psuv26092010

psuv26092010En las primeras semanas de este año fueron pre­sentadas ante la militan­cia del PSUV las 5 líneas estratégicas de acción política, documento que según lo plan­teado por la dirección nacio­nal del partido y por el propio camarada presidente Chávez, servirá de líneas programáticas para la acción política hacia adentro y afuera nuestro parti­do desde la actual fecha hasta las próximas elecciones presi­denciales del 2012.

 

Dicho documento contiene un diagnóstico bastante fran­co sobre la situación interna del PSUV, en donde se plantea claramente la existencia de una fuerte cultura capitalista en su seno, que se caracteriza por la utilización del aparato del par­tido para fines de lucro perso­nal.

Textualmente el documen­to plantea que «esta «cultura capitalista» se expresa en el hecho de considerar que per­tenecer a un partido equivale a «invertir» en él, a través de sus contribuciones financieras o con su trabajo militante, y que esa «inversión» debe ser «re­compensada» o «remunerada» con puestos, cargos, prebendas o influencias en el Estado, en el terreno de los negocios o en el mismo partido».

Asimismo, el documento plantea más adelante que «… algunos sectores lo conciben (al PSUV) como un medio para el «ascenso social» de los y las militantes con responsabili­dades de dirección a distintos niveles».

Reconocer con franque­za estos hechos es un paso muy importante en el proceso de rectificación y reimpulso dentro de nuestro partido, sin embargo, de no tomarse las medidas correctas para luchar contra este flagelo, el diagnós­tico al que hemos hecho refe­rencia será sólo un simple sa­ludo a la bandera y nada más que eso. En ese sentido, desde el marxismo haremos un breve aporte a este debate tan tras­cendental para el futuro de nuestra revolución.

En los años 1845-46 C. Marx y F. Engels escribieron juntos una obra de importan­cia colosal en el campo de la filosofía de la historia y del estudio científico de la histo­ria. Dicha obra lleva por nom­bre «La Ideología Alemana», y en la misma ambos autores plantearon y demostraron por primera vez que la conciencia de una clase o capa social (es decir, su compresión del mun­do y de la sociedad), está de­terminada en última instancia por las condiciones materiales de existencia de dicha clase o capa social.

En palabras sen­cillas esto quiere decir que la forma como cada individuo y cada grupo social entienden a la sociedad está determinada por la forma como cada indi­viduo o grupo social vive den­tro de la sociedad. Es por ello que un capitalista, un banquero o un terrateniente nunca va a entender ni ver al sistema ca­pitalista como lo ve y entiende un obrero industrial, agrícola o un trabajador de cualquier empresa.

Para un burgués o un latifundista el sistema capita­lista es maravilloso ya que es la fuente de su riqueza, lujo y opulencia, en cambio, para un trabajador el sistema capitalista es la causa de su miseria y opresión, y de la de todo el pueblo. La gran di­ferencia entre ambos puntos de vista radica precisamente en la tesis que Marx y Engels plan­tearon. La veracidad de dicha tesis es algo bastante obvio y fácil de entender, sin embargo, para muchísimos dirigentes de nuestro partido, no lo es tanto así. ¿Y por qué pasa esto? ¿Es algo casual?

La tesis que acabamos de plantear se aplica perfectamen­te al caso de la burocracia, que también es un grupo o capa dentro de la so­ciedad. Si bien la burocracia no es propietaria de fábricas, la­tifundios o ban­cos (como lo es la burguesía), sí está compuesta por trabajadores y funcionarios del estado bur­gués con altos salarios y mu­chos privilegios, por lo tan­to, estas condiciones de vida que posee le dan una visión y comprensión de la socie­dad y de la revolución muy distinta a la del pueblo.

En la gran mayoría de los casos, las condiciones de vida de un burócrata que trabaja dentro del estado y además posee un cargo de dirección dentro del partido, determinan total­mente su conciencia y visión de la revolución, al punto que, si en algún momento luchó y trabajó de forma honesta y desinteresada por el socialis­mo, éste llega a dejar total­mente de hacerlo, para dedi­carse únicamente a luchar por sus propios privilegios y no por el bienestar del pueblo, es por ello que los marxistas sostenemos que un dirigen­te cualquiera del partido no debe ganar más que lo que un trabajador calificado.

Los groseros salarios equi­valentes a 10, 12, 15 o más salarios mínimos que ganan muchos funcionarios del esta­do que a su vez son dirigen­tes del partido son la fuente de su burocratización. Es ésta la forma como los comuneros de parís construyeron en 1871 un nuevo estado sin burocra­cia al tomar el poder en sus manos, y fue este el principio establecido por los bolchevi­ques en la Revolución Rusia para construir un estado so­cialista y para construir un partido revolucionario.

Si un dirigente del partido gana 12 salarios míni­mos, el partido debe establecer la parte que al camarada le co­rresponde para vivir dignamen­te como un tra­bajador más, y el resto debe ir dirigido a las fi­nanzas del parti­do. Si no se to­man medidas en este sentido no se podrá frenar ni evitar la burocratización de nuestro partido, con las fatales consecuencias que eso puede acarrear en el 2012.

¡A un dirigente del pueblo trabajador, debe corresponder un salario de pueblo trabaja­dor!

¡Queremos un partido so­cialista liderado por dirigentes que vivan como el pueblo y no como burgueses!

¡No más burócratas como dirigentes del PSUV!