General Motors acaba de presentar el pasado 27 de Abril su nueva revisión al plan presentado al gobierno estadounidense para evitar caer en bancarrota. Como era de esperarse, el planteamiento incluye el cierre de varias plantas y concesionarios en EEUU así como la eliminación de unos 21.000 puestos de trabajo. Pero resulta interesante que dicha propuesta plantea que el Tesoro de EEUU se haga con el 40% de las acciones a cambio de la ayuda financiera solicitada, los trabajadores con un 39% (a cambio de renunciar a compromisos por pensiones y seguros de salud), mientras que los actuales accionistas sólo se quedarían con el 1%. La nota de AFP de ese mismo día cita a Douglas McIntyre, analista del sitio 247wallst.com, quien afirmó que “GM decidió lanzarse al todo o nada con los poseedores de obligaciones”.
La propuesta, elaborada junto con el Tesoro de los EEUU, implica una reducción de costos en un 25%, a costa de llevar la plantilla a 40.000 trabajadores, lo que implica 21.000 puestos menos de trabajo, 8.000 mil más de los que se había previsto reducir en la propuesta presentada en febrero de este año. Esto implica el cierre de otras 6 plantas así como de más de la mitad de sus concesionarios. El total de plantas pasará de 47 a 34 de aquí a fines de 2010 y 31 en 2012. Y el número de concesionarios bajará 42% de aquí a fines de 2010. Por su parte, la filial canadiense de General Motors prevé suprimir 5.900 empleos de aquí a 2014, lo que representa el 60% de sus efectivos en el país, en el marco una versión más agresiva de su plan de restructuración, que había sido rechazado en marzo por el gobierno. La filial debe entonces llevar a 4.400 la cantidad de sus obreros en Canadá para 2014, contra 10.300 en 2008, indicó en un comunicado.
GM se desprenderá de Pontiac, como trata de hacer con Saab, Saturn y Hummer, quedando integrada por Chevrolet, GMC, Cadillac y Buick, y ofrecerá 34 modelos, frente a los 48 en 2008. Su cuota de mercado bajará del 18,6% al 15,6%, por detrás del 16,3% de Toyota. Y si el grupo se contrae en tamaño, también su red de concesionarios, que pasará de 6.246 en 2008 a 3.605 a final de 2010. La Casa Blanca declaró el pasado lunes 27 que la propuesta sobre la deuda de GM “representa una etapa importante en los esfuerzos de reestructuración de la compañía”.
Según la nota de AFP, indica que “A pesar de una perspectiva de nacionalización de hecho de GM, el mercado se mostró entusiasta. La acción ganó un 20,71%, a 2,04 dólares.” Así mismo, la agencia de calificación financiera Standard and Poor’s mantuvo sin cambios la nota principal de GM en «CC» a causa del elevado riesgo de quiebra. La nota «refleja nuestra opinión de que existe un riesgo elevado de que la compañía lance la reestructuración de su deuda bajo presión (que según nuestras reglas sería equivalente a una cesación de pagos) o que se coloque bajo la protección de la ley de quiebras de aquí a finales de mayo o en poco tiempo más», según un comunicado de la agencia.
Debemos recordar que las tres grandes automotrices estadounidenses forman una parte importante de la economía estadounidense. Entre las tres generan cerca del 4% del PIB estadounidense, supone el 10% del valor de la producción industrial y emplea a uno de cada diez trabajadores del país. La deuda conjunta de las tres supera los 40.000 millones de dólares, y su colapso significaría la pérdida de unos 2,5 millones de empleos.
Mientras, la automotriz italiana FIAT se ha mostrado interesada no sólo en fusionarse con Chrysler (para lo cual recientemente firmó un acuerdo), sino de adquirir las operaciones de GM Europa, cuyo corazón principal es la alemana OPEL, así como parte de las actividades de GM en América Latina. En una nota de AFP citada hoy por el diario económico costarricense El Financiero, Fiat está ya en negociaciones para adquirir las actividades de GM en América Latina, aunque portavoces de la empresa se han negado a confirmar o negar esta versión. Según cita este diario, “General Motors (GM), implantada en Brasil, Argentina y Chile, vendió el año pasado 1,2 millones de vehículos en la región. Fiat, por su lado, vendió 700.000 vehículos en América del Sur en 2008 y tiene una parte de casi el 25% del mercado brasileño. Según la fuente italiana, GM podría ceder sus actividades en América Latina en el marco de su plan de reestructuración.”
La prensa burguesa a nivel internacional ha señalado con temor la posibilidad de que un gobierno capitalista por excelencia como el estadounidense inicie una ola de nacionalizaciones en medio de una profunda crisis de sobreproducción que tiene perspectivas de durar unos cuantos años (algunos hablan de más de dos años de crisis antes que empiecen a verse signos de mejoría). Periódicos como el español El País han intentado minimizar el impacto de esta noticia. Otros, como El Periódico de Cataluña, reseñaron la noticia de la siguiente manera: “Si el plan de hacerse con al menos el 50% de General Motors hubiera nacido de Washington se hablaría de nacionalización, pero quien ha puesto la opción sobre la mesa ha sido el gigante automovilístico y, aunque no se usa la tan temida palabra en Estados Unidos, la realidad que se plantea es la misma.” (Idoya Noain, General Motors pide al Estado que se quede con el 50% de su capital, 28/4/2009).
La ultraderecha conservadora estadounidense ha acusado desde la campaña presidencial a Barack Obama de “socialista”, invocando todos los prejuicios y temores vividos durante la llamada Guerra Fría. Pero si no estaba claro desde el principio, este plan de reestructuración nuevamente deja ver en claro cuáles son los intereses de clase que defiende Obama y su administración. La reestructuración, se dé o no la nacionalización, implica cargar el peso de la crisis capitalista sobre los hombros de quienes menos tienen la culpa y que menos pueden costearla: nosotros, los trabajadores. Decenas de miles de puestos de trabajo se van a perder a nivel internacional y con la política de “democratización de capital”, dejando a los trabajadores con el control de un 39% de las acciones, están renunciando a la enorme deuda que mantiene la empresa con el fondo de jubilaciones de sus trabajadores. Pan para hoy, hambre para mañana. Es la misma política que se llevó a cabo en Venezuela cuando la privatización de SIDOR y que defendieron los burócratas sindicales, gente como Andrés Velázquez, que traicionaron a sus hermanos de clase, vendiéndoles el proyecto de ser “dueños” de la empresa.
Ciertamente el planteamiento de nacionalización, así como que los actuales accionistas terminen quedándose con sólo el 1% indica el nivel de desesperación en que se encuentra la alta gerencia de GM, así como el propio gobierno estadounidense. No podemos hacernos ilusión en una propuesta de nacionalización bajo estas condiciones. Pero así como los voceros mediáticos de la burguesía lo han entendido, el peligro real no son las condiciones concretas de la nacionalización parcial de GM, sino las conclusiones que saquen los distintos sectores en lucha. Ya hemos sido testigo de un resurgir del movimiento de ocupación de fábricas. El próximo paso será no sólo ocupar las empresas sino exigir su nacionalización. Las perspectivas siguen siendo, como hemos dicho una y otra vez, de agudización de la lucha de clases. Con una dirección con las ideas, el programa y los métodos correctos, es decir, los del marxismo revolucionario, la clase obrera a nivel internacional podría tomar el poder de un momento a otro y en un país tras otro. La burguesía está viviendo sus últimos días y debemos asegurarnos que así sea, construyendo en cada país una influyente y poderosa Corriente Marxista Internacional.
¡Larga vida a la lucha de los trabajadores del mundo!
¡Larga vida a la lucha por el Socialismo!