La aprobación del Régimen Electoral Transitorio conminado al Congreso por las normas finales de la NCPE arranca la marcha hacia los comicios generales del próximo 6 de diciembre, cuando en el país elegiremos la primera Asamblea Plurinacional, el Presidente y su Vice. Esta ley electoral en nombre de la cual el Presidente Evo Morales y miles de activistas en todo el país se declararon en huelga de hambre es el fruto de un nuevo acuerdo y de extenuantes negociaciones con la derecha parlamentaria. Como en todas las precedentes ocasiones una vez mas se ha demostrado que semejante actitud conciliadora del oficialismo no apacigua el país más bien anima a la derecha y expone el proceso de cambio a varios peligros.
Las negociaciones por la Ley Electoral
El Parlamento hubiera tenido que aprobar el Régimen Electoral Transitorio (RET) en el plazo de 60 días a partir del referéndum constitucional, pero en la última sesión útil para cumplir con esta responsabilidad no había el consenso de dos tercios necesario porque el senado, controlado por la derecha de PODEMOS, había mutilado el proyecto de ley aprobado por la Cámara de Diputados.
En la propuesta del gobierno el RET reservaba a las circunscripciones especiales indígenas 15 escaños de la futura Asamblea Plurinacional. La cantidad de estos escaños había sido negociada directamente con las organizaciones indígena – originarias (CIDOB y CONAMAQ) quienes en un principio reivindicaban 24 circunscripciones especiales. Sin embargo la propia Cámara de Diputados, con amplia mayoría masista, había reducido a 14 las circunscripciones especiales suprimiendo la del Departamento de Potosí.
El Departamento de Potosí es poblado mayoritariamente por quechuas, organizados en la Confederación de Ayllus Originarios de Potosí (CAOP) y en la Federación Sindical de Trabajadores Campesinos Originarios de Ayllus y Marcas. De hecho las comunidades originarias basadas sobre la propiedad colectiva de la tierra son la estructura social prevalente en el área rural potosina. Sin embargo los quechuas que son minoría nacional no lo son a nivel departamental, por esto se suprimió la circunscripción especial que hubiera tenido que representarles.
He aquí la muestra clara de los limites de una perspectiva simplemente jurídica y étnico – cultural en la solución del problema de la opresión nacional. La organización comunitaria y la propiedad colectiva de la tierra que se expresan en los ayllus, las marcas y las capitanías representan la base sobre la cual construir un sistema que acabe con la exclusión social y la opresión nacional. Las circunscripciones especiales nacen en cambio para garantizar representación política a los pueblos indígenas dentro de un sistema de democracia representativa burguesa (lo que justamente los propios indianistas critican) que no ve afectada la estructura de la opresión nacional basada en el gamonalismo y el actual sistema todavía semifeudal de propiedad de la tierra, más bien intenta una compatibilización entre democracia directa indígena – originaria y democracia burgués. Considerando la desesperada lucha cotidiana por la sobrevivencia que caracteriza la vida a diario de los indígenas este intento no hará nada más que favorecer aquellos elementos de burguesía indígena, de los cuales es fidedigna expresión un personaje como Víctor Hugo Cárdenas, katarista de derecha, aimara y terrateniente. Por nuestra parte planteamos que el primer paso a la verdadera superación de la opresión nacional y la conquista de la autosuficiencia alimenticia del país puede venir solo si se da a un Consejo Nacional de Ayllus, Marcas y Capitanías, con dirigentes elegidos y revocables según la mejor tradición de la democracia indígena, el poder de radicalizar y profundizar la reforma agraria, expropiando y haciéndose cargo de todas las grandes propiedades agrarias y los latifundios, los cuales, aun cuando producen, lo hacen bajo las reglas de la explotación social y nacional y por el interés de un puñado de parasitas burgueses.
De la mano al codo
Pese a todo lo que es claro es que la extenuante negociación parlamentaria se ha concluido con lo que Alfredo Chávez – dirigente de CIDOB – ha definido un gol olímpico de la derecha. Los parlamentarios conservadores han tenido en jaque al gobierno, las organizaciones sociales y sindicales desafiándoles abiertamente como hacía la diputada Ninoska Lazarte cuando al abandonar el Parlamento iba a provocar con soberbia los activistas en vigilia en la Plaza Murillo. A la derecha queda ésta victoria simbólica que prueba cuál es su objetivo perseguido en el dialogo: frustrar y amargar en las marañas parlamentarias la voluntad popular para ganar espacio y fuerza.
Producto del dialogo los escaños indígenas han sido reducidos a 8 y se tendrá que empadronar nuevamente todo el electorado con un costo de 35 millones de dólares. El actual padrón electoral es tratado por las Cortes Departamentales Electorales en muchos casos en manos de la derecha, la cual agitando hipócritamente el peligro del fraude electoral, quiere en realidad prepararlo. De hecho el empadronamiento con el sistema biométrico es un pretexto para intentar inhabilitar electores del área rural y por la misma razón querían que el único documento útil para inscribirse fuera el certificado de nacimiento que impone a muchos compañeros campesinos gastos y viajes para ser tramitado. Otros temas querían imponer al debate de contrabando como dijo el Vicepresidente, pero claro: cuando le das la mano de exigen el codo.
La estrategia de la derecha
La burguesía nacional sabe de no tener actualmente un candidato que pueda seriamente imaginar de quitar la Presidencia a Evo Morales. Estas artimañas y escaramuzas tienen el fin de provocar divisiones y debilitar de alguna manera el apoyo social del cual todavía goza el proceso de cambio. Su objetivo el 6 de diciembre es de restar votos al MAS y al gobierno y por estos apoyan y financiarán aquellos candidatos que pueden pelear con el MAS en el mismo electorado, como al ser Alejo Veliz, dirigente campesino de Cochabamba, René Joaquino, alcalde quechua de Potosí, o Víctor Hugo Cárdenas, katarista de derecha y aimara. Lo que esperan es una Asamblea Plurinacional donde el poder de veto de la derecha pueda seguir haciendo coro con los sectores conciliadores del gobierno, arrinconar aquellos dirigentes más comprometidos con la lucha y de tal manera ir esterilizando el MAS y neutralizando la presión popular que espera que Evo cumpla con la promesa de "hacer todo lo que manden los movimientos sociales" si gana con amplia mayoría parlamentaria.
Afloran frustraciones y divisiones
De hecho las divisiones dentro del Movimiento al Socialismo se han ido profundizando como consecuencia de la línea conciliadora perseguida por los sectores orgánicamente reformistas de éste partido y del gobierno los cuales, como escrito una vez por el Vicepresidente García Linera, ven en la actual revolución una etapa nacionalista que corrige la exclusión social y cederá el paso sucesivamente a las reglas del libre mercado.
Los delegados de la CIDOB se han retirado de la dirección departamental del MAS de Santa Cruz de la Sierra mientras que la Asamblea del Pueblo Guaraní ha decidido participar autónomamente a la contienda electoral. En general mientras Evo invitaba a festejar la aprobación de la Ley Electoral las organizaciones indígenas del oriente se declaraban en luto acusando al MAS de traición.
La escisión más significativa es sin embargo la encabezada por Román Loayza el cual, como hacen dirigente sindicales del calibre de Miguel Zubieta (ex ejecutivo nacional de la FSTMB) y Jaime Solares (actual dirigente de la COD de Oruro), acusa el gobierno de haber constitucionalizado el neoliberalismo. Ya se conocían las criticas de Loayza y Silvia Lazarte a las modificaciones que el Parlamento introdujo a la nCPE, sin embargo el histórico fundador del MAS y dirigente campesino – que dirigió la marcha Caracollo La Paz en el 2005 y fue jefe de bancada del MAS en la Asamblea Constituyente donde sufrió la agresión física de la derecha – había decidido participar activamente a la campaña electoral por el SI. Ahora Loayza declara que correrá por la Presidencia con su propio instrumento político. En el discurso al cual nos referíamos Loayza argumentaba como la vigencia del 21060, el inconstitucional decreto emitido por Paz Estenssorro en el 1985, sea la prueba contundente que el neoliberalismo no ha acabado. A este discurso hacia sucesivamente eco Zubieta denunciando como la condición de trabajo y la estabilidad laboral no hayan registrado ningún avance en estos años.
La propuesta de Román Loayza, que ha rechazado cualquiera hipótesis de alianza con cualquier candidato o fuerza política neoliberal (inclusive Veliz, Joaquino y Cárdenas) podría atraer en el próximo futuro todo los sectores de activistas sindicales, obreros, campesinos, indígenas y del MAS que están decepcionados y desilusionados por la política conciliadora del gobierno y de la dirección del partido, con el afán de rescatar y retomar el camino de lucha hacia el socialismo marcado por la Agenda de Octubre. En este sentido podría representar un elemento de clarificación política importante. Seria pero ingenuo pensar que simplemente enarbolando un discurso y ocupando un espacio político a la izquierda del MAS se pueda reorientar el proceso.
Román Loayza ¿una alternativa?
Habrá que entender en primer lugar si Román Loayza y los que los circundan piensan a un comité electoral y alianzas esporádicas o a un verdadero partido político con un programa y un horizonte político claro y definido organizado bajo los principios de una autentica democracia interna que pueda alentar la participación activa de trabajadores y campesinos en varios casos ofuscada por la dirección reformista del MAS. En síntesis el aspecto decisivo para determinar el destino de la opción política que Román Loayza se apresta a meter en campo es el programa y la política que adoptará.
El MAS y Evo Morales mantienen un gran apoyo de masa pese a los escándalos, las negociaciones y las vacilaciones frente a la derecha, la burguesía nacional y el imperialismo. Como analizamos evaluando los resultados del referéndum constitucional este apoyo ha ido creciendo en sectores proletarios de todo el país. Un interesante relato (publicado por Bolpress) de una asamblea en el Ingenio Azucarero San Aurelio de Santa Cruz, donde en 6 meses murieron en accidentes de trabajo 4 obreros, demuestra que los trabajadores siguen viendo en el actual un gobierno amigo que tiene que cumplir con las expectativas de las clases oprimidas. Esto no sorprende en lo absoluto, las masas meten a la prueba una y otra vez a sus organizaciones o las que perciben como suyas antes de abandonarlas. En éste proceso no quedan con los brazos cruzados sino de manera más o menos consciente disputan el control de las organizaciones a los oportunistas y los que no cumplen con sus expectativas. Aunque el MAS no sea un partido en el sentido clásico del término esto sucede en su propio seno a diario. Actualmente en Yapacaní un sector del MAS está exigiendo la renuncia del ex alcalde y ahora concejal también masista, acusado de oportunismo y corrupción, como ya ocurrido en varias otras circunstancias y lugares.
Una vanguardia tiene el deber de mostrar a las masas el camino para hacer esta batalla efectiva, como recordaban Lenin y Trotsky proponiendo a los partidos de la Internacional Comunista la táctica del frente único, que consiste en la propuesta de alianzas que los partidos revolucionarios dirigen a los reformistas bajo un programa en defensa de los intereses de la misma clase trabajadora y del campesinado. Si en cambio esta naciente opción izquierdista pretende adoptar una línea de oposición frontal e irreducible al MAS y Evo Morales – considerándolos incorregibles derechistas – podría encerrarse sectariamente en un papel estéril de pura cuanto inefectiva propaganda pese al calibre de los dirigentes que la sostengan.
El peligro del fascismo
De hecho el tercer aspecto que marca la cuenta regresiva hacia las elecciones de diciembre es la preocupante insurgencias del terrorismo de matriz fascista que opera en el país y no dudamos despertará en muchos sectores la necesidad de ir defendiendo este proceso pese a los errores y a las vacilaciones ideológicas. Que estaba o no planificando el magnicidio la célula paramilitar desmembrada en Santa Cruz es la muestra clara que el fascismo representa un peligro real y que la oligarquía nunca ha descartado la opción paramilitar y subversiva para contrarrestar el proceso de lucha de los trabajadores y campesinos bolivianos. A la cabeza del grupo estaba Eduardo Rosza Flores, húngaro – boliviano y croata ad honorem por su participación a la guerra de Croacia (donde hubo genocidio y limpieza étnica), quien había declarado a una entrevista transmitida por la televisión húngara su intención de ir a Bolivia para participar a la lucha por la independencia de Santa Cruz.
El separatismo para la oligarquía es solo un pretexto para azuzar en contra del gobierno los sentimientos más conservadores y las frustraciones de la clase media urbana especie del más desarrollado oriente, azotada y desestabilizada por los efectos de la crisis económica y política y asustada por el peligro de ser empujada hacia la proletarización. Hablamos de profesionales, de pequeños burgueses etc. que en algún momento pueden apoyar el proceso de cambio pero si éste no demuestra la fuerza y la capacidad de prospectar una salida a los efectos de la crisis, de completar la revolución, comienzan a ver de reojo la inestabilidad política expresada por marchas y bloqueos que no llevan a ningún cambio estructural. Los combatientes para la independencia de Santa Cruz son para la oligarquía lo que el ejército indio de Zarate Willka era para el General Pando durante la Guerra Federal, instrumentos para llegar a un fin, que en el caso actual es tumbar al indio al gobierno, enterrando con el toda la pasión revolucionaria de las masas que lo llevaron al Palacio Quemado.
Sin querer remontar al origen y el significado histórico del fascismo, que sería oportuno estudiar, tenemos en nuestra propia experiencia nacional un ejemplo vivo de del cual aprender, la dictadura de Banzer quien aprovechó del apoyo del MNR pequeño burgués y de la obra de los grupos paramilitares de la Falange Socialista Boliviana. Rosza y los suyos eran en Bolivia para entrenar grupos paramilitares cuyo objetivo era desestabilizar el país para preparar la salida reaccionaria que la oligarquía y el imperialismo desean, una intervención de algún militar del mismo patriotismo del asesino Banzer que reconduzca el país al orden con la bendición de la pequeña burguesía cansada de tanta anarquía. Su grupo era compuesto en casi su totalidad por extranjeros pero era bien financiado y aprovisionado, el plan subversivo estaba todavía en su etapa embrionaria pero el peligro existe y hay que tener consciencia de esto.
Y como combatirlo
El mínimo común denominador de toda la coyuntura nacional se puede sintetizar así: la obstinación con la cual se quiere lograr el desarrollo de Bolivia y la justicia social por las vías del reformismo y del nacionalismo (aunque pluri) imponen un precio que lleva a la quiebra. Mientras seguimos atontados por los tranquilizadores números y cifras del Ministro Arce (ex adenista) el país precipita paulatinamente en la crisis. La bonanza ha pasado sin ningún cambio significativo en las condiciones de vida, salariales y de laborales de la masa trabajadora y con mejoras todavía insuficiente para el campesinado. Las divisiones que afloran y el peligro del fascismo maduran sobre este terreno.
El fascismo no se combate buscando a ultranza un imposible dialogo con la oligarquía o con el imperialismo. La idea de superar el atraso tecnológico – productivo del país con una economía mixta, estatal, comunitaria y privada que garantice la inversión extranjera, fracasó cada vez que fue impulsada – como en la Revolución del ’52 y en la experiencia que nació a partir del Mandato Revolucionario de las FFAA de los ’60 – y está fracasando también ahora, como demuestran el paro productivo, el saboteo económico provocado por las multinacionales y la burguesía nacional. Esto como decíamos desestabiliza las clases medias y hace de ellas base social de hipótesis reaccionarias que los grupos paramilitares tienen el objetivo de alimentar.
Es necesario dar un viraje profundo a izquierda, abandonar las ilusiones en el capitalismo ("andino", humano o como queramos), y marchar a paso firme hacia aquellas medidas que expropien a la burguesía nacional y al imperialismo su poderío económico, amplíen la base productiva nacional sobre la base de la estabilidad del trabajo y de tal manera muestren a trabajadores, campesinos y también clase media los beneficios concretos de la revolución. Solo así se generan en la sociedad los anticuerpos necesarios contra la amenaza fascista y se superan las actuales divisiones. Con al frente las elecciones generales se debe mostrar con actos concretos que éste es el horizonte de la revolución.