La brutal represión de la policía recibió el 10 de diciembre a miles de maestros ecuatorianos que trataban de marchar en la capital Quito. El gobierno de Lucio Gutierrez, totalmente comprometido con el FMI se enfrenta a la creciente rábia de las masa La brutal represión de la policía recibió el 10 de diciembre a miles de maestros ecuatorianos que trataban de marchar en la capital Quito. Los maestros, en huelga indefinida desde el 11 de noviembre, exigen del gobierno el cumplimiento del acuerdo salarial al que llegaron tras una huelga de 28 días en el pasado mes de julio. Los maestros, organizados por la poderosa Union de Educadores (UNE), habían denominado a su marcha “la toma de Quito” y contaban con el apoyo de padres y estudiantes. Otras organizaciones obreras, populares y campesinas también se habían sumado a la protesta.
El gobierno de Lucio Gutiérrez, cada vez más desprestigiado, se empleó a fondo contra la lucha de los maestros, deteniendo autobuses para que no pudieran llegar a la capital, ordenando la detención de dirigentes sindicales, ocupando la plaza del Arbolito para que no pudiera ni siquiera salir la marcha. A pesar de esto más de veinte mil maestros se lograron concentrar en el estadio universitario para luego salir en marcha al centro de la ciudad. Estos fueron duramente reprimidos por la policía y el centro de la ciudad se convirtió en un campo de batalla durante varias horas en que maestros, padres y estudiantes enfrentaron la represión brutal de las fuerzas policiales.
Un reporte de Indymedia Ecuador describe así la lucha: “Pese a la violenta acción policial, los maestros y maestras continuaron tomados el centro de Quito, levantando la voz en contra de este gobierno asesino, UNE UNE UNE INQUEBRANTABLE….. LARGATE A TU CASA GOBIERNO MISERABLE, PRESUPUESTO PARA LA EDUCACIÓN Y NO PARA LA CORRUPCIÓN, EL PUEBLO LO DICE Y TIENE RAZON ESTE GOBIERNO ES HAMBRE, MISERIA Y OPRESIÓN. Se hicieron mitines en cada cordón policial y la bronca continúo hasta horas de la tarde momento en el cual se dirigieron en marcha a participar del Consejo Ampliado de la Une para definir las estrategias a seguir en el paro indefinido.”
La situación es más escandalosa todavía ya que al día siguiente de la represión de los maestros que exigían el cumplimiento del aumento salarial pactado con el gobierno, los diputados se concedieron un bono navideño por 4.120 dólares además de su sueldo de diciembre, que oscila entre 2.500 a 3.000 dólares.
Esta lucha de los maestros se inscribe dentro de un proceso ascendente de contestación contra el gobierno de Lucio Gutierrez. Este fue elegido apenas hace un año con el apoyo de sectores obreros y campesinos que habían participado en la revolución de enero del 2000. En aquella ocasión el movimiento del pueblo consiguió por unas breves horas derrocar al presidente y a todos los poderes burgueses y tomar el poder. Un sector de oficiales jóvenes del ejército, encabezado por Lucio, se unió a obreros y campesinos. Sin embargo ninguno de los dirigentes de esa movilización tenía como perspectiva la toma del poder y por lo tanto cayeron en maniobras institucionales y el gobierno y parlamento burgués se reconstituyeron rápidamente. (El siglo 21 ha empezado con la insurrección en Ecuador )
La elección de Lucio Gutiérrez era por lo tanto la expresión, distorsionada, de la voluntad de las masas de un cambio radical. Como ya dijimos en aquel momento “Su gobierno estará sometido desde el principio a la presión de las masas por un lado, pidiéndole que resuelva los graves problemas de pobreza e injusticia social que padece el país y, por otra parte, a la del imperialismo y la burguesía ecuatoriana, en el sentido contrario” (La victoria de Lucio Gutiérrez abre una nueva etapa revolucionaria en Ecuador). El coronel decidió pactar con el FMI en toda la línea y defraudó todas las esperanzas puestas en él.
La firma de la carta de intenciones con el FMI era un programa brutal de ajuste que incluía: congelar los sueldos de los trabajadores hasta el año 2007 (el sueldo promedio de los trabajadores públicos es de doscientos dólares), eliminar el derecho a la paralización y lucha de los trabajadores públicos, despedir ciento veinte mil trabajadores estatales. Otras imposiciones del FMI son: la subida del precio del gas en 375%, usurpación de los dineros de los trabajadores en el Seguro Social, subida de tarifas telefónicas, privatización y entrega a administración extranjera de: electricidad, petróleo, teléfonos, agua.
Todas estas políticas se suman a las que ya han aplicado durante años los diferentes gobiernos de Ecuador y que han sumido a la mayoría del país en la miseria. Las estadísticas del mismo Banco Mundial, informan hoy que el 10% más rico de la población ecuatoriana percibió el 42% del ingreso nacional, en tanto el 10% más pobre el 0,6%; que el 56% de la población urbana, el 77% de la rural y el 90% de la indígena no acceden al consumo de la canasta básica. Este es el resultado directo de las políticas del FMI y del pago de la deuda externa: “ en los últimos 32 años, Ecuador ha pagado 88.935 millones de dólares por la deuda externa, una cifra equivalente al producto interno bruto de una década entera del período, una cifra superior a los ingresos totales generados por la exportación de petróleo en las tres décadas” (Ecuador: El venenoso mascarón de la deuda, Marcelo Larrea)
En pocos meses todas las organizaciones obreras y populares y de izquierdas que apoyaron su campaña electoral fueron abandonando el gobierno, primero el Movimiento Popular Democrático y luego Pachacutik. Entre los primeros en salir a la lucha estuvieron los petroleros a los que el gobierno enfrentó con represión y cuyos dirigentes tuvieron que pasar a la clandestinidad. En Julio se reunió el Congreso de los Pueblos del Ecuador que resolvió romper con el gobierno y lanzar una campaña de movilizaciones. El manifiesto del congreso empieza así:
“¡ YA BASTA !
Hemos esperado seis meses. Establecimos compromisos con Lucio Gutiérrez para cumplir el mandato del 21 de Enero del 2000, a fin de refundar la república, reactivar la producción, salir ordenadamente de la dolarización, derrotar la corrupción pública y privada, construir un cuarto poder moral de la Nación; detener el ALCA, defender la soberanía e impulsar una integración diferente; impedir las privatizaciones de los recursos estratégicos, sobre todo petróleos, electricidad, telecomunicaciones, seguridad social, educación y salud, y desarrollar un firme proceso de modernización; impulsar una política de paz y de no alineamiento ante el conflicto colombiano; impulsar la reactivación de la economía rural y un plan nacional de desarrollo humano para enfrentar la pobreza y el desempleo.
Pero vemos con indignación que Lucio Gutiérrez ha optado por continuar la misma política neoliberal que un día condenó; se ha unido con los representantes de la derecha oligárquica y moderna, con los Febres Cordero, los Mauricios y los Arboledas; se ha convertido en el principal aliado del gobierno de Bush y el más disciplinado ejecutor de las políticas del Fondo Monetario Internacional. No podemos tener ninguna esperanza en este camino, pues ya sabemos ha dónde a conducido a los pueblos de Nuestra América.
Las causas de la crisis no han sido resueltas, sino que se han ahondado: estamos ante una grave recesión económica, ha crecido el desempleo y subempleo y se nos ha conducido a un creciente involucramiento en la guerra en la Frontera Norte. Y, lo que es más preocupante, han surgido nuevas formas de autoritarismo, con la persecución contra los dirigentes laborales, indígenas, populares y sociales, ahora convertidos por el Gobierno en "delincuentes y terroristas", con la acción de redes de espionaje y la reimplantación de la Doctrina de Seguridad Nacional, como la norma máxima de la República.
Hoy, llamamos a todas nuestras organizaciones y a nuestro pueblo a decir ¡Ya Basta!”
En el mes de Agosto se realizaron manifestaciones multitudinarias en todo el país contra el gobierno. Todo esto demuestra que el movimiento de las masas en Ecuador ha pasado ya por una rica experiencia de lucha. En los últimos años han derrocado ya a tres gobiernos, el de Buccaram, el de Mahuad y el de Noboa, mediante la lucha de masas que alcanzó un carácter insurreccional en enero del 2000. Han probado también la vía electoral con la elección de Gutiérrez.
Sin duda, lo que se prepara ahora en Ecuador es otro levantamiento nacional de obreros y campesinos como el de enero del 2000 y como las recientes jornadas revolucionarias en Bolivia. Lucio Gutiérrez probablemente pasará a engrosar la lista de presidentes latinoamericanos derrotados por la furia de las masas contra las políticas del FMI. La principal lección que hay que sacar es que no basta con cambiar un gobierno, sino que es necesario poner fin al sistema capitalista que es la causa de la explotación y opresión a la que se ven sometidas las masas populares. Pero para eso hay que construir una dirección revolucionaria con un claro programa socialista que pueda llevar la lucha a la victoria. Las masas de trabajadores, campesinos y estudiantes en Ecuador han dado sobradas muestras de su voluntad de lucha, con una dirección revolucionaria a la altura de las tareas que se plantean, pueden tomar el cielo por asalto.