El 12 de marzo, Eslovenia vio la mayor huelga desde su independencia en 1991. Con más de 145.000 trabajadores participando en el paro laboral, eclipsó a la manifestación de 70.000 que tuvo lugar el 17 de noviembre. La radicalización de los jóvenes y trabajadores en este pequeño país de dos millones de personas, que ya había visto protestas de masas a finales de 2005, ahora se ha profundizado aún más. De esta manera, el país ahora está junto a Alemania, Grecia, Portugal y otros, donde la clase obrera ha comenzado a despertar y lucha contra la creciente miseria provocada por la «economía de mercado», es decir, el capitalismo.
Los ingresos medios mensuales brutos de Eslovenia, ajustada ya la inflación, han subido menos de un uno por ciento en diciembre de 2007 comparados con el mismo período de 2006. Es una realidad la reducción salarial en términos reales si se tiene en cuenta que la inflación en diciembre de 2007 superaba el 6,4 por ciento (Fuente: International Federation of Chemical, Energy, Mine and General Worker’s Unions. 10/8/2008). Cada vez más personas tienen dificultades para poder satisfacer sus necesidades básicas. El ejemplo son los precios de los alimentos que han subido continuamente en el período reciente. Eso explica por qué una de las principales consignas del mitin fue: «Stop inflaciji» (Alto a la inflación).
El principal sindicato del sector privado, la Alianza de Sindicatos Independientes de Eslovenia (ZSSS) ha estado exigiendo aumentos salariales de entre el 5,6 y el 10 por ciento (dependiendo de la categoría de cada trabajador y grupo salarial). También exigen un aumento del salario mínimo, que actualmente está en 390 euros mensuales después de impuestos, unos 50 euros. Así mismo buscan un acuerdo que incluye aumentos salariales mayores si la inflación continúa elevada. Estas reivindicaciones son realmente muy modestas si se considera que los precios de los alimentos subieron un 15,6 por ciento en 2007, comparados con el 7 por ciento media en el conjunto de la «zona euro».
Al mismo tiempo, los trabajadores han protestado por el incremento de la explotación laboral. El incremento de la productividad es lo que ha permitido un crecimiento económico del 6,5 por ciento anual. Pero nada de este crecimiento beneficia a los trabajadores en su conjunto. El aumento de la riqueza ha ido a parar a los bolsillos de los capitalistas, dejando a los trabajadores con muy poco para vivir.
Las negociaciones por cuestiones salariales, vacaciones pagadas y otras cuestiones laborales llevan ya meses y finalmente acabaron en un acuerdo entre los llamados «interlocutores sociales» a finales de enero. Los empresarios y los sindicatos acordaron un aumento salarial del 4,7 por ciento y el sindicado desconvocó la huelga convocada para el 6 de febrero. Esta subida era demasiado modesta. Los 180.000 militantes del ZSSS podrían haber movilizado también el apoyo de los militantes de los otros tres sindicatos más pequeños, en total suman 170.000 trabajadores organizados. Aún así, a pesar del lenguaje militante de algunos dirigentes sindicales no han abandonado la idea de la «colaboración social».
A pesar de todo esto, los empresarios mantuvieron su palabra y la Cámara de Comercio e Industria, la Asociación de Empresarios (ZDS), rompió las negociaciones y no firmaron el acuerdo. Como respuesta a esta maniobra empresarial y también para intentar controlar un movimiento obrero cada vez más radicalizado, la federación sindical convocó una huelga el 12 de marzo.
La respuesta fue increíble. Fue un paro de 18 horas de los trabajadores del sector energético, postal, textil y del sector del cuero junto con los trabajadores municipales, de aseguradoras, funcionarios, agricultura e industrias ganaderas. La huelga también afectó a la venta al por menor, a la manufactura, recogida de basura, etc., Una gran respuesta de la clase obrera eslovena.
Los resultados concretos de esta huelga aún no están claros. Sin embargo, se puede decir que esta huelga estaba más que justificada y que el impulso poderoso que fluye desde dentro del movimiento aún no se ha evaporado. Se están produciendo procesos moleculares debajo de la superficie.
El pasado mes de noviembre, en paralelo con la protesta de masas en Ljubljana, hubo huelgas salvajes en Maribor. Trescientos trabajadores de la fábrica Swaty, una planta de ingeniería, espontáneamente dejaron de trabajar y consiguieron un cinco por ciento de aumento salarial. Es un acontecimiento importante y demuestra que luchar por mejores niveles de vida da resultados. Demuestra que la clase obrera en Eslovenia ha comenzado a moverse y puede ganar.
Los dirigentes sindicales deberían abandonar las ilusiones que tienen en la idea de la «paz social». Los empresarios ya la han roto. El capitalismo esloveno no está dispuesto a dar a los trabajadores lo que ellos quieren. La razón por la que han recibido tanta inversión extranjera de Alemania, Italia, Austria, etc., es precisamente el bajo nivel salarial en Eslovenia. Esperar, por tanto, que en estas condiciones sea posible construir en Eslovenia una concertación social pacífica entre las clases es una utopía. Si no es posible ya en la gran y poderosa Alemania, ¿cómo puede serlo en una Eslovenia débil y pequeña?
Lo que está ocurriendo en Eslovenia es una indicación de lo que veremos en toda Europa del Este. Con el colapso de los viejos regímenes estalinistas, con el colapso de las economías burocráticamente planificadas de estos países, se alimentó la ilusión de que el «mercado» resolvería todos los problemas. El mercado no ha solucionado ninguno de los problemas, pero sí ha puesto en el orden del día de estos países la lucha de clases.
Los trabajadores de Eslovenia no tienen otra elección que luchar. Pero Eslovenia es un país pequeño y sus trabajadores necesitan la ayuda de la clase obrera de otros países. Los trabajadores en Grecia ahora están luchando, igual que los trabajadores en Alemania y en muchos otros países de Europa.
Sobre esta base es posible vincular el movimiento actual en Eslovenia con los movimientos en otros países, es el mismo sistema capitalista que está provocando la espiral descendente de los salarios y niveles de vida. El Banco Central Europeo (BCE) clama pidiendo «moderación salarial». En la primera reunión del Consejo de Gobierno de la UE con los ministros de economía europeos se discutirá esta cuestión, además se celebrará en Ljubljana. La Confederación Sindical Europea (ETUC) ya ha convocado una manifestación el próximo 5 de abril de 2008. Esta será una buena oportunidad de demostrar la fuerza del movimiento obrero europeo, para aprender de la experiencia de otros países y así ganar las luchas futuras.