Del 27 al 30 de marzo se realizó el «Encuentro Latinoamericano contra el Terrorismo Mediático» en Caracas como respuesta a la reunión de la SIP (Sociedad interamericana de periodismo) y en un intento de romper el cerco mediático contra la revolución venezolana. Uno de los ponentes mas destacados fue el Dr Fernando Buen Abad. «El militante» le entrevistó el martes pasado en Caracas.
El militante: Del 27 al 30 de marzo se realizó el «Encuentro Latinoamericano contra el Terrorismo Mediático» en Caracas como respuesta a la reunión de la SIP (Sociedad interamericana de periodismo) y en un intento de romper el cerco mediático contra la revolución venezolana. Tú, Fernando, has jugado un papel muy destacado en este evento. ¿Podrías señalarnos cuales son a tu juicio los resultados principales de este evento y que perspectivas se abren de cara al futuro de la lucha de los comunicadores revolucionarios contra el capitalismo?
R: Una buena pauta para hacer una balance del «Encuentro Latinoamericano contra el Terrorismo Mediático» una de las buenas virtudes de este foro, es haber atinado en el tiempo, haber encontrado el momento en que la propia «Sociedad Interamericana de Prensa» (SIP ) se junta, y que se junta en un momento en que ellos están dando pasos organizativos muy importantes en todo el continente, a ellos les hace falta sistematizar sus encuentros incluso para fortalecer conceptualmente el ataque, basarlo en algo por más falaz que sea, fundamentarse en el territorio del «eje del mal» como gustan llamarlo.
A estos empresarios de la farándula parece darles mucha consistencia moral saberse que se atrevieron a reunirse precisamente en la «boca del lobo», donde ellos dicen que «no hay libertad de expresión». Si uno lee con cuidado el significado de la reunión de la SIP, la necesidad de hacer presencia se advierte que si ellos se consolidan aquí, en Venezuela, ya les será muy fácil pararse sin problemas en el resto del continente donde, acaso piensen, que no hay ninguna resistencia y al contrario habrá complacencia de todo tipo para ayudar a fortalecer el proyecto de concentración de herramientas de producción en comunicación.
Yo creo que este momento para convocar al «Encuentro contra el Terrorismo Mediático», fue atinado porque convocó para hacer un trabajo de desmontaje sobre cómo, en Latinoamérica, esta realizándose un proceso acelerado de monopolización mediática y también para explicar la propia historia de la SIP… explicar la cuna que esto tiene en la CIA y también el papel que ha jugado en la formación de las nuevas generaciones que, en todas las universidades de la derecha en el continente, están cultivando sus cuadros, formando su gente que viene al relevo, etc. Entonces, aunque por un lado el foro tuvo por tarea dar una respuesta a un golpe dado, como si dependiera de la agenda de ellos para poder contestar, también tuvo clara la tarea de convertirse en convocatoria a la acción directa organizativa y practica, que tuvo una gran respuesta a nivel de participación y una gran cantidad de propuestas. El Encuentro a puesto en evidencia todos los atrasos que tenemos nosotros de manera organizativa, de teoría y metodología, para ganar una dirección que pueda construir espacios y formas de comunicación del proceso revolucionario desde abajo.
Por ejemplo se habló, aunque escasamente, de dónde están las tareas revolucionarias más importantes hoy en Venezuela es decir que papel juega la prensa obrera, la tarea de la comunicación del movimiento obrero internacional que ha sido donde se han encontrado las formas mediáticas hacia el socialismo más avanzadas -si por formas mediáticas no nos quedamos solamente con prensa, televisión, radio cine, e incluimos que hay otras formas como por ejemplo los volantes, las asambleas mismas en los proceso de discusión que también son medios de comunicación.
Este Encuentro fue en efecto, en un sentido, una respuesta a las provocaciones de la SIP, pero no seria justo reducirlo a eso si queremos respetar la riqueza de todo lo afirmado durante cada exposición de los invitados y de todos los asistentes que tomaron la palabra para decir sus acuerdos y desacuerdos. También quedó muy claro que no basta con un encuentro y que se requiere pasar a sistematizar el trabajo de diagnostico y de acción directa. En eso se dio un salto cualitativo muy importante que esta ahora en turno de probar sus alcances.
Esto implica encaminar la agenda para el siguiente Encuentro, que se plantea la necesidad de realizarlo con mayor frecuencia y con capacidad organizativa sistematizando su intervención. Será necesario un documento de perspectivas que precise cuál es la estructura monopólica, cuáles son los actores de esta guerra mediática y no quedarnos únicamente con el diagnostico porque de nada sirve contemplar sólo quiénes financias esa guerra cuándo de lo que se trata es de pasar a la transformación revolucionaria.
En ese sentido la convocatoria de ese Encuentro me parece magnifica teniendo en cuenta que hace dos semanas no teníamos ninguno, lo que esto ha podido aportar en términos de la crítica al modelo burgués de la comunicación es fundamental. Me parece también que abrió puertas a la autocrítica, muy importante, muy necesaria y por lo demás que se ofrece un cauce organizativo muy útil en el corto plazo si se logra el mismo éxito. No es lo mismo el escenario de Venezuela hoy que mover esto a cualquier otro país, incluyendo a los que están en el proyecto del ALBA, habrá que ver las posibilidades para incidir igual o mejor en otro escenario. En cualquier caso se trata de una acción directa concreta que muestra bien clarito que no vamos a quedarnos en silencio, que sabemos lo que se prepara contra los pueblos y que podemos organizar una propuesta, esta vez con base en nuestra agenda de lucha internacionalista.
El militante: Otro de los motivos de tu estancia en Venezuela es la conformación de la Fundación John Reed. ¿Cuáles son los fines de la misma y cómo puede contribuir a la conformación de una alternativa comunicacional revolucionaria que responda a los desafíos que enrumba la revolución en Venezuela y en toda América latina?
R: La Fundación John Reed contiene, entre otras tareas, un proyecto de escuela de cuadros en comunicación empeñado en la formación política teórico-práctica profunda para enriquecer la acción revolucionaria con las herramientas comunicacionales. Impulsar la riqueza simbólica de la revolución hacia el socialismo y elevar la conciencia sobre el potencial simbólico que radica en la fortaleza moral de la lucha. Cuadros de comunicadores socialistas para la movilización, para el ascenso de la conciencia tomando como referencia el conocimiento científico en el campo de la producción de significado.
La Fundación John Reed que he impulsado, primero como cátedra, es impulsada y amplificada ahora por el Ministerio de Comunicación e Información con la idea de que crezca en tres importantes tareas que cumplir: una que sería la escuela de cuadros; contribuir al proyecto de política e comunicación que está en proceso de construcción constante; e intervenir en el escenario de la guerra simbólica en América Latina. Se trata, en suma, de considerar tareas como las de revisar el montaje de todos los discursos mediáticos y ver dónde calan, dónde construyen, dónde frenan, dónde confunden a los usuarios de los medios de comunicación. Qué papel juegan los medios incluyendo los del estado hacia el socialismo con su agenda de lucha y cómo se hace visible todo aquello que fortalezca la organización social para acelerar el tránsito al socialismo. No creo que los «expertos en comunicación», en su mayoría, estén dispuestos a entender el calibre de la amenaza internacional de la guerra mediática, incluso como problema de seguridad nacional. Hay muchos especialista, incluso de izquierda, que son complacientes con el discurso burgués y hay muchos reformistas Light que creen que algunos episodios de «terrorismo mediático» son sólo excesos aislados o fallas solucionables del sistema, no creen que lo que esta mal es el sistema mismo. El sistema capitalista.
La Fundación podrá contribuir a precisar tareas en política de comunicación en tres ejes concretos: luchar contra las formas del bloqueo mediático que conocemos tanto a nivel internacional como a nivel interno a nivel endógeno; diagnosticar un frente de combate contra toda forma de alienación, hacerla visible, hacerla compresible y que vías podemos emprender en su combate; construir nuevos lenguajes del proceso revolucionario. Ese es el universo del trabajo de la fundación John Reed y, además, en el corto plazo intervenir en un debate sobre el papel del estado y la comunicación, un estado que se define como un estado transicional hacia el socialismo, qué herencias recoge, para no repetir los vicios de los gobiernos burgueses.
EM:En las próximas semanas la Fundación Federico Engels de la que tú eres miembro va a publicar en Venezuela el libro de Alan Woods «Marxismo y Socialismo del siglo XXI, el antidietrich». En esa batalla por la clarificación política de la vanguardia en las autenticas ideas del socialismo frente los reformistas y burócratas dentro de la revolución bolivariana, ¿En que puntos crees que este libro puede hacer aportar en esa lucha?.
R:Esta claro que el proceso revolucionario hacia el socialismo en Venezuela esta amenazado permanentemente con intoxicaciones contrarrevolucionarias de todo tipo. Amenazado incluso desde adentro. Este libro de Alan Woods es una contribución para elevar el nivel da la conciencia y elevar el nivel del debate contra toda plaga de los sectarismos, los burocratismos y los reformismos.
El reformismo es camaleónico y se escurre por todas partes. Anda por el mundo sembrando confusiones y anda por el mundo poniendo el las mesas de su vaso vacío. Los reformismos, entre otras cosas, se hacen pasar por revolucionarios o como progresistas para engañar y traicionar a los pueblos, su papel consiste en frenar todo avance y adueñárselo para negociar con él a favor de sus sectas. El reformismo siempre se pone como interprete o traductor de los pueblos se dedica a bloquear toda organización y movilizaciones que no logra controlar para sus fines de secta. Eso es parte de la expresión de uno de los enemigos más perversos de la clase trabajadora, el reformismo es una práctica burguesa infiltrada, incluso, en la revolución socialista.
Alan Woods, y la Fundación Federico Engels, se han dado a la tarea científica de explicar detalladamente, con este libro, qué es, qué hace, cómo se infiltra en las mejores luchas y cómo se combate el reformismo. Se trata de un libro necesario y urgente que ayudará, sin duda, a poner en orden nuestras ideas para poner a salvo nuestras mejores luchas hacia el socialismo. Ayudará sin dudas a liberarnos de un parasito pertinaz y muy resistente que insiste en deformar nuestros mejores avances.