Este artículo corresponde a la serie de documentos del camarada Ted Grant que estaremos publicando. A pesar de que estos fueron publicados originalmente durante todo el siglo pasado, sirven como material de formación, por su valor histórico y por las lecciones que en ellos se encuentran para las luchas en el presente. Ted Grant, nacido en Sudáfrica bajo el nombre de Isaack Blank, fue el fundador de la Corriente Marxista Internacional, con la intención de defender las ideas del marxismo en las organizaciones de la clase obrera. Fimer defensor del Marxismo, se definía a sí mismo como marxista, leninista y trotskista. Sus ideas hacen hincapié en que los revolucionarios deben trabajar dentro, fuera y alrededor de las organizaciones de masas porque los trabajadores comienzan a movilizarse a través de las organizaciones tradicionales y porque fuera del movimiento obrero no hay nada.

¿Por qué llegó Hitler al poder?

La inminente derrota de Hitler suscita muchas preguntas sobre el pasado y futuro de Alemania. Según los informes de la Conferencia de Québec[1], Qué hacer con Alemania, cuando ésta sea derrotada puede convertirse en un problema tan grande que incluso está ya preocupando al portavoz del imperialismo anglo-americano. Lo consideran un problema tan grave y espinoso como la destrucción de la misma potencia imperialista alemana. Sus temores ante la posibilidad de mantener el control de Alemania por medio de los ejércitos aliados de ocupación, han llevado a los imperialistas a lanzar una virulenta campaña de odio. Ahora, a la cabeza de la brigada, vomitando alocadas doctrinas de racismo y nacionalismo, azuzando el odio indiscriminado contra los alemanes como nación, y de esta forma imitando las peores características de la doctrina racista nazi, se encuentra la dirección del llamado Partido Comunista. En la parte trasera, con más cautela por temor a su propia militancia, se encuentran los dirigentes laboristas que fielmente se hacen eco de las enseñanzas de Vansittart[2], su maestro imperialista.

Pero el destino actual de Alemania, como ocurre desde hace décadas, es todavía una cuestión clave para el destino de Europa. La insistencia de la clase dominante y de Stalin en la fórmula de la rendición incondicional, refleja su temor a la revolución socialista que tan rápidamente está madurando en Alemania. Cuando hayan desaparecido la Gestapo y las SS no dispondrán de una fuerza organizada capaz de mantener la represión sobre las masas alemanas. Durante el dominio de Hitler, los nazis han perpetrado crímenes y represiones monstruosas que han engendrado un odio sin precedentes en la historia. Se está preparando una enorme explosión social que amenaza no sólo con golpear al Partido Nazi, también amenaza al propio sistema capitalista. Todo trabajador alemán sabe que los carteles, los monopolios, los trust y los grandes capitalistas, son los que organizaron y llevaron a Hitler al poder. Como Rauschning[3], el ex nacionalista y ex Gauleiter nazi de Danzing ha señalado, la expropiación de los judíos inevitablemente plantea el problema de la expropiación de todos los capitalistas.

No es casualidad que Hitler haya intentado dar a su demagogia tintes “socialistas”. Esto refleja las aspiraciones, no sólo de los trabajadores alemanes, también de la aplastante mayoría de la población alemana. En las últimas décadas se han puesto a prueba todas las formas de explotación y dominio político capitalistas, por esa razón, después de la caída de Hitler, la revolución socialista surgirá de forma automática.

Pero la clase dominante de Gran Bretaña y EEUU —junto a los traidores del Kremlin— teme a esto más que a cualquier otra cosa. El espectro de la revolución alemana pero ahora triunfante de 1918 es su principal preocupación ahora que el militarismo alemán ha quedado reducido a cenizas.

El instinto de la clase obrera en los países aliados es, al mismo tiempo que mantienen su odio implacable hacia el fascismo, distinguir entre las bandas fascistas y el trabajador alemán normal. Aprovechando su experiencia después de la última guerra mundial, cuando todos los ejércitos de ocupación confraternizaron con las masas alemanas (rápidamente se convencieron de que no había deferencias entre ellos), la clase dominante está intentado poner barreras en el camino de su reocupación. Los Estados Mayores, tanto el británico como el estadounidense, han apoyado la campaña ideológica chovinista con órdenes estrictas de castigar a cualquier soldado que confraternice con los civiles alemanes.

La actitud de los trabajadores británicos y estadounidenses ante los trabajadores alemanes puede decidir el futuro de la próxima revolución alemana y al hacer esto, también decidirá si aparece una nueva versión del fascismo y con ella una tercera guerra mundial imperialista. En estas condiciones, una de las tareas más importantes es la necesidad de enseñar la historia a las masas británicas y el significado de los acontecimientos alemanes, al menos desde la pasada guerra mundial. Es necesario reafirmar las proposiciones más elementales del marxismo. Hoy, aquellos traidores que señalaban con desprecio a los trabajadores alemanes, dicen que Hitler llegó al poder por culpa de los trabajadores alemanes. Intentan eludir su propia responsabilidad histórica ante esta catástrofe. Al comentar el asesinato de Thaelmann[4] el Daily Worker dice cínicamente que él luchaba por el frente único en Alemania con las demás organizaciones obreras para destruir el fascismo. Por esa razón es aún más necesario explicar a los trabajadores británicos, y a los del resto del mundo, que ocurrió exactamente. En particular, la nueva generación, si quieren comprender el papel actual del estalinismo deben comprender el papel que jugó éste en los acontecimientos alemanes antes de la llegada al poder de Hitler.

Thaelmann fue asesinado por los nazis junto a otra decenas de miles de víctimas de los bárbaros fascistas. Pero es necesario decir la verdad si no queremos más victimas del sistema creado por Hitler. Ahora los estalinistas quieren utilizar el martirio de Thaelmann para encubrir sus crímenes contra el pueblo alemán. Es necesario demostrar el papel que jugó el estalinismo en la llegada de Hitler.

La verdad es que los estalinistas dedicaron la mayor parte de sus energías a ridiculizar el peligro de los nazis y concentraron toda su atención en la lucha contra los socialdemócratas, a quienes consideraban su “principal enemigo”. Lucharon violentamente contra la sugerencia de Trotsky del frente único como la única forma de aplastar a Hitler y preparar el camino para la victoria de la clase obrera. De los labios del propio Thaelmann salieron las siguientes palabras: “Trotsky, con toda seriedad quiere una acción común de los comunistas con el asesino de Liebknecht, Rosa (Luxemburgo) y otros, con Zoergiebel[5] y aquellos jefes policiales a quienes el régimen de Papen dejó en el puesto para oprimir a los trabajadores. Trotsky ha intentado varias veces en sus escritos apartar a la clase obrera exigiendo negociaciones entre los líderes del Partido Comunista Alemán y el Partido Socialdemócrata (Discurso final de Thaelmann en el 12º plenario, septiembre 1932. Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista” (Communist International nº 17-18, p. 1.329).

Los estalinistas fueron más allá, incitaron abiertamente a los trabajadores comunistas para que golpearan a los trabajadores socialistas, rompieran sus reuniones, etc., ¡incluso llevaron la lucha al patio de recreo de la escuela! Thaelmann incluso planteó abiertamente la consigna: “Cazar a los socialfascistas en sus empleos, en las fábricas y en los sindicatos”. Siguiendo las directrices del líder, el órgano de la Juventud Comunista La joven guardia, propuso la consigna: “Cazar a los socialfascistas en las fábricas, las oficinas de empleo y las escuelas de aprendices”.

Pero había que llevar esta política hasta el final. En el órgano de los Jóvenes Pioneros que abastecían a los niños comunistas, el Drum, la consigna ‘unificada’ era: “Golpear a los pequeños Zoergiebel en las escuelas y patios de recreo”.

Thaelmann denunció el frente único

Thaelmann, indignado, repudió la idea del frente único con el Partido Socialdemócrata. En un artículo publicado en Die Internationale (noviembre, diciembre de 1931, p. 488) decía lo siguiente: “Amenaza [el Partido Socialdemócrata] con hacer un frente único con el Partido Comunista. El discurso de Breitscheid[6] (su asesinato se anunció al mismo tiempo que el de Thaelmann) en Darmastadt con ocasión de las elecciones de Hesse y los comentarios de Worwaerts a este discurso, demuestran que la socialdemocracia con esta maniobra quiere recurrir al demonio del fascismo de Hitler y de esta forma ocultar a las masas la verdadera lucha contra la dictadura del capital financiero. Estos mentirosos… esperan presentarse de una forma más aceptable con esa supuesta amistad hacia los comunistas (contra la prohibición del PC alemán) y ser así más agradables para las masas”.

Y de nuevo un ataque violento contra Trotsky:

“En su panfleto sobre esta cuestión, ¿Cómo se derrotará al nacionalsocialismo?, Trotsky da siempre la misma respuesta: ‘El PC alemán debe formar un bloque con la socialdemocracia…’ Trotsky ve en este bloque la única forma de salvar completamente a la clase obrera del fascismo. O el PC forma un bloque con la socialdemocracia o la clase obrera alemana está perdida durante los próximos diez o veinte años.

“Esta es la teoría de un fascista y contrarrevolucionario completamente acabado. Ésta es la peor de las teorías, la más peligrosa y la más criminal que Trotsky ha formulado durante los últimos años de su propaganda contrarrevolucionaria” (Thaelmann, discurso de clausura del 13º plenario, septiembre 1932, Communist International, Nº 17-18, p. 1.329).

No se puede engañar a la gente. La fuente de esta política criminal fue Joseph Stalin. Él planteó la teoría sin sentido de que el Partido Socialista y los fascistas eran la misma cosa:

“El fascismo”, decía Stalin, “es la organización de lucha de la burguesía, que se basa en el apoyo activo de la socialdemocracia. Objetivamente, la socialdemocracia es el ala moderada del fascismo. No hay razón alguna para admitir que la organización de lucha de la burguesía podría conseguir éxitos decisivos en las luchas o en el gobierno del país sin el apoyo activo de la socialdemocracia… Hay pocas razones que lleven a admitir que la socialdemocracia puede obtener un éxito decisivo en las luchas o en el gobierno del país sin el apoyo activo de la organización de lucha de la burguesía. Estas organizaciones son mutuamente excluyentes, pero lo contrario es mutuamente complementario. No son las Antípodas, son gemelos. El fascismo es el bloque disforme de estas dos organizaciones. Sin este bloque la burguesía no podría permanecer al timón (Stalin, citado en Die Internationale, febrero 1932).

Para poner en práctica esta teoría el sabio Manuilsky[7] explicó lo siguiente en el XI Plenario de la Internacional Comunista de abril de 1931:

“Los socialdemócratas, para engañar a las masas, proclaman deliberadamente que el principal enemigo de la clase obrera es el fascismo… ¿No es verdad que toda la teoría del ‘mal menor’ descansa sobre la presuposición de que el fascismo de Hitler representa el principal enemigo?” (The Communist Parties and the Crisis of Capitalism, p. 112).

Con esta revisión de todas las enseñanzas de Lenin, el Partido Comunista de Alemania, con la ayuda de la socialdemocracia, confundió y paralizó a los trabajadores y les entregó sin luchar a las manos del ejecutor fascista.

Los hipócritas británicos que ahora calumnian a los trabajadores alemanes, en su momento aplaudieron esta política de traición, cuando los socialistas revolucionarios estaban alzando la voz en todo el mundo intentando evitar la tragedia que se cernía sobre Alemania. ‘Resulta significativo’, se mofaba el Daily Worker del 26 de mayo de 1932, ‘que Trotsky haya salido en defensa del frente único entre los partidos comunista y socialdemócrata frente al fascismo. Posiblemente, es la consigna más perjudicial y contrarrevolucionaria que se ha dado hasta ahora’.

Justo antes de la llegada de Hitler al poder, Ralph Fox escribía en el Communist Review de diciembre de 1912:

“El Partido Comunista de Alemania ha conseguido ganar a la mayoría de la clase obrera en las zonas industriales, donde ahora es el primer partido de Alemania. Las única excepciones son Hamburgo y Sajonia, pero incluso aquí, el voto del partido ha aumentado enormemente a expensas de los socialdemócratas.

Estos éxitos se han conseguido sólo siguiendo la línea del partido y la Komintern. Insistiendo en todo momento en que la socialdemocracia es el principal apoyo social del capitalismo, el partido ha realizado una lucha intensa e incesante contra el Partido Socialdemócrata Alemán y el nuevo ‘Partido Socialista Obrero Independiente’, y también contra la derecha y los renegados trotskistas que querían que el partido del proletariado formase un frente único con el socialfascismo para luchar contra el fascismo”.

Esta es la política suicida del estalinismo contra la que Trotsky y la Oposición Internacional de Izquierdas libraron una intensa batalla durante los críticos años de 1930-1933, cuando el destino de Alemania pendía de un hilo. Las obras de Trotsky sobre Alemania permanecerán para siempre como libros de texto sobre el problema del frente único. Servirán como modelo para el movimiento revolucionario en el futuro. Por esa razón, en Gran Bretaña empezamos con la publicación del material, hasta ahora inédito, de Trotsky sobre esta cuestión, tiene que servir de reflexión para el movimiento revolucionario británico. Todo estudiante que desee comprender la degeneración del estalinismo debe estudiar cuidadosamente este material.

Aunque el artículo Alemania: la clave de la situación internacional fuera escrito en 1931, en la actualidad, mantiene toda su vigencia. La descripción de la situación, no sólo en Alemania, también en los demás países de los que se ocupa el artículo, demuestra claramente la profunda comprensión que tenía Trotsky del proceso político que se está desarrollando en nuestra época. Sólo Trotsky y la Cuarta Internacional advirtieron de la catástrofe que supondría la llegada de Hitler al poder, y lo que significaría para los trabajadores de Alemania, Europa y la Unión Soviética. Cuando los estalinistas se negaron a aprender la lección de los acontecimientos y, de la forma más cobarde, entregaron sin luchar a las masas alemanas a Hitler, sin ni siquiera un disparo; cuando incluso llegaron a calificar de victoria para la clase obrera la llegada de Hitler al poder —porque eso expresaba la crisis del capitalismo y su victoria era simplemente la victoria antes de la crisis final—, jactándose al proclamar ‘nuestro próximo giro’, fue entonces cuando Trotsky proclamó el final de la Komintern como un instrumento para conseguir el socialismo mundial.

Cuando se analizan acontecimientos históricos reales, qué lamentables, qué despreciables resultan los escritos sobre Alemania de las plumas a sueldo del Kremlin. Los Dutt, Rust, Ehrenburg[8], no satisfechos con haber traicionado a los trabajadores alemanes en manos de los nazis, ahora sistemáticamente diseminan el veneno chovinista ante los trabajadores “aliados” para ayudar al imperialismo anglo-americano y esclavizar al pueblo alemán. Después de haber demostrado su incapacidad para dirigir a los trabajadores alemanes hacia la victoria, ahora se oponen activamente a la revolución socialista en Alemania. De este modo, como siempre ocurre en política, la ineptitud y la estupidez, si no se corrigen, se transforman en traición.

Los trabajadores alemanes y británicos tienen que ajustar cuentas no sólo con sus opresores imperialistas, también con sus traidores en las filas de la clase obrera. Cuando la clase obrera se de cuenta de la profundidad de su traición, como los difamadores de la Comuna, serán despreciados para siempre en la memoria de la clase obrera.

Era imposible concebir cómo elementos qué pretenden representar a la clase obrera puedan caer a niveles tan bajos como han caído los estalinistas. De los socialdemócratas no se puede esperar otra cosa, permanecieron fieles a su pasado de traición reformista. Los estalinistas a menudo en el pasado han hecho referencia al asesinato de Liebknecht, Luxemburgo y a la traición de la revolución de 1918. Pero nada es comparable a la larga lista de crímenes en el libro de cuentas del estalinismo.

Seguramente, los dioses se deben haber reído del espectáculo protagonizado por los dirigentes estalinistas que solemnemente entonaban la necesidad de ‘reeducar’ a los trabajadores alemanes, ¿y a sus educadores? ¡El imperialismo aliado y el estalinismo! Sí, ¡es necesario reeducar! Reeducar a las bases de la clase obrera en el papel que debe jugar la dirección de las organizaciones que pretenden representarla. Reeducar a la clase obrera en como acabar con el cáncer del estalinismo y el reformismo que sólo llevará a los trabajadores a nuevas catástrofes. Para llevar a cabo la tarea de ‘educar’, no sólo a los alemanes, también a los británicos y a los trabajadores de todo el mundo, es necesario formar y armar a la vanguardia con el conocimiento del método marxista y la historia de las derrotas pasadas. Es necesario que los trabajadores estudien conscientemente las obras de Trotsky como un medio indispensable para comprender la situación alemana actual. Alemania todavía es la clave de la situación internacional, con la comprensión y el conocimiento de las tareas pasadas y futuras, conseguiremos avanzar en la construcción de un nuevo mundo socialista.

Diciembre de 1944


Notas

[1] Al final de la guerra se celebraron varias conferencias, una de ellas fue en Québec (1943), entre Churchill y Roosevelt, donde se discutieron los problemas a los que se enfrentaría el imperialismo al final de la guerra, especialmente en los Balcanes, Europa central y Alemania.

2. Robert Vansittart, jefe del Foreign Office, se opuso a la política de entreguismo hacia Hitler, pero lo hacía desde una postura antialemana, mientras prestaba de boquilla un servicio al antifascismo.

3. Hermann Rauschning era un capitalista que al principio apoyó a los nazis en la medida en que se oponían a la clase obrera organizada, pero cambió su posición cuando los nazis se escaparon a todo control y publicó un libro titulado We Never Wanted This. En la Alemania nazi un Gauleiter era un “dirigente” de distrito.

4. Ernst Thaelmann se unió al Partido Comunista Alemán en 1920, se convirtió en su dirigente con el apoyo de Stalin en 1925. Arrestado por los nazis en 1933 fue asesinado en 1944.

5. Karl Zoergiebel era un comisario socialdemócrata de la policía de Berlín. Fritz von Papen fue nombrado Canciller el 1 de junio de 1932. El 20 de julio fue destituido del gobierno socialdemócrata de Prusia. Se convirtió en vicecanciller con Hitler.

6. Rudolf Breitscheid (1876-1945) era un diputado socialista en el Reichstag. Huyó a Francia cuando Hitler llegó al poder y fue entregado a los nazis por el régimen de Vichy. Vorwaerts era el órgano central del SPD.

7. Dimitri Manuilski fue secretario de la Komintern 1931-43.

8. Destacados publicistas estalinistas, Dutt y Rust del PC Británico y Ehrenburg de la burocracia rusa.