A 91 años de la revolución rusa
Este viernes 07 de noviembre (1) se conmemora el día en que la clase obrera logró tomar el poder en Rusia en 1917. Su vanguardia, el Partido Bolchevique (2) logró llevar las ideas, métodos y tradiciones tomadas por años de experiencias del movimiento obrero mundial. Las ideas de Lenin y Trotsky lograron llegar a la mayoría del proletariado, sobre todo en la antesala al 2º congreso de los soviets. La 1º guerra mundial y el atrasado sistema capitalista impuesto por el régimen zarista y la burguesía rusa llevaron a Rusia a un total colapso de la economía, sin embargo las ideas reformistas y la teoría menchevique de las dos etapas, solo le hacían el juego a la burguesía y a la vez al imperialismo en pugna. Pero los bolcheviques lograron tomar el poder con un programa y un partido firmes. Los trabajadores venezolanos, justamente ahora en la crisis mundial del sistema capitalista deben sacar las mejores conclusiones para tomar definitivamente el poder en Venezuela y el mundo. Tal como dijo John Reed en diez días que estremecieron el mundo: “Independientemente de lo que se piense del bolchevismo, es innegable que la revolución rusa es uno de los grandes acontecimientos de la historia de la humanidad, y la llegada de los bolcheviques al poder, un hecho de importancia mundial”.
La revolución bolivariana ha inspirado a millones de personas en toda Venezuela y el mundo. Luego del recio ataque de la burguesía y de sus medios de comunicación contra las ideas del marxismo y del socialismo científico, el Presidente Chávez ha vuelto a abrir el debate sobre el socialismo y el marxismo después de la caída del muro de Berlín y del bloque del este estalinista. Pero este debate no se ha quedado en las fronteras de Venezuela, se ha extendido por Latinoamérica y el mundo.
Nuevamente se abren las posibilidades para las ideas que el genuino marxismo ha defendido durante tantos años. La lucha de clases se ha agudizado nuevamente en todo el mundo. El crack financiero y la crisis de superproducción que está viviendo el sistema capitalista mundial ha abierto la discusión sobre el marxismo y la clase obrera mundial vuelve a mover sus músculos defendiendo sus intereses de clase contra la burguesía. Sin embargo las direcciones de las diferentes centrales obreras del mundo y los partidos reformistas harán todo lo posible para llevar a la clase obrera a la derrota. Este debate entre reformismo o revolución fue el que libraron los bolcheviques contra los mencheviques y es el mismo debate que se da a lo interno de la revolución bolivariana. Solo un partido conciente basado en un programa que logre tomar el poder expropiando a la burguesía como clase dominante basado en las ideas, métodos y tradiciones del marxismo puede llevar a la clase obrera a la victoria. Eso fue justamente lo que hicieron los bolcheviques en octubre de 1917.
La revolución de febrero
Las contradicciones imperialistas llevaron a Rusia a participar en la primera guerra mundial. Sin embargo las condiciones de batalla para los soldados rusos eran totalmente inhumanas. En ocasiones se enviaban a los soldados al frente de batalla sin suficientes provisiones, armamento ni comida. Solo el ejército ruso tuvo dos millones y medio de bajas, las más altas de los estados beligerantes. Estas condiciones crearon un fuerte descontento en el seno del ejército zarista. La amplia mayoría de soldados eran hombres, mientras que la mayoría de las mujeres se tenían que encargar de la familia haciendo de padre y madre a la vez. Muchas de ellas iban a buscar trabajo en las fábricas e industrias para poder mantener a sus familias. Esto aunado a la fuerte inflación y desabastecimiento fue creando las condiciones para una gran explosión social que estalló el día de la mujer: el 08 de febrero. Lo que parecía una inofensiva manifestación se convirtió en una revolución, una insurrección armada del proletariado por la toma del poder político.
La insurrección de febrero de 1917 colapsó a la monarquía e hizo surgir los Consejos (Soviets) de trabajadores, campesinos y soldados. Sin embargo, quienes dirigían inicialmente los soviets eran los mencheviques y social-revolucionarios (reformistas). Frenaban el desarrollo de los Consejos como un nuevo estado revolucionario que sustituyese al estado capitalista y devolvieron el poder que les habían dado los trabajadores al Gobierno Provisional burgués. Las instituciones del estado capitalista eran utilizadas por la burguesía para sabotear la revolución e intentar aplastarla. Las esperanzas de las masas de una transformación profunda de sus condiciones de vida chocaban con la propiedad privada de los medios de producción y el mantenimiento del estado burgués. Su impaciencia crecía, especialmente entre los activistas más avanzados.
La Rusia Zarista de febrero de 1917 era la combinación del atraso cultural y económico de la monarquía, pero que sin embargo, tenía la concentración del proletariado más numeroso en ciudades fabriles como Moscú y San Petersburgo gracias a la inversión de Francia y Gran Bretaña. Sin embargo, estas ciudades proletarias estaban rodeadas de campesinos. El proletariado ruso era en aquel momento unos 10 millones de habitantes, mientras que la población total de Rusia era de 150 millones de habitantes.
Esta combinación de formas arcaicas y modernas de explotación fue lo que denominó Trotsky la teoría del desarrollo desigual y combinado, donde la burguesía logró desarrollar la industria y esta a su vez al proletariado en solo algunos sectores de Rusia utilizando métodos arcaicos y modernos de explotación.
A la vez había un desarrollo desigual de la cultura, pues estaba influenciada por el oriente atrasado y por el occidente desarrollado. Este desarrollo desigual de la cultura influenciaba fuertemente al proletariado y al campesinado ruso que también utilizaba formas arcaicas y modernas de defensa y organización contra la explotación. A eso hay que sumarle que la burguesía no jugó ningún papel determinante en la revolución, era netamente dependiente del capital imperialista y estaba sumamente ligada a la monarquía.
A pesar de la heroica movilización del proletariado ruso para acabar con la explotación capitalista, el poder lo toma el gobierno provisional burgués gracias a la traición de los dirigentes mencheviques.
Las tesis de abril
Lenin, desde su exilio en Suiza, tenía tiempo explicando su postura sobre el gobierno provisional burgués: "Nuestra táctica: desconfianza absoluta, negar todo apoyo al Gobierno provisional…; no hay más garantía que armar al proletariado". Sin embargo Stalin y Kámenev trataron de dar un giro a la derecha de la fracción Bolchevique. Explicaron que la Revolución era burguesa, y que por lo tanto es esta clase quien debe llevar a cabo sus tareas históricas.
El Gobierno Provisional estaba apoyado por mencheviques y social-revolucionarios y contaba en su seno con diferentes elementos de la burguesía. Un elemento importante era la guerra; en la mayoría de los Partidos revolucionarios de Europa reinaba el chauvinismo (3). La mayoría del Partido Socialdemócrata Alemán y de los demás partidos de la II Internacional apoyaba los créditos de guerra. Solo Rosa Luxemburgo y Carlos Liebknecht en Alemania, Lenin y Trotsky en Rusia, Pannekoek en Holanda y algunos dirigentes más se oponían ardientemente a la guerra imperialista.
La dualidad de poder, la conferencia bolchevique y les Tesis de Abril
Lenin no era ningún aventurero. Veía que en abril no estaban las condiciones favorables para que la clase obrera tomara el poder, solo era cuestión de tiempo. Sabía que la situación de la correlación de fuerzas solo podría cambiar a través de un programa que estuviese profundamente vinculado con las masas. En aquel momento, los bolcheviques eran minoría en los Soviets, sin embargo en "Las Tesis de Abril" Lenin le daba gran importancia a la dualidad de poder: frente al gobierno provisional burgués de Lvov y demás sectores burgueses. Había dos poderes en lucha: el de los Consejos (Soviets), que contaba con la confianza de las masas y expresaba sus deseos y su capacidad para dirigir el país y el de las viejas instituciones burguesas que seguían en pie fundamentalmente porque los dirigentes mencheviques y social-revolucionarios de los soviets se negaban a tomar el poder. Esta situación no podía durar. O se imponía el poder obrero y popular o el burgués.
El día 4 de abril en una conferencia con la sección bolchevique del Partido, Lenin expuso las siguientes tesis:
· La guerra es imperialista. Es imposible acabar con ella con una paz democrática, sin derrocar el capital.
· La tarea de la revolución es ahora poner el poder en manos del proletariado y los campesinos pobres. Ningún apoyo al gobierno burgués. No a la república parlamentaria. Volver a ella desde los Soviets es un paso atrás. Supresión de la policía, del ejército y de la burocracia. La remuneración de los funcionarios, todos ellos elegibles y amovibles en cualquier momento, no deberá exceder del salario medio de un obrero calificado.
· Los bolcheviques están en minoría. Deben por tanto desarrollar una paciente labor de esclarecimiento y propaganda. Explicar a las masas que los Soviets de Diputados Obreros son la única forma posible de gobierno revolucionario y que, por ello, mientras este gobierno se someta a la influencia de la burguesía, nuestra misión sólo puede consistir en explicar los errores de su táctica de un modo paciente, sistemático, tenaz y adaptado especialmente a las necesidades prácticas de las masas.
· Nacionalización de todas las tierras del país y su puesta en manos de los Soviets locales de braceros y campesinos. Nacionalización de la banca bajo control obrero.
· Celebrar inmediatamente un congreso del Partido. Construir una Internacional revolucionaria, rompiendo con la II Internacional.
El documento solo fue firmado por un camarada: por Lenin. Ningún otro dirigente bolchevique se atrevía a apoyar sus tesis. Al día siguiente de la exposición de las tesis del 4 de abril el periódico bolchevique Pravda publica un artículo de Kámenev titulado: Nuestros desacuerdos, en el que planteaba que las tesis las planteaba Lenin a titulo personal, pero que la dirección bolchevique estaba en total desacuerdo. La postura de Stalin no fue diferente: "El poder está compartido por dos órganos, (…) Los papeles se han repartido… El Soviet moviliza las fuerzas, controla. El gobierno provisional, resistiendo, tropezando, se asigna por cometido consolidar las conquistas del pueblo arrancadas ya de un modo efectivo por éste. Esta situación tiene aspectos negativos, pero también positivos: no nos convendría forzar por ahora los acontecimientos, acelerando el proceso de eliminación de los sectores burgueses, que más tarde deberán inevitablemente apartarse de nosotros". Es decir, para Stalin ¡los Soviets movilizaban a la clase obrera mientras que la burguesía gobernaba a través del gobierno provisional! La dirección bolchevique caracterizó la postura de Lenin como trotskismo. De haber triunfado la postura de Stalin y Kámenev los bolcheviques habrían acabado absorbidos dentro de lo que Lenin llamaba el pantano reformista pero los jóvenes y trabajadores más avanzados, veían como los reformistas traicionaban la revolución y devolvían el poder a los capitalistas. Finalmente Lenin, apoyándose en las bases bolcheviques, ganó la mayoría dentro del partido para sus tesis. Esto fue determinante para la victoria de la revolución.
Las jornadas de julio
El gobierno provisional burgués de Kerensky no logró resolver los problemas acuciantes de las masas. La inflación aumentaba, los productos básicos empezaban a escasear, los ferrocarriles empezaban a paralizarse producto de que necesitaban ir a reparación en los talleres y por necesidad de combustible, la burguesía seguía con su saboteo a la economía cerrando fábricas en industrias, sobre todo en Petrogrado y Moscú del sector textil y siderúrgico. La participación en la guerra imperialista continuaba y los conciliadores dejaban totalmente el poder en manos de la burguesía.
A pesar de toda esta situación, el gobierno provisional con el Comité Ejecutivo de los Soviets decide enviar más tropas para el frente de Finlandia los primeros días de julio. Mientras en las ciudades se sentía una semi paralización de la economía con cierres de fábricas, el gobierno gastaba 10.500 millones de rublos en la guerra los primeros seis meses de 1917.
En junio se llevó a cabo el primer congreso de los soviets. A pesar del arduo trabajo de propaganda que hicieron los bolcheviques, los mencheviques obtuvieron la mayoría de los soviets. Sin embargo, los bolcheviques lograron ganar más camaradas en Petrogrado, sobre todo en el barrio obrero Viborg. Para los mencheviques y conciliadores, el crecimiento de los bolcheviques era una verdadera amenaza y deciden cerrar el soviet del barrio de Viborg, lo que hace que los bolcheviques generen una fuerte protesta ante el 1º congreso de los Soviets. Esto generó un fuerte malestar en los sectores más avanzados de la clase obrera que empezaron a movilizarse contra la guerra y la represión.
El 18 de junio hubo una gigantesca movilización de trabajadores con las consignas de todo el poder a los soviets y abajo los diez ministros capitalistas. Tal como dijo Trotsky: "la manifestación del 18 de junio produjo una tremenda impresión sobre los propios manifestantes. Las masas vieron que el bolchevismo se convertía en una fuerza, y los vacilantes se sintieron atraídos hacia él. Moscú, Kiev, Jarkov, y otras muchas ciudades las manifestaciones pusieron de relieve los avances del bolchevismo". En esta situación, los anarquistas empiezan a vincularse con los sectores desesperados que exigían un cambio inmediato. Está situación sigue incrementando la tensión, hasta que el gobierno decide enviar tropas para el frente el 4 de julio. Un día antes, miles de ametralladoras llegan a los comités de compañía de Petrogrado, escogen un Presidente propio y llaman a la insurrección.
Un sector de los destacamentos decide enviar una delegación al Comité Central bolchevique pidiendo lo siguiente: separación de los diez ministros burgueses, todo el poder al soviet, suspensión de la ofensiva, confiscación de las imprentas de los periódicos burgueses, nacionalización de la tierra, control de la producción. La actividad industrial se paraliza y empieza a crecer la manifestación. Para el 21 de junio se podía leer en Pravda (4):"...nos hacemos cargo de la amargura, de la excitación de los obreros de Petrogrado. Pero les decimos: compañeros, en estos momentos la acción sería nociva".
La posición de los bolcheviques era clara: no era el momento para la toma del poder, sin embargo no iban a dejar solas a las masas en sus movilizaciones. La idea era poder explicar pacientemente (como siempre defendía Lenin) cuál era la táctica y la estrategia para tomar definitivamente el poder en Rusia y derrocar a la burguesía como clase. A pesar de que los bolcheviques estaban ganando espacio en los soviets, los anarquistas aprovechaban las acciones desesperadas de las masas. Trotsky explica muy bien la posición de los bolcheviques en Historia de la Revolución Rusa (5):
"Los anarquistas, que incitaban a la lucha, argüían que la revolución de Febrero se había producido sin la dirección del partido. Pero el alzamiento de Febrero contaba con objetivos claros, precisos, elaborados por una lucha de varias generaciones, y sobre la revolución se elevaba la sociedad liberal de oposición y la democracia revolucionaria, dispuestas a hacerse cargo de la herencia del poder. Por el contrario, el movimiento de julio pretendía abrir un cauce histórico muy distinto. Toda la sociedad burguesa, la democracia soviética inclusive, le era irreconciliablemente adversa… No basta con tomar el poder. Hay que sostenerlo. Cuando en Octubre los bolcheviques juzgaron que había llegado su hora, los peores tiempos para ellos empezaron después de la toma del poder. Fue necesario someter las fuerzas de la clase obrera a la máxima tensión para soportar los innumerables ataques del enemigo".
Esta fue la posición asumida por los bolcheviques: explicar pacientemente a las masas de que no era el momento para la toma del poder. El mismo Kámenev explicó: "Nosotros no hemos incitado a la acción; pero las masas populares se han lanzado a la calle por propia iniciativa… Y puesto que las masas han salido, nuestro sitio está junto a ellas… Nuestra misión consiste ahora en dar al movimiento un carácter organizado".
En toda esta situación, el comité ejecutivo toma la decisión de no legalizar la manifestación del 4 de julio y a su vez empieza a buscar batallones de soldados para derrotar el movimiento. A su vez, los bolcheviques, deciden de manera correcta participar hombro a hombro junto a las masas a pesar de que no apoyaban la insurrección, pues no era el momento para la toma del poder. En una larga reunión nocturna, luego de los acontecimientos del 3 de julio, deciden ponerse al frente de la manifestación del 4 de julio que fue ilegalizada por el Comité Ejecutivo.
Ya desde la mañana del 4 de julio 30.000 obreros de la fábrica Putilov con sus familias van al Palacio de la Taúrida, mientras los bolcheviques hacen una resolución llamando a los obreros y soldados a: "expresar su voluntad ante los comités ejecutivos reunidos, mediante una manifestación pacífica y organizada; aquí se puede ver claramente que para los bolcheviques no era el momento de la insurrección y la toma del poder.
En la manifestación había 500.000 personas recorriendo Petrogrado. Esta manifestación tiene un fuerte contenido clasista a diferencia de la manifestación del 18 de junio, donde había profesores, estudiantes, médicos y abogados. Con la consigna ¡todo el poder a los soviets! la manifestación se dirige al palacio de la Taúrida que en aquel momento era la sede del soviet. La manifestación no era contra el soviet. La idea era llamar a que el soviet tomara todo el poder en sus manos. Sin embargo, los conciliadores se negaban a tomar el poder que los obreros y soldados le estaban ofreciendo. Mientras el comité ejecutivo seguía en la búsqueda de batallones leales para derrotar la manifestación espontánea de las masas.
Un sector de provocadores infiltrado dispara contra la manifestación para desencadenar un conflicto que justifique la intervención de los regimientos para ayudar a los conciliadores del soviet. Sin embargo, de manera muy inteligente, varios dirigentes bolcheviques empiezan a hacer de oradores para disolver la manifestación pacíficamente. A primeras horas de la mañana del 5 de julio la manifestación termina. Los obreros y soldados que quedaron en el palacio de la Taúrida fueron arrestados por tropas que llegaron desde el frente de batalla. La manifestación terminó con seis muertos y veinte heridos.
En ese momento, un sector de la vanguardia, que a pesar de tener un bloque importante en el barrio obrero de Viborg y en otros sectores de Petrogrado, no entendía que Petrogrado no era Rusia. Era necesario ganar a la mayoría de los soviets (como veremos más adelante) para tomar el poder en toda Rusia. Sin embargo la participación conciente de los bolcheviques no permitió que la manifestación terminara en una masacre que acabara con la vida de los dirigentes más avanzados del movimiento obrero. Tal como dijo Trotsky: “…El golpe asestado en julio a las masas y el partido fue muy considerable. Pero no fue un golpe decisivo. Las víctimas se contaron por docenas, y no por docenas de miles. La clase obrera no salió decapitada y exagüe de esa prueba, sino que conservó completamente sus cuadros de combate"
La represión
La represión no se hizo esperar. Se tomaron por asalto varios locales bolcheviques, algunos de ellos saqueados y quemados por los conciliadores. Lenin fue culpado de ser un agente secreteo alemán. El resto Zinóviev, Kollontai, Trotsky, Lunacharski y demás dirigentes bolcheviques fueron acusados de traición. Lenin pasó a la clandestinidad, mientras que Trotsky fue encarcelado. Luego escribiría Trotsky: “el semialzamiento de julio, que surge precisamente en la mitad del período comprendido entre la revolución de Febrero y la de Octubre, cierra la primera etapa y viene a ser un ensayo general de la segunda".
Las jornadas de julio fueron en realidad una gran experiencia de aprendizaje para las masas y demuestra el carácter parasito de la burguesía y a su vez del reformismo. En este caso, los mencheviques y social revolucionarios jugaban un papel claramente contrarrevolucionario. La burguesía, al entrar tarde a sus tareas históricas (reforma agraria, desarrollo de las fuerzas productivas y la cuestión nacional) era solo un apéndice del imperialismo y hacía tiempo que dejaba de jugar un carácter progresista. La burguesía estaba fuertemente ligada a la monarquía totalitaria zarista y su carácter era plenamente reaccionario. Es el mismo carácter que tiene la burguesía y los terratenientes en la revolución bolivariana. Pero a su vez, en la revolución en Venezuela tenemos a los mismo representante mencheviques como los Haiman El Troudi, los Ali Rodríguez Araque, los Elías Jaua y otros reformistas que se niegan a que el proletariado venezolano tome el poder y el destino en sus manos.
La insurrección de Kornilov
Después de las jornadas de julio no solo la clase obrera aprendió una dura lección, la burguesía también lo hacía. El Partido Kadete (6) al ver las grandes movilizaciones del proletariado, empieza a acariciar la idea de la dictadura militar. La polarización era totalmente evidente: por una parte los patronos agrupando a los sectores más reaccionarios de la sociedad y por otra la clase obrera agrupando a los sectores más combativos. Para poder instalar una dictadura militar en Rusia era necesario aplastar al movimiento de masas y sus partidos: menchevique, social revolucionario y bolchevique.
Ya las masas le habían echo hacer pasar un susto bastante grande a la burguesía. Esta a su vez estaba dispuesta a darle una dura lección al proletariado para que no levantara cabeza en años.
El gobierno provisional de Kerensky cedió espacio para el “Generalísimo de los pueblos rusos” Kornilov cuando este le pidió que militarizara las fábricas, las líneas férreas, la subordinación de la guarnición de la capital al cuartel general y nada más y nada menos que ¡la aplicación de la pena de muerte al interior de la guarnición! Cuando esta había sido abolida después de la revolución de febrero.
Luego de las jornadas de julio hubo una ola de calumnias contra los bolcheviques, acusándolos de agentes alemanes. Sin embargo, el gobierno provisional de Kerensky mostró su carácter reaccionario al permitir la convocatoria a la Conferencia Nacional de Moscú que agrupaba a los patronos y a los conciliadores. Esta reunión sirvió para que el proletariado se organizara nuevamente y convocara a una huelga contra esta reunión. Los bolcheviques aprobaron la convocatoria a la huelga, también los sindicatos, incluso los mismos obreros mencheviques y social revolucionarios. La mayor petición de los obreros era que se renovaran los soviets. 400.000 obreros paralizaron Moscú.
Los bolcheviques llamaron a que no se realizara ninguna manifestación para evitar unas “jornadas de agosto” que podría servir para la insurrección militar contra los obreros. En este caso a diferencia de las jornadas de julio era que el resto de Rusia estaba convocando a la huelga también.
En agosto los bolcheviques cambiaron la consigna de “todo el poder a los soviets” que significaba todo el poder a los soviets conciliadores. El mismo Lenin, al ver el papel reaccionario jugado por los soviets en las jornadas de julio planteo la posibilidad de abandonar la consigna de “todo el poder a los soviets”. Como llego a plantear Trotsky (7):
"Desde este punto de vista, resulta muy instructivo considerar la lucha que emprendió Lenin contra el fetichismo organizativo respecto a los soviets de las jornadas de julio. En la medida que durante el mes de julio los soviets socialistas-revolucionarios y mencheviques se convirtieron en organizaciones que abiertamente empujaban a los soldados hacia la ofensiva y reprimían a los bolcheviques, el movimiento revolucionario de las masas obreras podía y debía buscar vías nuevas. Lenin señaló a los consejos de fábricas como organizaciones de autodefensa y ofreció a los bolcheviques la posibilidad de infundirles una nueva vitalidad revolucionaria y ligarlos estrechamente a las masas a través del ala izquierda de los bolcheviques.”.
En agosto la burguesía estaba dispuesta a una insurrección militar contra la clase obrera. Kerensky al frente del gobierno provisional jugó un papel nefasto. Llego incluso a reunirse con el General Kornilov para llegar a un acuerdo, de manera que fuera Kerensky y no Kornilov el que dirigiera la dictadura militar. Pero la burguesía no estaba dispuesta a llegar a ningún acuerdo con Kerensky, pues la burguesía lo odiaba. El plan estaba basado en que Kerensky le daría carta blanca para que defendiera al gobierno provisional de una “insurrección contrarrevolucionaria de los bolcheviques”. El trabajo lo hicieron los servicios de espionaje, simulando ser dirigentes bolcheviques llamando a una insurrección contra el gobierno. Pero el Comité Central bolchevique hizo un llamado a que no le hicieran caso a los provocadores. Ya la mayoría de los obreros estaban con los bolcheviques.
Pero Kornilov no estaba dispuesto a seguir el plan ni ningún acuerdo con Kerensky y llamo al golpe el 27 de agosto. Kornilov llamó a atacar Petrogrado contando con una base militar y tropas de cosacos. Pero el golpe fracasó rotundamente. Los trabajadores ferroviarios desviaron los trenes con los soldados cosacos. Los sindicatos de trabajadores postales llevaban a los bolcheviques toda la información de la insurrección kornilovista. Los bolcheviques estaban atentos contra cualquier insurrección y llamaron al Comité de defensa del Soviet de Petrogrado a que distribuyera armas para los obreros. Los obreros hacían fila en masa para armarse contra la insurrección kornilovista. Los bolcheviques hicieron mítines contra el golpe. Hasta los soldados cosacos participaron en estos mítines.
Para el 30 de agosto la intentona golpista de Kornilov estaba disuelta y así se le informo a Kerensky. A los bolcheviques y a Kerensky solo los unía la lucha contra Kornilov, nada más. A partir de la lucha salió la consigna: “apoyamos nuestro fusil en el hombro de Kerensky, luego saldamos cuentas” y así fue.
La lucha de los obreros contra Kornilov puso a los bolcheviques a la vanguardia del movimiento obrero ruso. Sin embargo al otro día de la derrota de Kornilov, Kerensky trató de asumir poderes dictatoriales como Kornilov. Al quedar descubierto que Kerensky estaba detrás del complot, los conciliadores abandonaron el gobierno provisional.
El II congreso de los Soviets y la toma del poder
Luego de la derrota de Kornilov, los bolcheviques lograron ponerse al frente de los Soviets de Moscú y Petrogrado. A diferencia de las jornadas de julio, era el gobierno provisional el quedó debilitado. El pleno de los Soviets había acordado celebrar un congreso cada tres meses. Sin embargo la burguesía y el gobierno provisional hicieron todo lo posible por evitarlo al ver el ascenso de la influencia bolchevique. De hecho la burguesía y la pequeño-burguesía convocaban a una Conferencia Democrática a mediados de Septiembre, que buscaba frenar la convocatoria a un nuevo congreso de los soviets. La Conferencia planteaba que se formara un nuevo gobierno de coalición y aprobara un preparlamento.
El 4 de septiembre fue liberado Trotsky de la cárcel, no sin antes tener que pagar una fianza de 3000 rublos. A Lenin y Trotsky los unía fuertemente una cuestión: la toma del poder. Lenin seguía en el exilio en Finlandia. Para Lenin era necesario llamar a la insurrección y no dejarla para más tarde ya que ahora que los bolcheviques tenían el control de los soviets más importantes, era necesario tomar el poder cuanto antes y no desilusionar a los obreros. La conclusión que sacó Lenin era que los bolcheviques debían tomar el poder ya que los obreros podrían sacar la conclusión de que los bolcheviques eran igual que los conciliadores. Lenin desconfiaba de la posición asumida por Zinóviev y Kámenev, pues estos no llegaron a apoyar las tesis de abril y tampoco estaba de acuerdo con la insurrección.
Trotsky estaba en ese momento trabajando en Petrogrado y lograba ver con claridad la situación. Luego de la salida de la cárcel trabajo arduamente con el Comité Militar Revolucionario que agrupaba a 200.000 soldados, 40.000 guardias rojos conformados durante la intentona de Kornilov y miles de marineros dispuestos a defender los locales y la prensa bolchevique. La posición de Trotsky era que se debía luchar para llamar a la convocatoria por el II Congreso de los Soviets. En el I Congreso de los soviets se aprobó que se convocara a un congreso cada tres meses. A pesar de que el Comité Ejecutivo Central (CEC) de los Soviets lo controlaban los conciliadores, se veían en la obligación de llamar al congreso en octubre pues este era uno de los acuerdos del congreso de junio.
Los bolcheviques presionaron fuertemente por la convocatoria al II congreso de los soviets. La presión fue tal que los bolcheviques amenazaron con que si los conciliadores no convocaban al congreso lo harían ellos mismos. El CEC se vio en la obligación de convocarlo para el 20 de octubre. Sin embargo los conciliadores hicieron todo lo posible por posponer el congreso, pero los bolcheviques hicieron una gran campaña por la convocatoria al congreso que sumó a soldados, obreros, campesinos, sindicatos y hasta la Conferencia Nacional de Comités de Fábrica retomando la consigna de “todo el poder a los soviets”. Los delegados conciliadores hicieron esfuerzos infructuosos de ganar a las bases. A la final el CEC se vio en la obligación de convocar el congreso para el 25 de octubre.
A su vez el Comité Militar Revolucionario emprendió una campaña por el armamento de los obreros y el Comité Central del Partido Bolchevique aprueba la insurrección y la toma del poder, solo con la oposición de Zinóviev y Kámenev que votaron en contra de la insurrección. Esto demostraba la profunda desconfianza que tenían Zinóviev y Kámenev a la fuerza de la clase obrera, radicalmente opuesto a la posición de Lenin y Trotsky.
La insurrección y la toma del palacio de invierno
El CMR hizo un gran trabajo ocupando fábricas, puentes, edificios y lugares importantes. Incluso la sede del Soviet de Petrogrado estaba totalmente fortificada. Solo un día después el Palacio de Inverno era tomado por el CMR. Ese mismo día del 25 de octubre, el congreso aprueba la toma del poder que le ofrecía el CMR. Tal como escribió Trotsky: "En resumen, así teníamos una insurrección armada -aunque sin efusión de sangre- de los regimientos de Petrogrado contra el Gobierno Provisional, bajo la dirección del CMR y con la consigna de la preparación del II Congreso de los Soviets, que debía resolver la cuestión del poder" ( Trotsky, Lecciones de Octubre).
La primera resolución después de la toma del poder era un llamado internacionalista para que la clase obrera tome el poder en sus países para acabar con la guerra imperialista y tener una paz democrática. Solo un año después, los trabajadores alemanes estuvieron a punto de tomar el poder, solo les falto un elemento: el partido revolucionario.
Los revolucionarios venezolanos, los militantes del PSUV y la clase obrera venezolana debemos sacar las mejores lecciones de la revolución rusa de octubre. La crisis actual del sistema capitalista demuestran lo que hemos dicho los marxistas: la burguesía es incapaz de desarrollar absolutamente nada. Solo un partido firme con un programa inquebrantable podrá expropiar política y económicamente a la burguesía como clase dominante. Estas son las tareas para nuestra próxima victoria.
¡UNETE A LA CORRIENTE MARXISTA INTERNACIONAL PARA LUCHAR POR LAS IDEAS DE MARX, ENGELS, LENIN Y TROTSKY EN EL PSUV!
¡TRABAJADORES DE TODO EL MUNDO: UNÍOS!
NOTAS:
1. 25 de octubre según el calendario juliano. El atraso de la monarquía rusa era tal que ni siquiera el calendario gregoriano había llegado a la Rusia Zarista. Esta fue una de las medias que tomó el gobierno soviético presidido por Lenin.
2. En Rusia antes de la revolución de octubre existían varios Partidos: el partido Kadete de los liberales burgueses, los social-revolucionarios y el partido que congregaba a la mayoría del proletariado ruso: el Partido Bolchevique.
3. Chauvinismo: Se refieere a una actitud nacionalista reaccionaria, que antes del estallido de la 1 guerra mundial fué tomada por los dirigentes socialdemócratas de la II Internacional de apoyar a sus "burguesias" y aprobar los créditos de guerra, como hizo el SPD en Alemania votando en el Reichstag a favor de su aprobación el 4 de agosto de 1914.
4. Pravda (La verdad): Órgano oficial de los bolcheviques.
5. León Trotsky. Historia de la revolución rusa. Fundación Federico Engels.
6. Partido Kadete: Partido de la burguesía y de la pequeña burguesía rusa.
7. León Trotsky. Lecciones de octubre.
8. Bolchevismo: el camino a la revolución. Alan Woods. Fundación Federico Engels.
9. Barbara Areal: Las jornadas de julio.