La respuesta es la siguiente; Los revolucionarios estudiamos la historia, no para ser sabios académicos sino para comprender las enseñanzas vitales que esta nos dé y utilizarlas como herramientas prácticas en la lucha de clases.
La historia de las revoluciones es muy rica en enseñanzas y como espero poder mostrar, la revolución alemana en particular. Alemania era entre 1918 y 1923 el centro de atención y esperanza de todos los revolucionarios del mundo.
En esos años las posibilidades para completar la revolución socialista eran inmensamente mejores que las de Rusia de 1917. La clase obrera era muchísima más fuerte y el partido comunista más numeroso. Pero desafortunadamente los trabajadores alemanes fueron incapaces de tomar el poder. Entonces, ¿Qué falló? La respuesta a esa pregunta estará enfocada en esta discusión y en ella podemos encontrar una buena cantidad de lecciones para los revolucionarios en Venezuela hoy.
No podemos entrar en todos los detalles. La revolución alemana es evidentemente un tema amplísimo. Para los que quieren saber más recomiendo un libro de Pierre Broué , un historiador marxista francés, llamado ”Revolución en Alemania”. Parte de este libro está traducido al castellano (editado por la editorial A. Redonda, Barcelona 1973). El libro completo todavía solo se encuentra en francés e inglés. También hay un folleto importante escrito por el camarada J.I.Ramos, ”De noviembre a enero – la revolución alemana de 1918” que trata los acontecimientos de este año.
Resulta imposible en estos momentos hacer un balance detallado sobre la historia de la revolución alemana. Por lo tanto hemos decidido dedicar esté articulo a algunos aspectos claves, sobre todo los que tienen una relevancia especial para la situación actual en Venezuela. La revolución alemana enfrentó los revolucionarios con cuestiones teóricas muy complicadas y en algunos sentidos nuevos. Entre ellas destacan:
La cuestión del frente único
El surgimiento del fascismo y como combatirlo
Las relaciones de las masas con sus organizaciones tradicionales
El papel de los soviets y de los comités de fábrica
El arte de la insurrección
Discusiones sobre ultra-izquierdismo y táctica revolucionaria en general.
1914-1918: Hacia una situación revolucionaria
Alemania era al principio del siglo XX un país con una clase obrera numerosa y esta contó con un partido enorme, el SPD (Partido Socialdemócrata Alemán) y con sindicatos en todo el país. Durante muchos años el SPD defendía la revolución proletaria como la única salida de la crisis capitalista. En 1914, antes de la guerra, el partido tenía 1.085.905 militantes y en las elecciones de 1912 los candidatos del partido habían recibido unos 4.250.000 votos.
Pero con esta fuerza gigantesca también se extendió el aparato organizativo del SPD. Solo en los 90 diarios publicados hubo 267 periodistas a tiempo completo mas 3.000 obreros para la maquetación y impresión. Aparte de esto la mayoría de sus 110 diputados eran profesionales a tiempo completo igual que la mayoría de sus 2.886 consejos regionales.
Esto por supuesto no era un problema mientras el aparato se utilizó para fines revolucionarios y bajo el control democrático de los obreros y la base del partido. De hecho, el propio Lenin en su famoso escrito ”¿Qué Hacer?” utilizó la organización de del SPD alemán, con sus revolucionarios profesionales, como un modelo a seguir.
Pero poco a poco, los dirigentes del SPD empezaron distanciarse de la clase y el aparato se transformó en su contrario. Esto tenía una base material ya que sus salarios y modo de vida como funcionarios empezaron a elevarse a las de la propia clase obrera. El marxismo señala que el ser social determina la conciencia. Una de sus primeras expresiones fue el surgimiento de las ideas revisionistas de Bernstein, uno de los fundadores del reformismo y más tarde en la actuación de toda la dirección del partido. Las ideas de Bernstein eran parecidas en muchos aspectos a las que defienden hoy en Venezuela intelectuales como Heinz Dietrich.
Como los camaradas saben la primera guerra mundial se estalló en 1914. Como hemos explicado muchas veces, son los grandes acontecimientos los que ponen a prueba cualquier partido y tendencia política y las revoluciones y las guerras son los acontecimientos más importantes en la historia.
En el momento decisivo los líderes del SPD dejaron todas sus consignas revolucionarias a un lado y votaron a favor de los créditos a favor de la guerra en el parlamento. Esta fue una traición sin precedentes. Aún Lenin no podía creerlo y pensaba que el ejemplar del periódico de partido, Vorwörts anunciando esta decisión era una falsificación hecha por los altos mandos del ejército alemán.
No obstante, pese a la traición de la burocracia reformista del SPD que paralizó a los trabajadores y los arrastró a la guerra, esta iba a tener un efecto importante sobre la conciencia de la clase obrera. Los continuos desastres en el frente de batalla, el malestar y descontento de los soldados y la situación de miseria en los barrios obreras de las ciudades esforzó el proletariado a intentar cambiar la sociedad.
Rosa Luxemburgo y los espartaquistas
Hubo un grupo de camaradas que mantenían las posturas del internacionalismo proletario frente a esta traición grosera. Se trata principalmente de los partidarios de Rosa Luxemburgo, una marxista revolucionaria de origen polaco, organizados en lo que más tarde iba a llamarse “La liga espartaquista”. A este grupo se sumó Carlos Liebknecht, un conocido diputado que era el único que había roto la disciplina y votado en contra de la guerra en el parlamento.
No tengo tiempo para profundizar sobre las ideas de Rosa Luxemburgo pero recomiendo que los camaradas lean sus escritos escrupulosamente. Sobre todo su folleto Reforma o revolución constituye un pilar fundamental en el arsenal del marxismo y tiene una relevancia particular en la lucha contra la derecha endógena en el movimiento bolivariano de Venezuela.
Sin embargo, Rosa Luxemburgo cometió ciertos errores de política y organización que más tarde jugó en su contra. Durante los años anteriores había mantenido una polémica con Lenin sobre varios temas de gran importancia. La más importante en mi opinión fue sobre el carácter del partido y la necesidad de educar a los cuadros.
El SPD era la organización decisiva de la clase a pesar de su dirección que apoyaba a la burguesía alemana. Rosa Luxemburgo y sus camaradas se mantenían dentro del partido lo cual era correcto. Lucharon por ganar al máximo número de obreros para las ideas del marxismo genuino. Su gran carencia era otra. El problema fundamental era que no hicieron el trabajo suficiente, de forma sistemática, para organizar la tendencia marxista, educar a los cuadros espartaquistas y tener una publicación regular de su grupo.
También podemos decir que había calculado mal el desarrollo del SPD. Pensaban que la lucha iba a continuar dentro del partido aún cuando un sector importante estaba al punto de escisión. Ese sector – liderado por importantes diputados y reformistas de izquierda – dio el paso en 1916 y fundaron el USPD, el partido Socialdemócrata independiente.
Aquí vemos una lección importante para Venezuela: Por un lado es necesario tener una tendencia marxista organizada si queremos luchar contra la derecha endógena. Como Paul Levi, un espartaquista que más tarde presidió el partido comunista alemán dijo en 1920; “Somos muchos los que nos arrepentimos de no haber empezado a formar el núcleo del partido comunista en 1903” (el mismo año en el que se formó el núcleo del bolchevismo en Rusia). Si en Venezuela no construiremos una corriente marxista dentro del PSUV con una publicación regular y una educación de cuadros marxista, será mucho más difícil actuar e intervenir en las luchas que decidieran el destino de la revolución.
Por otro lado muestra que las discusiones sobre perspectivas son importantísimas y la conclusión que uno saque o no tiene una importancia decisiva a la hora de actuar. Tener perspectivas equivocadas puede resultar en errores serios en la intervención práctica en la lucha de clases.
Rosa y sus compañeros fueron a participar en el USPD pero no habían previsto su llegada ni tampoco preparado para ella. Mientras 170,000 quedaron en el SPD, 120,000 (incluidos 33 diputados) fueron a formar parte del USPD. El USPD era un partido centrista; en palabras sus dirigentes apoyaban posturas revolucionarias pero en la práctica se inclinaron a pactar con los burócratas del SPD.
1918: Año de revolución
Los acontecimientos internacionales tenían un efecto importantísimo sobre la conciencia del proletariado alemán. La revolución rusa de octubre 1917 dónde los soviets de las masas obreras, campesinas y soldados, dirigidos por los bolcheviques, tomaron el poder, atrajeron el entusiasmo de los obreros alemanes. Por otro lado, las continuas derrotas, el caos y la descomposición del ejército alemán en el frente occidental aumentó la desconfianza de las masas con el régimen existente.
Cuando el estado mayor del ejercito alemán preparó una ultima batalla, movilizando los marineros para frenar el avance del enemigo, esto provocó un movimiento revolucionario; los marineros de la ciudad de Kiel, apoyados por el USPD y el SPD en la ciudad, tomaron las calles, fusionaron su comité con el consejo obrero que efectivamente mantuvo el poder en la ciudad. El movimiento se extendió por todo el país; motines sacudieron división tras división del ejercito, se constituyeron consejos de soldados y trabajadores en ciudad tras ciudad, haciéndose dueños de las mismas. Aunque Carlos Liebknecht proclamó la victoria de la revolución socialista el 11 de noviembre, el movimiento fue rápidamente desviado por la dirección del SPD con la ayuda de los dirigentes centristas del USPD que formaron un gobierno conjunto.
Sin entrar en detalles, es necesario precisar que la revolución de noviembre en Alemania tenía muchos rasgos comunes con la revolución de febrero en Rusia. Es que decir que las masas, inexpertas y entrando la vida política por primera vez, no tenían totalmente claro la necesidad de romper con la burguesía. De hecho hubo muchas ilusiones democráticas y un grado de confianza en los dirigentes de la SPD que prometieron mejoras para la clase obrera pero sin una revolución violenta, etc. Para resumir; la clase obrera tenía el poder en sus manos pero no estaba consciente de ello y entregó el poder a los dirigentes del SPD que trabajaban a los ordenes de la burguesía alemana.
Esto por si mismo no era un problema. En el desarrollo de toma de conciencia de la clase obrera eso es un estadio muy normal. Después la revolución de febrero en Rusia, Lenin pensaba que era cuestión de explicar pacientemente el programa bolchevique y construir las fuerzas revolucionarias para poder conquistar el apoyo de las masas en los soviets y luego pasar a la toma de poder.
El ultra-izquierdismo: una advertencia seria para Venezuela
Sin embargo, hubo en Alemania un exceso de activistas dentro de las filas espartaquistas que no entendían este estadio de ánimo de las masas y el desarrollo de conciencia. Desesperados por el, al parecer, lento ritmo de la revolución buscaron soluciones rápidas. En su escrito sobre la revolución de 1918, el camarada J.I.Ramos lo describe así:
“Pero muchos de estos jóvenes y no tan jóvenes revolucionarios [entre los espartaquistas] transformaban su impotencia frente a los reformistas en impaciencia. Sustituyeron la conquista del apoyo entre las masas, por la toma del poder sin considerar seriamente el estado de ánimo ni el nivel de conciencia del proletariado en esos momentos.”
(J.I.Ramos: De noviembre a enero. La revolución alemana de 1918)
En los periodos de revolución y contra-revolución el peligro de ultra-izquierdismo siempre está presente. La revolución alemana es una muestra clara de eso y también una advertencia importantísima para Venezuela.
Para los marxistas siempre es fundamental resaltar que hay distintas capas en la clase obrera, en la juventud y en el campesinado que sacan conclusiones a ritmos distintos. Los sectores más avanzados, entre ellos los activistas en el movimiento obrero se dan cuenta de la traición de los dirigentes reformistas muchísimo más rápido que por ejemplo los obreros en las bases. Por lo general los obreros son muy fieles a la organización y a los dirigentes que los han despertado a la vida política. Requieren grandes acontecimientos para romper con ellos y buscar una alternativa.
En las filas espartaquistas la impaciencia aumentó. A pesar de los deseos de Rosa Luxemburgo y Leo Jogiches (otro dirigente importante de los espartaqistas), los espartaqistas decidieron formar el partido comunista en diciembre 1918. Pero sin una preparación seria y un esfuerzo para ganar el máximo apoyo. Por ejemplo la red de delegados revolucionarios, la vanguardia del movimiento obrero en Berlín, que había planteado una serie de condiciones justas para poder integrar al nuevo partido, fueron rechazados. Desaprovechando los espartaquistas la posibilidad de agrupar bajo sus filas a un sector decisivo de la clase trabajadora.
El congreso fundacional del KDP(S) – el partido comunista de Alemania (espartaqista) – tenía el apoyo de los bolcheviques que enviaron a Carlos Radek como su delegado. No obstante, el congreso no apoyó los métodos que habían empleado los bolcheviques durante la revolución rusa. Por el contrario los elementos sectarios vencieron a Rosa Luxemburgo y Carlos Liebknecht en los puntos más decisivos; rechazo a participar en elecciones parlamentarias y un rechazo a trabajar dentro de los sindicatos con predominancia del SPD.
Estas cuestiones de táctica revolucionaria son muy necesarias discutir también en Venezuela hoy. Si rechazamos participar en el movimiento tradicional de los sindicatos y formar sindicatos “puros” estaríamos condenados al aislamiento. Rechazar por ejemplo participar en la UNT o colaborar con las corrientes de esta central sería un error de dimensiones grandes. En el mismo sentido sería una estupidez negar entrar el PSUV y construir una tendencia marxista adentro del mismo.
La cuestión del parlamentarismo también es importantísima. Los marxistas sabemos por supuesto que las cuestiones fundamentales no se resuelven en el parlamento sino en las calles y fábricas. Sin embargo pensamos que la clase obrera debe utilizar cualquier espacio para promover el mensaje revolucionario. Mientras los revolucionarios no tengamos la fuerza para derribar a una institución, es decir mientras todavía no tenemos la mayoría de la clase ganada para nuestro programa, utilizaremos todos los espacios para agitar nuestras ideas y ganar a la máxima cantidad de partidarios. Pero todo esto no fue tomado en cuenta por la mayoría en el congreso del KPD(S). Vemos más adelante el resultado destructivo de los métodos ultra-izquierdistas.
Enero de 1919: La vanguardia cae en la trampa
A pesar de los resultados confusos del congreso fundacional en diciembre, no todo estaba perdido para los comunistas alemanes. El mes de diciembre produce una intensificación de la lucha de clases. El USPD fue expulsado del gobierno por Ebert, el canciller del SPD. Aunque se ordenó la entrada de diez divisiones militares a Berlín para asegurar el reino de la reacción, los soldados se negaron, influenciados por propaganda revolucionaria. Las ilusiones democráticas de noviembre poco a poco estaban disipando. La burguesía alemana estaba consciente de este hecho. Utilizaron el tiempo para formar los Freikorps, bandas paramilitares que pronto contaron con 80.000 miembros en Berlín.
En enero viene la provocación decisiva de la derecha: En Berlín botan al Eichhorn, un conocido dirigente izquierdista del USPD, que era el entonces jefe de la policía en la capital alemana. El USPD y el KPD(S) responden con la convocatoria para una manifestación el 5 de enero. Centenares de miles de obreros asisten a la manifestación. Pero los revolucionarios no tienen ningún plan consciente para continuar la lucha, dándole una orientación clara. Dejan el día transcurrir debatiendo y debatiendo mientras miles de obreros retornan a sus casas.
Una vez pasado el 5 de enero, los comunistas se inclinan al ultra-izquierdismo; Sin consultar la dirección del KPD(S), Liebknech y Pieck (otro dirigente comunista) firman una declaración junto con miembros de la coordinadora revolucionaria dónde explican que su objetivo inmediato es derrocar al gobierno, pero sin haber hecho preparaciones serías ni un esfuerzo para ganar a la mayoría en los comités de obreros y soldados. Muchos edificios importantes en la ciudad fueron tomados por los comunistas y la insurrección tenía una repercusión en la vanguardia. Pero esto no fue suficiente.
Tanto Carlos Radek como Leo Jogiches y otros espartaquistas como Paul Levi, intentaron convencer Rosa Luxemburgo y Carlos Liebknecht – los dos dirigentes más reconocidos y con más autoridad - hacer una retirada táctica temporal. Aunque Rosa Luxemburgo se opuso a empezar la lucha por derrocar el gobierno, una vez en plena batalla ella no entendía la necesidad de hacer la retirada. La clase dominante aprovecha el momento; empieza la represión y envían a los Freikorps para detener y matar a Rosa Luxemburgo y Carlos Liebknecht.
Aquí vemos la consecuencia directa de la falta de trabajo paciente de educación de los cuadros por parte de los dirigentes espartaquistas; en los momentos decisivos fueron desbordados por los obreros a la izquierda, impacientes por la falta de acción pero sin una estimación sobria de las posibilidades para hacer una insurrección exitosa. Como dijo Radek en una carta, comparando la insurrección alemana de enero 1919 con las “jornadas de julio” en Rusia de 1917 – una batalla muy parecida donde parte de la vanguardia en San Petersburgo estaba impaciente por lanzar una lucha inmadura;
“Nada puede impedir al más débil batirse en retirada frente a una fuerza superior. En julio de 1917, cuando éramos infinitamente más fuertes de lo que sois ahora vosotros, intentamos retener con todas nuestras fuerzas a las masas, y como no lo conseguimos, las condujimos con esfuerzos inauditos, hacia la retirada, huyendo de una batalla sin esperanza… “
(citado en J.I. Ramos, pag.51 y en P.Broué, “The German Revolution” pag.251)
Según Radek, era necesaria una retirada temporal, parecida a la que hicieron los bolcheviques en 1917 y con el mismo objetivo; el KPD(S) debería empezar una campaña para ganar la mayoría en los consejos de obreros y soldados. Pero sus consejos valiosos no fueron escuchados; los dirigentes espartaquistas continuaron la insurrección y hicieron un principio de honor la defensa del edificio ocupado de “Vorwärts” (el periódico Socialdemócrata).
El doble asesinato de Luxemburgo y Liebknecht tuvo lugar el 15 de enero 1919. Los dos líderes revolucionarios más importantes del proletariado alemán fueron eliminados igual que Leo Jogiches, dos meses después, en marzo 1919. Franz Mehring, otro dirigente importante de los espartaqistas murió de un ataque de corazón poco después.
A pesar de todas las diferencias que Lenin había tenido a lo largo de los años, cualificó Rosa como un “águila” de la clase obrera. En un artículo de 1922 defendió a Rosa en la siguiente manera contra los que querían tergiversar su memoria:
"Vamos a contestar a esto con dos líneas de una estupenda fábula rusa: un águila puede en ocasiones descender más bajo que una gallina, pero una gallina jamás podrá ascender a la altura que puede hacerlo un águila. Rosa Luxemburgo se equivocó en la cuestión de la independencia de Polonia; se equivocó en 1903 cuando enjuició al menchevismo … (sigue toda una serie de equivocaciones) … Pero a pesar de todas esas faltas fue y sigue siendo un águila; y no solamente su recuerdo será siempre venerado por los comunistas de todo el mundo, sino que su biografía y la edición de sus obras completas (con las que los comunistas alemanes se retrasan en forma inexplicable, lo que parcialmente se puede disculpar pensando en la insólita cantidad de víctimas que han registrado en su lucha) representarán una valiosa lección para la educación de muchas generaciones de comunistas de todo el mundo" (escrito en febrero de 1922, publicado en Pravda núm 87, 16 de abril de 1924).
Reconstruyendo el partido
No es una exageración decir que la perdida de Rosa Luxemburgo en 1919 por parte del proletariado alemán constituye una verdadera tragedia. A pesar de ciertos errores, ella era la dirigente de los comunistas que tenía más potencial y capacidad teórica y política para poder conducir los comunistas hacía una revolución proletaria exitosa.
Si el KPD(S) había seguido el consejo de Radek, es muy probable que hubieran podido reagrupar sus fuerzas y dar una batalla en los comités de obreros y soldados para la mayoría y así preparar la batalla final por la toma del poder que hubiese podido venir en un corto plazo. Recordemos que en Rusia apenas pasaron tres meses entre las jornadas de julio en y la insurrección de octubre.
Sin embargo, con este fracaso rotundo, el KPD(S) había perdido cuatro de sus dirigentes principales; Luxemburgo, Liebknecht, Mehring e Jogiches.
El hombre que reorganizó el partido fue Paul Levi, un espartaquista que había sido el abogado de Luxemburgo. Su preocupación inmediata era evitar el ultra-izquierdismo e intentar ganar los sectores rebeldes dentro del USPD. Los izquierdistas en este partido estaban muy inspirados por la revolución rusa pero no habían apoyado la fundación del partido comunista alemán porqué les asustaron la cantidad de elementos ultra-izquierdistas en ello.
Pero después la derrota de 1919 entendieron que era necesario unir fuerzas contra la reacción burguesa. Levi hizo un esfuerzo importante para ganar a los independientes; en octubre de 1920 el USPD celebró su famoso congreso de Halle dónde la mayoría se afilió a la internacional comunista. El resultado era una fusión que dio nacimiento a VKPD (el partido comunista unido de Alemania). Desde un grupo relativamente reducido tras la derrota de enero de 1919, los comunistas contaron después la fusión con un partido de más que 400.000 militantes.
¿Qué es el frente único?
Uno de los grandes aportes que la revolución alemana hizo a la experiencia de la clase obrera mundial y a los revolucionarios era el método del frente único. Ciertamente, ese método fue desarrollado sobre la base de la experiencia en Rusia de los bolcheviques cuando llamaron a los SR y los mencheviques a luchar por profundizar la revolución a través de que la clase obrera de un modo unificado tomara el poder a través de los Soviets. Pero la experiencia de revolución alemana profundizó esto de una forma significativa.
La existencia en Alemania de un partido socialdemócrata que todavía tenía apoyo entre las masas, la necesidad de los comunistas a ganar a las bases de obreros que seguían el SPD y la propia necesidad de luchar por las cuestiones inmediatas condujo el joven partido comunista a emplear el método de buscar un frente común en la lucha inmediata de los trabajadores contra los patronos.
Radek, uno de los dirigentes de la internacional comunista y su delegado en Alemania, en 1922 en una reunión hizo un llamado directo a los socialdemócratas explicando el frente único así:
“Nos sentamos con vosotros en la misma mesa, queremos luchar con vosotros y esta lucha será la que decida si se trata de una maniobra en beneficio de la Internacional Comunista, como pretendéis, o bien de un torrente que reunirá a la clase obrera. (…) Si lucháis con nosotros y con el proletariado de todos los países – no ya por la dictadura, no pedimos tanto – sino, por el trozo de pan y contra la decadencia del mundo, el proletariado cerrará sus filas en la lucha y entonces podremos juzgaros no ya en base a un pasado terrible, sino refiriéndonos a unas acciones completamente nuevas. (…) Intentaremos luchar juntos, no ya por amor hacia vosotros, sino por la inflexible urgencia del momento que nos está impulsando y que os obliga a negociar en esta sala con los mismos comunistas de carne y hueso que os han llamado criminales”
(Citado en P.Broue, “El partido bolchevique”, página 453)
El frente único es un método de lucha; los revolucionarios unimos nuestras fuerzas con los reformistas en la lucha concreta, manteniendo en todo momento el derecho plantear y defender nuestras propias posturas y bajo nuestra propia bandera. En el calor de la lucha los revolucionarios queremos mostrar que somos los luchadores más ardientes y así mostrar en la práctica la superioridad de nuestros métodos y políticas para ganar las luchas obreras y avanzar hacia el socialismo.
Para resumir; decimos a los reformistas; “No estamos de acuerdo con vuestras políticas pero vamos a ver en la lucha práctica cuales son los métodos que sirven y cuáles no. Luchamos juntos contra el enemigo común y en esta lucha vemos como derrotarlo”.
En Venezuela la falta de aplicación del método del frente único por parte de dirigentes de la UNT como Orlando Chirino, ha significado un retroceso grave para el movimiento obrero. Para estos sectarios este método es como un libro completamente cerrado. No entienden la necesidad de proponer acción conjunta a las otras corrientes sindicales en la UNT que a pesar de todo mantienen un apoyo entre sectores de los obreros. En lugar de proponer lucha conjunta por ejemplo sobre la base de la ocupación de fábricas y contra el sabotaje de los patronos, lo que han hecho es pelear contra las demás sectores sobre cuestiones organizativos en la UNT. Esto ha jugado un papel patético en el movimiento ya que ha significado un freno para que la clase obrera pueda ponerse al frente de la revolución.
El frente único en la actualidad es una herramienta muy necesaria en la revolución venezolana. Los marxistas de la CMR y los trabajadores organizados en el FRETECO hacemos un llamado al frente único en la UNT, invitando a todas las corrientes sindicales para llevar a cabo una lucha por la ocupación de fábricas y contra el sabotaje patronal.
Igual que en Venezuela de hoy, también había gente en Alemania – en el partido y en la internacional comunista – que no comprendía esa táctica. La primera vez que esta cuestión se presentó era al finales de 1920 / principios de 1921, cuando el VKPD había ganado la mayoría en la central regional sindical en Stuttgart. En aquella ocasión los comunistas habían lanzado un programa con algunos puntos básicos;
Por una lucha contra la subida de precios de alimentos
Por una cuenta de inventario de lo que se produce
Por una subida en los ayudas a los desempleados
Por la imposición de impuestos de grandes propiedades
Control obrero sobre la reserva de materia prima y su distribución
Desarme de las milicias reaccionarias y armamento del proletariado.
Ninguno de ellos eran revolucionarios en sí mismos pero correspondieron a las necesidades inmediatas de la clase obrera. Lo más importante es notar que se trata de un programa política de acción y no de una pelea sobre cuestiones organizativas. Los comunistas en Stuttgart ganaron la mayoría en el sindicato metalúrgico no llamando a elecciones sindicales (como lo hizo la C-CURA en la UNT durante 2006-7) sino a través de un programa de lucha que coincidía con las preocupaciones inmediatas de los trabajadores.
Sin embargo ese programa de acción en Alemania provocó un debate fuerte dentro del partido alemán y la internacional comunista.
Mientras la mayoría dirigida por Paul Levi (y Carlos Radek) apoyaban este programa, hubo un sector importante (“los izquierdistas”) en torno a la Ruth Fischer que rechazaron el programa con el argumento de que esto iba a aumentar las ilusiones en los reformistas.
La mayoría del partido comunista pensaba que el ejemplo de Stuttgart era muy positivo y que se podría utilizarlo de forma general. Bajo la dirección de Paul Levi, el VKPD lanzó una “carta abierta” a las demás organizaciones obreras reformistas llamando a un frente único para defender a la clase obrera contra la reacción sobre la base del programa de Stuttgart. Esto provocó la rabia también de algunos líderes de la Internacional Comunista. Al inicio, el buró reducido de la ejecutiva de la internacional, presionado por Bujarin y Zinóviev condenaron la “carta abierta” y acordaron censurar la decisión de su publicación. Solo era la intervención directa de Lenin que abrió el debate de nuevo y más tarde este debate se desarrollo en el tercer congreso de la internacional en junio de 1921.
Otra vez sobre el ultra-izquierdismo; El golpe del Kapp y la acción del marzo
– El papel de Bela Kun y Zinóviev
Sin embargo, las discusiones sobre el método a emplear en las nuevas circunstancias continuaron. No solo había un ala importante dentro del VKPD que defendía métodos ultra-izquierdistas (el rechazo al parlamentarismo, llamados a abandonar trabajo en sindicatos tradicionales, etc.) sino también existía un partido – el KAPD – que se había escindido del partido comunista. Este partido tenía apoyo en varios lugares del país y defendía los acuerdos originales del congreso fundador (de diciembre 1918) del partido comunista alemán en dónde los ultra-izquierdistas habían ganado la mayoría.
Lenin pensaba que era necesario dar una batalla en el terreno ideológico contra esta tendencia. En su opinión la presencia de estas tendencias era normal para un partido joven que todavía estaba atravesando los problemas que los bolcheviques habían enfrentado antes de la victoria de octubre.
Por lo tanto no pensaba en expulsar a los ultra-izquierdistas sino convencerlos con argumentos políticos y ganarlos a su posición. También consideraba que los ultra-izquierdistas podrían ser un contrapeso contra los sectores “conservadores” del partido. Con los acontecimientos posteriores – en 1923 – veremos a que se refería.
En 1919 Lenin escribió su famosa obra “El comunismo de izquierdas – una enfermedad infantil”. Es un libro excelente dónde el autor utiliza la experiencia del trabajo de los bolcheviques en Rusia y la revolución para mostrar que el método de ultra-izquierdismo no aportaba a la lucha por el socialismo e aislaba a los comunistas. Varios capítulos del libro son dedicados explícitamente a combatir las ideas de los ultra-izquierdistas en el PC alemán.
Pero los ultra-izquierdistas seguían avocando su política divisionista y sectaria y tenían un efecto muy negativo en el partido alemán. Paul Levi y Clara Zetkin luchaban junto con otros miembros de la dirección para frenar el avance de los sectarios en el partido. Pero en las pruebas importantes de la lucha de clases el partido continuó cometiendo una serie de errores graves.
En 1920 una parte de la burguesía intentó hacer un golpe de estado contra la república, el llamado golpe de Kapp (el general que lo encabezó). Levi, que en aquel momento era el presidente del partido estuvo en el carcel y así la decisión sobre qué hacer estuvo en manos del resto de miembros del Zentrale (el buró político). En lugar de llamar a la clase obrera a derrotar el golpe reaccionario y ponerse al frente del movimiento, manteniendo su independencia de clase y la lucha por el socialismo, el Zentrale publicó una declaración diciendo que no hubo diferencia entre Kapp y la república y que los comunistas eran neutrales en este conflicto. Llamaron al proletariado para mantenerse en “pasividad”. No obstante, la reacción de la clase obrera era tremenda; los obreros de Berlín fueron a la huelga general igual que en muchas otras ciudades e derrotaron al golpe. La posición del partido había impedido otra vez que aprovechará una posibilidad histórica para conquistar el apoyo de las masas.
Después el golpe Kapp la dirección admitió que había cometido un error pero los debates y enfrentamientos entre las alas se hacían cada vez más violentos. Al inicio de 1921 Levi y Daümmig dimitieron de la presidencia del partido para dar una batalla en las filas de la base contra los ultra-izquierdistas. Lenin apoyaba las posiciones políticas de Levi en su lucha contra los ultra-izquierdistas pero pensaba que era una locura dimitirse de la dirección y en una carta llamó a Levi a rectificar esto.
La próxima prueba de fuego del VKPD se dio en marzo de 1921. En este mes llegó un nuevo emisario de la internacional comunista; el famoso Bela Kun. Un activista del partido húngaro que había sido enviado a Alemania por Zinóviev. Bela Kun se instaló en Berlín y a través de discusiones convenció a los dirigentes alemanes de su “teoría de la ofensiva” según la cual era necesario provocar enfrentamientos violentos con el estado burgués, generar represión y así “activar” e “encender” la clase obrera a la insurrección armada. En otras palabras pensaba que los revolucionarios podrían por si mismos producir una situación revolucionaria.
Con esta “teoría” en la maleta los alemanes fueron convencidos a dar el paso; el 27 de marzo los dirigentes del partido decidieron lanzar una “ofensiva revolucionaria” en defensa de los mineros del Alemania central, dónde las fuerzas del orden había ocupado la cuenca minera de Mansfeld. Llamaron a la clase obrera en toda Alemania a tomar armas en sus manos. Pero habían calculado muy mal el ambiente entre las masas. Las masas no estaban dispuestas en estos momentos a luchar por una insurrección armada. La llamada “ofensiva revolucionaria” fracasó por compléto. El resultado fue que el partido perdió más que 200.000 miembros en unas semanas y que la represión se extendió; alrededor de 900 militantes fueron encarcelados.
Aquí vemos otra lección importantísima para Venezuela hoy en día. Es imprescindible para una dirección revolucionaria saber estimar la situación en cada momento y lanzar las consignas adecuadas para poder ganar el apoyo de las masas. Como Lenin dijo después la revolución de febrero en Rusia, es necesario “explicar pacientemente” nuestras ideas a las masas, luchando hombro a hombro con las masas e ayudándolos a sacar todas las conclusiones.
En realidad la parte más importante de una insurrección no es la obra militar sino la obra política. Una minoría aunque tendrá un programa muy revolucionario no puede tomar el poder sin el apoyo de la mayoría de la clase obrera. Resulta imposible “fabricar” una situación revolucionaria artificialmente, mediante provocaciones y “ofensivas”. La gran lección de la revolución rusa era precisamente que el factor más importante que hizo posible la victoria era el hecho de que los bolcheviques habían ganado la mayoría en los soviets (los consejos de obreros, soldados y campesinos) y por lo tanto el gobierno provisional de Kerensky no pudo movilizar ninguna resistencia sería frente a la insurrección de octubre.
El enfoque de Lenin y Trotsky durante 1921-22
El fracaso de la acción de marzo era evidente y encontró protestas feroces entre una capa de los comunistas. Paul Levi lanzó una crítica que por lo general era correcto, llamando a volver a la política del frente único y dejar por un lado las tonterías de la “teoría de ofensiva”. Sin embargo, hizó el gran error de publicar su crítica al público. Esto pasó en una situación dónde el partido se vio atacado por todos los frentes, dónde líderes regionales y nacionales del partido fueron encarcelados, etc. Muchos comunistas en las filas del partido se solidarizaron con los puntos de vistas de Levi pero rechazaron su forma tan violenta en la crítica expuesta y públicamente. La dirección entonces le expulsó del partido.
Lenin y Trotsky pensaban que la acción del marzo había sido un auténtico desastre. Para poder convencer tanto el partido ruso como la internacional en su conjunta formaron un bloque antes del tercer congreso de la internacional que se celebró en junio de 1921. Estaban dispuestos a reconocer la expulsión de Paúl Levi por indisciplina pero dándole razón en sus argumentos políticos
En una carta Lenin le aconsejó a seguir trabajando en solidaridad con el partido y defenderlo públicamente, quedándose un tiempo fuera del partido y luego pedir reentrar. Pero Levi rechazó esta mano tendida y continuo atacando el partido, volviendo al SPD.
En el tercer congreso de la internacional, Lenin y Trotsky lanzaron su lucha. En una sesión del congreso Lenin condenó la actuación de Bela Kun. Según las memorias del Víctor Serge, nunca había escuchado la palabra “estúpido” tantas veces en un discurso. Pero a la misma vez Lenin y Trotsky utilizaron el congreso y las resoluciones finales para educar a los cuadros. En su opinión era necesario dar una giro brusca; en lugar de buscar atajos, el partido tenía que emplear el método del frente único para ganar a la mayoría en la clase obrera y ganar el oído de las bases del SPD. Esto estaba vinculado a un pequeño cambio de perspectivas; en su opinión el capitalismo mundial había recuperado temporalmente de la crisis revolucionaria que siguió la guerra e iba a ver una pequeña demora de la revolución. En este lapso de tiempo la tarea de los comunistas era ganar la máxima influencia a través del trabajo paciente en los sindicatos, en las luchas cotidianas de obreros, jóvenes y desempleados y así preparando sistemáticamente para la próxima oportunidad revolucionaria que sin duda vendría próximamente. En otras palabras, la consigna era; “conquistar a las masas para después conquistar el poder”.
Armados con esta nueva política, los dirigentes alemanes liderados por Brandler intentaron recomponer las fuerzas del partido y con resultados excelentes. A lo largo de la segunda mitad de 1921 y todo el año 1922 conquistaron una posición tras otra; de los 200.000 miembros perdidos después la acción de marzo 1921, el partido había reconquistado más que 100.000. La juventudes comunistas crecieron también y alcanzaron los 30.000 miembros. El partido tenía 38 periodicos diarios con 338.626 subscribtores. Pero aún más importante que estas cifras era la influencía del KPD en el frente sindical; la táctica del frente único perimitió el partido ganar la mayoría en el sindicato de “Trabajadores manuales e intelectuales” que contó con 80.000 miembros, igual que en el sindicato de los marineros y cargadores. A pesar de la fuerte resistencia de los socialdemócratas de derecha, los comunistas también hicieron enorme avances dentro de los sindicatos con mayoria reformista; en el congreso del ADGB (la central obrera alemana) tenian 90 delegados entre un total de 694 y en 60 consejos locales de la central sindical tenian la mayoria. En todos estos resultados vemos una vez más en la práctica la validez de los métodos de Lenin y Trotsky.
La crisis de 1923
1923 fue un año decisivo en la historia del país. Alemania fue conmocionada por una crisis profunda tanto en el terreno militar como en el campo ecónomico, social y político. En enero el gobierno francés decidió ocupar un territorio de Alemania, el Ruhr, como una compensación por la falta de pagos de reperaciones que el estado alemán debería pagar a los vencedores. El gobierno alemán de Cuno anunció una política de “resistencia passiva”, totalmente incapaz de resolver los problemas en el Ruhr.
La crisis económica fermentó un boom espectacular en la inflación. El 3 de febrero un huevo costaba 300 marcos, el 5 costaba 420 marcos, el 10 3400 marcos, el 27 7000 marcos. El 8 de agosto el precio de un huevo alcanzó 30.000 marcos!
El banco nacional dejó de conceder créditos a los pequeños comerciantes. La pequeña burguesía y las capas medias fueron aruinadas completamente. El salario real de un obrero metalúrgico cayó en el espacio de solo seis meses de 30 a 14 dólares.
En esta situación el partido comunista creció por todos los frentes; las juventudes del partido llegó a 70.000 afiliados y el periódico comunista “Die Rote Fahne” ascendió el nivel de edición del periódico socialdemócrata Vorwärts. El número de fracciones sindicales del KPD en los sindicatos reformistas se aumentó de 4.000 a 6.000 a lo largo de unos meses. También organizaron los “centenares proletarios”, milicias obreras con una fuerza considerable en todo el país para estar vigilantes frente a los facsistas y la contrarevolución.
En realidad podemos afirmar que los comunistas alemanes en la primavera de 1923 estaban en pleno rumbo hacia una ruptura de la dominación reformista sobre la clase obrera en Alemania. En este sentido se presentó un desafío importantísimo para el partido que iba a ser uno de los aspectos decisivos en determinar el destino de la revolución alemana; la lucha contra el fascismo.
El fascismo y cómo combatirlo
La crisis no solo había dado mayor apoyo a los comunistas sino también a los fascistas. ¿Qué es el fascismo? El fascismo es un movimiento cuyo objetivo es destruir a las organizaciones de la clase obrera, a sus sindicatos y a sus partidos. Utiliza la desperación de la pequeña burguesía y el campesinado y las capas más atrasadas del proletariado para movilizarlos y aplastar con una mano de hierro a las organizaciones obreras. En momentos determinados de la historia, la burguesía ve el fascismo como la única salida que puede salvar a su sistema.
En Venezuela hemos visto elementos del fascismo utilizados por parte de la oposición contrarrevolucionaria; Durante la lucha sobre la RCTV en abril 2007 se formaron bandas fascistas en varias universidades del país quemando edificios, peleando con la policía en las calles y haciendo. Como señalábamos desde la CMR en aquel entonces, los fascistas en Venezuela tenían y mantienen hoy muy poca fuerza. Pero si analizaremos por un momento lo que pasó en Alemania, vemos que los fascistas también tenían muy poco apoyo al inicio;
El partido Nazi, liderado desde 1923 por un relativamente desconocido ex-coronel del ejército, Adolfo Hitler, tenía apenas 15.000 miembros al finales de 1922. Pero a lo largo de 1923 – en el contexto de crisis económica y desesperación de la pequeña burguesía – crecieron rápidamente y llegaron a tener 50,000 miembros en noviembre de 1923 y con sus fuerzas de choque – el SA armados hasta los dientes.
¿Que respuesta dieron los comunistas alemanes a este movimiento? Al inicio, los dirigentes del KPD – inspirados en gran parte por Radek – emplearon una política muy correcta de confrontación política con los Nazis. Distribuyeron volantes entre las masas influenciadas por los nazis e intentaron entrar en discusión con ellas permanentemente. Su objetivo era ganar el oído de las masas de la pequeña-burguesía y los lumpenproletarios para poder desviarlos de la vía nacionalista y acercarlos a la revolución y mostrar que la clase obrera era la única clase capaz de salvar el futuro de la nación.
Por supuesto esto era solo una parte del trabajo anti-fascista. Lo principal era mostrar que los revolucionarios y el movimiento obrero gobernaban las calles y eran las fuerzas más poderosas en la sociedad. Igual que en el caso de Venezuela, el fascismo solo podía surgir y ganar espacio cuando las direcciones del movimiento revolucionario dejaron las masas en pasividad. Como manifestamos desde la CMR en un volante de 2007 sobre las bandas fascistas: “Es cierto que los revolucionarios somos mayoría, pero si esa mayoría no actúa contra la minoría esta puede llegar a dominar“ (http://venezuela.elmilitante.org/content/view/5968/186/ ).
En el primer instante Brandler y la dirección del PC alemán entendieron esto. Convocaron un “día de acción anti-fascista” con manifestaciones en las calles para el 29 de julío. Este llamado tenía un efecto impresionante; los sindicatos de base apoyaron la iniciativa, igual que muchas organizaciones locales del SPD (que así rechazaron el llamado de sus dirigentes a oponerse a las manifestaciones).
Pero el gobierno alemán de Cuno prohibió la celebración de las manifestaciones planificadas. Los líderes alemanes vacilaron, no sabían sí podrían derrotar la prohibición o no. Claramente estaban frente a un momento decisivo, pero temían caer en una acción prematura. Mandaron una carta a Moscú para solicitar el consejo de los bolcheviques. Todos los dirigentes principales, menos Radek, estuvieron fuera. Stalin respondió con una carta llamando a la calma;
“(…)Aparte de esto, toda la información que tenemos a nuestra disposición indica que el fascismo es débil en Alemania. En mi opinion los [comunistas] alemanes deben ser restringidos, no empujados.”
(citado en P.Broué, “The German Revolution”. Página 740, mi traducción al castellano, PL)
Radek en el último momento mando la recomendación oficial de la internacional comunista a abandonar los planes para manifestaciones en las calles y así el día anti-fascista se desarrolló con mítines cubiertas, etc. Aún así tenía una asistencia muy buena con 200.000 en Berlín, 60.000 en Chemnitz, 30.000 en Leipzig, 25.000 en Gotha, 20.000 en Dresden y un total de 100.000 para la región de Württemberg.
Aquí vemos otra vez como los errores fundamentales siempre tienen su origen en perspectivas falsas. Por un lado la estupidez de Stalin que no entendía el peligro fascista y el sentimiento entre los obreros para combatirlo. Por otro lado la incomprensión de tanto Radek como Stalin de toda la situación política, económica y social de Alemania y en consecuencia de la correlación de fuerzas.
Es un hecho que el gobierno de Cuno cayó el 11 de agosto tras una huelga general de los trabajadores, apenas 2 semanas después el día anti-fascista. Está claro que si los comunistas habían afrontado la prohibición y hecho las manifestaciones, hubiesen podido unir a la clase obrera alemana y preparado la caída del gobierno en una manera organizada, lo cual hubiese podido ser el comienzo de un poder obrero naciente. Pero otro error fatal en las perspectivas, tanto de los dirigentes alemanes como de Stalin, Radek , y no podemos olvidar, de Zinóviev, impidió que el KPD se aprovechase de esa oportunidad histórica. No es coincidencia que Zinóviev en su discurso en el ECCI (el comité ejecutivo de la internacional comunista) del junio dijo:
“Alemania está al punto de la revolución. Esto no significa que la revolución vendrá en un mes o en un año. Quizás será necesario mucho mas tiempo”
(citado en P.Broué, “The German Revolution”. Página 731, mi traducción al castellano, PL)
Moscú y la revolución alemana
Después la caída del gobierno de Cuno, tanto los comunistas alemanes como los bolcheviques se dieron cuenta del cambio drástico en la situación. Brandler y otros dirigentes del KPD fueron a Moscú a partir de finales de augusto y se quedaron allá un més para discutir qué hacer. Todos estaban de acuerdo de que ya era la hora de pasar a planificar la insurrección armada: Trotsky planteó que era necesario fijar un día para la insurrección pero los alemanes no estaban de acuerdo y querían tener la mano libre para decidir el momento adecuado.
Otra cuestión importante pero muy poca conocida es el hecho de que Brandler proponia que Trotsky podría venir a Alemania para ayudar con la ejecutación de la insurreción, teniendo en cuenta su papel en el octubre ruso. Esto fue rechazado por Stalin, Zinoviev y Bujarin; la lucha por poder en el partido ruso ya estaba empezando y el “triumvirato” (Stalin, Kamenev y Zinoviev) querían disminuir el prestigio de Trotsky a todo coste.
Al final se acordó que los rusos enviasen ayuda técnica y militar para hacer las preparaciones. También se decidió que el KPD entrase los gobiernos regionales de Sajonia y Thuríngia, dónde juntos con los socialdemocratas de izquierdas tenían la mayoria, para así provocar una represión por parte del gobierno nacional que podría ser utilizado como excusa para empezar la insurreción armada por parte de los comités de fábrica.
En principo esta táctica elaborada en Moscú era correcta, pero dependía de la aplicación concreta de sus protagonistas, es que decir, dependía de las cualidades de los dirigentes alemanes en los momentos decisivos. Como veremos estos camaradas fallaron por completo en esta gran tarea.
La cuestión de los soviets vs. comités de fábrica
Durante todo el año 1923 los comités de fábricas habían crecido en Alemania, juntos con “comités de control”. Eran órganos de doble poder que surgieron fruto a las necesidades inmediatas en las fábricas y en las comunidades; parar el sabotaje económico de los patronos, luchar contra el desabastecimiento, contra la subida de precios, especulación, etc. y por el control obrero en las fábricas y sobre la distribución de comida en los barrios obreros.
En los meses anteriores al verano, el KPD tenía la mayoría en 2,000 de estos comités. En Augusto cuando la crisis se agudizó, era el congreso de comités de fábricas – que representaba a unos 20,000 comités en todo el país – que convocaba la huelga general que derrocó al gobierno de Cuno.
En las discusiones que mantenían durante el mes de septiembre los dirigentes del KPD con los bolcheviques en Moscú, surgió la cuestión de sí era necesario o no empezar construir Soviets en Alemania. Trotsky explicaba que era necesario abandonar el fetichismo ante cualquier órgano y entender el contexto concreto. En su opinión los comités de fábrica podrían servir perfectamente para la misma tarea que habían cometido los soviets en Alemania. En Lecciones de Octubre explicó lo siguiente:
“En nuestro país, tanto en 1905 como en 1917, los Soviets de diputados obreros surgieron del movimiento mismo como su forma de organización natural a un cierto nivel de lucha. Pero los partidos jóvenes europeos que han aceptado más o menos los Soviets como "doctrina", como "principio", estarán siempre expuestos al peligro de un concepto fetichista de los mismos en el sentido de factores autónomos de la Revolución. Porque, a pesar de la inmensa ventaja que ofrecen como organismo de lucha por el Poder, es perfectamente posible que se desarrolle la insurrección sobre la base de otra forma orgánica (comités de fábricas, sindicatos) y que no surjan los Soviets como órgano del Poder sino en el momento de la insurrección o aún después de la victoria.
Desde este punto de vista, resulta muy instructiva la lucha que emprendió Lenin contra el fetichismo sovietista luego de las jornadas de Julio. Como en julio se tornaron los Soviets, dirigidos por socialistas revolucionarios y mencheviques, en organismos que impulsaban francamente a los soldados a la ofensiva y perseguían a los bolcheviques, podía y debía buscarse otros caminos al movimiento revolucionario de las masas obreras. Lenin indicaba los comités de fábricas como organismos de la lucha por el Poder. (Ver, por ejemplo, las memorias de Orjonikije*). Es muy probable que el movimiento hubiera seguido esta línea de conducta sin la sublevación de Kornilov, la cual obligó a los Soviets conciliadores a defenderse por sí y permitió a los bolcheviques insuflarles de nuevo el espíritu revolucionario, ligándolos bien a las masas por mediación de su izquierda, o sea del bolchevismo.
Tiene tal cuestión una inmensa importancia internacional, según lo ha demostrado la reciente experiencia de Alemania. En este país se crearon varias veces Soviets como órganos de la insurrección, del Poder… sin poder. Se dio el resultado de que en 1923 comenzara el movimiento de las masas proletarias y semiproletarias a agruparse alrededor de los comités de fábricas, que en el fondo ejecutaban las mismas funciones que las que entre nosotros incumbían a los Soviets en el período anterior a la lucha directa por el Poder. Sin embargo, en agosto y septiembre, propusieron algunos compañeros proceder inmediatamente a la creación de Soviets en Alemania. Tras de largos y ardientes debates se rechazó su propuesta, y con razón. Como ya se habían convertido los comités de fábricas en puntos efectivos de concentración de las masas revolucionarias, los Soviets habrían desempeñado en el período preparatorio un papel paralelo al de estos comités y no tendrían sino una forma sin contenido. Así, pues, no habrían hecho más que desviar el pensamiento de las tareas materiales de la insurrección (ejército, policía, centurias, ferrocarriles, etcétera) para volver a fijarlo en una forma de organización autónoma. “
(León Trotsky, Lecciones de Octubre)
En Venezuela el fetichismo por una forma determinada de organización obrera también ha jugado un papel muy negativo. En un articulo reciente (http://www.elmilitante.org/content/view/4625/74/) explicamos como dirigentes como Orlando Chirino ha rechazado el llamado por la conformación de consejos obreros y así desaprovechando una oportunidad histórica para llevar adelante las tareas fundamentales que hoy tiene la clase obrera venezolana por delante; la lucha contra el desabastecimiento, contra el sabotaje patronal y por la extensión del control obrero y ocupaciones de fabricas.
El octubre alemán
A principios de octubre 1923 Brandler volvió a Alemania. En Moscú los camaradas habían hecho un plan detallado para la toma de poder. Los comunistas primero tenian que ingresar en los gobiernos regionales de Sajonia y Thuringia. En ambos sitios los socialdemócratas de izquierdas estaban en poder pero amanezados por el gobierno central y su ejercito, el Reichswehr. El proletariado en ambas zonas querian defender su poder contra la represión del gobierno central.
En un discurso militante el 8 de octubre en el parlamento, un diputado comunista desafió la burguesía alemana directamente, anunciando el ingreso de los comunistas a los gobiernos regionales de Sajonia y Thuringia. La idea de los comunistas era aprovechar la defensa armada de estos dos zonas para hacer un llamado militante al proletariado en toda Alemania para tomar el poder. Decenas de técnicos y especialistas rusos fueron enviados de Rusia de forma clandestina para preparar la insurreción.
El gobierno central, a través de su general Müller empezo amenazar a la ”Sajonia roja”, prohibieron manifestaciones en las calles y suspendieron la publicación de periódicos comunistas. El KPD pensaba que ya era la hora; el 22 de octubre en un congreso de los consejos de fábricas en todo el país promovieron la consigna de huelga general en todo el país para defender a Sajonia. Pero los socialdemócratas de izquierdas vacilaron y esta vacilación se transmitio al Brandler que retrocedio en su propuesta de llamar a una huelga general en el congreso.
Después el congreso de Chemnitz la decisión de lanzar la huelga general como el inicio de la insurreción armada fue cancelada por el Zentrale del KPD. En su opinión era imposible empezar la huelga general y la insurreción sin el apoyo incondicional de los socialdemócratas de izquierdas. Por lo tanto hicieron un llamado a retroceder todas las fuerzas comunistas y dejar los planes insurrecionales a un lado.
Sin embargo este llamado a retroceder no llego a Hamburgo al tiempo. Allí los comunsistas ejecutaron el plan durante la madrugada del 23 de octubre; tomaron el control con edificios estratégicos y desarmaron grupos de la policia. Rápidamente la noticia sobre el retroceso del KPD llegó a la ciudad y los insurgentes retrocedieron, no podiendo evitar la represión del estado mayor alemán que resulto en 21 muertos y centenares de heridos y encarcelados.
El gobierno central sacó a los ministros del gobierno regional en Sajonia y día siguiente, 30 de octubre los socialdemócratas de izquierda en Sajonia liderados por Zeigner capitularon y dimitieron para dar lugar a un gobierno socialdemocrata sin los comunistas. ´Sajonia Rojo´ estaba hecho de trizas. La dirección del KPD había mostrado otra vez que estaba impotente frente a las tareas inmensas cuando había llegado un momento decisivo.
En realidad los comunistas habían calulado mal la situación otra vez. Sí el KPD no hubiese confiado en los socialdemócratas de izquierda y preparado la insurreción bién, teniendo en cuenta la posible vacilación de estos, hubiese sido posible ganar la mayoría y llevar al cabo la revolución independientemente de los dirigentes de los socialdemócratas de izquierda. Pero en lugar de esto, el octubre alemán de 1923 fue llamado el ”fracaso alemán”, acabó siendo una derrota sin lucha.
¿Una tarea condenada por la historía?
Hay algunos historiadores del campo del reformismo, de la burguesía o del propio estalinismo que han pasado ese capítulo triste de la clase obrera alemana completamente por encima. No es una coincidencia pues se trata de un período que contradice todo su manera abstracta de pensar y todos sus prejuicios contra revolución en general.
Otros historiadores mantienen que Alemania no estaba lista para la revolución proletaria y que “no se podría copiar el modelo ruso en tierra alemana“. Este argumento es fundamentalmente equivocado. De hecho es una idea fabricada para evitar la asimilación de las enseñanzas de este período revolucionario por parte de la clase obrera y los revolucionarios del mundo.
Es radicalmente falso que los bolcheviques intentaran “copiar” el modelo ruso en Alemania. De hecho, tanto Lenin como Trotsky explicaron muchas veces que Alemania tenía rasgos nacionales peculiares importantes y que el partido alemán tenía que estar consciente de estos. Por ejemplo explicaron que la burguesía alemana era muchísimo más poderosa e inteligente que la rusa y que la resistencia frente a la revolución por lo tanto sería mayor. Sin embargo, en todo momento Lenin y Trotsky entendieron la necesidad de utilizar el método dialéctico para aplicar las lecciones rusas, teniendo en cuenta las peculiaridades alemanes.
En nuestra opinión resulta imposible explicar la derrota de 1923 con alguna “complicación” u obstáculo en la situación objetiva. Alemania se vió sacudida por una crisis profunda, la inflación llegó a niveles sin precedencia, las masas estaban preparadas para luchar contra los fascistas, hubo una situación de doble poder establecido por los comités de fábricas, la resistencia de los obreros en el Ruhr contra la ocupación francesa aumentó la militancia, etc. En definitivo; las masas estaban preparadas para dar el golpe decisivo, tomando el poder en sus manos.
Las lecciones del octubre alemán y el futuro de la revolución venezolana
¿Entonces, como podemos explicar ese fracaso tan rotundo? Trotsky dio la clave en su obra maravillosa Lecciones de Octubre en la cual comparó el octubre de Alemania con el Octubre de Rusia en 1917 y por otro lado en un capítulo importantísimo de su Crítica del programa de la Internacional Comunista de 1928:
“En Alemania fue la dirección en su conjunto la que vaciló, y esta vacilación se transmitió al partido y, a través de este, a la clase.”
(León Trotsky: La internacional comunista después de Lenin, páginas 173-4)
Durante todo el año 1923 – y se puede decir en todo el proceso 1918-1923 – el partido Comunista había movilizado las masas y así creando enormes expectativas. Las masas pensaban que ya iban a ver la batalla final, que el partido iba a dar el último golpe en octubre de 1923. Cuando eso no se produjo, todo este ambiente de ánimo entre las masas se convertía en su contrario.
Este ejemplo tiene una importancia especial para Venezuela. Explica porqué perdimos el referéndum del 2 de diciembre 2007; igual que en Alemania de 1923 no fue la falta de voluntad de las masas sino la carencia de una dirección que dio el paso decisivo en la lucha por el socialismo. Igual que el partido comunista alemán, el propio Chávez había generado unas expectativas enormes entre las masas venezolanas en los últimos diez años. Pero a no tomar las medidas decisivas para expropiar a la oligarquía y solucionar problemas – es que decir a no dar el golpe decisivo para acabar con el capitalismo – todo ese ambiente de ánimo sufrió una baja y esto se manifestó en el nivel de abstención en el referéndum.
Refiriéndose a la oportunidad revolucionaria de 1923 Trotsky dijo lo siguiente:
“La dirección de la Internacional Comunista no lo tomó en cuenta a tiempo. El partido Comunista alemán seguía todavía la consigna del III congreso, consigna que ciertamente lo había alejado de la vía amenazante del putschismo, pero que fue asimilada de forma unilateral. Hemos visto ya que en nuestra época de cambios bruscos, lo mas difícil para una dirección revolucionaria es saber, en el momento propicio, tomar el pulso de la situación política, percibir su brusco cambio y accionar la palanca en el momento adecuado. Una dirección revolucionaria no adquiere tales cualidades simplemente prestando juramento a la ultima circular de la Internacional Comunista: su conquista exige , además de las indispensables bases teóricas, la experiencia personal y la practica de una verdadera autocrítica.
(…)
Después de un giro brusco de los acontecimientos, incluso los partidos más revolucionarios corren el riesgo de dejarse desbordar y de proponer las consignas o los métodos de lucha de ayer para tareas y necesidades nuevas.”
(León Trotsky: La internacional comunista después de Lenin, páginas 167 y 172).
Lo que Trotsky explica es que los dirigentes del partido comunista alemán se habían quemado tantas veces en el ultra-izquierdismo (en 1919 con la insurrección espartaquista, en 1920 con el golpe Kapp y en 1921 con la acción de marzo) y por lo tanto habían hecho la gira del tercer congreso en 1921 (en gran parte convencidos políticamente por Lenin) en una forma demasiada drástica tomándolo como una formula aplicable para cualquier situación. Pero en 1923 la situación cambió radicalmente y era necesario dar una gira brusca en la orientación del partido; marcando sus diferencias con el SPD más claramente en los comités de fábricas, luchando con todo el poder contra los fascistas combinándolo con la lucha contra la crisis económica y el desempleo y sobre todo pasar de palabras a la acción y la insurrección directa en el momento correcto.
Sin embargo, como vemos en la cita de Trotsky, es necesario saber dar giros bruscos y eso solo se puede hacer si se comprende el materialismo dialéctico y entiende la aplicación al desarrollo de la revolución.
Aquí vemos la explicación fundamental de porque fracasó la revolución en Alemania: El partido careció de una dirección de cuadros experimentados. Si bien es cierto que también hubo contradicciones en El Partido Bolchevique de Rusia es no obstante verdad que ellos tenían una capa amplia de cuadros forjados durante años y educados políticamente por Lenin y sobre todo que el partido sabía responder correctamente a las pruebas decisivas e implementar giros bruscas y repentinos cuando eso era necesario. Eso se ve claramente si uno lee el libro de Alan Woods sobre la historia del bolchevismo.
En Alemania los dirigentes principales tenían un nivel político mediocre. Brandler era un buen organizador pero nunca tenía el nivel ni de Lenin ni de Trotsky. Lo mismo podemos decir sobre Thaelheimer y los otros a su lado. Presionados por Stalin y Zinoviev de la Internacional abandonaron la lucha sin poner sobre la mesa ninguna opinión independiente. El mismo Radek quien supuestamente era un cuadro experimentado de la internacional y su emisario por excelencia en Alemania, faltó un criterio independiente para poder actuar en los momentos decisivos. A pesar de ser un luchador honesto careció del nivel político necesario y ese se revela más tarde en sus polémicas con Trotsky sobre la teoría de la revolución permanente y en su capitulación frente al estalinismo.
El papel del individuo en la historia aquí se muestra de una forma clara. Alemania enseña que hay algunos momentos decisivos dónde la presencia y actuación o no de un individuo puede determinar el resultado. Esto también es una muestra clara para Venezuela; Los cuadros marxistas son imprescindibles.
¿Qué es un cuadro marxista? Para nosotros un cuadro marxista es exactamente lo que faltó en Alemania: Una persona capaz, no solo de organizar el trabajo político, sino también uno que tiene una comprensión a fondo de cuestiones teóricas, de la dialéctica, de cómo se desarrolla la lucha de clases y de cómo actuar en los momentos decisivos. Eso obviamente requiere una formación previa; precisamente de lo que carecieron los comunistas alemanes.
En Venezuela todavía tenemos algo de tiempo para formar un grupo fuerte de cuadros con un carácter y espíritu bolchevique y ya hemos avanzado mucho en ese sentido. La Corriente Marxista Revolucionaria es la herramienta para formar esos cuadros de los que depende el futuro de nuestra revolución y en el desarrollo de esa herramienta cada uno de camaradas son imprescindibles.
Fuentes:
● Pierre Broué: The German Revolution 1917-23, Haymarket Books, 2005
● Pierre Broué: El Partido Bolchevique, Editorial Ayuso, 1973. ( http://www.marxists.org/espanol/broue/1960s/1962/bolchevique/index.htm)
● Juan Ignacio Ramos: De noviembre a enero. La revolución alemana de 1918. Fundación Féderico Engels, 2001 ()
● Leon Trotsky: Lecciones de Octubre, ( http://www.ceip.org.ar/permanente/Leccionesdeoctubre.htm )
● León Trotsky: La internacional comunista después de Lenin, editorial Akal
● Rob Sewell: Germany – from revolution to counter-revolution, Fortress Books, 1988