La enmienda constitucional ha sido presentada por la burguesía como una medida dictatorial mediante la cual Chávez pretende instalarse de por vida como presidente. Esto es una total estupidez y corresponde con la campaña propagandística de mentiras y malas interpretaciones que los medios de comunicación occidentales han realizado desde el principio contra la Revolución Bolivariana.
Hipocresía de la burguesía y el imperialismo
La enmienda constitucional ha sido presentada por la burguesía como una medida dictatorial mediante la cual Chávez pretende instalarse de por vida como presidente. Esto es una total estupidez y corresponde con la campaña propagandística de mentiras y malas interpretaciones que los medios de comunicación occidentales han realizado desde el principio contra la Revolución Bolivariana.
Las masas de pobres urbanos, jóvenes y trabajadores una y otra vez han salvado la revolución y defendido sus conquistas. Son embargo, después de diez años de incesante lucha, la revolución aún no se ha completado. Los reaccionarios y los imperialistas han armado revuelo: «Chávez es autoritario». Esta pretensión es pura hipocresía. En Francia, España, Gran Bretaña, no existen estos límites. Lo que se propone no en el referéndum no es que Chávez sea presidente de por vida, ni siquiera más allá del tiempo límite de su mandato actual. Lo que se propone es que la población de Venezuela tenga el derecho a votar a Chávez en las próximas elecciones. La población debería tener el derecho a votar a qué candidato eligen. Este es un derecho democrático básico que defendemos. Además, esta medida también se aplicaría a los alcaldes y gobernadores regionales.
En una democracia el pueblo debería tener el derecho a elegir el presidente que él desee. En algunos países occidentales que se consideran a sí mismos democracias, el jefe del estado nunca es elegido. Ese es el caso de España, donde el rey Juan Carlos nunca fue elegido por nadie, sino que fue nombrado por el dictador Franco. Y aún así este Borbón no elegido por nadie piensa que tiene el derecho de decirle al presidente de Venezuela, que ha sido reelegido en varias ocasiones por una gran mayoría, que se «calle».
¿Qué tipo de democracia es esa donde el jefe del estado no se decide en unas elecciones sino a través de un accidente de nacimiento? Ese es el caso de Gran Bretaña, Bélgica y otros países que pretenden ser democráticos. En Gran Bretaña y en otros países tampoco hay límite al número de veces que un primer ministro puede presentarse a las elecciones. Este hecho no es controvertido y nadie lo menciona. Pero cuando se trata de Venezuela se aplica otro rasero. ¿Por qué? La respuesta es evidente: no quieren que Chávez se presente de nuevo porque temen que gane.
Un momento crucial
Este referéndum se produce en un momento crucial de la revolución venezolana. Después de diez años de revolución las contradicciones son más profundas que nunca antes. Las masas de pobres urbanos, jóvenes y trabajadores han entrado en acción una y otra vez para salvar la revolución y defender sus conquistas. En varias ocasiones sus movilizaciones han evitado la contrarrevolución (el golpe de estado de abril de 2002, el cierre patronal de diciembre de 2002, etc.,).
Sin embargo, después de diez años de lucha incesante la revolución aún no se ha completado. El grueso de la industria, la tierra y los bancos permanecen en manos privadas. La contrarrevolución está realizando una lucha feroz para socavar la economía, organizando un sabotaje deliberado que está provocando escasez de alimentos concretos y ha dado un giro adicional a la espiral inflacionario. Están organizando una huelga de capital que tiene como consecuencia paros de producción en las fábricas de todo el país.
Aunque la revolución ha hecho conquistas significativas, aún no es irreversible. La primera advertencia seria llegó en diciembre de 2007 con la derrota del referéndum sobre la reforma constitucional. En noviembre de 2008 la revolución perdió alcaldías importantes a favor de la oposición. Aunque el PSUV (el partido de Chávez) consiguió un 58 por ciento de los votos, hubo niveles de abstención elevados en feudos chavistas tradicionales. Por eso se perdieron zonas estratégicas como Miranda o la alcaldía de Caracas.
Las masas entraron en acción. Defendieron los logros conquistados por la revolución, pero hay aumenta el cansancio en discursos y palabras vacías sobre socialismo, sin un cambio fundamental en la sociedad a la vista. Las masas exigen una solución a la inflación, escasez de comida, mala vivienda y corrupción. Están cansadas del ritmo lento de los acontecimientos y empujan todo lo que pueden para lograr un cambio inmediato. Comienzan a comprender que la «revolución dentro de la revolución» es necesaria, no sólo en palabras sino también en hechos.
La revolución venezolana está claramente en una encrucijada. O sigue adelante con la tarea de expropiar el poder económico de los capitalistas, los terratenientes y los banqueros, o más pronto que tarde terminará en derrota. En este contexto debemos ver el nuevo referéndum sobre la enmienda constitucional.
Un punto de vista de clase
Hay algunos intelectuales e incluso organizaciones supuestamente de «izquierdas» que mantendrán un silencio sobre este referéndum. O intentarán hablar en contra del referéndum, alegando que eso demuestra «falta de respeto por las decisiones pasadas», o que va en «contra de las tradiciones democráticas del país» y otras cosas por el estilo. Estos presuntos «izquierdistas» y «demócratas» reflejan la presión de la «opinión pública» burguesa. Lo ven todo en términos legales, señalando este o ese detalle como un presuntamente «problema democrático».
Nosotros a estas personas les respondemos por anticipado. En diciembre de 2007 en un artículo que explicaba la derrota del referéndum escribíamos:
«Los reformistas creen que la clase obrera siempre debe cumplir las sutilezas legales. Pero hace tiempo que Cicerón dijo: Salus populi suprema est lex (La ley suprema es el bien del pueblo). Nosotros deberíamos añadir: la ley suprema es el bien de la revolución. Los contrarrevolucionarios no han demostrado ningún respeto por la ley o la constitución de 2002, y si hubieran triunfado habrían abolido inmediatamente la constitución de 1999. Ahora todos están gritando por la defensa de esa misma constitución».
No sólo es una cuestión de democracia formal. Para los trabajadores y los pobres de Venezuela la elección de Chávez significa las reformas sociales y conquistas de estos últimos años, un entorno de revolución donde ha florecido la organización sindical y la gente corriente que estaba excluida de la vida política, ha encontrado una voz y una meta. Por eso quieren reelegir a Chávez.
Las masas son muy prácticas. Dirán: «Si perdemos la presidencia, la derecha aplastará todos los proyectos sociales y otras conquistas de la revolución». Estas preocupaciones están bien fundadas. Cuando se perdió la gobernación de Miranda en noviembre del año pasado, lo primero que hizo Radonski, el nuevo gobernador opositor, fue atacar las misiones y dejar a sus anchas a las bandas fascistas, amenazando a los médicos cubanos en los proyectos de Barrio Adentro. Esto revela la cara fea de la contrarrevolución. También es un aviso de lo que podemos esperar si la contrarrevolución pone sus manos en la presidencia.
Las masas lucharán para ganar este referéndum. Es una cuestión muy concreta. Comprenden muy bien que Chávez es el único candidato que puede golpear a la derecha en las nuevas elecciones presidenciales. Ven que el referéndum es una lucha directa entre revolución y contrarrevolución. Los contrarrevolucionarios ven exactamente lo mismo. Sólo un pequeño burgués sin remedio y los sectarios ciegos no pueden comprender eso.
La revolución socialista, como las guerras entre las naciones, consiste en una serie de batallas y luchas parciales. Sólo luchando y ganando esas batallas los trabajadores y campesinos adquieren la confianza en su propia fuerza y después pasan a las batallas más grandes. Los marxistas estarán con los trabajadores y los campesinos contra la oligarquía, el imperialismo y los contrarrevolucionarios, haremos campaña por el SÍ.
La cuestión del Estado
Recientemente se produjo el ataque contra la ocupación de la fábrica Mitsubishi por parte de la policía regional de Anzoátegui, provocando la muerte de dos trabajadores. Más tarde se descubrió que este crimen fue cometido por elementos corruptos y reaccionarios de la policía. Posteriormente fueron suspendidos y detenidos por el gobernador bolivariano, Tarek Saab. Pero no es un hecho aislado. Se han descubierto en el último período otros casos de infiltración en las fuerzas policiales venezolanas, como cuando ocho jóvenes desarmados recientemente fueron asesinados en Miranda por elementos contrarrevolucionarios dentro de la policía.
Los trabajadores de la ocupada Inveval, la fábrica de válvulas en Carrizal, estado de Miranda, a través de su larga lucha por la nacionalización y el control obrero mostraron la posibilidad de cumplir los cuatro principios de Lenin. Los marxistas llevan años advirtiendo de que es imposible utilizar el viejo aparato del estado burgués para servir a propósitos revolucionarios. ¡Los últimos acontecimientos son una prueba irrefutable de esta idea! Es absolutamente necesario acabar con este aparato del estado podrido heredado de la infame Cuarta República. Medidas parciales como la purga de una u otra institución no pueden resolver el problema a largo plazo. Pero debemos sustituirlo por otra cosa. ¿Qué ponemos en lugar del viejo estado burgués corrupto y podrido?
La respuesta la dio hace mucho tiempo Lenin en El Estado y la revolución. En él esbozó un modelo basado en los siguientes cuatro principios:
Elecciones libres y democráticas de todos los funcionarios del estado con derecho a revocación.
Ningún funcionario puede recibir un salario superior al de un trabajador cualificado.
No al ejército o policía permanentes sino el pueblo en armas.
Gradualmente, todo el mundo debería hacer todas las tareas de administración por turnos: cuando todos son un burócrata nadie es un burócrata.
Es completamente posible llevar esto a la práctica en Venezuela. Ya hemos visto cómo elementos de este tipo de organización estaban presentes en la lucha contra la contrarrevolución. En 2004 tuvimos las UBE (Unidades de Batalla Electoarl) y más tarde el Comando Maisanta, organismos elegidos directamente por la base desde abajo, con la posibilidad de revocar a los representantes elegidos si traicionaban la lucha.
En el caso del excelente ejemplo de la fábrica Inveval, donde los trabajadores ocuparon la planta y a través de una larga lucha consiguieron su nacionalización. Ahora el presidente de la fábrica es un trabajador, elegido por sus compañeros y que recibe el mismo salario que los demás trabajadores de la fábrica. Los trabajadores de Inveval también han demostrado que el tercer punto de Lenin (sobre el armamento de la población) es totalmente posible. Han organizado su propio batallón de la Reserva Nacional, demostrado en la práctica que el armamento de la clase obrera es completamente posible.
¡Vota SÍ y adelante para completar la revolución!
Debemos afrontar los hechos y decir la verdad: el asesinato de los trabajadores de Mitsubishi demuestra que los problemas fundamentales aún no se han resuelto. La revolución aún tiene un apoyo de masas (en las últimas elecciones los chavistas consiguieron 5,5 millones de votos y 17 de los 23 gobernadores), pero perdió terreno. ¿Por qué? Porque las masas están perdiendo la paciencia. Las últimas dos contiendas electorales (diciembre de 2007 y noviembre de 2008) han sido advertencias serias. Los reformistas en el Movimiento Bolivariano dicen que estas derrotas se debieron a que la revolución había ido demasiado lejos, demasiado rápido. Los marxistas de la CMR dicen: ¡Todo lo contrario, es porque la revolución ha ido demasiado lenta y no suficiente lejos!
Debemos ganar el referéndum para infligir una nueva derrota a los contrarrevolucionarios y presionar que se lleven a cabo las tareas fundamentales de la revolución socialista. Ha habido demasiadas elecciones, referendos, demasiados discursos, muchas palabras sobre la revolución y el socialismo, mientras que la tarea fundamental de expropiar a la oligarquía no se ha puesto en práctica. Ha habido reformas pero los problemas más apremiantes de las masas siguen sin resolver. Estos problemas se exacerbarán con la crisis económica mundial. La caída de los precios del petróleo tendrá un efecto serio sobre Venezuela. Los capitalistas venezolanos están organizando una huelga de inversión para desestabilizar la situación. Esto demuestra el fracaso de los intentos de los reformistas de crear una «economía mixta» sobre la base del «socialismo petrolero». Medidas a medias no resolverán los problemas y agudizarán la crisis.
¡Compañeros! El referéndum de febrero es otra batalla en la guerra revolucionaria. Debemos ganar esta batalla para asestar una nueva derrota a los contrarrevolucionarios y llevar a cabo las tareas fundamentales de la revolución socialista. Lo que necesitamos es llevar la revolución hasta el final, expropiar a la oligarquía, derrocar al estado burgués y hacer un llamamiento a los trabajadores y campesinos de América, de todo el mundo, para que se unan a nosotros en la transformación socialista de la sociedad.
Por estas razones decimos a la clase obrera de Venezuela:
¡Vota SÍ en el referéndum del 15 de febrero!
¡Acelera la lucha por la revolución socialista!
¡Nacionalización de la tierra, los bancos y la industria bajo control obrero!
¡Únete a la Corriente Marxista Revolucionaria, la corriente marxista del PSUV y lucha por este programa!
¡Viva la revolución socialista!