Artículo aparecido en Correo del Orinoco del día 17 de noviembre: «Un total de 20 obreras mantienen tomadas las instalaciones desde hace dos años.La fuerza laboral se hizo de la fábrica ubicada en La Morita en vista de que los dueños la estaban desmantelando. Sobreviven con labores de confección y mantienen la esperanza de crear un centro de producción socialista».
Sin embargo, esperan que antes de que finalice el año, su resolución sea recompensada con un decreto presidencial que permita crear aquí un centro de producción socialista Jenny Cortéz, unas de las trabajadoras, asegura que se vieron obligadas a tomar la fábrica por primera vez en 2006 porque trabajaban bajo la figura de la tercerización. “Entonces decidimos hacer un sindicato, pero cuando lo legalizamos, el patrón nos despidió”, acota.
Las trabajadoras de la fábrica
Gotcha, de La Morita (municipio
aragüeño Linares Alcántara),
insisten en que “hay que
perseverar para vencer”, pues
llevan dos años de lucha para
mantener “con las uñas” esta
factoría, que cayó en la quiebra
por el mal manejo de sus dueños.
Desde entonces, solicitan al
Gobierno revolucionario la nacionalización
que permita darle
un impulso productivo.
Dormir por turno para cuidar
las máquinas, comer con los hijos
en este espacio y dividirse
las tareas de limpieza son apenas
fragmentos de la cotidianidad
que deben sortear estas
mujeres. Sin embargo, esperan
que antes de que finalice el año,
su resolución sea recompensada
con un decreto presidencial que
permita crear aquí un centro de
producción socialista
Jenny Cortéz, unas de las trabajadoras,
asegura que se vieron
obligadas a tomar la fábrica por
primera vez en 2006 porque trabajaban
bajo la figura de la tercerización.
“Entonces decidimos
hacer un sindicato, pero cuando
lo legalizamos, el patrón nos despidió”,
acota.
El despido no las amilanó. Por
el contrario, realizaron una toma
que se prolongó por seis meses
hasta que fueron reenganchadas.
“Sin embargo, en 2008 volvieron
los despidos y retomamos la lucha
con una segunda toma. Desde
esos días empezamos a dormir
en la fábrica”, cuenta Cortéz.
La obrera aclara que antes de
la acción reivindicativa, ya la
textilera estaba siendo desmantelada,
lo que ellas señalan como
una maniobra para quebrarla.
“En ese tránsito se emitió una
providencia administrativa para
ir a un Tribunal Laboral, pero
hasta la fecha no se ha logrado
demostrar el fraude efectuado
por el patrón”.
De más de 60 trabajadoras quedan
20 en pie de lucha. “La razón
de ese bajón fue porque el capitalista
logró comprar, desviar y
neutralizar a varias compañeras.
Otras simplemente no estaban
dispuestas a llevar este conflicto
hasta sus últimas consecuencias”,
detalla Cortéz.
“A DIOS ROGANDO
Y CON EL MAZO DANDO”
Para mantener con vida la empresa
se conformó el Consejo de
Trabajadoras. “Nos abocamos a
ofrecer servicios de confección.
Con eso percibimos algo para
mantenernos con menos del salario
mínimo para cada una,
además de sacar lo necesario al
mantenimiento de estos espacios,
mientras persistimos en la cruzada
legal”, subraya Jenny Cortéz.
La luchadora dice que ella y
sus compañeras están seguras
que su determinación no será en
vano. “La nacionalización que le
pedimos a nuestro comandante
Hugo Chávez es la única forma
de derribar la explotación en las
empresas”, reflexiona en voz alta.
Cortéz afirma, además, que en
estos dos años han demostrado
que están capacitadas para sacar
adelante la planta. Y asegura que
la gestión obrera tendrá impacto
en las comunidades de los alrededores.
“La gente y las organizaciones
populares de aquí se
han adherido a nuestra causa. Es
un aliento adicional el aportado
por nuestros hermanos y hermanas”,
agradece.
ORGANIZACIÓN PARA VENCER
Al momento de la segunda
toma, Wendy Romero, trabajadora
de Gotcha, sabía que lo que venía
“era candela”. Pese a sus temores,
lo primordial era que no se frenara
la producción, pues la soberbia
del patrono iba en ese camino: tratar
la rendición por presión para
que a las mujeres “se les fuera la
situación de las manos”.
“El explotador se afanó para que
el desgaste y la situación económica
nos afectara. Por la iniciativa de
la toma el capitalista pensó que
todo se nos iba a venir abajo. Le
salió el tiro por la culata, toda vez
que actualmente tenemos la moral
más alta”, refirió Romero.
Las damas dividieron el Consejo
de Fábrica en cuatro comités:
administración, producción, mantenimiento
y sociopolítica. Cada
una de estas comisiones está integrada
por cuatro compañeras.
“El trabajo de la administración
consiste en decidir cuánto es
el valor de las piezas que se van
a confeccionar y también cómo
se van a dividir los gastos de la
empresa. La comisión de producción
se pone de acuerdo con la
de administración para calcular
la cantidad de fabricación y la
repartición igualitaria de las ganancias.
Si entran 100 bolívares,
es para todas; y si no entra nada,
pues nos las arreglamos todas
también”, detalló Romero.
La lideresa aseveró que las
obreras de Gotcha no quieren
caer en lo que han caído otras
compañías de confección: tener
sueldos desiguales, con diferencias
exorbitantes entre una y otra.
“Eso crea desavenencia e instaura
la división social y jerárquica
del trabajo”.
Confesó que solamente pueden
confeccionar, porque no tienen
el dinero para comprar gran
cantidad de telas para cortar las
piezas y colocarlas a la venta directamente.
“Por ello, nos mantenemos
prestando solamente el
servicio de confección. Pero esperamos
que eso no dure mucho”.
En varias ocasiones les han
planteado que formen una cooperativa.
“Aclaramos que al ser
trabajadoras de STS Servicios
(nombre legal de la firma) y que
si formamos una organización
diferente la toma deja de ser legal.
Es decir, si formamos una
cooperativa podemos hasta recibir
créditos, pero el patrón puede
hacer presión para sacarnos de la
empresa”, añadió Romero.
ENLACES SOCIALES
Ingrid Miranda, otra de las mujeres
que se mantienen tomado el
centro fabril, destacó que se han
profundizado las relaciones con
los Consejos Comunales de la
localidad. “Los 50 Consejos Comunales
del municipio Linares
Alcántara han manifestado su
apoyo. Las misiones Ribas y Sucre
han estrechado sus lazos con
nosotras del mismo modo”.
“Se han realizado jornadas
sociales, la gente del Partido Socialista
Unido de Venezuela se
ha solidarizado. La alcaldesa nos
acompaña, al igual que la diputada
pesuvista María León, quien
no nos ha abandonado en este
tiempo”, indicó Miranda.
Pero falta la estocada final, que
es la nacionalización. “No perdemos
las esperanzas de que antes
de diciembre tengamos esa gran
noticia. Se han hecho todas las
diligencias, y sólo esperamos ese
golpe contra el explotador”, enfatizó
Miranda.
TyF/ Luis Tovías Baciao
Caracas