cemexfotonota.jpg
cemexfotonota.jpgEn el año 2008 el gobierno bolivariano anunciaría la nacionalización del cemento, las compañías transnacionales  Lafarge, Cemex y Holcim, que pasarían a manos del estado, lo que significaría un gran avance tecnológico y de independencia para Venezuela, pues estos consorcios transnacionales extraían la materia prima del suelo venezolano para llevárselo a sus respectivos países y distribuir el cemento a nivel internacional mientras dejaban al pueblo venezolano sin cemento. La nacionalización representa un paso delante de la revolución bolivariana, pero ahora se hace necesario un plan nacional de producción y distribución que permita que llegue el cemento barato y de calidad a las comunidades, para ello es necesario el control obrero de la industria.

 

En el año 2008 el gobierno bolivariano anunciaría la nacionalización del cemento, las compañías transnacionales  Lafarge, Cemex y Holcim, que pasarían a manos del estado, lo que significaría un gran avance tecnológico y de independencia para Venezuela, pues estos consorcios transnacionales extraían la materia prima del suelo venezolano para llevárselo a sus respectivos países y distribuir el cemento a nivel internacional mientras dejaban al pueblo venezolano sin cemento. La nacionalización representa un paso delante de la revolución bolivariana, pero ahora se hace necesario un plan nacional de producción y distribución que permita que llegue el cemento barato y de calidad a las comunidades, para ello es necesario el control obrero de la industria.

 

Después de la nacionalización

Ante esta situación en el año 2008 el presidente Chávez decide nacionalizar el cemento lo que representa una política correcta, ya que ahora las ganancias no irían a los bolsillos de unas pocas familias en el extranjero, ahora se quedaría en el estado venezolano.

Ahora bien, a pesar del paso adelante que representa la nacionalización del  cemento los trabajadores han tenido que enfrentar nuevas dificultades. El antiguo patrón ahora ha sido sustituido por un burócrata como en el caso de Cemex y la fábrica nacional de cemento (antigua Lafarge), y por tanto la situación no ha cambiado mucho.

 

La condiciones de trabajo siguen siendo las mismas y no solo eso sino que además  la burocracia está jugando al deterioro de las maquinas, lo que ha ocasionado una baja en la producción cercana al 30 %, los trabajadores se han reunido constantemente y piden a la directiva que repare las maquinas, pero no han conseguido respuesta.  Por otra parte la burocracia ha irrespetado la Libertad sindical ya que los trabajadores que fueron elegidos como los representantes del sindicato no son reconocidos por la directiva y además los ha declarados inelegibles.

 

La burocracia está jugando a la quiebra de la industria para volver a privatizarla y devolverla a sus antiguos patronos, además cabe destacar que el cemento no ha llegado a las comunidades. En un aló presidente realizado en Catia, donde Chávez había observado el deterioro de los edificios empezó a preguntar por el cemento y le gente solo respondía "aquí no ha llegado". Lo que significa que a pesar de la nacionalización no ha representado una ventaja para el pueblo ya que la burocracia está acabando con la industria cementera. 

 

La Industria nacionalizada y el control obrero

Los marxistas en diversas oportunidades hemos dicho que la industria nacionalizada es un paso adelante pero no basta, pues la precondición básica para la existencia del socialismo es que la clase obrera administre la industria de forma organizada. Hemos visto que la industria en manos privadas ha sido un fracaso y ahora en manos de la burocracia del estado las cosas no son muy distintas. Lo que hace falta no son ni patrones ni burócratas sino la administración obrera, ya que de esta forma junto con las comunidades organizadas se pudiera elaborar un plan nacional de viviendas, las comunidades pudieran presentar un censo de las respectivas familias que no poseen vivienda, mientras que los trabajadores mediante el consejo de fabrica elaborarían un plan de producción para satisfacer la demanda y el deber del estado es apoyarlos.

 

Hoy en día, los marxistas defendemos la creación de los consejos de fábrica y el control obrero como lo hemos venido planteando en las empresas del cemento. En el próximo contrato colectivo de Cemex vamos a defender en las clausulas del contrato que el patrón estatal nos permita conformar el consejo de fábrica. Sabemos que no será fácil, pero vamos a luchar para lograrlo. Lo que marcará un fuerte impacto ante el conjunto de la clase trabajadora. Esta es la propuesta de los camaradas que hacemos vida en torno a Lucha de clases.