El pasado lunes, 12 de septiembre, la Juventud del Partido Socialista Unido de Venezuela cumplió tres años desde su congreso fundacional, que se celebró en septiembre del 2008 en el Estadío Chachamay, (Pto. Ordáz, Edo. Bolívar). El aniversario se celebró en una actividad en la Plaza Bolívar de Caracas, dónde miles de jóvenes que hacen vida en la tolda roja -entre ellos activistas de Lucha de Clases- se congregaron para mostrar su respaldo a la revolución y a la reelección del Presidente Chávez.
En esta actividad estaba previsto un discurso de Chávez desde el balcón del pueblo, pero por razones de salud tuvo que descansar y la concentración fue desplazada a la Plaza Bolívar, centro del casco histórico de Caracas.
Entre los asistentes respiraba un ambiente combativo. En un momento dónde las fuerzas contrarrevolucionarias y el imperialismo norteamericano están conspirando para derrotar la revolución, creando inestabilidad en las vísperas a las elecciones presidenciales de 07 de octubre de 2012, la necesidad de unidad contra el enemigo principal se ve en toda su magnitud.
No obstante, a tres años de la fundación de la J-PSUV, también es necesario hacer un balance sobrio de lo acontecido y de las fallas y las deficiencias en esta organización. Tras el importante congreso fundacional en la Cachamay en el 2008, donde cualquier intento de imponer una estructura jerárquica y vertical fue obstaculizado por las bases que reivindicaban una democracia real y transparente, no se ha celebrado ningún otro Congreso Nacional.
Pese a la claridad de los estatutos aprobados, que subrayan que la dirección nacional tendrá que ser elegido en elecciones internas y que un congreso nacional con delegados de todo el territorio venezolano debe celebrarse en el primer trimestre de cada año, no se ha cumplido con ninguna de estas decisiones.
Esta falta de una verdadera democracia interna ha debilitado considerablemente la J-PSUV. La cooptación ha sido la manera de designar por dedo a los equipos juveniles a nivel municipal y regional. Lejos de animar a las bases, esto ha hecho que mucha gente joven se aleja de la organización juvenil.
La falta de democracia está íntimamente ligada al incumplimiento del papel revolucionario que la J-PSUV debería jugar en la lucha de clases y en la revolución. Lamentablemente, no hay una participación orgánica de la J-PSUV, en las luchas de la juventud trabajadora que está siendo explotado en trabajos mal-pagados, tercerizados y sin beneficios básicos. Tampoco se ve la J-PSUV como fuerza motriz en las luchas del estudiantado venezolano, un hecho que ha tenido un gran significado a la hora de dejar, en muchos casos, la lucha reivindicativa en manos de los escuálidos.
Hace falta luchar por la convocatoria de un nuevo Congreso Político. Es extremadamente importante que se convoque un congreso de naturaleza democrática, con elecciones de delegados en cada patrulla juvenil y con divulgación previa de los documentos que se van a discutir. Un Congreso Político de la J-PSUV no es ninguna perdida del tiempo, sino que sería una vía para reclamar la organización como herramienta de lucha de la juventud obrera y estudiantil de Venezuela.
En el evento del lunes, en la Plaza Bolívar, muchos militantes jóvenes mostraron un gran interés por la discusión política con los camaradas de la CMI/Lucha de Clases y nuestro periódico fue recibido con gran entusiasmo. Muchos camaradas presentes señalaron que la organización juvenil necesita un nuevo impulso y una discusión colectiva a cara a los desafíos del futuro, entre ellos la reelección del presidente el próximo año. Invitamos a todos los miembros de la J-PSUV a unir fuerzas para reivindicar un nuevo congreso de la J-PSUV, y la aprobación de un plan de lucha, para transformar la organización en una herramienta al servicio de la revolución socialista.
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