September 9, towards Tahrir Square. Photo: Lorenz KhazalehCasi siete meses después de la caída de Mubarak, la revolución en Egipto está lejos de terminar. El viejo régimen sigue en el poder y las masas sienten que la revolución se les escapa de las manos. Todo ha cambiado, y sin embargo todo sigue igual. Sin embargo, la ira de los trabajadores y de la juventud no ha desaparecido, como indica la reciente oleada de huelgas.

Los medios de comunicación burgueses en el Reino Unido y en otros lugares prefieren, en cambio, concentrarse en otros asuntos, como la toma de la embajada israelí en El Cairo la semana pasada. Se han montado sobre este incidente, mostrando imágenes con la quema de banderas israelíes, para tratar de distraer la atención de los auténticos acontecimientos revolucionarios que tienen lugar tanto en Egipto como en Israel (Israel witnesses biggest march in its history, En defensa del marxismo, 5 de septiembre).

The New York Times
se refirió al ataque -en un artículo titulado «Más allá de El Cairo, Israel detecta un cerco más amplio», como una «crisis diplomática, en la que los vientos desatados por la primavera árabe están ahora lanzando un escalofrío en la región». The New York Times, pasa a describir la escena de «aviones militares israelíes barriendo los cielos de El Cairo en la madrugada del sábado para evacuar a los diplomáticos israelíes después de que la Embajada de Israel hubiera sido sitiada por miles de manifestantes.» (Más allá de El Cairo, Israel detecta un cerco más amplio, New York Times, 10 de septiembre de 2011).
Más adelante, en el mismo artículo, la comparación se hace con los acontecimientos de la revolución iraní de 1979: «Fue una imagen que recuerda a algunos israelíes el Irán de 1979, cuando Israel evacuó su embajada en Teherán después de la revolución que sustituyó a un aliado por un enemigo implacable… «

«…Egipto no va hacia la democracia, sino hacia la islamización «, dijo Eli Shaked, ex embajador israelí en El Cairo, que refleja la opinión del gobierno. «Es lo mismo en Turquía y en Gaza. Es como lo que ocurrió en Irán en 1979. «

La implicación que se hace aquí es clara. Una vez más, los medios de comunicación y los políticos burgueses están tratando de avivar un sentimiento de histeria en torno a las revoluciones árabes. Los representantes de la clase capitalista siempre han utilizado el ejemplo de la revolución iraní como una vara para golpear a cualquier movimiento revolucionario en el mundo árabe, desde que los ayatolás teocráticos llenaron el vacío político y secuestraron la revolución de 1979, en esencia para aplastar a la Revolución y llevar a cabo una contrarrevolución. Su mensaje es esencialmente el siguiente: «No hay que darle libertades democráticas al pueblo en los países árabes. Si se hace, los fundamentalistas islámicos tomarán el poder y destruirán Israel – ¡el bastión de la democracia en el Medio Oriente! ¡Lo que necesitamos es un líder que proporcione estabilidad! »
Tal histeria es completamente infundada. Como se ha visto en las revoluciones árabes hasta el momento -y sobre todo en la revolución egipcia- los grupos islámicos, como los Hermanos Musulmanes, no han desempeñado un papel destacado y han tomado distancia del movimiento. (Esto fue visto de nuevo el viernes pasado cuando los Hermanos Musulmanes se opusieron a la protesta de masas). La revolución egipcia se caracteriza por su clara falta de carácter religioso, y las imágenes que se han visto con frecuencia son las de musulmanes, coptos y seculares egipcios manifestándose unos al lado de los otros.


El contexto de las manifestaciones

El ataque a la embajada de Israel, sin duda, también será utilizado por el Estado de Israel, que usa este tipo de ataques para justificar su «mentalidad de asedio», es decir, su gran aparato estatal y su política militar agresiva. Pero también será utilizado por el Consejo Militar egipcio, que ha anunciado el regreso de la «ley de emergencia», lo que permite las detenciones extrajudiciales y el uso de munición de guerra con el fin de evitar las protestas. Pero todos los gritos en el cielo por este ataque están en realidad dirigidos a desviar la atención de los acontecimientos realmente importantes que están teniendo lugar en Egipto.
Los acontecimientos del viernes 9 de septiembre sólo pueden entenderse en el contexto de toda una semana de escalada de lucha de clases. En el período previo al día de acción, una oleada de huelgas se estaba desarrollando, incluyendo los sectores clave de la clase trabajadora en El Cairo y en todo Egipto. Un ejemplo de esto se vio el domingo 11 de septiembre, con el inicio de una huelga de estudiantes y trabajadores de la Universidad Americana de El Cairo (AUC). Los estudiantes exigen tasas de matrícula más bajas, y se unieron a los conductores de autobuses universitarios, limpiadores, y personal de seguridad que exigen mejores salarios y jornadas laborales más cortas. Esta huelga sigue a otras recientes huelgas y amenazas de huelga en el sector público y privado, conforme los sindicalistas acrecientan su desilusión con las promesas fallidas del primer ministro, Essam Sharaf y del Consejo Militar.
En el sector público, los trabajadores postales han estado en huelga desde hace más de dos semanas exigiendo un aumento del 7% anual de sus retribuciones para mantenerse al día con la inflación, junto con la remoción de los funcionarios corruptos en el servicio postal de la era de Mubarak que todavía están en el poder. Demandas similares por mayores salarios y contra la corrupción en el sector público han llevado a los médicos, maestros y profesores universitarios a amenazar con la huelga a finales de septiembre. Según Ahram Online:

«Los maestros y profesores universitarios también se preparan para las acciones de protesta a nivel nacional a mediados del mes sobre los salarios, las condiciones de trabajo y los problemas de la democracia laboral.
«Un reciente aumento de huelgas parece reflejar la sensación de que muchos trabajadores del sector público han perdido la paciencia con el gobierno Sharaf, que hizo una serie de promesas en público para mejorar la calidad de vida cuando llegó al poder en marzo pasado, y no ha las ha satisfecho adecuadamente…
«… El gabinete de Sharaf también ha fracasado hasta el momento en poner un tope a los sueldos excesivos que paga a los altos funcionarios del sector público, una demanda muy popular entre los trabajadores públicos.
«Para colmo de males, muchos trabajadores piensan que Sharaf ha tratado a la mayoría de los funcionarios de la era Mubarak con guante de seda, y despidió sólo a un puñado de altos cargos.
«De hecho, la mayoría de los trabajadores egipcios de todo el país vienen a trabajar cada mañana, siete meses después de haber jugado un papel clave en el derrocamiento del ex dictador, para ser recibidos por los burócratas de siempre y las figuras autoritarias de los años de Mubarak.» (Egyptian Postal workers strike a big headache for SCAF,, Ahram Online, 7 de septiembre)

En el sector privado, los trabajadores mecánicos han estado amenazando con una huelga y los 22.000 trabajadores de la fábrica textil más grande del país en Mahallah, que siempre han estado a la vanguardia de las luchas industriales en los últimos cinco o seis años, comenzaron una huelga indefinida el 10 septiembre, por más salarios y beneficios.


El lento ritmo del cambio

La ocupación de la embajada de Israel no fue el evento principal del día, pero tuvo lugar después de una manifestación en la famosa plaza Tahrir, donde decenas de miles de personas se habían reunido para protestar contra la lentitud de los cambios que siguieron a la salida de Mubarak, a principios de febrero de este año. Como hemos informado anteriormente (Las masas vuelven a las calles en Egipto: ¡Revolución hasta la victoria!. Brian Adams y Viktoria Ytterström, Lunes 11 de julio), los jóvenes y trabajadores de Egipto se sienten frustrados y enojados por la falta de progreso en lo realizado por el régimen del Consejo Militar, ya sea en términos de cambio político o económico. La declaración hecha por la Unión de Juventudes Socialistas de Egipto (UESY), antes de la protesta del viernes pasado, resume la situación que enfrentan las masas en Egipto:

September 9. Photo: Jonathan Rashad

Siete meses después de la victoria de la primera ola de la revolución que derrocó a Hosni Mubarak, la revolución todavía no ha logrado sus objetivos. Todo lo que se ha logrado es el derramamiento de sangre de nuestros mártires y nuestros compañeros. Las filas de los contrarrevolucionarios se han organizado a lo largo de este período, incluyendo las fuerzas islámicas y el gobierno militar. Afirman que la revolución ha terminado, pero las fuerzas revolucionarias no se detienen, y la revolución no terminará hasta el logro de sus objetivos.

«El sistema sigue siendo el mismo que el que falló en la era de Mubarak, que todavía está sesgado a favor de la clase capitalista, que chupa la sangre de nuestros pobres y roba miles de millones de dólares para apoyar a los ricos. Si bien este régimen se sostiene con el apoyo de los pobres, no está atendiendo las demandas de un salario mínimo, de un salario máximo, y de jubilaciones dignas, y ha condenado a muchos manifestantes en juicios militares.
«Nosotros, la Unión de Juventudes Socialistas consideramos que el Consejo Militar y el Gobierno de Essam Sharaf no son más que una continuación del régimen de Mubarak. Hacemos hincapié en la necesidad de difundir el lema de la revolución, «el pueblo quiere derrocar al régimen», que afirma que quiere deshacerse del viejo sistema y todos los gestos simbólicos de su desarrollo económico y social.
«Hacemos hincapié en que no vamos a aceptar una revolución a medias, no vamos a privar a los pobres de Egipto de sus derechos sociales, económicos y políticos. Los actuales «derechos» no garantizan la distribución equitativa de la riqueza ni la verdadera democracia, ya sea en su forma social o política. No vamos a aceptar una revolución que no protege la Constitución del pueblo, que no proporciona puestos de trabajo a los jóvenes, y que no otorga una justicia independiente. No vamos a aceptar ninguna ley electoral que imponga una revolución distorsionada y que no dé el derecho a voto a los egipcios que viven en el extranjero. Vamos a continuar nuestra revolución hasta la victoria, hasta que todos estos objetivos se cumplan».

Estas palabras expresan la verdadera situación que enfrentan los trabajadores y la juventud en Egipto. La tragedia, como siempre, es la falta de una dirección revolucionaria que señale el camino a seguir y presente una alternativa. La UESY está jugando un papel positivo, pero no es una fuerza de masas y sus recursos son limitados. Mientras tanto, los autoproclamados «líderes» del movimiento 25 de enero, como la «Coalición de la Juventud Revolucionaria», que incluye a los representantes de la Juventud de los Hermanos Musulmanes y a los partidarios del funcionario de la ONU, El Baradei, tiene un programa que está totalmente desprovisto de cualquier demanda social o económica. Como se ha señalado anteriormente, los Hermanos Musulmanes están, de hecho, apartándose del movimiento, y se opusieron a la protesta más reciente.


Protesta frente a embajada de Israel

Conforme los manifestantes de la plaza Tahrir se dispersaban por la tarde, muchos se dirigieron hacia la embajada israelí en El Cairo, en un suburbio de la ciudad. Ha habido una gran cantidad de ira hacia Israel en Egipto desde la muerte de seis guardias fronterizos egipcios a manos del ejército israelí en agosto, y la embajada israelí en El Cairo ha sido el blanco de varias protestas en las semanas posteriores.

Informes de la protesta en la embajada indican que se concentró allí una multitud de más de 5.000 personas, con una variedad de sectores entre ellos: estudiantes, trabajadores y aficionados de clubes de fútbol. El muro de protección que había sido construido para proteger la embajada fue removido y luego destruido. Cientos irrumpieron en el edificio, subiendo a la azotea con el fin de retirar la bandera de Israel, por segunda vez en las últimas semanas. No pasó mucho tiempo antes de que la Fuerza Central de Seguridad (CSF), la policía antidisturbios egipcia, apareciera y comenzara a disparar bombas lacrimógenas contra la multitud –las carcasas estaban grabadas con las palabras «Made in USA.». Algunos manifestantes finalmente rompieron los archivos de documentos de la embajada y la multitud empezó a bañarse en los papeles que se lanzaban desde los pisos superiores. Un testigo en Ahram Online, un sitio web egipcio de noticias en idioma inglés, describió el contenido de estos documentos oficiales:

«Reunimos los documentos y los examinamos. Les llevó unos minutos a cientos de personas reunirlos antes de darnos cuenta que estábamos buscando en la Embajada de Israel registros en árabe, hebreo e Inglés …
«… Había registros de acuerdos telefónicos entre las principales empresas de telecomunicaciones públicas y privadas egipcias con Israel. También he visto los documentos donde figuran los nombres de las transacciones comerciales entre la embajada y todo tipo de autoridades egipcias, desde los funcionarios de aduanas a los gerentes de las empresas turísticas, que traen a los viajeros israelíes a Egipto, y así sucesivamente.
«Gran parte del papel picado que caía sobre nosotros se remonta a la década de 1990 y hasta la década de 1980, como lo indica su composición tipográfica.
«Los revolucionarios en los pisos superiores lanzaron por lo menos seis o siete series distintas de documentos sobre nosotros cada 10 minutos o menos, durante una hora entera. Las cámaras de televisión empujaban para entrevistar a docenas de personas con documentos que a su juicio demostraban la profundidad de la penetración de la embajada en la escena económica y política en Egipto «(El asalto a la embajada israelí de El Cairo:. Relato de un testigo, 10 de septiembre, de Ahram Online, las negritas son nuestras)

Aquí podemos ver otra razón por la cual los egipcios de a pie están enojados con el Estado de Israel, cuyos tentáculos llegan hasta el fondo de la actividad diaria en todos los ámbitos de la sociedad egipcia. En este sentido, gran parte de la ira que sienten los trabajadores y jóvenes egipcios es una oposición sana al sionismo y al Estado de Israel imperialista que interviene militarmente y económicamente en todo el Oriente Medio, en Egipto, Palestina y Líbano, principalmente.


Un viernes para «corregir el camino»

Los sucesos de la embajada israelí la semana pasada tienen que ser puestos en el contexto general de la situación que existe actualmente en Egipto, meses después de la caída de Mubarak. No es por casualidad que la jornada de lucha del pasado viernes 9 de septiembre fuera apodada el Día para «Corregir el camino». Hay una sensación generalizada de que a pesar de que Mubarak se ha ido, su régimen sigue en pie. Muchos puestos clave están ocupados por personas que estuvieron muy involucrados en el antiguo régimen.
El viernes pasado vi varias protestas por todo Egipto, con la plaza Tahrir una vez más en el centro de las movilizaciones. Quinientos estudiantes marcharon desde la Universidad Americana de El Cairo. Los manifestantes gritaban consignas en contra del gobierno del Consejo Militar, contra los juicios militares y, significativamente, por la implementación de un salario mínimo equitativo. Aficionados de clubes de fútbol también estuvieron participando. De hecho, miembros de seguidores del Zamalek FC, en una muestra sin precedentes de unidad, se sumaron a los seguidores de su club rival Al Ahly al tomar parte en las protestas, y en el proceso cambiaron sus cánticos habituales en el estadio de fútbol por consignas políticas contra el Consejo Militar en el poder y la policía.
Entre las consignas que se escuchaban en las marchas se podía oír el llamamiento por  «cambio, libertad y justicia social». Otro lema significativo fue «Uno, dos, ¿A dónde fue la revolución?» Cuando los manifestantes pasaron por la embajada de Arabia Saudita, coreaban «Mubarak y Arabia Saudita son una sola mano.» Los aficionados de fútbol se concentraron en el Ministerio del Interior, y acamparon frente al edificio del ministerio, cantando «No nos hemos olvidado de Tahrir, hijos de *****».
Clashes outside the Israeli embassy. Protester holding US manufactured tear gas canister. Photo: Jonathan RashadEn Alejandría, los manifestantes gritaban «no a la monopolización del poder por el Consejo Militar » y «juicio a todos los oficiales asesinos». Una vez más, en referencia a la lentitud de la revolución, coreaban «¡Todo es lo mismo, incluso después de la revolución». En Suez, hubo protestas similares.
Un detalle pequeño pero significativo fue el hecho de que Abdel Hakim Abdel Nasser, el más joven de los hijos del ex presidente Nasser, habló desde la plataforma principal en la plaza Tahrir, mientras los manifestantes gritaban consignas pro-Nasser. Esto confirma el hecho de que la memoria de Nasser no ha muerto en Egipto, y que todavía encarna lo que muchos ven como el período de la lucha anti-imperialista en los años 1950 y 1960. (Nasser and the Arab revolution, In Defence of Marxism, 12 de mayo).


¿Quién es el verdadero enemigo de los trabajadores egipcios y los jóvenes?

Es innegable que los elementos reaccionarios dentro de Egipto intentarán agitar el antisemitismo y el racismo contra los israelíes, como un medio de cortar la lucha de clases que ha entrado en erupción, al nivel más alto de los últimos tiempos. Los capitalistas, los gobernantes militares y los islamistas en Egipto harán todo lo posible para evitar la solidaridad entre los trabajadores de Israel y Egipto. De esta manera, las clases gobernantes de Egipto e Israel entran en una relación simbiótica, donde los ataques de uno contra el otro proporcionan la justificación de la opresión de la clase obrera de ambos países.
Sin embargo, la respuesta a los prejuicios y al racismo que puedan existir entre los árabes y judíos de a pie se puede ver en los acontecimientos que tienen lugar en Israel en estos momentos. El tremendo movimiento de más de 500.000 israelíes por la justicia social ha sido claramente inspirado por las revoluciones árabes, y especialmente la revolución egipcia, con acampes instalados en ciudades como Tel Aviv, y consignas que emplean un lenguaje casi idéntico a las vistas durante el movimiento 25 enero en Egipto. De hecho, el movimiento israelí está compuesto por árabes y judíos, y muchos de los cantos han sido una mezcla de hebreo y árabe. Es a través de la lucha común de los trabajadores y de la juventud contra los regímenes de opresión y explotación en todo el Oriente Medio que la vieja táctica de «divide y vencerás» se verá afectada y se logrará la unidad sobre una base de clase.
Los enemigos de los trabajadores egipcios no son los trabajadores ni la juventud de Israel. Sus enemigos son la clase dirigente sionista de Israel y la clase gobernante de Egipto, así como las élites de países como Arabia Saudita. De hecho hubo un intento de atacar la embajada de Arabia Saudita en El Cairo el mismo día, pero la policía logró rechazar a los manifestantes, pero esto encuentra menos relieve en los medios de comunicación burgueses. Va en el interés de las clases dirigentes de Israel y Egipto, que las divisiones nacionales sean fomentadas y fortalecidas. Va en el interés de los trabajadores de Egipto e Israel que las barreras nacionales sean reducidas y que se promueva una lucha común de todos los trabajadores en contra de sus respectivos patrones y gobernantes.


Ninguna lámpara se enciende, ningún teléfono suena…

La solución a los problemas que enfrentan los trabajadores y los jóvenes egipcios se encuentra en la fuerza de los trabajadores y de la propia juventud que, cuando están organizados, son una fuerza imparable. No hay que olvidar que fue la ola de la acción huelguística de masas durante los sucesos revolucionarios de enero y febrero, lo que finalmente llevó al derrocamiento de Mubarak.
El desarrollo del movimiento en líneas de clase es una clara amenaza para los viejos gobernantes que siguen controlando el Estado egipcio. Las huelgas, las crecientes demandas por la nacionalización, las explosiones de los jóvenes, todos estos ejemplos son un panorama de la situación real de la revolución egipcia, la de la lucha de clases organizada, y no la de los «disturbios» que a los medios de comunicación le gustaría hacernos creer. Es a través de estas luchas que los trabajadores y la juventud de Egipto aprenderán y ganarán un sentido de su propio poder -el poder de manejar la sociedad en su propio interés-, no en el interés de los gobernantes militares y de la clase capitalista que los mantiene. Como suele decirse, ninguna lámpara se enciende, ningún teléfono suena,sin el amable permiso de la clase obrera.

13 de septiembre de 2011

 

[Nota: en breve será publicada una continuación de este artículo con más detalles de las huelgas que han tenido lugar en Egipto estas últimas semanas]