El pasado 15 de febrero con la aprobación de la enmienda la revolución asestó otro importante golpe a la contrarrevolución. Esto demuestra que la correlación de fuerzas sigue siendo favorable a la revolución, aunque debemos advertir que si el movimiento revolucionario no consigue abolir de una vez por todas el capitalismo, la situación puede hacerse muy hostil y amenazante a la revolución. Las fuerzas entre las clases sociales no es algo eterno y permanente. Existen ejemplos históricos de revoluciones que han tenido un carácter más profundo y que han llegado más lejos que la revolución bolivariana, sin embargo han sido derrotadas. Derrotadas no precisamente por la falta de conciencia o de combatividad de las masas, sino por los errores de su dirección.
Hoy en Venezuela la burguesía no posee la fuerza para aplastar el movimiento revolucionario de las masas, su base esta desmoralizada sin capacidad de reacción. La contrarrevolución no puede mover a su base social. Manuel Rosales, uno de los principales dirigentes de la oposición se le dio orden privativa de libertad para llevarlo a juicio por corrupción y, la oposición tratándose de una de sus principales figuras fue impotente para dar una respuesta contundente, solo pudieron lamentarse y lanzar sus histéricos discursos en la prensa, y montar su campaña mediática. El 1 de mayo presenciaron una escuálida y raquítica movilización en su marcha, esto es algo que les preocupa en lo más hondo, los asusta y los sectores más extremos optan por intentar generar caos y zozobra para ver si logran animar a su base social.