolucionario venezolano, que cada vez se va radicalizando más a la izquierda, y eso jalonea al proceso cubano de cierta forma, porque muchos de los revolucionarios que en Cuba dejaron de hablar de socialismo, por sustituirlo con los términos ecuménicos de «justicia social», «un mundo mejor», todo proveniente del «altermundismo», ahora ven que en Venezuela se habla de Socialismo con gran naturalidad, y ahora ellos también quieren hablar de socialismo, más allá de los epítetos extraños que algunos le quieren poner al socialismo: del Siglo XXI, aquel que es posible hacer sin expropiar a los capitalistas locales, etc.
Aquella frase del Che que «al Imperialismo…ni un tantico así» es extensible a las burguesías autóctonas que nos ofrecen, desde que Rosa Luxemburgo tuvo que combatir a Eduard Bernstein hasta el actual senado brasileño que se opone a Chávez en el MERCOSUR. Aprovecho para expresar cuántas revelaciones tiene que ofrecernos «DIOS» para saber, que tal como decía el Che son «el furgón de cola del Imperialismo».
David, Cuba no es indiferente para ningún revolucionario del mundo. La revolución cubana ha tenido mejor suerte que otras revoluciones, como la rusa. No sólo porque Fidel está vivo todavía, que sería el equivalente a Lenin, con todo las oscilaciones propias de un Jefe de Estado en circunstancias de stress internacional sin precedentes, sino porque la izquierda en sus diferentes variantes, con los mejores intelectuales del país, están en Cuba luchando por el Socialismo, que no fue el caso de la URSS cuando triunfó el estalinismo o cuando cayó el Muro de Berlín… Eso es una ventaja que tenemos. Otra, que 70 años de experiencia en Europa del Este, los problemas de China, la muerte de la revolución nicaragüense en los 90, etc. nos sirven de experiencia….que es oro; pero más que nada por lo inédito de ver cómo pueden desarrollarse una comunión de revoluciones (no traicionadas) y pueden aliarse. La relación con la joven revolución bolivariana nos expande el horizonte y nos obliga a profundizarnos más y más.
Es una comunión que, a pesar de lo lenta que va la revolución en Venezuela Bolivariana a diferencia de cómo se dio la cubana hace casi 50 años, ya expresa de manera irrefutable, sus vínculos, sus contradicciones. Nunca habíamos visto un proceso semejante.
Ahora vuelven a aparecer términos y debates que hace mucho tiempo no existían, como el de «revolución socialista o caricatura de revolución», etc.; pese a que cuando yo publiqué mis primeros escritos, mucha gente se quedaba extrañada diciéndome de qué socialismo hablaba, o qué era eso de la revolución permanente, Trotsky, y todo lo demás.
Ahora vuelve a abrirse una discusión, sobre todo en determinados foros (como el de los economistas, o el que tuvo lugar recientemente y se llamó «de Marx a ahora»), muy vinculados a la intelectualidad de Venezuela, y yo pienso que hay una oportunidad para que la izquierda mundial y la intelectualidad radical vengan a Cuba y Venezuela, que participen en estos debates y se comprometan con la realidad de nuestros países.
Cuando me preguntan por el futuro de Cuba, como imagen digo…»el Futuro de Cuba pasa también por las calles de Caracas, y los camaradas venezolanos están defendiendo también la permanencia de la Revolución Cubana. Tienen una responsabilidad enorme.
Es por eso que el apoyo a ellos, el apoyo irrestricto (siempre crítico) a los avances prodigiosos del discurso de Chávez es ahora nuestra principal trinchera….Sin abandonar lo que tenemos en casa»…Es pues ver cómo las tesis de la Revolución Permanente de aquel ruso en 1905 se manifiesta un siglo después.
Por eso. a una transición estilo China, que es mi terror, se le contrapone de manera desafiante la Venezuela cada vez más radical. ¿Quién ganará? A los revolucionarios no nos gustan las apuestas. Mientras otros piensan entre lo uno y lo otro nosotros lucharemos sin descanso para que venza la única opción que merece la escandalosamente bella y coherente revolución de Fidel Castro.
D.R..- En tus escritos vos has destacado la afinidad de los pensamientos e ideas de Trotsky y el Che Guevara. Durante décadas parecía que hubiese un muro de separación entre aquellos que se consideraban trotskistas, comunistas y guevaristas y sobre la concepción que cada uno tenía sobre estos dos dirigentes revolucionarios ¿Qué podés decirnos al respecto?
C.H.-Por paradójico que parezca cuando yo empecé a leer a Trotsky sus escritos me resultaban de cierta forma cercanos, conocidos en la misma línea que los del Che Guevara.
Al Che Guevara le ha sucedido lo que, lamentablemente, les pasó a tantos revolucionarios, que fueron apropiados por los partidos estalinistas dándose una visión distorsionada de sus ideas y pensamientos lo que creó ciertos prejuicios en otras tendencias revolucionarias y socialistas, como la trotskista. Estos partidos estalinistas se han transformado ahora en casi todos los países en partidos reformistas, exceptuando a maravillosos compañeros de los PC»s con los que tenemos numerosos puntos de contacto y acercamientos muy grandes. De hecho, yo misma vengo del PC, del PC cubano. Aprovecho para decirte que estamos en el punto donde podemos trabajar con los partidos de todas las tendencias marxistas sin demasiadas complicaciones. Ese fue otro de los regalitos que nos ofreció «el desmerengamiento» (palabra de Fidel Castro) del socialismo real.
Cuando yo conocí las ideas de Trotsky reconocí las mismas ideas que de una u otra forma había aprehendido del Che Guevara: La Revolución Permanente, sobre el Desarrollo Desigual y Combinado en los países de capitalismo atrasado, sobre el Internacionalismo, en sus críticas a la burocracia soviética. Baste volver a leer con cuidado El Socialismo y el Hombre en Cuba, o el Mensaje a la Tricontinental o el Discurso de Argel para reconocer cuáles eran los resortes del Che, su crítica feroz a lo que él mismo llamó «Potencias Socialistas». El internacionalismo como necesidad para seguir siendo revolucionario. Un internacionalismo militante y comprometido hasta los tuétanos.
De esta suerte, tanto el Che como Trotsky cayeron en el mismo limbo. La izquierda trotskista, en casos fundamentales como la argentina, considera al Che tan sólo como mártir o héroe, no le han reconocido sus aportes reales, concretos, explícitos a la teoría revolucionaria… Tan sólo porque los guevaristas muchas veces exaltaron su perfil guerrillero nomás. Por otro lado. los trotskistas (en general) se vuelven alérgicos cuando les hablan de guerrillas o de pólvora…Cuando el primer guerrillero de la URSS fue el que organizó, centralizó el Ejército Rojo. Ahora acá en Buenos Aires me han regalado el libro de los apuntes militares de León Trotsky ¡Y hay que ver no más sus espléndidos criterios sobre la guerra revolucionaria! El derecho a la violencia de los explotados sobre los explotadores la defendieron los dos, clara, explícita y recurrentemente.
También ambos tuvieron defectos, como todos los revolucionarios, como todos los que intentan algo en este mundo, siempre pueden equivocarse. Hemos sido víctimas de la desarticulación más espantosa con esa separación en espacios cerrados de los mejores marxistas.
Y eso de trotsko-guevarismo no es nada nuevo. No creo que lo que yo defienda sea novedoso. Néstor Kohan me ha regalado un libro de Carlos Rossi (seudónimo) donde habla de estos mismos temas, que yo recién descubro. Sí, soy una tonta descubriendo el agua tibia, como decimos en Cuba. Pero las circunstancias me obligaron a ello.
Además, me consta que el Che leyó a Trotsky y que compartía sus posiciones internacionalistas y sobre otros temas. Baste mirar una vez más la entrevista que Orlando Borrego le concedió a Néstor Kohan, que es recogida en su libro «El sujeto del Poder». Por ejemplo, Ernest Mandel ya intentó algún tipo de acercamiento entre ambas corrientes; o gente como Michel Lowy en su libro sobre el Che también menciona esta afinidad entre el Che y Trotsky. Lo que ha pasado ahora es que yo vengo de la Revolución Cubana, no milito en ningún partido trotskista y resalto la figura de Trotsky. Lo único que planteo es que los camaradas trotskistas reconozcan en el Che Guevara a un camarada de lucha, que lo lean y que se den cuenta de que no hay dos pensamientos más afines que los de ellos. Incluso en las contradicciones entre uno y el otro, pese a la diferencia en el tiempo, se nota que van por el mismo camino, y ante las mismas dudas proponen las mismas respuestas. Lo mismo le digo a los guevaristas…que conozcan a León Trotsky un poco más allá de los propios partidos, que no lo rechacen per se.
Hace dos o tres año mencionabas la palabra Trotsky y parecía que evocabas al diablo. Yo creo que eso ha cambiado y creo también que el camarada Hugo Chávez en su espléndida oratoria y transparencia ha ayudado a desmoronar todas esa cortinas férreas que hubo de acompañarnos tanto tiempo.
En el libro del Che recién publicado en 2006 en Cuba «Apuntes Críticos sobre el manual de la Economía política de la URSS» (Aunque Carlos tablada ya había usado parte de ese libro en su maravilloso libro «Pensamiento Económico del Ernesto Che Guevara», y luego Orlando Borrego lo contenía parcialmente en su «Camino al Fuego», este libro sale tal cual lo quiso el Che con otros apuntes inéditos en este libro que te menciono). El Che hace un análisis supercrítico a la URSS, al punto de decir que estaba «marchando al capitalismo».
Si lees La Revolución Traicionada de Trotsky y luego lees éste verás una consecución en el tiempo y el espacio, de las mismas críticas; exactamente en el mismo sentido. Por eso debemos ser capaces de entender que teniendo en cuenta las circunstancias concretas de su respectivo accionar, ambos tenían el mismo camino hacia el sistema socialista: la Revolución Permanente, a lo que el Che llamó «revolución ininterrumpida».
Por eso afirmo que fue el Che quien «me ganó» (como les gusta a ustedes decir) para el trotskismo…. o mejor a la trotskedad…. que no implica por supuesto militar en ninguno de los actuales partidos. Tú por ejemplo vienes de Ted Grant, otros de Moreno, otros de Posadas, de Pablo, Mandel, Lambert, etc. Yo provengo entonces del «tronco» del Che Guevara. Así es, para que me sigan criticando; «trotskizo» al Che en el misma medida y proporción que «guevarizo» a Trotsky. No es el caso, pero lo mismo puedo decir de Rosa, Mariátegui, Gramsci, etc. a los que nuestros perversos enemigos tratan de dividir y nosotros convertimos en sectas estrechas.
Los pensadores marxistas… los que de verdad han servido a la causa revolucionaria, con la palabra o con el fusil, mantienen una coherencia exquisita y una misma cadencia. Incluso en sus errores. Sucede que en el caso de Trotsky y el Che el desentendido ha llegado a niveles de escándalo de uno y otro lado de la barra. Por eso soy trotsko- guevarista -mariateguista-gramscista-luxemburguista…etc.
Deberíamos definir un término que recoja todos aquellos marxistas que se alejaron del pensamiento oficial de Moscú y marcharon a pesar de su ortodoxia comunista a contracorriente del oficialismo. De hecho al Che como a Mella muchos oficialistas los acusaron de trotskistas ¿Tendrían razón?
DR.- Vos sos una defensora entusiasta de la revolución bolivariana y del carácter socialista de la misma. También has manifestado que la revolución venezolana es clave para la revolución socialista latinoamericana. A comienzos del año, Chávez propuso la creación del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). En la izquierda revolucionaria de Venezuela y de América Latina se ha dado todo un debate sobre la actitud que deben tener los marxistas hacia este partido, si ingresar en él o mantenerse al margen ¿Cuál es tu posición?
CH.- Yo creo que hay que participar en la construcción del PSUV. Por eso felicito mucho a los marxistas venezolanos que han entrado y apoyado el PSUV. Lo que no quiere decir que no haya grandes retos. No va a ser miel sobre hojuelas. Va a haber una batalla fuerte. Es un partido al que también han ingresado muchos burócratas y reformistas, pero es una misión de los marxistas, que creemos en el frente único revolucionario, dar allí dentro la batalla porque allí es donde está lo más revolucionario de Venezuela.
Psicológicamente hay que entender que Chávez es una figura revolucionaria y tiene una autoridad tremenda en el pueblo, y el pueblo lo sigue. Hay gente que tiene el problema de disminuir el papel subjetivo de las personas y de los dirigentes populares; lo cual es contradictorio. Porque mientras que elevan a la categoría de figuras bíblicas a Marx, Lenin o Trotsky, pese a los errores que pudieron haber cometido en determinados momentos, intentan disminuir la importancia de Chávez o Fidel en el proceso revolucionario, lo cual es un error.
Las personalidades son producto de las circunstancias, surgen como consecuencia del devenir histórico. Como soy Físico te pongo un ejemplo ilustrativo, amén de ser llamada positivista (¡soy llamada de tantas maneras!):
Cuando una fuerza aplicada sobre un péndulo se implementa con la misma frecuencia de la oscilación, ocurre la resonancia. Que es un fenómeno muy útil pues incrementa al máximo la amplitud de la oscilación. Pues bien, Chávez con su acción, su palabra y, por fortuna, por haber llegado al poder encontró que su frecuencia era la misma que la frecuencia interna de la oscilación histórica, y se produjo la resonancia.
Negar esto es como negar las olas del mar. Tal cual , hay que entrar en resonancia con el proceso revolucionario ….eso sí, sin perder las perspectiva de lo delicado que es un partido político con más de cinco millones de aspirantes, después de la resaca del fin de los partidos, el fin del socialismo, etc.
Fíjate David, no ha pasado demasiado tiempo desde los espantosos años 90 cuando casi todos perdimos un poco la fe en los partidos y esta gran construcción. Es por eso que dialécticamente debemos comprender a los que les repelen este partido por experiencias amargas anteriores. Ustedes en la Argentina tuvieron la explosión del MAS que dejó marcado para siempre a los trotskistas de este país. Es por eso que debemos hacer un trabajo mancomunado para que funcione este instrumento que tanto necesita la revolución. Pero debemos estar en él. Fuera de él es poco lo que puede hacerse. Por supuesto que hay que fortalecer otras instancias, que sirvan de contrapeso clasista como son las secciones sindicales, pero hay que convencer a todos los compañeros a que den este paso, y desde allí organizarse y ver cómo se las van a arreglar Sé por demás que para muchos compañeros que llevan años organizándose no debe ser fácil.
Yo no estoy de acuerdo con esos grupos que creen que su organización o aparato es más importante que la impronta y su papel en la sociedad. La organización por la organización es una exageración. La organización es importante, y su articulación interna también. Lo sé porque fui de alguna manera dirigente de base del PCC en varios momentos, y en la medida que el funcionamiento interno era mejor más podíamos hacer en las tareas concretas donde actuábamos, pero con los métodos que la realidad te permite. Sabiendo que el aparato es un medio y no un fin en sí mismo.
Debemos no tenerle miedo a los fantasmas del pasado y entregarnos con fervor a construir este partido revolucionario. Quienes más experiencia tenemos somos los que nunca renunciamos a los partidos…Los reformistas dejaron de militar, por tanto tenemos muchas ventajas sobre ellos. Demostrar esa ventaja será nuestra tarea.
La construcción del PSUV es una victoria para todos aquellos de todas las tendencias marxistas, que en los difíciles momentos siempre creímos que Lenin tenía razón, que sin partido revolucionario no hay socialismo. Hacer verdad esto en un gigantesco partido es nuestro reto, porque será un gigantesco reto la construcción del socialismo en Venezuela. No aprovechar esta circunstancia es algo que la historia no va a perdonarnos. Tenemos que arremangarnos la camisa y luchar. De seguro que nos equivocaremos en muchas cosas, pero la mayor equivocación es no hacer nada y meter la cabeza en la arena.
Otra cosa, si ves hablo siempre en primera persona del plural. «Nuestro Partido» ¿Por qué? Porque algo que no creo que tendría éxito este partido si no comenzamos a organizarnos de una buena vez los revolucionarios…Al menos en el Continente.
Es gracioso, pero ahora la «Internacional» comenzará por aquellos países que Carlos Marx no conocía, incluso a los que no entendió muy bien. Pero sigue siendo la Internacional de Carlos Marx. No sólo debemos comprometernos, juzgar, equivocarnos, etc. los que no seamos venezolanos. Esta vez no podrá hablarse de «intereses nacionales», como el PCUS soviético post-Lenin.
Aun así los trabajadores de Latinoamérica deberíamos retomar aquello que se realizó en La Habana de los 60, la OLAS, o la Tricontinental. Allí se reunió todo el mundo revolucionario por vez primera… Desde la URSS y China como potencias socialistas hasta los guerrilleros de Centroamérica, VietNam en plena faena, etc….Más que los foros estos: horizontales, me gustaría ver una reunión con la resistencia de Iraq, Palestina, partidos marxistas etc. Todo aquel que le conteste a la burguesía en todas sus ramas y connotaciones. Pero eso está bien lejos. Por lo pronto, empezar a edificar el partido Socialista de la Gran Colombia es crucial para el éxito del PSUV. Sólo comenzar a pensar en eso nos ayudaría a quitarnos el susto.
Yo estoy escribiendo ahora un artículo sobre esto, que se llama «PSUV o partido revolucionario de la Gran Colombia» y digo que, aunque lo más importante es construir el partido revolucionario en Venezuela, esto todavía no está hecho. Hay que hacerlo y construir el programa y comprometer a los trabajadores en eso. Y el PSUV nos da esta oportunidad trabajando en su interior, ayudando a construirlo porque pertenece al pueblo revolucionario de Venezuela. Y que ese ejemplo hay que empezar a extenderlo por toda América.
Hay que construir frentes comunes aprovechando la circunstancia que da Venezuela, no sólo en el aspecto ideológico, sino también en con los medios y posibilidades que da la revolución. Por ejemplo el gobierno editó un millón de ejemplares del Manifiesto Comunista para su distribución gratuita. Y de ahí tenemos que buscar todo el apoyo necesario para estos compañeros revolucionarios. También ingresaron algunos compañeros del PC, pese a que sus dirigentes dijeron que no.
Habrá que ver cómo se agrupan y unen todos los marxistas en el PSUV. Pese a que Chávez dijo que no habrá tendencias, eso está por ver. Con todo el respeto que me merece. Pero no creo que no vaya a haber tendencias. Porque si están los reformistas de un lado y los marxistas del otro, el surgimiento de tendencias va a ser inevitable. Si el ala que debemos defender se convierte en una fuerza importante, yo creo que Chávez, como yo creo que poco a poco está haciendo, se va a decantar por esta ala, a pesar de la burocracia y la corrupción que también existe en sectores de su entorno. Está en su carácter. Fíjate que en lugar de ir a la reunión del MERCOSUR, anunció que irá a Rusia a comprar armas para defender la revolución. Al MERCOSUR la tildó de organización capitalista ¡Dios mío! Cuando yo decía eso hace un año era poco menos que una «terrorista» y una «sectaria». Ya ves cómo cambia el panorama.
Entonces, todos a fomentar el partido. Yo sé que ustedes, los de la Corriente Marxista Internacional, han hecho un gran trabajo en esto. Creo que de alguna forma ha llegado la hora para que todos los trotskistas nos encontremos (con nuestras dudas y apreciaciones diferentes) allí adentro.
Hugo Chávez y su revolución han roto el celofán para una verdadera revolución en el Continente que, parafraseando al Che, será socialista o será una caricatura. Es lo que merece entre otras cosas la revolución cubana que aguantó ella sola los embates del Fin de la Historia. Este Partido es nuestro mejor premio. Hagámoslo juntos, pues.
DR.- No cabe duda de que América Latina está a la vanguardia de la revolución mundial, lo que contrasta con la situación que existía hace 10 ó 15 años ¿Qué perspectivas ves a este proceso y qué recomendaciones darías a los revolucionarios del continente?
CH.- El péndulo a la izquierda que hemos agarrado en contrapeso al neoliberalismo de los años anteriores ha sido espectacular. Pero tampoco me dejo llevar por las expectativas. Porque también han ocurrido eventos medio raros. Por ejemplo, el proceso que hubo el último año en México, con Atenco, Oaxaca, o la Convención Nacional Democrática de López Obrador. Yo pensé que iban a tener un impacto mayor, con las grandes movilizaciones que hubo, por lo que significó la comuna de Oaxaca, y todo eso. Yo tenía grandes expectativas, pero no triunfó. De alguna manera la izquierda no supo sacarle la tajada, a mi juicio, a la situación, independientemente de que algunas tendencias revolucionarias tuvieran un crecimiento muy importante. Tanto el Subcomandante Marcos como López Obrador podían haber tomado el ejemplo de Cuba cuando Batista dio el golpe de Estado, considerar eso un fracaso y de ahí seguir avanzando. También tenemos muchos «amigos» como es el caso de Tabaré Vásquez en Uruguay, con las expectativas que creó al principio y ahora quiere reconciliarse con los responsables de la dictadura sacando una ley del punto final; o el caso de Lula en Brasil. O sea, reconociendo este giro general a la izquierda, también vemos estos toquecitos a la derecha. Por eso no podemos confiarnos, debemos afianzarnos más. Habrá que ver qué pasa en el Ecuador; ver hasta dónde llega el proceso en Bolivia, que es muy contradictorio, con un presidente que es un dirigente social en un proceso diferente al de Venezuela.
Lo que pienso es que no debemos perder mucho tiempo, que el péndulo puede irse a la derecha. Sarkozy ganó en Francia y Mauricio Macri puede ser que gane la alcaldía de Buenos Aires. Con toda la interpretación que pueda hacerse, son señitas de derecha. De ahí mi preocupación y mis prisas.
Por eso me dedico a escribir todo lo que puedo, porque es lo que puedo hacer en este momento. Y tenemos que reforzar los puntos de contacto entre los revolucionarios de América Latina, tratar de ver si de verdad seremos capaces de funcionar como una organización revolucionaria entre tantos compañeros con los que hablo, si vamos a alcanzar la mayoría de edad, superar los problemas subjetivos, de divisiones entre revolucionarios y demás, y vamos a plantearnos un programa de acción mínimo común.
Mi recomendación es que debemos unirnos, que necesitamos el partido en Venezuela, que necesitamos el partido en Argentina, y en todas partes, porque es quien puede canalizar todas nuestras energías.
DR.- Por último, Celia, cómo valorás tu estancia en Argentina, la presentación de tu libro y demás actividades
CH.- Muy bien que me preguntas. Me ha ido muy bien, excelente, nunca me pude imaginar algo así. Pero aprovecho para decirte algo en lo que he meditado mucho para entender tal bienvenida. Como dije en la charla, me pasó como a Charlot en «Tiempos Modernos», la emblemática película de Charles Chaplin. Cuando pasaba una huelga y de casualidad él sale inocente de una alcantarilla y le colocaron la bandera roja y él daba tumbos para acá y para allá con la bandera. Más o menos así: Yo tengo muchos atributos que no dependen absolutamente nada de mí. Provengo de la revolución cubana, mis padres son revolucionarios fundamentales de ella, y yo tan sólo he sido medianamente consecuente con eso, junto con cierta pericia de juntar letras, ahí está. Lo importante es que León Trotsky y el pensamiento radical están en el alma de las personas de este momento, se dio entonces en este instante el fenómeno de resonancia que te conté arriba, tan sólo momentáneamente. Fíjate nomás que Chávez habla de Trotsky, de Gramsci y con eso se hace más popular, eso implica que el pensamiento de la revolución y el internacionalismo pertenecen al momento histórico que vivimos. Curiosamente empieza a ser tema popular. No he hecho nada en mi vida que merezca las atenciones que me ofrecen, es porque ando en sintonía con las circunstancias, casualmente, como el Charlot de la alcantarilla.
La otra punta de la madeja es porque, prácticamente silvestre, me alinié con las ideas del marxismo radical: Busca que te busca a pesar de que me lo ocultaron por mucho tiempo, como a muchos otros, Trotsky se me aparece en el momento adecuado en las circunstancias justas. Le conozco poco antes de la caída del muro de Berlín, y eso hace que su pensamiento resulte fresco y renovador…
De tanto perseguir el camino radical e internacionalista de la revolución cubana, esa historia subyacente, pero evidente en Cuba…que comienza con José Martí y su partido de clase para poder lograr nuestra tardía independencia, Julio Antonio Mella (también acusado de trotskista) por el tristemente famoso Vidali; La Joven Cuba y Antonio Guiteras, las sucesivas confusiones estratégicas del Partido Socialista Popular (con Machado, con Batista), el Asalto al Cuartel Moncada , donde mi tío Abel Santamaría y mi madre participaron junto a Fidel; la fundación del movimiento 26 de Julio donde fueron mis padres fundadores y que encarnó el ideal de un movimiento de vanguardia que descartó cualquier opción electoral (a diferencia del PSP), el PSP era el antiguo Partido Comunista de Cuba, que tan sólo dejó de llamarles aventureros un año antes del triunfo. Fidel y su mirada inmensa y profunda en los procesos revolucionarios. Si alguna revolución puede enseñarse como permanente y sin etapismos confusos, ¡ésa es la nuestra! Por último, el Che en su intangible verdad….eso no más me acercó al trotskismo.
Ahora la realidad que vivimos, cuando los resortes para la supervivencia de la revolución más duradera y consecuente de la historia, pasan por otra revolución, los principios del Viejo toman carne y hueso.
Se me amontonan todos estos factores encima….Muchos me dicen sorprendidos «¿Y cómo se puede ser trotskista en Cuba?» Yo les respondo con un infinita seguridad «No: cómo se puede no ser trotskista en Cuba» Con la tradición revolucionaria de nuestra historia y nuestra tradición internacionalista por excelencia.
En un reciente encuentro, el pensador y revolucionario cubano Frenado Martínez Heredia sentenció: «El pensamiento marxista forma parte sustancial de la cultura de Cuba». Me puse a pensar en qué otra parte del mundo ocurre igual; no se me sumaron muchos países. En Cuba no aceptamos a ningún dictador, no hubo ni un solo desaparecido, con los crímenes del Moncada se levantó el pueblo cubano y hubo de ser indultado Fidel Castro, no tuvimos miedo, ni en Girón ni con la Crisis de los Misiles, fuimos participantes insignes del derrocamiento del apartheid en África, destruimos las tesis de Fukuyama enarbolando la consigna de Socialismo o Muerte. Ya vamos casi para 50 años de revolución, hemos bañado de médicos y maestros el mundo.
Trotsky también nos pertenece porque estuvo «silvestre», quizás en estos acontecimientos, él y el resto, en perfecta armonía con el Sol, el ron y el tabaco. Por eso te digo David, que entré en esta historia por contrabando, con cierta inocencia, tratando de lograr la coherencia que había aprendido desde niña con el pensamiento marxista del mundo.
Eso sí, te digo camarada, para quitarme la banderita roja de Charlot en «Tiempos Modernos», ahora habrá que matarme.
DR.- Muchas Gracias Celia y hasta la próxima
CH.- Gracias a ti y nuevamente a El Militante y a la Fundación Federico Engels por hacerme vivir momentos tan felices….Ustedes son especialistas en eso…en hacerme feliz.