Del 12 al 16 de noviembre se realizó en París, Francia, el Segundo Foro Social Europeo. La asistencia fue menor que la del primer FSE en Florencia, Italia. Sin embargo, alrededor de 35 a 40 mil personas participaron durante los tres días de reuniones Del 12 al 16 de noviembre se realizó en París, Francia, el Segundo Foro Social Europeo.
La asistencia fue menor que la del primer FSE en Florencia, Italia. Sin embargo, alrededor de 35 a 40 mil personas participaron durante los tres días de reuniones y talleres y cerca de 100.000 participaron en la manifestación del sábado 15 contra la guerra y ocupación de Irak, así como también contra los recortes al estado de bienestar y estándares de vida europeos.
Esto es una muestra clara de que la sed por ideas y el deseo de discutir y de encontrar una vía para cambiar al mundo sigue siendo grande entre decenas y centenares de miles de activistas y jóvenes izquierdistas por toda Europa.
Al igual que como en Florencia, la mayoría de las expectativas de quienes participaron no fueron satisfechas. El año pasado el peligro de un ataque contra Irak unió al movimiento y los líderes pudieron evitar el discutir en profundidad sobre un programa contra la globalización capitalista. Esta vez la falta de verdaderas respuestas fue más evidente.
Lo que experimentamos en París fueron cientos de reuniones que no eran más que meras (costosas) tiendas para hablar más que verdaderas reuniones políticas, donde se discuten diversas ideas y en al final se elabora un plan de la acción.
Aunque esto es lo que obviamente se necesita, no es posible que suceda en el FSE, o en el Foro Social Mundial de Porto Alegre, porque todas las decisiones tienen que ser tomadas por consenso unánime, es decir, por un acuerdo del ciento por ciento. ¡Así que esto implica que en realidad una persona puede bloquear la decisión de las otras 99! Esto es exactamente lo opuesto a la democracia. El resultado es un la dilución del programa y de los acuerdos políticos. El deseo por la unanimidad a toda costa conduce inevitablemente a buscar el mínimo común denominador y, en una situación como ésta, son siempre las propuestas más moderadas las que prevalecen.
El documento final, adoptado por la Reunión General de los Movimientos Social el domingo 16 de noviembre, no es sino una cortina de humo. Se opone correctamente a la nueva constitución europea, pero la alternativa que propone es la de “otra Europa que rechace guerra, fomente la solidaridad internacional y una economía ambientalmente sostenible… una Europa sin desempleo ni trabajosa destajo.” (Traducido de Liberazione, 18 de noviembre de 2003).
Todos estarían de acuerdo con estas palabras pero ¿cómo podemos ponerle fin al desempleo sin abolir la economía de mercado? ¿Cómo podemos construir solidaridad si se mantiene un sistema basado en las ganancias?
Aún cuando este documento final no está del todo claro, hay líderes y organizaciones dentro del movimiento obrero que tienen ideas claras. Son los líderes de derecha de la social democracia, de los sindicatos y de organizaciones tales como ATTAC. Susan George, uno de los líderes de ATTAC, argumentó abiertamente por “Europa como la única entidad que puede construir un modelo económico y social alternativo a los EEUU, basado no en la liberalización sino en la política” (traducida de la versión online de l"Unit, 17 de noviembre de 2003). Varios líderes sindicales presentes en París se pronunciaron por una reforma a la Constitución Europea la cual “podría ser utilizada como herramienta para luchar e imponer, gradualmente, un modelo distinto de Europa”.
Según esto, la tarea de los trabajadores europeos debe ser el apoyar a sus propios gobiernos y burguesías contra los de EEUU. ¡Esto, cuando por toda Europa, desde Portugal hasta Suecia, desde Italia hasta Alemania y Austria, estos mismos gobiernos están atacando las pensiones y estándares vide de los trabajadores!
Así es cómo los líderes reformistas quisieran utilizar al FSE y, en general, al movimiento antiglobalización, que ahora ha sido rebautizado con un “mejor”nombre, el movimiento “alterglobalización”. Ellos lo ven como una plataforma, un grupo de presión, para ser activarse o desactivarse por intervalos como mejor les plazca a ellos en su pacto con los gobiernos y con los jefes.
Tal actitud se vio también reflejada en la organización del evento. Se colocaron detectores de metales en cada entrada. Uno podría preguntarse qué era lo que estaban buscando: ¿peligrosos tomates y huevos podridos que algunos delegados pudieron haber deseado lanzarle al orador más aburrido? También era difícil asistir a las reuniones. Los administradores solamente permitían entrar a la gente cuando todos los asientos habían sido ocupados. Estaba prohibido sentarse en el piso o en las escaleras. Las reglas parecían más las de una reunión de gerentes que las evento del movimiento obrero.
Como de costumbre, lo único en lo cual los líderes coincidieron verdaderamente fue llamar a otra manifestación. Ahora hay una programada para el 20 de Marzo contra la guerra y otra en Mayo, cuando la nueva Constitución Europea debería ser aprobada finalmente.
Las manifestaciones son buenas, pero, como ha demostrado el movimiento pacifista, no son suficientes para parar guerras o políticas derechistas. Toda la energía y poder de la clase obrera y de la juventud deberían ser usadas en huelgas generales y acciones de clase. Necesitamos usar todas estas energías frescas de los activistas jóvenes, como ésas que vimos en París, para transformar radicalmente las organizaciones oficiales de izquierda y de los trabajadores con un programa revolucionario.
El interés por un programa e ideas de este tipo fueron reflejadas en el éxito de nuestro puesto, así como el obtenido por los sitios de exhibición de la revista marxista francesa La Riposte y de la organización estudiantil española Sindicato de Estudiantes. Cientos de delegados se detuvieron para echarle una hojeada a nuestros libros y folletos y para discutir con nosotros. Muchos de ellos dejaron sus correos electrónicos o direcciones de contacto para así a permanecer en comunicación con nuestro sitio Web. Recaudamos un total de aproximadamente 4.500 y fueron un gran éxito el panfleto de In Defence of Marxism sobre los acontecimientos revolucionarios en Bolivia y las franelas “Strike… Just Do It” (Huelga… Tan sólo Hazla).
Confiamos en que este es tan sólo un pequeño paso hacia adelante en la tarea de construir una base de masas para las ideas del Marxismo en Europa como también internacionalmente.
Londres, 18 de noviembre de 2003.