La campaña electoral debe servir para reforzar IU y su capacidad de movilización. Las próximas elecciones municipales y autonómicas en España son una buena oportunidad para entrar en el debate sobre qué alternativas deberíamos defender desde Izquierda Unida ante la crisis económica capitalista.

Sabemos qué significan los Gobiernos del PP y CiU: basta con ver el estado de la educación en Valencia, la sanidad en Madrid, los ataques en Murcia, o los planes anunciados por los teóricamente más “moderados” del Gobierno de CiU en Catalunya de recorte salvaje en gasto social, tan graves, que hasta ellos mismo se han asustado de las consecuencias que podrían tener si se llevan a la práctica sobre la sanidad y la educación.

Desgraciadamente, allí donde el PSOE ha gobernado, no se ha diferenciado cualitativamente de esta política. Por ejemplo, la ley del sector público que se está tramitando ahora por la Junta de Andalucía refuerza la apertura al capital y a la gestión privada de las actuales empresas públicas andaluzas.

De dónde venimos

En muchas localidades, los que realmente tenían el mando eran las empresas de construcción, generando todo tipo de corrupción y de aberraciones urbanísticas, consentidas por los ayuntamientos por los ingresos que generaban. Se ha visto claramente adónde nos ha llevado esta política.

Estas elecciones se dan en el contexto de graves recortes y de otros que están por venir, como los acordados en el “Pacto por el Euro”, aprobado por la Unión Europea, y los presentados por el Gobierno en las mesas de negociación a los sindicatos. El FMI ya ha pedido el 12 de abril una ley para recortar el gasto en comunidades y ayuntamientos. Este es el contexto donde se va a desenvolver la acción política e institucional de nuestros representantes en dichas administraciones.

Ante las elecciones debemos recordar que la presencia en las instituciones no es un fin en sí mismo, sino un medio de frenar posibles nuevas agresiones, de propaganda de alternativas a la crisis, de organización en torno a unas reivindicaciones y, allí donde sea posible, de la demostración práctica de estas alternativas. En definitiva, las elecciones deben ser un instrumento de lucha ideológica más, y de defensa de nuestra clase.

Cayo Lara ha afirmado en repetidas ocasiones que los votos de Izquierda Unida no servirán “ni por activa, ni por pasiva, a la posibilidad de Gobiernos del PP”. Eso es muy positivo.

Pero al mismo tiempo hay que añadir claramente que con los votos de IU en ningún ayuntamiento ni autonomía se podrán llevar a cabo políticas de ajuste. No debemos entrar a cualquier precio en los Gobiernos con el PSOE, sean regionales o municipales. No podemos repetir en ningún caso la experiencia del Tripartit, corresponsabilizándonos de los primeros recortes. En el caso de Asturias, o Baleares, también tenemos que dejar claro que no podemos hipotecar la credibilidad de nuestro programa y de nuestras ideas por “tocar poder” sin poder cambiar nada fundamental y avalando una política de recortes, como se ha venido haciendo hasta ahora.

Por un programa en favor de la clase trabajadora

Ante las elecciones, mucha gente se pregunta qué se puede hacer, qué alternativas hay. En algunos sectores de la izquierda, incluso se aceptan recortes, porque no “queda más alternativa” o “para evitar el mal mayor”. La derecha, en plena ofensiva ideológica, está aprovechando esto para poder desmantelar el pobre estado del bienestar que habíamos alcanzado. Afirman que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y que no se puede garantizar educación, sanidad, etc.

Tenemos que decir bien claro que, para nosotros, Educación, Sanidad, Vivienda, Trabajo, son derechos fundamentales y que deben estar garantizados. Vivimos en un país desarrollado y la riqueza no ha desaparecido. Hay que empezar por recuperar los impuestos del Patrimonio, sucesiones, mayor progresividad en las rentas más altas del IRPF.

Pero, bajo el capitalismo, los ricos se valen de todos sus abogados y economistas para ocultar sus beneficios y eludir el pago de impuestos. Hay que investigar adónde han ido a para los enormes beneficios de la época de especulación anterior para demostrar lo justificado de esta política en ayuntamientos y comunidades. De esta manera, podríamos empezar a garantizar estos derechos. Hay que recordar por ejemplo cómo el conjunto de los bancos ganaron casi 18.000 millones de € en el 2008; ese año, solo el Santander ganó 8.876 millones de euros y más de 9.000 millones en 2009; el BBVA ganó 4.606 millones en 2010, subiendo con respecto a los 4.210 millones del 2009.

Ahora estos bancos pretenden que el Estado pague las deudas de las cajas de ahorro, liquide su obra social, para luego regalárselas a ellos.

En este artículo no tenemos espacio para desarrollar una propuesta de programa electoral completo. Las medidas que propongamos deben ir más allá de los estrechos márgenes de la lógica capitalista. Si nos mantenemos en la lógica del sistema, nunca resolveremos uno solo de los problemas mencionados.

Un problema concreto, la VIVIENDA

En el caso de la vivienda, el último boom inmobiliario ha desmontado la teoría de que “el mercado lo arregla todo”. Al contrario, justo cuando más viviendas se construían y se vendían, más difícil era para los trabajadores acceder a la misma.

Las empresas de construcción tenían beneficios récord con la complicidad de los bancos, que tasaban esas viviendas a precios desorbitados. Era una enorme estafa a escala descomunal, especulando con la necesidad de vivienda para jóvenes y trabajadores. Ahora su castillo se ha desmoronado y pretenden que lo paguemos los trabajadores.

Se ha propuesto, por ejemplo en el Parlament de Catalunya y en la ILP respaldada por IU en el Congreso, que, al perder la vivienda por no poder hacer frente a una hipoteca, la deuda quede saldada. Pero esta propuesta no frenaría que una familia obrera pueda ser expulsada de su casa, como castigo a haber perdido el empleo, o frente a la escalada de subidas del euribor que se vienen encima…

No podemos permitir ni un solo desahucio a las familias obreras de su residencia habitual. El derecho a cobrar lo adeudado no es superior al derecho a tener un techo. Debería nacionalizarse inmediatamente el parque de viviendas de las cajas y bancos, para ponerlas en alquiler razonable, vinculado con los ingresos de la familia. Teniendo en cuenta que en torno al 60% de los asalariados son mileuristas, el alquiler de una vivienda, por ley, no debería nunca ser superior a la cuarta parte del salario. Si no, para una familia con hijos resulta imposible vivir. Si una familia no puede pagar la hipoteca de su vivienda habitual, que se convierta en alquiler público.

Al mismo tiempo, se debería promover la rehabilitación de viviendas con empresa públicas, para conseguir garantizar este derecho y también para crear puestos de trabajo.

Para esto deberían ser nacionalizadas las empresas causantes de este desastre: las grandes constructoras y los bancos, creándose así una banca pública capaz de financiar estos proyectos.

A través de reivindicaciones como éstas podemos explicar que sí hay alternativa, mediante una política de transformación social que parta de solucionar los problemas concretos de la población.

Presupuestos

Los Ayuntamientos hacen frente a muchas de las necesidades más urgentes de la población. En muchos casos, ante la necesidad existente, asumen competencias que no son suyas. Uno de los problemas más graves, es la falta de presupuesto suficiente.

Una idea que nació para fomentar la participación y la democracia más directa fueron los presupuestos participativos, para lo que se votaba por parte de todos los censados adónde debería ir una parte del presupuesto.

Esto, en muchos Ayuntamientos, se ha convertido en una trampa: ante la falta de presupuesto del ayuntamiento, o como simple estrategia, ante proyectos reivindicados por la población, se pasa a una votación de unos proyectos contra otros.

Desde IU debemos incidir no solo sobre qué proyectos no se llevan adelante, sino que debemos luchar por conseguir los recursos para todos los proyectos. Tenemos que exponer todas las deficiencias que hay en las localidades y, de común acuerdo con sindicatos y asociaciones de vecinos, organizar un plan de lucha sin renunciar a ni una sola de las necesidades existentes.

Responsable políticos que den ejemplo moral

Uno de los síntomas de la crisis ideológica y moral del capitalismo es el descrédito generalizado de los políticos. Y no nos extraña: capaces de decir una cosa hoy y otra mañana sin despeinarse, de plegarse al pragmatismo de la ideología dominante, de estar preocupados por sus carreras y sus prebendas… Al fin y al cabo, toda esta decrepitud moral surge de una serie de políticos que se adaptan al sistema, justificando las consecuencias que provoca éste, a las que presentan como inevitables.

Los diputados, concejales y alcaldes de IU deben ser, y parecer, otra cosa. El alcanzar un puesto en las instituciones debe servir a toda la organización. Tenemos el ejemplo de Julio Anguita, que debería ser algo cotidiano, que renunció a su pensión vitalicia como diputado, quedándose únicamente con su jubilación como maestro. Una primera medida de ejemplificar moralmente el quehacer político de IU debe ser que todos los diputados, alcaldes, o resto de nuestros liberados al servicio de las administraciones públicas, que defienden a lo obreros, tuvieran un salario no superior al de un obrero cualificado. Sólo si viven como trabajadores pueden defender a los trabajadores.

Las elecciones y la lucha política en ayuntamientos y parlamentos. La política institucional al servicio de la lucha para construir IU

Como hemos repetido, las elecciones no son un fin, sino un medio para explicar nuestras ideas. Éstas no se podrán llevar a la práctica sin una movilización, sin la participación consciente de miles de jóvenes y trabajadores.

Incluso ganando las elecciones en algún ayuntamiento, el asedio a éste por parte de las instituciones capitalistas que persiguen el déficit sería tan fuerte, que solo la participación activa de la población lo sostendría.

Y, como hemos explicado, van a venir más ataques. Los puestos en las instituciones deben ser utilizados como altavoces para la movilización contra los mismos.

Pero esto también es insuficiente, una vez más, necesitamos organización. Una Izquierda Unida militante, con fuerza, con presencia en los barrios, en las fábricas, en centros de estudio… La labor municipal debe estar ligada plenamente a la labor de construir IU, y de articular desde IU medidas que sirvan a la construcción del movimiento obrero en toda su extensión.

Tenemos que mirar hacia atrás, hacia lo que significó la lucha militante en la Transición por parte de las organizaciones de izquierda entonces.

Nuestros concejales van a tener que volver a realizar una política militante que, en muchos sitios ha quedado abandonada: llamar de puerta en puerta, buzonear edificio a edifico, realizar una práctica política desde nuestros representantes institucionales para construir la organización y poder trasladar nuestro mensaje y programa a la calle. Sin eso no somos nada.