La experiencia de las recientes elecciones de base efectuadas en el PSUV para la selección de los candidatos a gobernaciones y alcaldías del pasado 1 de junio dejó a los representantes de la derecha y el imperialismo enmudecidos, al presenciar como cientos de miles de militantes y partidarios del proceso revolucionario se volcaron a los centros de votación, tanto para votar por aquellos candidatos que consideran más idóneos, como para dar una demostración de fuerza popular ante las amenazas de la contrarrevolución. La experiencia de las recientes elecciones de base efectuadas en el PSUV para la selección de los candidatos a gobernaciones y alcaldías del pasado 1 de junio dejó a los representantes de la derecha y el imperialismo enmudecidos, al presenciar como cientos de miles de militantes y partidarios del proceso revolucionario se volcaron a los centros de votación, tanto para votar por aquellos candidatos que consideran más idóneos, como para dar una demostración de fuerza popular ante las amenazas de la contrarrevolución. Pese al silencio mediático de la derecha para la que no existieron estas elecciones internas, si algo quedó demostrado en la reciente jornada del pasado domingo, es que la revolución bolivariana está, para despecho de muchos, vivita y coleando, y que la ilusión de que la revolución se había esfumado tras los resultados del 2 de diciembre, resultó ser eso, una falaz ilusión.
Lo cierto es que la demostración observada el pasado domingo fue impresionante y rompió con todos los pronósticos. Para los que militamos en nuestros batallones y circunscripciones socialistas, fue sorprendente ver a cientos de personas que nunca han asistido a las reuniones de los batallones, acercarse a votar con alegría y naturalidad. Incluso para sorpresa de los medios de comunicación privados, en sectores de clase media de Caracas y otras ciudades del país la concurrencia fue igualmente importante.
Para muchos sectarios, estos resultados no solo no tienen ningún valor, sino que representan una treta de los sectores burocráticos enquistados en el seno de la dirección revolucionaria, para garantizar su permanencia en el poder. Alegan, que la competencia entre candidatos que pueden hacer uso de maquinarias y de los recursos del poder, en comparación con otros que apenas cuentan con su prestigio en sus respectivos ámbitos de influencia, hace imposible una verdadera elección democrática dentro de un partido revolucionario. Sin embargo por encima de estos análisis, lo fundamental es que las masas, en particular sus sectores más activos, pese a los manejos burocráticos siguen en pie de guerra y quieren el PSUV como el instrumento para la transformación socialista de Venezuela.
REFORMA Y REVOLUCIÓN
Ya desde las jornadas del Congreso Fundacional de PSUV, se hizo evidente entre los delegados de todo el país, la puja entre sectores burocratizados tras el ejercicio del poder, y sectores revolucionarios que se aferran a los ideales y principios socialistas de la revolución bolivariana y de su líder el presidente Chávez. Durante las deliberaciones la burocracia, que inicialmente logró copar a través de maniobras la conducción del Congreso e intentó imponer una agenda insulsa preconcebida, se estrelló contra la insurgencia de la mayoría de los delegados, que impusieron la conducción colectiva en las mesas de trabajo y defendió el carácter anticapitalista y socialista de la nueva organización.
Los marxistas estamos perfectamente al tanto de aquello que a los sectarios asombra como a beatas. La dinámica entre reforma y revolución esta presente en todos los procesos revolucionarios. Los valores de la sociedad capitalista y la lucha de clases viven y se reproducen en la dimensión psicológica y mental de los actores políticos del proceso revolucionario. La dialéctica se hace presente en todos los ámbitos de la política y el asunto no es para persignarse y salir corriendo, sino para armarse con las ideas correctas del método marxista para dar la pelea en el seno del partido o la organización donde hacen vida la masas, ganar los mejores cuadros para lograr que el programa de PSUV sea el de la revolución verdadera.
Lo cierto es que el PSUV con todas sus imperfecciones es la organización que encabeza el comandante Chávez y con la que se identifican millones de venezolanos que apoyan con toda su alma al proceso revolucionario en su lucha contra la oligarquía y el imperialismo. Es allí donde se está dando esta batalla entre reforma y revolución. Entre aquellos que consideran que la revolución ya ha llegado lo suficientemente lejos y aquellos que consideran que la revolución no se consumará hasta que se produzca la expropiación de la burguesía, como única forma de romper las cadenas que condenan a millones a la miseria.
La decisión del PSUV de realizar elecciones por la base también se correspondió con un proceso de puja dialéctica. Había sectores que esgrimían nuevamente el argumento de que no había condiciones para realizar elecciones, porque motivaría la división en un momento difícil para la revolución. Si embargo los sectores más a la izquierda con el apoyo del propio Chávez, lograron imponer la tesis de las elecciones por la base, lo cual sin duda resquebrajará el poder de la burocracia o derecha endógena.
Al analizar los primeros resultados de las elecciones del domingo 1 de junio, podemos observar que la lucha entre reforma y revolución igualmente se reproduce en ese escenario. En algunos estados la fuerza de la burocracia logra imponerse como ha ocurrido en Bolívar, Miranda , y Anzoátegui (donde repitieron Diosdado Cabello , Rangel y Tarek William) y las fuerzas más a la izquierda han logrado triunfos en estados como Mérida, Táchira y muchas alcaldías a lo largo y ancho del país. En estas elecciones se vio cómo la burocracia movilizó sus fuerzas para garantizar la victoria cómo no lo hizo el 2 de diciembre pasado. Si en aquel entonces apenas había transportes para ir a votar desde los barrios este domingo sobraban. En muchos lugares los candidatos a la izquierda, más conocidos no tenían, los medios, el equipo de los candidatos más ligados a la burocracia.
Lo ocurrido con la inesperada movilización del pueblo en las elecciones internas, sin duda es positivo para la revolución, aunque al final las cuentas de tantos y cuales cargos beneficien a la burocracia. Queda pendiente lo retomar lo referente al Programa del Partido, el cual quedó suspendida su discusión debido a la organización de las elecciones primarias. Es de buen augurio saber que el presidente Chávez con el peso específico que tiene, esté ahondando sus estudios sobre marxismo y socialismo científico, como ha quedado demostrado en sus últimas citas a varios libros del camarada Alan Woods. Solo con un programa marxista podrá el PSUV encender la mecha de revolución socialista mundial.