[Este artículo fue escrito dos días antes de las elecciones en Irán y anticipa de manera brillante el resultado de las mismas. Un análisis más detallado lo ofreceremos en los próximos días]
Una vez más las elecciones presidenciales iraníes han tomado un giro imprevisto. Después de excluir a todos sus críticos y competidores más obvios de la carrera, Jamenei había pensado que podía asegurar una campaña electoral pacífica ganadora para su candidato elegido a dedo. Pero -contrariamente a sus cálculos- sus acciones recientes han abierto grietas aún más profundas en la camarilla gobernante.
Su débil intento de forzar la unidad dentro del régimen ha dado lugar a que su fracción salga como la más débilitada en la carrera. Al mismo tiempo, la campaña de Hassan Rouhani ha visto un aumento repentino de popularidad con cientos de miles de jóvenes descontentos en sus asambleas y mítines.
Hace menos de un mes el Consejo de los Guardianes (el máximo órgano de decisión de Irán), que es visto como leal a los intereses de Jamenei, dio el pistoletazo de salida a una de las carreras presidenciales más controvertidas de la historia de la República Islámica. Al excluir a Esfandiar Rahim Mashaei, expulsó abiertamente a la fracción del presidente, Mahmoud Ahmadinejad, del círculo gobernante. Pero aún más controvertida fue la exclusión de Akbar Hashemi Rafsanjani, uno de los principales arquitectos de la República Islámica y uno de los aliados más cercanos del extinto Ruhollah Jomeini, el fundador de la República Islámica de Irán.
La exclusión de Rafsanjani fue un ataque directo contra uno de los sectores más poderosos de la burguesía iraní. A través de esta maniobra Jamenei estaba tratando de forzar la unidad de un régimen que ha estado profundamente dividido desde las elecciones de 2009 y del movimiento de masas que las siguió.
Los ocho candidatos a los que se les permitió participar en las elecciones eran principalmente gente que estaba más o menos en la misma línea que Jamenei. Los dos únicos candidatos con antecedentes reformistas a los que se les permitió participar eran Mohammad Reza Aref y Hassan Rouhani. Pero incluso éstos eran vistos como poco atractivos y muy a la derecha de la línea reformista general. Rouhani, por ejemplo, se destacó al apelar al poder judicial para que interviniera contra el Movimiento Verde de 2009, que impulsó las protestas populares contra el fraude electoral de ese año. El resto de los candidatos se compone de diferentes tonalidades de la fracción Principista que había estado unida contra el Movimiento Verde y los últimos meses de la presidencia de Ahmadinejad.
Entre ellos, Said Jalili, jefe negociador nuclear de Irán, era claramente el favorecido por Jamenei. Con su movimiento, Jamenei pensó que podría conseguir un presidente leal en Jalili que seguiría su línea sin objeciones.
Como gatos en una bolsa
Pero los cálculos de Jamenei han resultado equivocados. Lejos de tener la calma y la unidad aseguradas en el régimen, las crisis y escisiones se han acentuado en el centro del poder. En un debate televisivo entre todos los candidatos el 7 de junio, Jalili fue recibido con duras críticas por Hassan Rouhani y Ali Akbar Velayati.
Velayati hizo un ataque humillante contra Jalili por no ser racional en relación a las negociaciones nucleares e insinuó que él había facilitado las sanciones que están paralizando hoy la economía iraní:
«Lo que la gente está viendo, señor Jalili, es que usted no nos ha hecho dar ni un paso hacia adelante, y la presión de las sanciones (internacionales) todavía existen. El arte de la diplomacia consiste en preservar (nuestros) derechos nucleares, no en aumentar las sanciones «, dijo.
«Cuando la otra parte está dispuesta a dar tres pasos adelante y usted desea dar solo uno, es obvio que usted no quiere hacer progresos»
Y cuando Jalili trató de defender su actuación, Velayati respondió diciendo que:
«Bueno, doctor Jalili, hablando de diplomacia, no es una clase de filosofía decir que nuestra lógica era fuerte, usted ha estado a cargo de la cuestión nuclear, nosotros no hemos dado un paso hacia adelante, y la presión (de las sanciones) ha sido ejercida sobre el pueblo». (…)
«Ser conservador no significa ser inflexible y obstinado.» La diplomacia, añadió, no significa sólo «dar un sermón a otros países», conferencias de prensa, y «sentarse a la mesa [de negociación] y decir algo sin hacer nada más.»
Obviamente, Jalili se defendió atacando Velayati por engañar al público y fabricar noticias, pero Velayati respondió exponiendo dos ejemplos de acuerdos con Francia y Rusia que se habían venido abajo y que habrían permitido evitar más sanciones.
Velayati no es cualquiera para decir estas cosas. Él es un asesor muy cercano a Jamenei y sus ataques contra Jalili son, de hecho, ataques directos y públicos contra la línea del propio Jamenei. Él está -de hecho- expresando el creciente nerviosismo de una capa del corazón del régimen que está siendo golpeada por las sanciones y la crisis económica del país.
En el mismo debate Hassan Rouhani también atacó a Said Jalili diciendo que:
«Todos nuestros problemas se derivan de esto – que no hicimos el mayor esfuerzo para evitar que el expediente [nuclear] fuera al Consejo de Seguridad de la ONU. Es bueno tener centrifugadoras [de enriquecimiento de uranio] en funcionamiento, pero la provisión de las vidas y del sustento del pueblo también necesita girar».
Está claro que Jalili, y por lo tanto Jamenei, han atraído la furia del resto de la clase dominante. Además de ser criticado por todos los candidatos presidenciales, Jalili también fue criticado por otras fuerzas poderosas.
Alef, el sitio web controlado por el influyente diputado conservador del Majlis (Asamblea Consultiva Islámica), Ahmad Tavakoli, criticó fuertemente a Jalili.
La página web preguntó retóricamente: «Mientras que el secretario general del Consejo Supremo de Seguridad Nacional [Jalili] hace campaña, ¿quién atiende los asuntos del Consejo? ¿Es este puesto sólo ceremonial, de modo que no haría una diferencia quién es su secretario general? «
«El señor Jalili ha nombrado a su representante en el Consejo como jefe de su campaña, mientras que podría haber al menos atendido algunos de los asuntos… Supongamos que no sea elegido. ¿No dañará esto a él y a su equipo en las negociaciones nucleares? «Alef se refirió a la candidatura de Jalili como un «juego donde todos pierden».
El programa de televisión mencionado anteriormente también mostró otras líneas de fractura cuando Mohammad Bagher Ghalibaf -el ex comandante de la Fuerza Aérea y actual alcalde de Teherán- atacó a Velayati preguntándole «Si usted es un negociador tan experto, ¿cómo es que no consiguió un centavo de las reparaciones por la guerra de Irak?»
El ataque de Qalibaf a Velayati es importante porque estos dos, junto con Gholam-Ali Haddad-Adel, habían hecho una coalición -llamada la Coalición 2+1- acordando que dos de ellos se retirarían después de la primera votación, dando su apoyo al tercero que luego incorporaría a los dos anteriores a su gabinete. Dijeron que iban a formar el gobierno más poderoso de las últimas décadas, pero este plan se desintegró rápidamente cuando ninguno de los tres parecía estar dispuesto a renunciar a su candidatura. Aunque Haddad-Adel se retiró posteriormente, Velayati y Qalibaf siguen en carrera.
No hay honor entre ladrones – Jamenei aislado
Como hemos escrito en otros artículos, la purga de otras fracciones del régimen sólo dejaría a Jamenei aislado. El resultado, sin embargo, apareció antes de lo que habíamos anticipado. Al ver cómo Jamenei está poniendo a sus propios hombres en puestos claves sin tener en cuenta a las otras fracciones tradicionales del régimen, los mismos hombres que ayer lo apoyaban plenamente contra el Movimiento Verde y Ahmadinejad ahora se han vuelto en su contra.
El proceso es una muestra de la decadencia del régimen islámico que no es capaz de entender las razones de su propio declive. Jamenei pensó que podía resolver la crisis y las divisiones dentro del régimen con la expulsión de los reformistas y de Ahmadineyad del poder.
Pero la crisis del régimen tiene raíces más profundas y las profundas fisuras en su interior no se deben a características personales o políticas.
Como escribimos hace unas semanas:
«El país está experimentando una recesión profunda que no tiene final a la vista. De hecho, todo apunta a una profundización de la crisis económica que también profundizará aún más la crisis social y política. Las mismas fuerzas centrífugas que causaron la ruptura abierta con Ahmadinejad siguen operando, y nuevas divisiones y crisis son inherentes a la situación. Jamenei está desesperado por salir de la crisis y crear unidad dentro del régimen. Esto es un sueño utópico. Los burgueses iraníes son particularmente crueles y particularmente estúpidos. Son conspiradores en sí mismos y sólo ven conspiraciones. En la mejor tradición de los tenderos de bazar no ven más allá de la próxima oferta o del siguiente paso inmediato. No pueden entender los procesos subyacentes en movimiento.
«La crisis en Irán no está causada por Ahmadinejad ni por cualquier otro individuo de ese medio. Es un reflejo de la crisis general del capitalismo mundial que se amplifica por el carácter retrasado del capitalismo iraní. La crisis no va a desaparecer, ya que sus causas no pueden ser tratadas en el marco de este sistema».
Ahora es muy poco probable que Jalili pueda ganar la carrera sin un fraude masivo que es igualmente improbable. No sólo Jalili ha sido aislado por el resto de los candidatos, no ha sido capaz de provocar tampoco ninguna tracción real entre los votantes.
Al mismo tiempo, el disgusto general contra el circo político del régimen significó inicialmente que muchas personas no pensaran siquiera en votar. Esta sería una exposición adicional de la debilidad del régimen y de la posición de Jamenei. El Líder Supremo estaba tan presionado que el miércoles 12 de junio tuvo que apelar a la gente en la televisión en directo para que fuera a votar. En un mensaje histórico donde el Líder Supremo por primera vez en la historia iraní admitió que existía una oposición al régimen, dijo:
«Mi consejo principal es la participación entusiasta en las urnas. Puede que haya algunos que por alguna razón no quieren apoyar al sistema, pero deberían apoyar a su país. Todo el mundo tiene que participar».
Las divisiones por arriba crean un espacio para las masas
La declaración de Jamenei muestra su total desesperación y la profundidad de la crisis del régimen. Las fisuras que se abren en la estela están creando un nuevo espacio para que las masas entren en escena.
Hasta esta semana ninguno de los candidatos tenía ningún atractivo especial entre las masas. Hassan Rouhani, que era visto como el reformista más popular estaba tratando de atraer a los jóvenes. En un programa de televisión sobre su persona, dijo: «ignorar y dejar de lado una parte de un grupo de la sociedad, a los que buscan libertad y a los críticos de la sociedad no es posible.» Al mismo tiempo, ha adoptado un tono muy crítico contra la política exterior e interior del régimen durante toda su campaña. Pero, a pesar de todo, esto aún no le había cosechado un apoyo importante.
Esto fue probablemente debido a que había jugado un papel muy sucio durante el Movimiento Verde, donde había condenado a los jóvenes en las calles y había pedido al poder judicial que tomara medidas contra ellos. Incluso apoyó el encarcelamiento de los dirigentes reformistas Mousavi y Karroubi. Durante su campaña defendió estas posiciones y atacó a los que llevan sus asuntos a las calles.
Pero el lunes 10 de junio pasado la marea empezó a cambiar. Primero, el otro candidato reformista Mohammad Reza Aref se retiró de la carrera en lo que dijo fue una petición del veterano reformista ex presidente Mohammad Jatami.
A continuación ambos, Khatami y Rafsanjani, dieron su apoyo público a Rouhani. Lo mismo ocurrió con el Frente de Participación Islámica de Irán, un importante partido reformista que fue prohibido tras el Movimiento Verde.
Esto tuvo un efecto electrizante en grandes capas de la juventud que tienen un ardiente deseo de cambio. De repente las oficinas de campaña y las reuniones de Rouhani se llenaron de cientos de miles de jóvenes.
Una fuente nuestra que ha participado en estos eventos nos dijo que, «Todo ha cambiado en las últimas 24 horas. Antes nadie quería votar, ahora todo el mundo quiere votar por Rouhani. Fui a su oficina de campaña ayer [el martes] por la noche y estaba llena de jóvenes de 20-21 años de edad. Eran muy radicales. Obviamente tenían ilusiones en Rouhani y los reformistas, pero eran muy radicales en el sentido de que querían deshacerse del régimen».
Otra fuente dijo a The Guardian:
«La atmósfera justo cambió por completo después de que Jatami y Hashemi dieran su apoyo a Rouhani. La gente está muy motivada. Dondequiera que habla Rouhani hay un frenesí. Hoy en Mashhad fue como hace cuatro años con la aparición de Mousavi».
De hecho, en Mashhad un mitin de Rouhani atrajo a decenas de miles de jóvenes. No sólo llenaron toda la sala, sino que miles se quedaron fuera. Una de nuestras fuentes nos dijo:
«Yo estaba fuera del edificio y había tanta gente que ni siquiera podía encontrar a mis propios amigos. Era como un carnaval, la gente estaba bailando y cantando como un carnaval libre [del tipo que no se encuentra en Irán]. Eran en su mayoría jóvenes, principalmente de clase media, pero también algunos trabajadores y gente de las capas más pobres.
«Más tarde en la noche había 30 Basijis (cuerpo parapolicial) en motocicletas que habían venido para asegurarse de que no se convirtiera en una manifestación callejera. Un hombre de 70 años de edad, hizo la señal de «V» justo en su cara y no hicieron nada, todo el mundo se reía de ellos.»
Lo que nuestra fuente no escuchó fue el sonido del rugido de los miles de personas en la sala, que cantaban «Todos los presos políticos deben estar libres», a lo que Rouhani respondió «sí, sí, todo el mundo debe estar libre».
En Teherán, la situación era similar y concentraciones de masas se llevaron a cabo en toda la ciudad con estados de ánimo y consignas similares. Esto es sólo un vistazo de la situación que prevalece bajo la superficie de la sociedad iraní.
Las divisiones que vemos en el régimen están teniendo lugar a causa de la crisis económica y de la presión de las masas descontentas. La inflación oficial es del 30 por ciento, aunque la tasa de inflación real es de alrededor de 100 por ciento. El desempleo se ha disparado y más del 40 por ciento de la industria ha sido cerrada. Las clases medias están arruinadas y la clase obrera está desesperada. Para los jóvenes no hay futuro tangible a la vista. Esto se combina con la falta asfixiante de las libertades democráticas más elementales.
Estas presiones están abriendo fisuras en la clase dominante iraní – fisuras que las masas, a su vez utilizan para tratar de expresarse.
Rouhani no es un representante del pueblo. Él representa a la burguesía liberal reaccionaria de Irán y tiene tanta sangre en sus manos como cualquier otra persona del régimen. Las masas iraníes no tienen a nadie que las represente en estas elecciones.
Sin embargo, ese no es el punto. Las necesidades apremiantes de la vida están empujando a las masas a la lucha a través de cualquier medio y de cualquier camino que puedan encontrar. Para una gran parte de la juventud, la campaña de Rouhani es un medio para tratar de expresarse. Ellos no ven las posiciones liberales reaccionarias de Rouhani ni su hábil populismo. Ellos ven la campaña como un medio para cambiar su situación – como una excusa para agruparse, organizarse, discutir, y finalmente luchar. Las masas, sintiendo las profundas divisiones por arriba, están avanzando a través de ellas.
Los dirigentes reformistas probablemente han tratado de mantener las movilizaciones a un mínimo de días para que no se descontrolen. Pero tal estado de ánimo puede adquirir una vida propia y una espiral fuera de control. Que esto se materialice no está claro. Sin embargo, el crecimiento explosivo de la campaña ofrece una visión de las presiones que se han agrupado debajo de la superficie y que están a punto de explotar.