Diego Silva Silva es un consecuente militante revolucionario, que fue activista en su momento del PRV y viajó a Nicaragua durante la revolución sandinista y formó parte del equipo de trabajo del poeta Ernesto Cardenal en el Ministerio de Cultura nica NOTA: Diego Silva Silva es un consecuente militante revolucionario, que fue activista en su momento del PRV y viajó a Nicaragua durante la revolución sandinista y formó parte del equipo de trabajo del poeta Ernesto Cardenal en el Ministerio de Cultura nicaraüense. Su actividad revolucionaria ha estado siempre acompañada por su pasión por la música. Violinista y guitarrista, es también un reconocido compositor contemporáneo, tanto en el campo académico como de la canción revolucionaria. El siguiente texto forma parte de un trabajo teórico musical que está escribiendo titulado Introducción a la Estética del Sincretismo, que nos ha hecho llegar y que publicamos a continuación. (FP)
Un compositor del medio académico (llamado por las clases dominantes “culto” y por los populistas “elitesco”) en cualquier parte del mundo occidentalizado, debe conocer toda la historia de la música occidental a partir probablemente del canto ambrosiano o de la llamada antigüedad clásica, pasando luego por todas las etapas cronológicas respectivas de Occidente, que en la música se expresa a grosso modo en una división que comprende: Antigüedad clásica, Medioevo, Renacimiento, Barroco, Clásico, Romántico y Contemporáneo.
Debe estudiar también, como “puntos de referencia”, a los compositores manieristas de cada período y otras manifestaciones que invariablemente, quedan atrapadas en esta gran división estructural. (Rococó, Galante, Neo-romántico, Neo clásico, Escuela de Viena, de Colonia, Serialistas etc.)
Esta información es presentada como “Historia Universal de la Música” o “Historia de la Música Universal”.
Aparte de los trabajos de historia social de la música como lo de Rayner, Mackerness, Adorno y otros. A los estudiantes no se les enseña a ver el lenguaje de la música como un componente de la sociedad, como una forma de conocimiento de la sociedad en la medida en que es un reflejo de ella, se limitan a enseñar la historia de la música a través de los compositores y sus obras, como entes abstractos desvinculados de la vida social, del ser social que es particularmente el compositor y por ende, su música.
El aspirante a compositor debe procurarse los conocimientos generales sobre la literatura, la plástica, la arquitectura y el pensamiento filosófico de Occidente (amén de que para Occidente las otras culturas no existieron nunca, o son objeto museístico), ya que los pensa de estudio de la mayoría de los conservatorios no contemplan estas disciplinas.
El “aspirante” a compositor de las escuelas del “Tercer Mundo” debe aprender los nombres y escuelas que se destacan en la cronología que hace Occidente de su historia musical, hacer innumerable cantidad de ejercicios técnicos, en donde se afianza el concepto musical de Centro Europa a través de métodos igualmente desarrollados para un oído y una estética eurocentrista.
El “aspirante” a compositor, debe tener información y manejo de las “tendencias en la música del siglo XX” partiendo probablemente de Mahler y Debussy, pasando entre otros por: Arnold Schömberg, Alois Haba, Igor Stravinsky, Alban Berg, Anton Webern, Edgar Varese, Karl. H Stockhausen, Iannis Xenaquis, Ligueti, probablemente Pierre Boulez y paralelamente, puede hacer un curso de etnomusicología o de “arte primitivo” (en donde seguramente está incluida su cultura) como un pequeño detalle o apéndice de una formación intelectual que ya opera sicológicamente en él como un nivel superior de la formación del hombre, para ver siempre desde arriba otros lenguajes que carezcan de esta “profundidad”.
En esta última etapa de formación es donde al “aspirante” se le extrae cualquier información de la sociedad que produjo tales manifestaciones.
Estas formas culturales del lenguaje musical son presentadas como inspiraciones llegadas a los compositores por una revelación estética de origen divino.
Esta práctica educativa puede terminar promoviendo al gran especialista en fechas, cronologías y expresiones técnicas, de un conjunto de formas fenoménicas que no le pertenecen directamente y que en algunos casos, ni siquiera le afectan.
Si a una educación institucionalizada, oficialista, se le suma el elemento tecnológico, se entra en una fase de aculturación total, de negación de los valores más elementales que conducen a la autodeterminación cultural:
El descomunal aparato de comunicación desarrollado en el siglo XX ha sido capitalizado por el “Show Business” y aún por la reproducción de la música académica del pasado, pero no puede serlo por la creación nueva.Los códigos están profundamente trastocados, el creador ilustrado ya no es funcional:a más medios de comunicación, menor rango cualitativo de comunicación estética. (Estévez Milton. 1992. VI Festival Latinoamericano de Música de Caracas)
Es a través de los medios de difusión donde está la última frontera, con un modo de vida no siempre relacionado con nuestra realidad.
El compositor boliviano Cergio Prudencio Bilbao, al referirse al efecto que tienen los medios en la educación de los niños bolivianos expresa;
Escucha por ejemplo: idiomas que no comprende; mensajes de dioses que no identifica: música ordenada en un solo sistema; instrumentos sonoros en los que no puede representar su pensamiento musical a menos que lo mutile: fábulas de las que el nunca forma parte, ni sus abuelos, ni su paisaje; historias de los otros, nunca la propia: el sonido de un universo tecnológico al que solo le es dado acceder pasivamente. (Bilbao Cergio Prudencio. 1992. VI Festival Latinoamericano de Música de Caracas).
De esta manera, la dominación en el plano de la producción material se fortalece más todavía con su equivalente en el plano ideológico. Se expresa en una ideología que refleja un proceso cultural que aunque no le pertenece en su totalidad, se convierte en su polo y horizonte.
Desde 1950 aproximadamente (coincidiendo con el concepto de identidad de Erikson) la comunidad internacional, cada vez más presionada por la avasallante presión cultural de las potencias dominantes, ha llevado esta situación al plano internacional. Es así como en el seno de la UNESCO se ha debatido en torno a los derechos culturales, pero esto, en vez de ser considerado un esfuerzo loable, expresa una terrible contradicción.
Decirle a las naciones del mundo que tienen “derecho a la cultura” es absurdo, la cultura es un componente de la totalidad que encierra la sociedad, y sin ella, no existe la sociedad misma:
Como quiera que no se han conocido nunca grupos humanos sin lengua, tradiciones, costumbres, instituciones, la cultura constituye la particularidad distintiva universal de las sociedades humanas. (Ellwood. citado por Bates Luis F. 1978. pag 38)
Sin embargo, no deja de tener importancia la resolución que en materia de legislación cultural en el plano internacional, dictó la Unesco. (después de varios "congresos" internacionales en donde cada vez se hacía más evidente la disparidad internacional)
Ley Aprobatoria del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (sancionada el 15-12- 77 y promulgada el 27-01-78 en la Unesco), que contempla:
.-”Derecho de libre determinación de los pueblos en materia de desarrollo cultural”
(Artículo 1º)
.-”Derecho de participación en la vida cultural”
(Artículo 15º, Ordinal 1)
.-”Deber del Estado de conservación, desarrollo y difusión de la ciencia y la cultura”
(Artículo 15º, Ordinal 2)
(Legislación Cultural. 1991 pag 91)
En los países dependientes, las Instituciones destinadas a promover el hecho cultural han hecho caso omiso del artículo uno de la ley anterior, así, “oficializan” la vida cultural basados en el artículo 15 de dicha ley, pero en un sentido pasivo, se participa en calidad de meros expectadores y repetidores: participar de la vida cultural reproduciendo los valores de la cultura dominante a nivel internacional, castrando a los creadores y con ello la posibilidad de desarrollo armónico de la sociedad.
En cuanto al artículo 15 quince ordinal 2 de dicha legislación, las iniciativas de conservación desarrollo y difusión de la ciencia y la cultura, tienen el mismo fin en casi todos los países dependientes: rendir tributo a Occidente expresado en Centro Europa, su catedral cultural.
Esta situación se ha generalizado con ligeras excepciones.Se puede citar una ley recientemente aprobada por el Congreso de la República de Venezuela que expresa una clara voluntad de búsqueda definitoria:
La Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural (Gaceta Nº 4.626, extraordinario, 8 sept. 1993) decreta Patrimonio Cultural de la República a los compositores en su Titulo I, Capítulo II, Artículo 6º, Inciso 7 ”el Patrimonio vivo del país, sus costumbres, sus tradiciones culturales, sus vivencias, sus manifestaciones musicales, su folklore, su lengua, sus ritos, sus creencias, y su ser nacional”
La pregunta es: ¿Cómo pueden los llamados “nacionales” de las naciones dominadas tener una consideración o respeto por lo que desconocen de sí mismos, si desde el momento en que son formados comienza a operar en ellos el sentimiento de inferioridad y rechazo hacia lo propio, la vergüenza étnica?
La ventaja económica y tecnológica de las naciones dominantes termina imponiendo los criterios de valoración estética y las representaciones simbólicas y filosóficas que de la vida cotidiana hacen los hombres.
Luis F Bate, en su exposición sobre el proceso de conformación de las naciones expresa:
Se integra así el sistema capitalista de relaciones de producción, cuyas particularidades dependen de la diversidad de sociedades o etnias comprometidas en el proceso; es decir, dependen de los diversos grados de desarrollo económico y estructuras de desarrollo de producción preexistentes a la nación. Lo cual no significa que las cualidades esenciales específicas de aquellas “sobrevivan” para “coexistir” con el capitalismo, sino que se trasforman bajo formas cualitativamente específicas al integrarse a la nueva totalidad mayor que es el modo de producción capitalista, siempre concreto (Bate . Luis .F.1984. pag 70)