Los candidatos del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) ganaron las elecciones para gobernador el 16 de diciembre en 20 de los 23 estados del país, incluyendo cinco que estaban gobernados por la opositora MUD (Mesa de Unidad Democrática). El único consuelo de la oposición reaccionaria fue que mantuvo el importante estado Miranda, donde su candidato presidencial derrotado Henrique Capriles Radonski venció al ex vicepresidente Elías Jaua.
Las elecciones regionales se produjeron después de la victoria de Hugo Chávez en las elecciones presidenciales del 7 de octubre. Es evidente que la derrota de la oposición el 7 de octubre, cuando tenía el convencimiento de que podía ganar, tuvo un efecto desmoralizador en sus filas.
Los candidatos bolivarianos ganaron por amplio margen en Apure (62% a 23%, y otro candidato revolucionario 14%), Cojedes (62 – 37), Delta Amacuro (75 – 22), Falcón (50 – 36 y otro candidato revolucionario 11), Guárico (73 – 26), Portuguesa (53 a 21, con otro candidato revolucionario recibiendo el 23%), Sucre (59 – 36), Trujillo (81 a 17), Yaracuy (60-38) y Vargas (73 – 25).
Muy significativas fueron las victorias de los candidatos del PSUV en 5 estados que estaban gobernados por la oposición. Esto incluyó Zulia, el estado más poblado del país que ha sido gobernado por la oposición desde el año 2000; el estado industrial clave de Carabobo, el tercero más poblado del país que estaba gobernado por el representante de la máxima familia oligarca local y una figura destacada de la oposición, Salas Feo; y Táchira, en la muy estratégica región fronteriza con Colombia. En Monagas, rico en petróleo, la candidata del PSUV Yelitze Sanataella derrotó a José Gregorio «Gato» Briceño, el gobernador local elegido en su momento dentro del movimiento bolivariano y que saltó la talanquera pasándose a la oposición.
En Nueva Esparta (Isla Margarita), el gobernador opositor Morel Rodríguez, quien había gobernado desde el 2004, fue derrotado claramente por el candidato del PSUV con un 54% frente a un 45%. Los dos únicos estados donde la oposición ganó en las elecciones presidenciales del 7 de octubre (Mérida y Táchira) fueron ganados por los candidatos del PSUV en esta contienda.
Mientras tanto, la oposición ganó en el estado escasamente poblado de Amazonas, donde el gobernador había sido elegido anteriormente dentro del campo bolivariano (Patria Para Todos) pero se sumó a la oposición y renovó su mandato el domingo. Las únicas victorias significativas para la oposición fueron en Lara, donde el gobernador Henri Falcón, había sido elegido originalmente en las listas de PPT con el apoyo de Chávez y ahora ganó ante el candidato del PSUV, Reyes Reyes (56 – 43) y Miranda donde, como hemos dicho, Capriles Radonski batió a Elias Jaua (52-47). Incluso en este caso, el PSUV tendrá la mayoría en el consejo legislativo del estado.
La suma de los votos totales de los candidatos oficiales del PSUV fue de 4,5 millones, mientras que la oposición recibió 3,5 millones.
La tasa de abstención suele ser mayor en las elecciones regionales que en las elecciones presidenciales. Esta vez, la participación fue del 53%, frente al 64% en 2008, cuando la oposición movilizó todas sus fuerzas, y el 44% en 2004 con una oposición desmoralizada que acababa de ser derrotada en el referendo revocatorio presidencial. Es evidente que la abstención fue mayor entre los votantes de la oposición, desmoralizados por las elecciones del 7 de octubre.
La derrota de la oposición – porque eso es lo que fue – agravará aún más las contradicciones internas entre la amalgama de partidos que la componen, especialmente ahora que podría verse obligada a elegir un nuevo candidato presidencial para las posibles elecciones de 2013. Un informe de la Agencia Venezolana de Noticias (AVN) describió gráficamente el estado de ánimo sombrío y desmoralizado en la sede de la oposición cuando los resultados estaban siendo anunciados: «O sea, qué arrecho, ¡Este país es chavista!” se lamentaban los presentes (http://www.avn.info.ve/contenido/amarga-celebraci%C3%B3n-comando-miranda).
El reaccionario diario español ABC, conocido por su odio a Chávez y a la revolución bolivariana, no escatimó sus palabras: «Estos resultados evidencian un amplio apoyo popular al ‘chavismo’, a pesar de la ausencia del presidente venezolano, Hugo Chávez, …. Por contra, los resultados electorales suponen un varapalo para la oposición venezolana, que confiaba en que la frágil salud de Chávez se tradujera en una mayor cuota de poder para la MUD».
Algunos comentaristas de la oposición ahora se quejan de que el PSUV se benefició del voto «simpatía» a Chávez, quien estaba en tratamiento por cáncer en Cuba cuando las elecciones se llevaron a cabo. Este podría ser el caso, pero eso no explica por qué el pueblo siente simpatía por Chávez: y el motivo es ¡porque representa la Revolución Bolivariana! En cualquier caso, cuando Chávez anunció que iba a someterse a una nueva intervención quirúrgica, la oposición se quejó de que «había ocultado su verdadero estado de salud con el fin de ganar las elecciones presidenciales», y ahora se queja de que su verdadero estado de salud ayudó al PSUV a ganar las elecciones regionales. La verdad es que la revolución bolivariana sigue contando con gran apoyo entre las masas venezolanas y la llamada oposición «democrática» ha sido derrotada… de nuevo.
Sin embargo, sería peligroso caer en un triunfalismo vacío. No todo está bien en el campo bolivariano. Como hemos dicho antes, existe una creciente corriente de descontento entre las masas revolucionarias contra la burocracia y los reformistas dentro del movimiento. Este fue particularmente el caso con la forma en que fueron elegidos los candidatos para gobernadores: desde arriba, sin ninguna participación de las bases.
En varios estados ya hemos visto gobernadores electos como «revolucionarios», con el apoyo del presidente Chávez, que saltaron a la oposición (en Lara, Amazonas, Aragua, Monagas). En el caso del estado andino de Trujillo, el gobernador «bolivariano» Cabezas se volvió tan impopular que tuvo que ser sustituido como candidato por el presidente Chávez, ya que estuvo a punto de darse una sublevación entre las masas revolucionarias del estado cuando la decisión de volverlo a presentar fue anunciada . El nuevo candidato del PSUV, Rangel Silva, fue visto como más cercano a la voluntad del pueblo y consiguió una aplastante victoria de 81% frente al 17% de la oposición.
Este descontento llevó a la presentación de candidatos revolucionarios alternativos por parte del Partido Comunista en 4 estados (Amazonas, Portuguesa, Mérida y Bolivar), todos ellos manifestando su apoyo al presidente Chávez y a la revolución bolivariana, y en un grado u otro posicionados a la izquierda de los candidatos oficiales del PSUV. Todos fueron presentados por el Partido Comunista, a pesar de que el PCV apoyó a los candidatos del PSUV en todos los demás estados. En diferentes estados estos candidatos del PCV fueron apoyados por diversas fuerzas, como los Tupamaros, la Corriente Revolucionaria de Venezuela (CRV), etc. Además de los candidatos presentados por el PCV hubo también candidatos bolivarianos alternativos en Apure (dónde el candidato MEP-Tupamaro consiguió un 14%), en Falcón (Oswaldo R. León 11%)
En el estado andino de Mérida, el ex gobernador del estado Porras obtuvo un respetable 10% de los votos, en Amazonas, Gregorio Mirabal obtuvo un modesto 5%, mientras que en Portuguesa, el candidato alternativo del PCV obtuvo el 24% de los votos, relegando al candidato de la oposición al tercer lugar (con 21%).
Tal vez el reto más importante por la izquierda a un candidato oficial del PSUV era Bolívar, el estado sureño que es la sede de las industrias básicas estatales (aluminio, acero, etc.) Aquí, el PCV presentó a Manuel Arciniega que recibió poco más del 8% de los votos. Arciniega fue visto como el candidato que defendía a los trabajadores de las industrias básicas y su experiencia de control obrero, contra el actual gobernador, Rangel Gómez, quien ha jugado un papel clave en la destrucción del Plan Guayana Socialista y en la eliminación de los trabajadores-presidentes en estas empresas. Rangel también fue uno de esos tránsfugas oportunistas que durante el golpe de abril 2002 brevemente se cuadraron con el presidente golpista Carmona, mientras parecía que tenía la sartén por el mango, para jurar lealtad a Chávez y a la revolución una vez que el golpe fue derrotado por las masas.
La campaña de Arciniega tocó la fibra sensible de un sector importante de los trabajadores industriales avanzados de la región. En el municipio Caroní, donde viven la mayoría de ellos, Arciniega recibió el 10% de los votos, con picos de 16% en la Parroquia Chirica y Parroquia Once de Abril, el 15% en Vista al Sol, y 12% en Pozo Verde y Yocoima. Estas son las parroquias con mayor concentración de trabajadores de la corporación de industrias básicas CVG y de sus familias. Durante la campaña también se llevó a cabo una concentración de miles de trabajadores en los portones de la enorme planta siderúrgica de SIDOR.
Hay que decir que hubo una campaña de ataques violentos y sucios por parte de los candidatos del PSUV en contra de estos candidatos alternativos, acusándolos de ser contrarrevolucionarios y diciendo que estaban en contra del presidente Chávez. El temor a que la división del voto bolivariano podría haber permitido el triunfo del candidato de la derecha Andrés Velásquez en Bolívar también jugó un papel entre las amplias masas revolucionarias. Teniendo en cuenta todos estos factores, la votación recibida por Arciniega es significativa, aunque se concentra sobre todo en los elementos más avanzados. La oposición contra Rangel Gómez también se expresó en una abstención del 59%, muy superior a la media nacional. Al final Rangel Gómez ganó por un estrecho margen la votación (46 a 44), pero ahora estará bajo mucha presión desde abajo.
Los resultados de estos candidatos revolucionarios alternativos muestran que el uso cínico de la idea de que los candidato del PSUV son «los candidatos de Chávez» todavía tiene un impacto en las amplias masas bolivarianas, pero ya no domina entre los elementos más avanzados. Estos sectores de vanguardia apoyan decididamente el presidente porque lo ven como la representación de la revolución, pero están igualmente contra los burócratas y reformistas disfrazados de «revolucionarios», precisamente porque no representan a la revolución.
La acumulación de oposición interna dentro de la revolución bolivariana siempre parece quedar cortada por los procesos electorales, donde prevalece el instinto saludable hacia la unidad y la unión de fuerzas detrás de los candidatos. Pero ahora hay un fuerte sentimiento de que ya es suficiente. Un artículo en el sitio web revolucionario Aporrea se titulaba: «¿Cuántas elecciones se necesitan para hacer una revolución?». Para poder lograr una verdadera unidad, la claridad es también importante y, por tanto, sólo se puede llegar a la mayor unidad si los representantes electos y los dirigentes del PSUV están bajo el control democrático de las bases y responden a los intereses de estas.
La oposición oligárquica está derrotada, desmoralizada y dividida, aunque sigue contando con importantes palancas de poder (estado Miranda, pero sobre todo, los medios de producción, la banca, los medios de comunicación y la cadena de distribución de alimentos). Los trabajadores y los pobres han defendido la revolución en las calles y en las urnas en innumerables ocasiones. Ahora es el momento de poner en práctica lo que han votado, el socialismo, mediante la expropiación de los medios de producción, de los bancos y de los latifundios, y la sustitución del aparato estatal capitalista por nuevas instituciones revolucionarias basadas en los consejos de trabajadores y consejos comunales.
Es hora de que la clase obrera y los pobres pasen a la ofensiva. El socialismo es el camino a seguir.