El 4 de febrero de 1992 culmina y comienza una nueva etapa en la sociedad venezolana. La crisis económica expresa su mayor rechazo social el 27 de Febrero de 1989 con el “Caracazo”, y su máxima ruptura política en la insurrección cívico militar del 4 de febrero del 92. La conducción de la sociedad por Acción Democrática y COPEI, pilares de la burguesía llega al ocaso y amanece un nuevo liderazgo que construye un nuevo bloque social, liderizado por el camarada Hugo Chávez Frías.
En corto tiempo se produce un intenso proceso político, los acontecimientos superan la imaginación, la necesidad de construir una nueva sociedad, el Socialismo, comienza a crecer en el corazón de un pueblo, la patria de Bolívar se preña de heroísmo, pero a la vez hemos presenciado el zigzagueo e indecisión por parte de hombres y mujeres, partidos y clases, veamos.
El capitalismo de estado agotado da paso al neoliberalismo
La crisis del capitalismo en los 70 engendra su expresión neoliberal, donde lo privado lo asume todo y el estado se convierte en un “mirón de palo”. Una panacea para la burguesía que deja a su paso más miseria, pobreza, desempleo y hambre.
El paquete neoliberal de Carlos Andrés Pérez en 1989 agotó la esperanza y el pueblo enardecido se lanza a la calle. Sólo la intervención militar con centenares de muertos pudo detener esta protesta. Ello significó la ruptura de un pueblo con su dirección política (AD y COPEI), a la cual acompañó por más de 30 años.
La Fuerzas Armadas: instrumento de dominación, no escapan a las crisis
En toda sociedad de clases, las fuerzas armadas juegan un papel determinante en el proceso de control social. Reciben una formación para garantizar la estabilidad política, ocultada por la lealtad a las leyes y agradecida con prebendas suntuosas.
Las fuerzas armadas, se definen siempre en medio de las crisis políticas. Tanto Napoleón Bonaparte en la Francia revolucionaria del siglo XIX como Pinochet en el Chile de Allende en 1973, ejecutaron un último acto para sostener el sistema, no obstante, de su seno emergen militares patriotas y revolucionarios que se convierten en la excepción a la regla.
El Movimiento de Oficiales libres, conducido por el comandante Gamal Abdel Nasser en 1952 emprende la Revolución Egipcia. En Portugal el 25 de abril de 1974 el Movimiento de las Fuerzas Armadas, conocido por los famosos Capitanes de Abril, impulsa la Revolución de los Claveles. En Venezuela, el Comandante Hugo Chávez Frías, el 4 de Febrero de 1992 dirige una Insurrección cívico militar que es el inicio de la Revolución Bolivariana. Estas revoluciones tienen en común, que se iniciaron con un programa patriótico, nacional y de justicia social para el pueblo, y sus líderes comprendieron que para concluir la misión de redención necesitan un nuevo sistema: el Socialismo
Con un Polo Patriótico, triunfa Hugo Chávez Frías en las elecciones de 1998
La construcción de un Gran Bloque Social integrado en su mayoría por trabajadores, campesinos, desempleados, el pueblo empobrecido, pero a ello sumado los profesionales, pequeños propietarios y sectores de la burguesía, con una fuerte presencia de militares, garantizaron la victoria patriótica en Diciembre de 1998.
En lo inmediato Hugo Chávez Frías promueve la constituyente, elaborando un programa político expuesto en la Constitución de 1999, que define a Venezuela como un “Estado democrático y social de derecho y de justicia” para “la construcción de una sociedad justa y amante de la paz” que garantice “la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo” soportados en “la educación y el trabajo”.
Pronto, la revolución tiene que derrumbar leyes capitalistas
Para el logro de los objetivos estratégicos de la Constitución, se aprueban un conjunto de 49 leyes: “Ley de Tierras y Desarrollo Agrario”, «Ley de Hidrocarburos» y la “Ley de Pesca”, entre otras que concretizan el primer deslinde práctico del gobierno, con la burguesía y el imperio.
El Bloque Social de la Burguesía (FEDECAMARAS, medios de comunicación y CTV) arremete con un golpe de estado el 11 de Abril del 2002, un paro petrolero en diciembre de 2002 y un referendo revocatorio el 15 de Agosto del 2004. Sólo la firmeza y el sacrificio de un pueblo, bajo la visión y conducción de una dirección revolucionaria fueron capaces de resistir tamaño vendaval de la derecha.
El país desde entonces, no había conocido tantas traiciones ni desprendimientos de sectores de clases en uno u otro bando. El zigzagueo político estará presente en los futuros eventos y el oportunismo de quienes jugaron al medio para esperar el desenlace de los acontecimientos, encontrará su acomodo.
La revolución debe superar el capitalismo
El triunfo del referendo revocatorio para Chávez en 2004 tuvo el mismo significado político que la batalla de Ayacucho para Simón Bolívar.
En el avance, el camarada presidente Chávez comprendió la necesidad de superar el capitalismo. Como en otras revoluciones, el Socialismo alumbra la esperanza, su realización será la tarea a realizar por la dirección revolucionaria y el pueblo venezolano con respaldo del movimiento revolucionario internacional. Construido con una base de acero, y soldada por la clase obrera, se evitará que nuevos ventarrones de la burguesía derriben sus puertas.
Jacobo Elías Mora