“Los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos”
Alí Primera

“Así estamos
consternados
rabiosos
aunque esta muerte sea
uno de los absurdos previsibles”
Mario Benedetti

A los camaradas Pedro Suárez y Javier Marcano: Dos mártires del proletariado en la lucha por el Socialismo

“Los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos”
Alí Primera

“Así estamos
consternados
rabiosos
aunque esta muerte sea
uno de los absurdos previsibles”
Mario Benedetti

El mismo jueves 29 de Enero nos enterábamos del asesinato de dos camaradas en horas de la tarde a manos de un comando del GRIP (Grupo de Reacción Inmediata Policial de PoliAnzoátegui) que bajo órdenes de la jueza Diana Vásquez intentó penetrar en las instalaciones de MMC Automotriz (Mitsubishi) en la zona industrial de Barcelona para quebrar la ocupación de la factoría por parte de los trabajadores, hecho que además dejó a otros 8 camaradas heridos. La razón divulgada por la prensa (tanto la burguesa como la que se reclama bolivariana) era que la jueza Diana Vásquez intentaba ejecutar una medida de amparo a favor de dicha empresa cuando se produjo el enfrentamiento. Ya lo habían intentado antes, utilizando a los esquiroles de siempre, los empleados de confianza y gerentes, con su discurso del derecho al trabajo y todo tipo de sofismas que muy bien saben usar estas alimañas al servicio del patrono.

La rabia, la frustración, la impotencia, nos golpearon duro. Hasta ahora, la burguesía había logrado mover a través de esos miles de hilos que la siguen uniendo a sus títeres dentro del aparato del Estado burgués a oficiales y comandantes fácilmente comprables de las diferentes policías o incluso de la Guardia Nacional. Recordaba las veces que en Aragua, durante las luchas en Snack’s, Seravian, entre otras empresas en los centros industriales del estado, la policía regional siempre estaba dispuesta a patrullar la zona armada hasta los dientes, portando subametralladoras y todo tipo de armamento. También recordamos cuando en la lucha de Sanitarios Maracay, un comando de la Guardia Nacional se prestó para reprimir salvajemente a los camaradas. Y cuántas veces no habíamos visto lo mismo en Guayana, con la GN atacando a los trabajadores de SIDOR y de las contratas.

La rabia aumentó cuando conversamos con los camaradas de Mitsubishi y VIVEX y nos comentaban lo sucedido. Los camaradas caídos habían recibido impactos directos al corazón. Los otros heridos de bala mostraban impactos en la zona pectoral y hombros. Estaba claro que habían dado la orden de disparar a matar, la orden era aplastar la ocupación a toda costa. Es un preámbulo del precio que hemos de pagar si no llevamos la revolución hasta el final y expropiamos a la burguesía y los aplastamos como clase. Nos harán pagar con sangre la ofensa de haberles hecho pasar este susto; el susto de perder su estilo de vida, su modo de proceder, sus privilegios.

Pero como siempre cita nuestro camarada Alan Woods, Ni reír ni llorar, sino comprender (B. Spinoza). Como siempre hemos explicado los marxistas, a pesar de los 10 años de Revolución, el Estado en Venezuela sigue manteniendo en lo básico la estructura de un Estado burgués. Ciertamente se ha logrado penetrar ciertos espacios y colocar cuadros revolucionarios dentro del aparato, pero como muy bien explican Marx en La Guerra Civil en Francia y Lenin en El Estado y La Revolución, el viejo Estado no puede ser usado por la Revolución para sus fines, debe ser destruido para construir uno nuevo, un (semi) Estado basado en asambleas de delegados elegibles y revocables en todo momento a nivel parroquial, municipal, estadal y finalmente coordinados nacionalmente. El núcleo para estas asambleas no es como se ha venido impulsando en Venezuela las comunidades, sino las fábricas. La tarea ante todo es la creación de los Consejos de Fábricas que se vayan vinculando entre sí para gestionar eficazmente no sólo los conflictos obreros, sino todos los aspectos de la vida cotidiana.

El hecho que la trasnacional haya podido movilizar a Henry Gabián Dietrich, Juez de Primera Instancia, y las Juezas Primera y Segunda de Ejecución, Lourdes Villarroel y Diana Vásquez revela una vez más como el poder judicial burgués, corrupto hasta la médula, está al servicio del mejor postor, al servicio de los intereses de la burguesía y de los explotadores; en pocas palabras, son fieles defensores del orden capitalista y por lo tanto nuestros enemigos de clase.

Ante el temor de la inmensa reacción obrera y popular que se le avecinaba, el gobernador de Amzoátegui, Tarek William Saab, apareció rápidamente por los medios anunciando la suspensión de los oficiales involucrados en este ataque así como se anunció que los jueces involucrados fueron suspendidos y están sometidos a investigación. Hoy mismo ha anunciado la detención de Yohab González (agente), Mario Guevara (agente), Jorge Ramírez (agente), Juan Álvarez Rojas (agente), Douglas Hernández y Antonio Febres, señalando a Juan A. Rojas como el presunto autor intelectual de la masacre. Sin embargo, nada se habla de la destitución de Robert Aranguren, jefe de Polianzoátegui, ni de Manuel Ortiz, comandante del GRIP.

Debemos señalar que es completamente superficial confundir lo que es accidental con lo que es esencial. En este sentido, la actuación concreta del agente Rojas como supuesto autor intelectual es meramente accidental. El problema de fondo, lo esencial, tiene que ver con toda la estructura de la misma policía y del GRIP. Recordemos que ya en el pasado se movilizaron para reprimir salvajemente a los trabajadores petroleros en lucha.

No basta con la detención de los cuatro agentes y de las dos personas anunciadas por el gobernador Tarek. Debemos exigir que sean destituidos inmediatamente y de forma permanente todos los agentes involucrados en el asalto a la planta de Mitsubishi. Igualmente debemos exigir la inmediata destitución y enjuiciamiento de los jefes policiales Robert Aranguren y Manuel Ortiz, así como de los tres jueces involucrados en este caso Henry Gabián Dietrich, Lourdes Villarroel y Diana Vásquez. Todos ellos deben responder por este crimen contra la clase obrera venezolana.

A mediados de Enero se conmemoró el 90 aniversario de los grandes revolucionarios Rosa Luxemburgo y Carlos Liebknecht. Como escribía nuestro camarada Patrick Larsen en su artículo A 90 años del asesinato de Rosa Luxemburgo, “El año 2009 marca un nuevo punto de inflexión para la revolución venezolana. Tras 10 años (…) la revolución se encuentra en la encrucijada: o rompe con el poder económico de la burguesía y el imperialismo o permite que la contrarrevolución termine con todos las conquistas bolivarianas. Esta es, en resumen, la cuestión que está en el orden del día. Para ganar esta gran batalla es necesario armar los cuadros revolucionarios con ideas. Y no con cualquiera idea. El marxismo se basa, ante todo, en el fundamento de la experiencia viva del movimiento obrero.”

Nuestro mejor tributo a estos camaradas caídos en el combate por el Socialismo, así como a todos nuestros mártires en la causa del proletariado internacional, es continuar con mayor vigor la lucha por derrocar a la burguesía, expropiar la banca, los latifundios y las grandes industrias, instaurar una economía nacionalizada y planificada democráticamente y la construcción de un nuevo Estado, un semi Estado obrero, basado en asambleas de delegados elegibles y revocables en todo momento coordinadas a nivel parroquial, municipal, estadal y nacional.

Una afrenta a uno es una afrenta a todos: ¡Derroquemos a la burguesía y hagámosla pagar por todos sus crímenes!
¡Viva la lucha por el Control Obrero y el Socialismo!
¡Viva la lucha de los trabajadores de Mitsubishi y VIVEX!
¡Viva la clase obrera venezolana!