La celebración de los referéndums en el este de Ucrania representa un giro nuevo y potencialmente peligroso en la crisis ucraniana. Los representantes populares de las regiones de Donetsk y Lugansk dicen que el 89% y el 96%, respectivamente, votó a favor del autogobierno.
Estos referéndums se celebraron a pesar de un llamamiento previo del presidente ruso Vladimir Putin para que se retrasaran con el fin de crear las condiciones necesarias para el diálogo. Este hecho desmiente la tan repetida afirmación de que el movimiento en el este de Ucrania se ha organizado y llevado a cabo bajo el control de Moscú. Los trabajadores de las regiones de Donetsk y Lugansk ignoraron los llamamientos del Kremlin y afirmaron sus derechos en contra de toda la intensa presión ejercida por el mundo exterior, respaldada por las balas y los carros blindados del gobierno de Kiev.
Como de costumbre, la cobertura de los referéndums en los medios occidentales se ha caracterizado por una escandalosa unilateralidad, parcialidad y malicia. Los reporteros de la BBC destacaron la falta de servicios electorales, tales como la escasez de centros de votación, y afirmaron haber visto a gente votar dos veces. El carácter improvisado de los referéndums es muy claro ¿Cómo podía ser de otra manera en medio de una revolución popular? Pero la naturaleza improvisada de consultas populares organizadas por la revolución no las hace ni una pizca menos democrática que la pulida maquinaria de la democracia burguesa formal. Por el contrario, son infinitamente más democráticas.
A pesar de todos sus intentos vigorosos para poner en duda la legitimidad de estos referéndums, incluso la BBC no podía negar que la inmensa mayoría de los habitantes de estas provincias apoyó con entusiasmo el voto «sí». Sarah Rainsford, de la BBC News en Donetsk, escribe: «He visto a muchas personas tomar parte en esta votación, y oí una gran cantidad de expresiones de ira contra el gobierno de Kiev. Yo sólo vi una papeleta marcada con el «no» en la transparente urna».
En la primera ronda de la votación se les preguntaba a los votantes si apoyaban el autogobierno. Está prevista una segunda ronda de votación en el plazo de una semana, donde se le preguntará a la gente si apoya unirse a Rusia. Está muy claro que el control de esta región ha escapado ahora por completo de las manos de los políticos de Kiev. El pueblo del este de Ucrania está diciendo que boicoteará las elecciones presidenciales que el gobierno de Kiev planea llevar a cabo el 25 de mayo. Así, dos centros mutuamente hostiles de poder están emergiendo en Ucrania, que amenaza cada vez más la unidad del país.
El Presidente interino de Ucrania Oleksandr Turchynov dijo al Parlamento de Ucrania que «la farsa que los separatistas terroristas llaman referéndum no es más que propaganda para encubrir los asesinatos, los secuestros, la violencia y otros delitos graves».
Asesinatos, secuestros, violencia y otros delitos graves, sin duda se han cometido en abundancia durante los últimos meses – en su mayoría perpetrados por la Guardia Nacional y otros elementos fascistas y criminales con la connivencia del gobierno. Bandas fascistas han estado golpeando y asesinando a comunistas y sindicalistas con total impunidad y saqueando las oficinas de los sindicatos y de los partidos de izquierda. Esta escoria fascista quemó vivas a más de 40 personas cuando atacó el edificio de los sindicatos en Odessa, y disparó y golpeó hasta la muerte a la gente que trataba de escapar de las llamas. Sin embargo, nadie ha sido castigado por esta atrocidad.
El pueblo de la Ucrania oriental ve esto correctamente como una amenaza directa a sí mismo. Sus acciones son de carácter defensivo. La convocatoria a favor de la separación no es más que una respuesta a las agresiones y amenazas que emanan de Kiev y a la violencia y asesinatos actuales perpetrados por sus agentes contra la población.
Rusia reacciona
La UE y EE.UU. denunciaron de inmediato la votación como ilegal. Por otro lado, Rusia ha pedido la aplicación de los resultados de los referéndums. En un breve comunicado, el Kremlin describió los referéndums como «la voluntad del pueblo» y destacó la «alta participación». El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, dijo: «Respetamos la voluntad de la población de las regiones de Donetsk y Lugansk».
Sólo la semana pasada, Putin estaba pidiendo al pueblo del este de Ucrania que pospusiera su referéndum. Sin embargo, ahora Moscú insiste en que se respete el resultado ¿Cuál es el juego de Rusia?
Se estima que Rusia tiene unos 40.000 soldados cerca de la frontera con Ucrania. Sin embargo, a pesar de toda la propaganda histérica de occidente sobre una supuesta invasión rusa, Rusia no ha hecho ningún intento de cruzar la frontera con sus tropas. Más aún, a pesar de las denuncias de la prensa occidental sobre la presencia de soldados profesionales rusos con uniformes sin identificación en el este de Ucrania, no hay la menor pizca de evidencia que demuestre que Rusia ha proporcionado la más mínima asistencia militar a los rebeldes. De hecho, algunos portavoces rebeldes se han quejado amargamente de la falta de ese apoyo.
Moscú dice que ha retirado sus tropas de la frontera, a pesar de que la OTAN dice que no ha visto ninguna señal de esto. Parece muy poco probable que Putin tenga la intención de invadir u ocupar Ucrania, pero no controla por completo la marcha de los acontecimientos.
Los rusos están observando la situación de cerca. Han denunciado «los intentos de interrumpir la votación, con el uso de la fuerza, incluido el uso de armas pesadas contra civiles». Si las cosas degeneraran más allá y hubiera bajas civiles serias, no tendrían más remedio que enviar al ejército. Tal perspectiva está concentrando asombrosamente la mente de los políticos en las capitales occidentales.
¿Perspectivas para un diálogo?
En Bruselas, los ministros de Exteriores de la UE han ampliado las sanciones impuestas a Rusia «como resultado de sus acciones en Ucrania». Estas incluyen la prohibición de viajar y la congelación de activos. Dos empresas de Crimea y 13 individuos han sido añadidos a la lista de las sanciones. Se supone que los nombres se anunciarán oficialmente en las próximas 24 horas. Ya lo veremos. Se dice que los ministros de la UE están considerando un paquete más amplio de sanciones contra la economía rusa. Sin embargo, tales medidas no hacen mucha impresión en los hombres del Kremlin.
La actitud de Moscú hacia occidente se está endureciendo. Sergei Lavrov dijo que no había planes para celebrar conversaciones internacionales inmediatas sobre la crisis. Él acusó a Occidente de organizar un «bloqueo informativo» sobre los acontecimientos de Ucrania y de propagar «mentiras descaradas». Esto es absolutamente cierto.
El ministro de Relaciones Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, va a viajar a Kiev esta semana para promover el «diálogo» entre las diferentes partes.
De repente, todo el mundo está hablando de la necesidad de un diálogo y de una solución pacífica. La principal razón de esta repentina conversión al «pacifismo» es que todos los intentos por parte del gobierno de Kiev de imponer una solución militar han fracasado miserablemente. Las incursiones sangrientas llevadas a cabo recientemente por la Guardia Nacional, compuestas principalmente por fascistas, matones y criminales, que tenían la intención de intimidar a la población del este de Ucrania, han tenido precisamente el efecto contrario. Han despertado la furia de la población que ha expresado su disgusto en la votación abrumadoramente mayoritaria a favor de la separación el pasado domingo.
Enfrentados a una partición de facto de Ucrania, los estadounidenses y los europeos se han visto obligados a prescindir de la indignada protesta del gobierno de Kiev y a buscar un compromiso con Moscú.
Por su parte, Rusia ha hecho un llamamiento al diálogo entre los rebeldes y Kiev con la participación de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa. Putin está jugando sus cartas con cuidado. Al insistir en que los rebeldes de las provincias orientales deben formar parte de cualquier acuerdo negociado, está colocando al gobierno de Kiev en una posición imposible, y por lo tanto haciéndolo responsable de una ruptura futura de las negociaciones. Kiev ya ha indicado que no está dispuesta a negociar con «rebeldes armados». Al final, sin embargo, puede que no tenga otra opción en este asunto.
Miroslav Rudenko, uno de los líderes de la República Popular de Donetsk, describió como poco probable el escenario de Crimea – en el que Rusia promovió rápidamente una consulta popular a favor de la anexión – y dijo que la República Popular de Donetsk tomaría medidas para desarrollarse como un estado soberano. Entre ellas se incluyen «medidas de integración», como unirse a una unión aduanera controlada por Rusia con las ex repúblicas soviéticas, y la construcción de relaciones con la vecina República Popular de Lugansk.
Moscú ha sugerido en varias ocasiones que Ucrania se convierta en una federación, en la que cada región tenga una mayor independencia política de la capital, incluso en las políticas económica, exterior y cultural. Sin embargo, estas regiones serían demasiado pequeñas para constituirse por su cuenta en estados independientes viables. Deben terminar o integrándose en Rusia o permaneciendo como parte de Ucrania. Pero esta última opción sólo será posible sobre la base de un Estado federal con amplia autonomía para las regiones. Esto es a lo que Rusia está aspirando. Eso pondría fin a todos los intentos de integración en la Unión Europea y en la OTAN. Dejaría a Rusia con un control aún mayor sobre Ucrania del que tenía antes. Sin embargo, por muy inaceptable que esto pueda resultar para el gobierno de Kiev y sus amos imperialistas, esta sería la mejor alternativa que se les podría ofrecer.
Las intrigas cínicas de los imperialistas han dado lugar a una crisis que amenaza la destrucción de la nación ucraniana. Los nacionalistas fanáticos de Kiev han contribuido poderosamente a conducir a Ucrania hacia el abismo. La guerra civil sigue siendo una posibilidad. La única alternativa a este escenario de pesadilla es la unidad de acción de la clase obrera para luchar contra las fuerzas del fascismo y de la reacción, derrocar a la oligarquía (tanto la variedad rusa como ucraniana) y establecer un régimen democrático de poder obrero. Sólo la victoria del socialismo puede garantizar un futuro de libertad y prosperidad al pueblo de Ucrania. Todos los demás caminos conducen al desastre.