A la conciliación  ofrecida por los reformistas, la burguesía responde preparando otro golpe.

A la conciliación  ofrecida por los reformistas, la burguesía responde preparando otro golpe.

 

En los últimos días se ha descubierto un nuevo complot golpista por parte de un grupo de militares retirados y en activo en Venezuela. Según desveló en su programa de televisión  "La hojilla" del pasado jueves, el candidato a la gobernación de Carabobo por el PSUV, Mario Silva en varias grabaciones a mandos militares retirados. Horas después eran detenidos varios de ellos. Según relataba Aporrea:

 “En el video se escuchan conversaciones telefónicas entre el General de División del Ejército Wilfredo Barroso Herrera; el Vicealmirante Millán Millán y el General de Brigada de la Aviación Eduardo Báez Torrealba.

Los involucrados hablan de tomar el Palacio de Miraflores y señalan, como objetivo principal, dirigir todos los esfuerzos hacia donde esté “el señor”, refiriéndose al presidente Hugo Chávez. “Si está en Miraflores hacia allá hacemos el esfuerzo”, se escucha en las conversaciones sostenidas por los planificadores del golpe.

Se oye también: “Vamos a tomar el Palacio de Miraflores, vamos a tomar las plantas televisoras. El objetivo tiene que ser uno solo (…) ese esfuerzo de unidad tiene que ser hacia el Palacio de Miraflores, porque es la unidad de combate”.

Entre los planes de estos militares está garantizar el control de la Comandancia de la Armada, de acuerdo a las conversaciones sostenidas por ellos en el video. En su conversación, la operación la dividen en tres zonas, la de oriente, occidente y central.

Proponen hacer "una posible operación" llegando el presidente Chávez de viaje. Una de las acciones pudiera ser volarlo, capturarlo con aviones en el aire (..) o sea habría que armarlo bien", indican.

Señalan en la conversación que cuentan con comandantes, coroneles y pilotos, uno con mil horas de vuelo en F-16, dispuestos a seguir instrucciones.

“Ahí lo más importante son los pilotos. Hay un piloto que tiene mil horas de vuelo en F-16 y el otro es instructor, que son los que van a despegar los aviones. Ese comandante que es instructor tiene otros muchachitos abajo, unos capitanes y unos mayores a los que les dio instrucciones que están dispuestos también a seguirlo a él, pero si es que el hombre de seguridad dentro de la Base Libertador está con nosotros”, continúa la conversación.

“Él me dijo: yo le pongo los pilotos y se los monto en un avión. Él es el comandante, a él no lo van a revisar ni nada. Él es el comandante ahí de la policía (…)”, se oye también en la grabación” “http://www.aporrea.org/actualidad/n120419.html

Evidente, este es un complot a gran escala en el que  están involucrados no tan sólo militares retirados si no también en activo. Varios de los participantes en esta conspiración han sido ya detenidos.  En  horas de la tarde del jueves hubo concentración de las bases revolucionarias  en Miraflores y se han dado movilizaciones de masas  en todo el país en respuesta a estos planes.

Este nuevo complot coincide en el tiempo con la nueva ofensiva del imperialismo y la oligarquía contra la revolución boliviana en un intento de derrocar el gobierno de Evo Morales que se ha zanjado de momento con 8 muertos y decenas de heridos a manos de grupos fascistas y paramilitares organizados por la burguesía y el imperialismo.

 En respuesta al papel instigador del gobierno de EE.UU en el intento de golpe en Bolivia, el gobierno de Evo Morales expulsó al embajador de Estados Unidos. Horas más tarde el gobierno del presidente Chávez en solidaridad con Bolivia  expulsaba al embajador norteamericano. También el Presidente Chávez declaraba “«Sin ánimo de injerencia en asuntos internos de Bolivia, hago un llamado a los militares de Bolivia. Si a Evo lo derrocan, si a Evo lo mataran, créanlo que me estarían dando luz verde para apoyar cualquier movimiento armado en Bolivia». En un discurso trasmitido en cadena de radio y televisión, Chávez indicó que «Si la oligarquía y los «pitiyanquis» dirigidos, financiados, armados por el imperio, derrocan algún gobierno nuestro, tendríamos luz verde para iniciar operaciones de cualquier tipo».

Fracaso de la política de conciliación con la burguesía impulsada por  los reformistas.

Desde comienzos de años el gobierno nacional, bajo la presión de los sectores reformistas y estalinistas dentro del movimiento bolivariano ha venido haciendo llamados a la oposición y a la burguesía a dialogar.  Cómo en otras ocasiones esto no ha servido para nada –ni en el terreno de la inversión productiva, ni político- y los reaccionarios se han dedicado a conspirar con redoblada fuerza. Cómo tras el 11 de abril de 2002, los llamados al diálogo fueron interpretados por la oposición como signos de debilidad y prepararon el paro petrolero. La debilidad invita a la agresión. Lo mismo sucedió en 2004. Los llamados al dialogo tras la derrota de la oposición del paro petrolero condujo a otra acometida, el referéndum revocatorio. De nuevo la movilización del pueblo, y no los llamados a la conciliación fueron los que salvaron a la revolución.

¿Quiénes son los culpables de esta intentona golpista? José Vicente Rangel en su programa de televisión en Televen señalaba: “Esto está estimulado por sectores de la oposición que no tiene ninguna fe en el sistema democrático, que lo han demostrado reiteradamente, estamos ante un cuadro que es delicado y que hay que tomar en cuenta, es por eso que en mi programa de televisión desde hace más o menos 4 semanas vengo denunciando lo que se está planificando y en la columna que tengo en el diario Últimas Noticias igual”.  ¿Es que acaso hay sectores de la oposición que tengan fe en el sistema democrático?.  La oposición como ha demostrado 10 años de revolución así como el imperialismo van a recurrir a todo tipo de métodos legales e ilegales para sacar a Chávez y aplastar la revolución.No hay dos sectores de la burguesía, uno democrático o patriota y otro golpista. La oligarquia venezolana en su inmensa mayoría es contrarrevolucionaria. La burguesía acepta el parlamentarismo burgués mientras la lucha de clases no amenace la propiedad privada. Si los capitalistas ven peligrar su dominio se olvidan de la “democracia”. La experiencia  de la Revolución Chilena en 1973 que se cumplen 35 años es elocuente.  También la situación actual en Bolivia donde pese a la legitimación democrática obtenida por Evo Morales en el último referéndum revocatorio, a la burguesía y al imperialismo  desprecia la voluntad de las masas cuando sus intereses están en peligro. Llegado el momento decisivo para defender sus privilegios la oposición y la burguesía abandona el traje democrático, demasiado estrecho para  romper la cabeza de los trabajadores y los pobres y aplastar la revolución.

Diosdado Cabello señaló recientemente: “Sabemos quiénes son todos los golpistas. Son los mismos del 11-A-2002 y además tenemos la lista con sus nombres, son los que firmaron el Decreto Carmona”. La pregunta es porque si sabemos quiénes son los golpistas por qué no se han  tomado medidas contra ellos.  Al contrario se gozan de  completa impunidad. Ninguno de los firmantes del acta de Carmona está en la cárcel, dinero, gente trasiega por toda Venezuela, corrompiendo y comprando voluntades y preparándose para dar un nuevo zarpazo a la revolución.

La impunidad alienta a la reacción.

La ley de amnistía del 31 de diciembre de 2007, ha sido utilizada por los reaccionarios para preparar una nueva conspiración. Bajo el consejo de los reformistas, les ofrecimos la mano y una vez más quieren aprovechar para cortarnos el brazo.

Mientras los reaccionarios  que participaron en el golpe de 2002 puedan andar libremente por la calles de Caracas habrá conspiraciones  y nuevos intentos de golpes de estado: la oligarquía no se va a dar por vencida. Al mismo tiempo mientras mantengan el poder económico tendrán los medios y recursos para sabotear la revolución y organizarse. La medida fundamental contra los reaccionarios es cortarles el brazo económico de su apoyo. Las nacionalizaciones van en el camino adecuado siempre que se vaya en  la vía de la nacionalización de los medios de producción para planificar la economía. “No se puede planificar lo que no se controla, no se puede controlar lo que no se posee” señala Alan Woods en su Libro “Reformismo o Revolución”.

Las bases revolucionarias no podemos confiar en la fiscalía y el aparato judicial que  ha demostrado ser completamente incapaz de actuar contra los conspiradores. Es necesario que la democracia participativa llegue también a la justicia. Sobre la base de los consejos comunales, consejos de fábrica desde la base trabajadora de la revolución es necesario que el propio pueblo juzgue  los golpistas a través de tribunales populares.

Hay que derogar las leyes de amnistía del diciembre de 2007 y procesar a todos los culpables del golpe de 2002 y el paro petrolero. Si vencieran estos conspiradores, ¿Alguien cree que los golpistas iban a amnistiar al pueblo revolucionario, a los activistas del PSUV, a los sindicalistas, a los campesinos revolucionarios?. Sabemos cuál es su camino, el de Chile o Argentina y el de otras muchas revoluciones ahogadas en sangre por la burguesía.

También muestra qué el Fuerza armada bolivariana esta corroída de contradicciones de clase dándose en su seno la lucha entre revolución y contrarrevolución. Estos mandos del ejército que estaban en situación de retiro tenían antes posiciones de mando importantes. ¿Cuántos oficiales hay dentro del ejercito que dudan o que están abiertamente con la reacción? . ¿Cuántos nuevos Baduel nos depara el futuro?.  La única garantía de que el ejército esté del lado del pueblo, es a través de  una unión cívica militar efectiva que pase por: entrada de la política en los cuarteles, que los militares puedan estar afiliados al PSUV, asambleas de soldados donde se elija democráticamente a los mandos, el armamento general del pueblo con el  desarrollo de la reserva en todas las fábricas, barrios, comunidades, etc.

Cómo señaló recientemente el Presidente Chávez la principal lección de la derrota de revolución chilena es que una revolución debe estar armada. La única garantía frente a cualquier intento contrarrevolucionario es que el pueblo esté vigilante, armado y la revolución lleve sus tareas hasta el final expropiando a la burguesía y desarrollando una economía nacionalizada y planificada para terminar con las lacras de la anarquía capitalista en Venezuela..