El sábado 25 de diciembre en la ciudad de Miami, EEUU, murió a los 88 años el otrora presidente de la república Carlos Andrés Pérez (CAP). La burguesía venezolana y mundial está realmente consternada por la muerte de este personaje oscuro en la historia de Venezuela. Desde el departamento de estado de EEUU, los presidentes de Perú y Colombia, y una gran cantidad de personajes de menor importancia. Estos «señores» califican a CAP como defensor de la democracia, pero la democracia que ellos defienden, no es otra cosa que la dictadura del capital.
La lucha de clases, vivida actualmente en el mundo entero, y en especial Venezuela, se expresa en todos los ámbitos de la vida; una parte de esta lucha se dirige en mantener la memoria histórica, memoria de luchas de nuestras clases obreras, ahora más que nunca se convierte en uno de nuestros frentes de batalla.
Sin lugar a dudas es un frente que no podemos perder, si lo perdiéramos, si de repente toda la historia fuera borrada, sería un escenario realmente triste, como estar solo en una gran tormenta y sin la más mínima idea hacia dónde ir y sin esperanza de encontrar un camino por el que ya transitaron otros, nos quedaríamos huérfanos. Por lo tanto nuestra atención y energía deben dedicarse a luchar en este frente con igual empeño que en los otros. La burguesía trata de enterrar los acontecimientos donde se demuestra su verdadero rostro, entierra todo lo que nos pueda inspirar, trata de romper con las tradiciones de nuestra clase. Y cuando no puede ocultar completamente los acontecimientos históricos, los distorsiona. Pero los obreros decimos no, no será fácil arrebatarnos lo que nos pertenece, la lucha de generaciones anteriores no habrá sido en vano.
Quien no conoce el pasado no tiene nada que buscar en el futuro
El sábado 25 de diciembre en la ciudad de Miami, EEUU, murió a los 88 años el otrora presidente de la república Carlos Andrés Pérez (CAP). La burguesía venezolana y mundial está realmente consternada por la muerte de este personaje oscuro en la historia de Venezuela. Desde el departamento de estado de EEUU, los presidentes de Perú y Colombia, partidos políticos, como el partido “socialista” obrero español (PSOE), y una gran cantidad de personajes de menor importancia. Estos “señores” califican a CAP como defensor de la democracia, pero la democracia que ellos defienden, no es otra cosa que la dictadura del capital.
CAP fue presidente de Venezuela en dos oportunidades (1974-1979 y 1989-1993).
Para comprender un acontecimiento histórico, es necesario analizar su evolución, su movimiento, más importante de donde esta, es hacia donde se dirige, comencemos haciendo un breve estudio de la evolución y carrera política este personaje oscuro.
CAP desde su juventud fue militante del partido Acción Democrática (AD), donde se desempeño como secretario privado del presidente Rómulo Betancourt, este presidente es recordado por su famosa frase “disparen primero y averigüen después” ¡NADA MAL PARA EMPEZAR UNA CARRERA DE CORRUPCIÓN Y ASESINATOS!
Primera presidencia (1974-1979)
Durante su primer mandato, el país fue conocido con el apodo de «Venezuela Saudita«, debido al flujo o ingreso de petrodólares, por la exportación del Petróleo de Venezuela, al país entran gran cantidad de divisas por los altos precios del petróleo.
En 1975, nacionaliza la industria del hierro y al año siguiente, la industria del petróleo, creando la empresa Petróleos de Venezuela, con el propósito de proporcionar al Estado una herramienta para la administración de los recursos petroleros. Restableció relaciones con Cuba, en diciembre de 1974; se opuso a la dictadura de Anastasio Somoza Debayle (Nicaragua) y apoyó al «hombre fuerte» de Panamá, Omar Torrijos. Proclamo la Ley contra despidos injustificados de 1974, dando poder a los sindicatos y trabajadores independientes.
Aunque pareciera ser a simple vista este primer gobierno, relativamente progresistas, se debe analizar en su contexto; en el continente recorría un fermento revolucionario, después del gobierno de Salvador Allende en Chile, el triunfo de la revolución cubana, se debían tomar algunas medidas que sirvieran de válvula de escape para frenar las revoluciones, se realizaban ciertas concesiones por arriba y así de alguna forma, evitar las explosiones por abajo, las clases dominantes siempre estarán dispuestas a hacer reformas, si sienten que lo pueden perder todo.
Lo mismo ocurrió con la “nacionalización” del petróleo venezolano y la creación de la empresa estatal PDVSA. Cediendo a la presión desde abajo, CAP maniobró para hacer una nacionalización engañosa donde las compañías petroleras estadounidenses todavía mantuvieron la posibilidad de prestar servicio a través de contratos especiales con PDVSA, así dejando la puerta abierta para la continuación de la explotación imperialista.
Aún en estos momentos de «relativa calma», su primera presidencia estuvo marcada también por desconfianza entre la población, con el sospechoso accidente aéreo en el que muriese el candidato opositor Renny Ottolina, el cual poseía cierta popularidad en el ámbito de la opinión pública y también entre cierto sector de las masas, sobre todo de la pequeña burguesía, dada la popularidad del programa televisivo que era conducido por su persona en la cadena de televisión actualmente conocida como RCTV. Cabe destacar que dicho candidato igualmente defendía un programa burgués de gobierno y poseía una ideología profundamente antisocialista y reaccionaria.
Segunda presidencia (1989-1993)
Llega de nuevo al poder a través de las elecciones del 4 de diciembre de 1988, con 3.879.024 votos, 52, 91% de los votos expresados, hasta esa fecha, fue el mayor número de votos absolutos. Sin duda alguna un factor determinante para su reelección, fue la situación trágica que vivía Venezuela en aquellos momentos, después del “viernes negro” (liberación de los precios), aunado a los bajos precios del petróleo, a la deuda externa, extremadamente alta. El poder adquisitivo no había hecho otra cosa que bajar, la población vio en CAP el regreso a los relativos “buenos años” de 1974.
Esta situación económica, no proporcionó a Pérez mucho margen de maniobra. Anuncio un plan de austeridad, este plan fue redactado por los órganos de presión imperialistas, como es el Fondo Monetario Internacional (FMI). Entre los principales puntos que contenía dicho plan, se deben mencionar: la privatización de las empresas, según ellos, no estratégicas en manos del estado (cuyo logro principal fue CANTV), aumento del precio de la gasolina, congelación de salarios, reducción del tamaño del Estado, así como del gasto público, se anuncio el incremento gradual de las tarifas de servicios públicos, tales como teléfono, agua potable, electricidad y gas doméstico.
La medida más sentida al corto plazo, fue el aumento del 100% de la gasolina, toda la población entiende que al aumentar la gasolina inevitablemente aumenta todos los productos, aumenta el precio para transportarlos, aumenta el pasaje.
El caracazo, estallido popular
Los acontecimientos del 27 y 28 de febrero de 1989 viven en la ignominia, se le produjeron uno de los más grandes golpes al pueblo venezolano, en estos hechos se pudo ver el verdadero rostro de la oligarquía venezolana y sus disposición a hacer lo que sea necesario para defender sus privilegios, no importa cuántas personas tengan que morir, se cayó la careta “democrática”.
El 27 de febrero en la mañana, se inician las protestas en Guarenas (ciudad ubicada a unos 15 km al este de Caracas), los cierres de calles y la violencia se generan y se transmiten rápidamente desde Caracas, la gente de escasos recursos de la capital, en zonas populares como Catia, El Valle-Coche y Antímano, toman el control de las calles.
En horas de la tarde, había problemas en casi todos los barrios y urbanizaciones de Caracas, los comercios habían cerrado y el transporte público no prestaba servicio. Protestas violentas también se originaron en otras ciudades como La Guaira, Maracay, Valencia, Barquisimeto, Mérida y Ciudad Guayana.
El régimen del entonces CAP, responde reprimiendo brutalmente las protestas, ordena la salida de las guarniciones militares para reprimir al pueblo, no impide la utilización de armas de guerra contra gran cantidad de venezolanos desarmados, los barrios pobres son especialmente reprimidos, gran número de personas inocentes mueren; en caracas se activa el “Plan Ávila”, se anuncia el toque de queda y la ciudad es militarizada, se producen detenciones y desapariciones.
Algunas cifras extraoficiales hablan de 3500 muertos y un número indeterminado de desaparecidos.
La burguesía
Ante estos acontecimientos, la burguesía siempre estuvo sumida en el terror, en parte se demuestra este pánico por la brutal represión, y refleja la incertidumbre y pesimismo en su propio futuro, como clase dominante, lo único que se podía escuchar de ella, era el llamado persistente para reprimir a las masas, “no se puede permitir el caos de estos salvajes” “los manifestantes, son puros ladrones, y antisociales”.
El papel de la «izquierda»
La izquierda, en todo este periodo, no jugó ningún papel relevante. Para estos señores, las condiciones sociales prerevolucionarias nunca están dadas, y cuando se suceden las explosiones sociales como la reseñada, comienzan a lamentarse «esto hechos nos han tomado por sorpresa», «no nos habíamos organizado» y cosas por el estilo.
Para entender estos fracasos, se debe entender la evolución de la izquierda venezolana, el Partido Comunista (PC) y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), participaron en la aventura guerrillera en los años 60, estos métodos demostraron su total fracaso como métodos de lucha, estos partidos en lugar de analizar sus derrotas de manera objetiva, sacando las conclusiones necesarias, (las derrotas pueden ser las madres de las victorias, si se aprende de ellas de manera honesta), en lugar de esto, tomaron una postura completamente oportunista, girando del ultra-izquierdismo al reformismo, este cambio también se debe al bajo nivel teórico de sus dirigentes, en medio de la oscuridad producida por estos acontecimientos. Quien no tenga una buena linterna teórica, lo único que conseguirá es tropezara en cada paso, con nuevos obstáculos.
Desde luego, en la degeneración de los partidos comunistas, jugó un papel principal la aceptación de la teoría anti-marxista de las «dos etapas» (primero la burguesía en el poder, luego los obreros).
Esta teoría distorsiona una de las ideas fundamentales del marxismo. Marx nunca concibió la realización del socialismo en un país retrasado y con una débil industria, esto es completamente correcto. Para marchar al socialismo es necesario una gran cantidad de bienes materiales, de otro modo lo único que se socializaría seria el hambre y la miseria. En una sociedad donde existan bienes escasos, el hombre luchara por su propia existencia y la de su familia, en detrimento de los intereses de su vecino. Obviamente, esta idea es completamente comprensible para cualquier persona, ahora, ¿Dónde está el error?, ¿Dónde los defensores de la teoría de las «dos etapas» se equivocan?
Su equivocación se produce, al hacer un análisis mecanicista y no dialéctico, estas personas razonan así: «para avanzar al socialismo es necesario tener gran cantidad de bienes materiales, es decir una fuerte industria, la creación de una fuerte industria es tarea de la burguesía a través de sus inversiones, entonces nuestra tarea (la de los comunistas) es apoyar a la burguesía para que industrialice el país, después que lo industrialice sí podremos tomar el poder, mientras no esté industrializado no debemos tomar el poder».
Primer error: La burguesía venezolana dejo de jugar cualquier papel relativamente progresista, ha dejado de invertir hace mucho, un simple vistazo a las estadísticas publicadas por FEDECAMARAS o CONCECOMERCIO lo demuestran. Segundo error: Puede ser que Venezuela no está suficientemente industrializada como para avanzar al socialismo, pero es completamente utópico pensar que sea la burguesía venezolana quien industrializará al país. Tercer error: Analizar la situación venezolana aislada del resto de los países. En realidad, la toma del poder por la clase obrera venezolana, mandaría un mensaje a todos los trabajadores del mundo. Por ejemplo: la revolución socialista mundial la comenzaría Venezuela seguiría Brasil y la terminaría EEUU.
Al aceptarse la teoría de las «dos etapas», inevitablemente se deja de jugar un papel revolucionario, para pasar a jugar un papel completamente reformista, no se lucha por la toma del poder para lograr cambiar la sociedad, sino se conforma con ser el ala «critica» del sistema parlamentario.
Los marxistas revolucionarios, siguiendo la línea de Lenin, respondemos a estas distorsiones de la siguiente manera: la burguesía ha dejado de jugar un papel progresista, ahora es un freno para la sociedad, la única clase capaz de desarrollar la industria es la clase obrera, mediante la planificación de la economía y el control obrero de las empresas.
Es necesaria la creación inmediata de una internacional obrera, que organice la lucha en todos los países, llamado internacionalista a todos los obreros del mundo para la toma del poder y ponerle fin a la explotación, Venezuela sola, en un mar de capitalismo no podría construir jamás una sociedad socialista, pero la revolución mundial debe empezar en alguna parte y nosotros estamos en la primera línea del ejercito proletario internacional, debemos dar el pitazo de salida a la revolución mundial.
En estos acontecimientos, donde existían todas las condiciones para una revolución social, se puede palpar de primera mano como los errores teóricos se pagan muy caros en la práctica. Cuando las circunstancias lo ameritaban, la izquierda venezolana no supo qué hacer, cual rumbo tomar, terminando simplemente como la bota izquierda de la burguesía; a las masas no le representaron ninguna alternativa viable.
¿De los errores cometidos, cuáles eran y son las conclusiones correctas? En lugar de ir del ultra-izquierdismo (aventuras guerrilleras) al reformismo (capitalismo con rostro humano), se debió adoptar una verdadera posición leninista, hacer un trabajo paciente en las organizaciones tradicionales de la clase obrera, explicando pacientemente a los trabajadores, creando raíces en sus organizaciones, ganándose su respeto y el derecho de ser reconocido como vanguardia. En la transformación del mundo no hay atajos posibles, todo lo que realmente vale la pena en la vida exige de nosotros sacrificio y entrega.
Acontecimientos posteriores, intentonas de golpe de estado, 4 de febrero y el 27 de noviembre de 1992
Estas intentonas de golpes de estado, la del 4 de febrero dirigida por el actual presidente Hugo Chávez, reflejó lo podrido que se encontraba el régimen de la burguesía venezolano y de su fiel sirviente CAP, las fuerzas armadas que hacía tres años fue utilizada para reprimir al pueblo, ahora se cambiaba de bando, una parte importante de ella se levanta en contra de este régimen. Estos levantamientos, también reflejan la debilidad de las organizaciones obreras. Decía Engels «la naturaleza aborrece el vacio» y en este caso se cumple cada letra. Al no existir organizaciones obreras fuertes y dispuestas a luchar por el poder, donde se puedan expresar los sentimientos de las masas, este vacío lo trataron de cubrir un grupo de militares revolucionarios, y así poder crear una alternativa al régimen corrupto.
Destitución de CAP
En marzo de 1993 se inicia una maniobra “legal” para apartar a CAP de la presidencia, el Fiscal General de la República, Ramón Escobar Salom, introdujo una solicitud de antejuicio de mérito en su contra por el delito de «peculado doloso» y «malversación» de 250 millones de Bolívares (17 millones de dólares en esa época), esta acusación se realiza justo 4 meses después del último intento de golpe de estado.
CAP era en ese entonces, el personaje central de odio entre la población, en el veían representado la opresión de las clases dominantes, su instrumento, el imperialismo y las clases dominantes contemplan la opción de salir de CAP y así poder evitar otra posible insurrección, esta vez mejor preparada. Para el imperio y las clases dominantes es preferible sacrificar a uno de sus sirvientes, no importa que tan comprometido este con sus intereses, que poner en riesgo su poder, siempre se pueda buscar a otro en su lugar.
En realidad es secundario quien gobierne, lo realmente importante para la oligarquía es a cual clase social le sirve. Importa mucho más los intereses defendidos por un
mandatario, que el mandatario en sí.
¡EL SACRIFICIO Y MUERTE DE NUESTROS CAMARADAS TRABAJADORES, NO HA SIDO EN VANO!
¡NADIE BORRARA LOS CRÍMENES DE LA BURGUESÍA Y EL IMPERIALISMO!
¡NADIE BORRARA NUESTRAS TRADICIONES DE LUCHA!