El gobierno de Silvio Berlusconi bien podría caer pronto. A pesar de que es un gobierno conservador de derecha, los burgueses serios piensan que, frente a las movilizaciones de trabajadores y estudiantes, no es capaz de aplicar medidas de austeridad lo suficientemente duras tal y como requiere la crisis del capitalismo. El proceso que conduce al posible colapso del gobierno de derecha elegido en 2008 se inició hace más de un año.
Las recientes revelaciones de Wikileaks nos ofrecen ahora la oportunidad de tener una visión más de fondo de las primeras etapas de la crisis. Wikileaks publicó un mensaje confidencial (por cable 09ROME1187) enviado desde la Embajada de EE.UU. en Roma para la Secretaria de Estado de EE.UU. el 27 de octubre de 2009, después de reunirse con algunos informadores políticos. En este mensaje, el embajador norteamericano informa a Hillary Clinton de que varios miembros del propio partido de Berlusconi «ya están preparando el terreno para ‘il dopo», como los italianos llaman una hipotética era post-Berlusconi», porque hay indicios de que «fuerzas institucionales» están tratando de derrocar a Berlusconi». El embajador comenta: «En el lenguaje político italiano,»las fuerzas institucionales» es un término que puede aplicarse a cualquiera de los muchos grupos que operan y ejercen influencia entre bastidores: los grupos empresariales, los servicios de inteligencia, los masones, el Vaticano, la magistratura, los Estados Unidos, etc. Mientras que la mentalidad italiana está muy inclinada a ver conspiraciones, su paranoia – por lo menos en cuanto a la política interna italiana se refiere – ha estado históricamente bien fundada «(Bueno, al menos deberían de saberlo, porque el imperialismo estadounidense estaba detrás de la mayoría de este tipo de planes.).
El mensaje filtrado continúa: «Berlusconi cree que los servicios de inteligencia italianos podrían haberle atrapado deliberadamente con su supuesto romance con una menor». Los escándalos sexuales han afectado la vida política de Berlusconi durante meses. El más grave se produjo en octubre de 2010, cuando los medios de comunicación revelaron que Berlusconi había hecho una llamada telefónica a una comisaría de policía de Milán para ordenar la liberación de una joven detenida de 17 años de origen marroquí, ¡pretendiendo que era la sobrina del presidente egipcio Mubarak! La joven declaró más tarde que ella conoció a Berlusconi en una de las frecuentes «fiestas» con decenas de mujeres jóvenes, organizadas por él en sus numerosos palacios y chalés. Berlusconi defendió abiertamente su conducta declarando que le gustaba «ayudar a los necesitados».
Conclusión: «Escándalos sexuales, investigaciones criminales, problemas familiares y problemas económicos parecen ser una pesada carga para la salud personal y política de Berlusconi, así como para su capacidad de tomar decisiones.» Esto no es sólo la opinión de la Embajada de los EE.UU.: refleja el punto de vista de una capa importante de la burguesía italiana que nunca ha considerado a Berlusconi como una herramienta fiable para defender sus intereses. Mientras que los gobiernos que ha dirigido han sido útiles para los empresarios en el sentido de que han lanzado ataques viciosos contra la clase obrera, Berlusconi es visto como una persona inestable, con enormes intereses personales – siendo probablemente el hombre más rico de Italia – y se sospecha que participa en todo tipo de pactos secretos con la Mafia, la Masonería, o Vladimir Putin, y que con frecuencia ha sido imposible de controlar.
Los sectores más serios de la burguesía italiana ya no pueden aceptar una figura semejante a la cabeza del gobierno en un momento tan crítico para la economía italiana. El sector con más visión de futuro de la clase dominante es perfectamente consciente del hecho de que Italia podría convertirse en la próxima Grecia o Irlanda, y quiere evitar esto de forma preventiva mediante la aplicación de medidas extremas de austeridad. A pesar de que se basan en hechos reales, los escándalos de Berlusconi constituyen un instrumento para esta capa de la clase dominante a la hora de generar opinión pública a favor de un liderazgo más “serio” del país.. Y cuando dicen «serio», lo que realmente quieren decir es alguien que pueda infligirle un daño real al nivel de vida de las familias obreras italianas.
Al mismo tiempo, las investigaciones penales en curso, así como cuestiones más frívolas son utilizadas por los políticos de centroizquierda, periodistas e intelectuales para desviar la atención pública de los problemas reales y cotidianos que afectan la vida laboral de las personas. Por lo tanto, el Partido Democrático (PD) y sus aliados en el Parlamento pueden pretender ser una oposición, a pesar del hecho de que su política interior y exterior es prácticamente idéntica a la de Berlusconi sobre todas las cuestiones esenciales. El plan elaborado por los demócratas era simple: antes o después, Berlusconi será eliminado por los patrones, y entonces será nuevamente su turno de gobernar. El problema es que ese plan ha resultado ser demasiado simple.
La subida del Tercer Polo
Después de haber presionado enérgicamente al gobierno para implementar una serie de drásticos recortes y ataques contra los trabajadores, la patronal, Confindustria, dirigida por Emma Marcegaglia (miembro de una familia de poderosos capitalistas con intereses en el acero, el turismo y el sector inmobiliario), ha recurrido a grupos de presión y a diputados individuales en el llamado “centro”político, tanto dentro de los partidos de oposición como en los de la coalición de gobierno, para impulsar la formación de un «Tercer Polo», a medio camino entre la derecha berlusconiana y la débil centroizquierda dominada por los demócratas.
Varios partidos y grupos sólo estaban esperando el visto bueno desde arriba para iniciar las maniobras para la creación de semejante tercer polo. Están la UDC (Unión de Centro – Los demócratas cristianos, mayormente antiguos aliados de Berlusconi), la API (Alianza para Italia – una escisión del Partido Demócrata), el MPA (Movimiento para las Autonomías – el partido fundado por el ambiguo jefe de la Asamblea Regional de Sicilia, Raffaele Lombardo, un aliado de Berlusconi hasta hace muy poco), que entre todos podrían reunir cerca de 60 diputados. Luego tenemos el ex presidente de Confindustria, consejero delegado de Ferrari, Luca Cordero di Montezemolo, que se anticipó a Marcegaglia al tratar de preparar una alternativa centrista burguesa a Berlusconi con su fundación de Italia Futura (aún no un partido, sino una red de clubes al estilo masónico, llena de «personas influyentes»).
Sin embargo, el último fichaje de este naciente Tercer Polo es el hombre que precipitó la situación en su conjunto – Gianfranco Fini, el Presidente de la Cámara de Diputados. Fini fue el último líder del partido neo-fascista MSI (Movimiento Social Italiano antes de que se transformara en Alianza Nacional, rompiendo formalmente con su pasado fascista) y durante 15 años fue un aliado clave de Berlusconi. Sin embargo, pocos meses después de haber cofundado un nuevo partido con Berlusconi, el PDL (el partido Pueblo de la Libertad), Fini comenzó a chocar cada vez más frecuentemente con él. Sorprendentemente, dado su origen fascista, Fini y sus seguidores comenzaron a distanciarse de Berlusconi y la Liga Norte mediante la adopción de un enfoque más «liberal» en temas sociales como el secularismo y la inmigración. Luego pasaron a criticar la obsesión de Berlusconi con la manipulación de procesos judiciales, y finalmente empezaron a reclamar más democracia dentro del partido, actuando como una fracción minoritaria dentro del PDL. El 29 de julio de 2010, Berlusconi reaccionó expulsando a Fini del PDL. Fini, entonces crea un nuevo partido llamado el FLI (Futuro y Libertad de Italia), llevándose a 37 diputados con él. Esto debilitó la coalición, poniendo la mayoría pro gobierno en grave peligro en el Senado. A partir de este cambio decisivo de las fuerzas en el parlamento, en cuanto los partidos que componen este tercer polo logren unir sus fuerzas, tendrán el equilibrio a su favor.
Las luchas obreras
Obreros de Pomigliano. Foto: Max VarioEstas intrigas palaciegas reflejan la insatisfacción de la clase dirigente con Berlusconi. Sin embargo, la clase obrera no es un espectador pasivo en esta crisis política. Por el contrario, se está moviendo de una manera que preocupa seriamente a la burguesía italiana, demostrando que, a pesar del débil liderazgo de la izquierda, todavía no es fácil obligarles a los trabajadores italianos a tragar la amarga píldora recetada por los capitalistas.
El conflicto laboral que se inició con los trabajadores de la planta de Fiat en Pomigliano d’Arco (cerca de Nápoles en el sur), iniciada por el arrogante director ejecutivo Sergio Marchionne, se ha extendido a todo el grupo FIAT y desde allí al resto de los trabajadores del metal. Los empresarios están utilizando a Marchionne como una cuña o ariete en un intento de romper el sistema de negociación colectiva. Primero se divide el movimiento sindical mediante la firma de acuerdos por separado con los sindicatos «blandos» (o amarillos), CISL, UIL y UGL, aislando así el mayor sindicato, la CGIL. Los trabajadores del metal de la CGIL están organizados en el sindicato combativo FIOM, pero los empresarios han negociado con los sindicatos más moderados un nuevo sistema de negociación para los trabajadores metalúrgicos. Con este nuevo sistema puesto en aplicación, la negociación a nivel de cada empresa puede establecer normas menos estrictas que las del convenio nacional, que es un gran paso hacia atrás en las relaciones laborales de Italia. Marchionne está tratando de aplicar esta idea en Pomigliano y ahora también en la planta de Fiat Mirafiori de Turín, en el norte. Está chantajeando a los trabajadores: o aceptan renunciar a algunos de sus derechos o FIAT dejará de invertir en Italia.
La FIOM también está contraatacando a escala nacional. El 16 de octubre, una manifestación masiva convocada por la FIOM en Roma, a la que asistieron cientos de miles de trabajadores llenó la capital con banderas rojas. Durante los discursos finales de los dirigentes sindicales en la manifestación, el público comenzó a gritar consignas a favor de una huelga general. La FIOM es parte de la CGIL, pero está mucho más a la izquierda. La burocracia de la CGIL se resiste a la presión de la FIOM a favor de una huelga general, y se ha limitado a organizar otra manifestación un sábado a fines de noviembre. No está claro qué línea prevalecerá. Obviamente, depende mucho de cómo se desarrolle la combatividad de la clase obrera, y también de lo que ocurra en la economía y con el gobierno.
Protestas de los inmigrantes
Otras capas de la sociedad se están uniendo a los trabajadores del metal, añadiendo su parte a la agitación social de las que pueden ser, con suerte, las últimas semanas del reinado de Berlusconi. Dos semanas después de la marcha de la FIOM, hubo una manifestación de los trabajadores inmigrantes en la ciudad lombarda de Brescia (una importante ciudad industrial al este de Milán, donde una gran proporción de la fuerza laboral está formada por trabajadores africanos y asiáticos) exigiendo permisos de residencia para todos, el fin de los ataques racistas, un respaldo legal para los trabajadores que denuncian a sus jefes por emplearlos ilegalmente (17,6% de los puestos de trabajo en Italia están en el mercado negro), la restauración del derecho de asilo, el derecho a voto después de 5 años de residencia en Italia, la ciudadanía para todos los niños nacidos en Italia, etc
Durante la manifestación, seis inmigrantes se subieron a lo alto de una grúa y amenazaron con saltar si el gobierno no procedía a una legalización general de los inmigrantes no registrados en su misma situación. El 5 de noviembre, otro grupo de inmigrantes se subió a una chimenea de 30 metros de altura en una fábrica cerrada en Milán en solidaridad con sus compañeros de Brescia. Este fue el resultado de la ira acumulada entre los inmigrantes en reacción a la ola de racismo desatada por la Liga del Norte, pero también por una estafa que el gobierno comenzó a llevar a cabo en 2009. Con el fin de hacer una solicitud de legalización, los inmigrantes tenían que pagar 500 euros y las cotizaciones de un año de seguridad social. Y como si esto fuera poco, si la solicitud era rechazada – y esto le sucedió a miles de personas – el dinero que los inmigrantes pagaban se lo quedaba el Estado, no siendo reembolsado.
Los inmigrantes de la grúa y de la chimenea de la fábrica se convirtieron en un símbolo de rebeldía, coraje y lucha no sólo para el movimiento de los inmigrantes. En Brescia y Milán, las manifestaciones de solidaridad y plantones con la participación de los trabajadores italianos y extranjeros y los jóvenes fueron organizadas por los comités de inmigrantes, los sindicatos, los estudiantes de los comités, y organizaciones políticas de izquierda, entre ellos la Juventud Comunista, la organización juvenil de Rifondazione Comunista, que en ambas ciudades está dirigida por la corriente marxista agrupada entorno a FalceMartello [la sección de la CMI en Italia]. Después de muchos días de resistencia bajo la lluvia, el frío y la nieve, estos inmigrantes de Brescia y Milán abandonaron la protesta, y la mayoría de ellos fueron detenidos sin piedad y mandados a los infames «Centros de Identificación y Expulsión». Han perdido una batalla, pero su valiente lucha ha allanado el camino para la inminente explosión de un movimiento más amplio de los trabajadores inmigrantes sobre explotados en Italia.
Movimientos de masas de la juventud
Y, por último, tenemos a los jóvenes que comienzan a movilizarse. La ministra de Educación, Mariastella Gelmini se ha convertido de forma merecida en un objeto de odio para toda una generación a causa de una serie de recortes a la financiación estatal de las escuelas y universidades que se ha empeñado en denominar como una «reforma». Los primeros pasos de esta llamada reforma habían provocado ya un gran movimiento en las escuelas secundarias y entre los estudiantes universitarios en el 2008 que, sin embargo, no pudo detener la aplicación de las medidas.
Este año los efectos de las primeras medidas (por ejemplo, clases con exceso de alumnos en las escuelas secundarias) se han añadido a la introducción de nuevos cambios a la educación universitaria, como nuevas limitaciones para acceder a la universidad, el cierre forzado de algunas universidades y facultades, la extensión del uso de contratos temporales para puestos de investigación y de enseñanza, y las privatizaciones. Las universidades estatales se están convirtiendo en fundaciones privadas que serán gestionadas por una junta directiva que incluya a representantes de los patrocinadores privados, etc
Así, los trabajadores universitarios de investigación han empezado a movilizarse. En Italia se utilizan ampliamente, no sólo para la investigación, sino para la enseñanza no remunerada. Cuando en muchas facultades de toda Italia decidieron dejar de realizar trabajos que no se supone que deberían realizar con acuerdo a sus contratos, esto prácticamente paralizó decenas de cursos. Pronto los estudiantes empezaron a comprender que este ataque era un ataque al futuro de la universidad y la investigación en general y se unieron al movimiento, aumentando enormemente su alcance.
La crisis en la que está inmerso ahora el gobierno de Berlusconi hizo evidente para todos que esta vez era posible poner en jaque a la Señora Gelmini. La asociación patronal, Confindustria, a pesar de su frialdad reciente hacia el gobierno, instó a los políticos de todos los partidos para que aprobaran esta ley rápidamente. Por primera vez en meses, Fini estaba totalmente de acuerdo con Berlusconi en la defensa de la reforma. Incluso si los demócratas votaron en contra por motivos de conveniencia política, un ex Ministro de las Universidades, uno de los principales dirigentes del PD, Luigi Berlinguer explicó correctamente que la política que desarrolló cuando estaba en el gobierno tenía los mismos rasgos que esta reforma.
El 30 de noviembre, el proyecto de reforma fue aprobado por una mayoría de diputados, mientras los estudiantes se manifestaban y causaban disturbios en varias ciudades de Italia. El edificio del Parlamento fue sitiado por los estudiantes y en la mayoría de facultades hubo asambleas y protestas dando lugar a ocupaciones de las mismas. Los estudiantes e investigadores se subieron a los tejados de sus universidades al igual que lo habían hecho los inmigrantes de Brescia y Milán. Ahora, la reforma tiene que pasar por el Senado para hacerse efectiva. El Senado no se reunirá antes del 14 de diciembre, por lo que se espera otro día de disturbios estudiantiles.
¿Quién gobernará Italia en 2011?
El 14 de diciembre es también la fecha de votación de la moción de censura que se presentará en el Senado. El partido de Fini ha insistido en esta votación como moneda de cambio. Importantes figuras del partido han dicho que si Berlusconi dimite, lo apoyarán para formar otro gobierno, a condición de que incluya al Tercer Polo dentro de la nueva mayoría. De lo contrario, van a trabajar para la formación de una coalición de gobierno diferente, que colocaría como primer punto del orden del día una implementación rápida y audaz del nuevo pacto de «colaboración social» firmado por la patronal y los sindicatos colaboracionistas. Toda la operación lleva claramente el sello de la Confindustria.
La derecha se da cuenta de que es muy posible que Berlusconi no pueda obtener una mayoría. En ese caso, el gobierno caería – y la reforma universitaria se retrasaría por un tiempo, lo que probablemente sería saludado como una victoria temporal por muchos de los que se han movilizado en las últimas semanas. ¿Qué pasará después de la caída de Berlusconi, siempre que no logre comprar senadores suficientes para sobrevivir unos cuantos meses más? Esto sólo puede ser una cuestión de mera especulación, porque, en teoría, la decisión recaería en el Presidente de la República, el demócrata Giorgio Napolitano que podría convocar nuevas elecciones, según lo exigido por Berlusconi en el caso de que la moción de censura prosperara en el Senado, o tratar de proponer la formación de un nuevo gobierno, que es claramente la opción preferida de la burguesía, el Tercer Polo y el propio Partido Democrático.
En cualquier caso, todo indica que el Tercer Polo – o por lo menos Fini y los otros partidos del centro burgués, si no logran unirse en una coalición coherente – será decisivo para la formación de una mayoría parlamentaria en el futuro. Esto frustrará aún más todos los utópicos planes para «influir» sobre los Demócratas desde la izquierda. Si el burgués PD debiese llegar al poder de nuevo, lo más probable es que sería el resultado de un pacto con los burgueses del Tercer Polo. Aun cuando el gobernador “progre” de la región de Apulia en el sur, Nichi Vendola, que abandonó Rifondazione Comunista en 2009 para formar un partido vagamente reformista llamado Sinistra Ecología Libertà (Izquierda, Ecología, Libertad), ganara las primarias y se impusiera como el líder de la coalición de centroizquierda, esto no introduciría ningún cambio fundamental en la situación. La oposición parlamentaria a Berlusconi está cautivada por las intrigas del Tercer Polo y Confindustria, y el centroizquierda está quedando relegado al papel de actores secundarios impotentes o, peor aún, de animadores de Fini.
¡Izquierda, despierta!
La inestabilidad política y la situación social explosiva que ahora tenemos en Italia podrían abrir enormes posibilidades para la izquierda. Incluso en un movimiento comunista postrado como el que tenemos en Italia, después de los dramáticos resultados de las elecciones generales de 2008, cuando ningún socialista ni comunista resultó elegido por primera vez desde la caída del fascismo, fácilmente podría beneficiarse de esta situación – a condición de que alzara una bandera sin manchas y dejara claro de qué lado está. Este es el lado de los militantes de la FIOM que se manifestaron el 16 de octubre, organizando la resistencia de los trabajadores en contra de la arrogancia de una multinacional poderosa como FIAT, el lado de los inmigrantes que, subiéndose a la cima de una grúa o a la chimenea de una fábrica, lucharon valientemente por su futuro teniendo todas las de perder, y el lado de los estudiantes que salieron a las calles, tratando de detener la contrarreforma con sus propias fuerzas en vez de esperar a que el próximo gobierno les engañe de nuevo.
Por desgracia, este no es el camino que los dos partidos comunistas (Rifondazione Comunista y el PdCI) parecen querer tomar. El primer congreso farsa de la FDS (Federación de la Izquierda), una especie de alianza electoral que incluye a estos dos partidos así como a dos grupos más pequeños, no les ofreció ninguna perspectiva clara a aquellos militantes que rechazan la idea de que su papel se limite al de ser el ala izquierda de una coalición “progresista” dominada por el PD. La propuesta presentada por el líder del FDS es entrar en una llamada «alianza democrática» con el PD y sus satélites, pero negándose de antemano a aceptar cargos ministeriales en un futuro gobierno de centroizquierda (como si alguien les hubiera ofrecido algunas posiciones para empezar). Buscan desesperadamente recuperar algunos escaños parlamentarios en las próximas elecciones y es su principal objetivo. Una vez más, se basan en la aritmética electoral “astuta”para alcanzar este objetivo, dejando de lado cualquier contenido de clase o planteamiento a largo plazo.
Aquí tenemos una contradicción dialéctica importante. La situación económica es desoladora. La crisis política se ha vuelto permanente y cada intento para estabilizar la situación resulta inevitablemente en un fiasco. La clase obrera, tanto los trabajadores italianos como los inmigrantes y su aliado natural, la juventud radicalizada, están en marcha otra vez, sedientos de ideas y de una alternativa creíble. Al mismo tiempo, tienen muy poca confianza en sus supuestos representantes políticos, con la posible excepción de Vendola – un tramposo que está llamado a desilusionarlos antes de lo que se esperan. La FIOM goza de mucho apoyo y simpatía en las capas más radicales de la clase obrera y la juventud, pero es un sindicato de trabajadores metalúrgicos, no una organización política, y en todo caso su dirección aún no ha llegado a la conclusión de que es necesario reconstruir un partido obrero de masas. Nadie parece estar en posición de cosechar políticamente los frutos de estos movimientos sociales. El efecto conjunto de sus errores subjetivos y de su debilidad objetiva prácticamente descarta la posibilidad de que la Federación de la Izquierda pueda desempeñar este papel, a pesar de los esfuerzos concertados de una gran parte de sus bases para llegar a las masas.
Por lo tanto hay un gran vacío a la izquierda en la política italiana. El efecto de esta contradicción es que dentro de los movimientos de masas la idea clave de que necesitamos nuestra propia bandera ganará impulso cada vez más. Esto también puede expresarse en una fase inicial bajo la forma de un rechazo a los «partidos» y a la «política», lo que refleja el rechazo hacia todos los partidos mayoritarios. En tal situación las reivindicaciones aisladas y las campañas específicas pueden, durante todo un período, recibir un apoyo mucho más amplio que cualquier organización. Pero muy pronto la necesidad de unificar todas estas luchas y unirse bajo una misma bandera prevalecerá.
La tarea de los marxistas, mientras estamos en la primera línea en todos estos movimientos de masas, es prepararse para los acontecimientos venideros. Tenemos que hacer campaña para la formación de una fuerza política independiente de la clase obrera, sobre la base de los mejores elementos de los partidos comunistas y los sindicatos combativos como la FIOM, en oposición no sólo a Berlusconi, sino también hacia cualquier gobierno con participación del Tercer Polo o del centroizquierda en el futuro.
La clase obrera italiana, tuvo en el pasado poderosos partidos obreros. Tuvo el mayor partido comunista de Europa Occidental, el PCI, con sus cerca de dos millones de afiliados. A través de una serie de acontecimientos históricos, los dirigentes de ese partido han terminado en el Partido Democrático, formado junto a una serie de pequeños partidos burgueses. Con esto se les negó a los trabajadores de Italia una voz política independiente. Pero las condiciones que están madurando en Italia han empezado a repercutir en las organizaciones de masas, empezando por la capa más avanzada, los trabajadores del metal. La FIOM se ha convertido en un centro de atención para todas las capas radicalizadas en Italia. Esto es una indicación del hecho de que los jóvenes y trabajadores buscan una expresión política. Como Víctor Hugo dijo una vez: «Ningún ejército puede detener una idea a la que le ha llegado su hora.»