El Partido Socialista Unido de Venezuela está pasando por una fase de debate crítico y reflexión con el propósito de reorientar y reforzar las fuerzas revolucionarias. Como advertimos en nuestro Manifesto, publicado el día 5 de octubre, los resultados del 26-S constituyen una advertencia para toda la militancia; La oposición aumentó su porcentaje del voto total y la distancia entre la revolución y la contrarrevolución disminuyó.
Aunque ganamos una mayoría simple en la nueva AN, el descontento con el lento avance de la revolución se convirtió en altas tasas de abstención entre las bases tradicionales de la revolución y perdimos un millón de votos respeto al Referéndum sobre la Enmienda Constitucional de 2009.
Esta situación es clave para entender el nuevo debate que se ha abierto entre los sectores críticos del PSUV. Lejos de querer fraccionar o dividir el partido, el debate surge como una necesidad a la hora de preparar el partido para las próximas batallas. Tras un resultado con un margen tan estrecho en el voto absoluto, centenares de pesuvistas estamos preguntándonos lo obvio: ¿Es la revolución irreversible? Las conquistas de la revolución – Barrio Adentro, Las Misiones, Mercal, PDVAL, etc. – ¿Podemos perderlas todas?
Un debate necesario
Lucha de Clases, la sección venezolana de la Corriente Marxista Internacional, decidió abrir nuestro espacio comunicacional para poder abordar este debate en la página web y el periódico. Publicamos varias cartas de nuestros lectores y una entrevista al camarada Eduardo Samán, ex-ministro de Comercio, quien insistió en la necesidad de crear una corriente radical en el PSUV.
Dicha entrevista fue leída por miles de personas en nuestra web, obtuvo más de 11,000 visitas en Aporrea y fue divulgada en grupos de Twitter, Facebook e incluso grandes medios de comunicación. Pero más allá de esto, la entrevista sirvió para abrir un profundo debate sobre la necesidad de organizar a los sectores que luchamos por un PSUV al servicio de los trabajadores y de los pobres de Venezuela.
Muchos camaradas de distintos estados del país mandaron sus aportaciones y comentarios, felicitando al camarada Samán por haber salido a la luz pública con sus reflexiones y sus críticas. Centenares de militantes pesuvistas asistieron a los foros con Samán en Valencia, Barquisimeto y en el Celarg. El hecho de que un dirigente, con un cierto liderazgo y trayectoria, haya salido con una crítica desde una perspectiva de izquierdas y sin sectarismo, despertó un verdadero entusiasmo en la vanguardia del PSUV.
Claridad ideológica
En nuestra opinión, es absolutamente correcto y necesario organizar a los camaradas de PSUV que quieren luchar por un partido al servicio de los trabajadores y de los pobres, es que decir un partido sin patronos y burócratas. Pero la primera condición para que esto se de es que tengamos claridad ideológica. Antes que nada, debemos preguntarnos: ¿Por qué perdimos 1 millón de votos? ¿Por qué no logramos ganar los 110 diputados?
Lejos de mostrar una «baja conciencia del pueblo», el resultado del 26-S mostró que las masas castigaron la política reformista que no sirve para satisfacer sus necesidades básicas. Están cansadas de palabras y discursos vacíos. Ven que todas los lastres del pasado siguen allí: la inflación, la falta de vivienda, la inseguridad, etc. Quieren acción y medidas prácticas para cambiar el país y destruir la hegemonía económica de la oligarquía.
Los programas sociales de la revolución tales como mercal y barrio adentro han significado avances profundos en la dignificación de la vida del pueblo venezolano, pero si mantenemos el sistema capitalista, que se traduce en que los bancos, la tierra y las industrias como el sector de producción de alimentos y de viviendas sigan en manos de los capitalistas, no podremos dar una solución definitiva a los problemas que afectan al pueblo tales como la delincuencia, el fuerte déficit de viviendas y la inflación, el acaparamiento y por ende el encarecimiento de los bienes de consumo fundamentales.
Una reivindicación fundamental y necesaria es la expropiación de los monopolios, tal como lo señala el programa del PSUV aprobado por el recién I Congreso Extraordinario. No podemos planificar la economía venezolana si dejemos que un grupo de capitalistas y bancarios especuladores sigan gestionando las empresas para llenar sus bolsillos. También es necesario nacionalizar la banca, permitiendo que el estado tenga control con el crédito. En el 2009 las ganancias del sector bancario privado terminó en ¡2615 millones de dólares!
Estas grotescas cifras deben ser discutidas por el conjunto de la militancia del PSUV en su congreso. Mientras la burguesía nacional llora por «las grandes pérdidas de la banca» lo que defendemos los marxistas es la nacionalización de toda la banca y el sistema financiero para evitar la crisis como la que está atravesando el país.
No es cuestión de nacionalizar las pequeñas empresas ni pequeña propiedad. Como lo planteó Alan Woods en su contribución al debate, basta con expropiar a las palancas fundamentales de la economía cuyos dueños son un grupito de oligarcas y transnacionales.
¿Cómo frenamos la burocracia?
Obviamente no basta con estatizar empresas, hace falta también unos mecanismos de control desde abajo para evitar la corrupción y la burocratización. El gobierno bolivariano heredó la vieja maquinaria estadal de la Cuarta República, lo cual ha sido uno de los mayores frenos para el avance de la revolución.
Como lo planteó recientemente María León, diputada del PSUV por Aragua, en una entrevista a Lucha de Clases: «Si no hubiera tanta mano adeca, copeyana y sus derivados, metidos en el aparato del Estado, obstaculizando que los recursos lleguen al pueblo, ya habríamos superado la miseria extrema«.
En primer lugar es necesario instalar el CONTROL OBRERO en las fábricas nacionalizadas, para evitar cualquier sabotaje por parte de los ex-patronos y funcionarios corruptos que puedan permanecer adentro.
¿Qué significa el control obrero? En primer lugar significa abrir los libros de cuenta de las compañías a la contabilidad de los representantes elegidos por los trabajadores. Así se puede revelar los secretos comerciales del patrono y averiguar qué proporción del trabajo genera las ganancias y se puede decidir adónde destinar esos recursos.
En segundo lugar significa la elección democrática de un consejo de trabajadores tal como se ha hecho en varias fábricas como INAF, INVEVAL, GOTCHA, Grafitos de Orinoco, La Gaviota y otros. Este consejo está bajo la supervisión y sujeto a la revocabilidad por parte de la Asamblea general de trabajadores.
Si los trabajadores venezolanos han mostrado que podían derrotar un paro patronal en el 2002 y gestionar las empresas, es completamente posible que también puedan dirigir la sociedad. Debemos exigir la libre elección y revocabilidad de los representantes del PSUV y los funcionarios del estado. Ningún funcionario del estado debe recibir un salario por encima de un trabajador cualificado. De esta manera podemos asegurar que los representantes de nuestra clase no se elevan por encima de la realidad de nuestro pueblo trabajador.
Por último es necesario armar completamente r al pueblo. Participaremos en la reserva para convertirla en milicias obreras, campesinas y urbanas. Si el imperialismo yanqui y sus títeres paramilitares se atreven a fomentar violencia o incluso a una intervención directa, estaremos mucho más preparados con un movimiento armado a nivel nacional.
¿Y ahora qué?
La organización de todos los pesuvistas que queremos luchar por estas reivindicaciones, y otros que puedan surgir en el debate, debe, en nuestra opinión, materializarse en algo viable, en algo que realmente aglutine a los camaradas críticos en el PSUV. Pensamos que una nueva corriente que agrupe a estos sectores podría plantearse como una corriente «por un PSUV de los trabajadores y oprimidos y sin patronos».
Es sumamente importante que nuestro planteamiento sea positivo, combativo y militante a la vez. No podemos caer en el sectarismo o las denunciaciones histéricas. Somos parte del partido y lucharemos como una parte leal para frenar la derecha. Pero precisamente por esta razón debemos hablar con claridad y criticar lo que hay que criticar. El mejor revolucionario es aquel que habla con franqueza y valor para rectificar los errores que se ha cometido.
Pensamos que la construcción de la corriente «por un PSUV de los trabajadores y oprimidos y sin patronos» podría tener lugar con un amplío debate, comenzando a nivel de las patrullas del partido y culminando con una asamblea nacional. Lucha de Clases, sección venezolana de la Corriente Marxista Internacional, se compromete a ser parte de este debate y reflejarlo en sus páginas.
Es nuestra tarea como socialistas explicar que contra la anarquía y el caos, contra las crisis permanentes del régimen de la propiedad privada de los grandes medios de producción, contra las consecuencias de una economía basada en el lucro, la salida es tener un régimen basado en la propiedad colectiva y socialista. Un régimen socialista con una economía planificada según las necesidades e intereses del pueblo trabajador y controlada por el pueblo.
Invitamos a todos los camaradas del PSUV a unirnos para construir colectivamente un programa obrero y socialista para nuestro partido, para defenderlo en todas las instancias del partido y en la Juventud, a fin de poder forjar al PSUV como el instrumento que lleve a la revolución bolivariana a la victoria definitiva.
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