Los electores que participemos en las próximas elecciones europeas en el Estado español votaremos en clave nacional en mucha mayor medida que en votaciones pasadas. Tras dos años y medio de gobierno del PP, por primera vez podremos ver cómo el PP en una elección estatal va a bajar su porcentaje de voto de forma importante.
Conferencia sobre Europa, 2013. Foto: Izquierda UnidaEn la clase trabajadora se acumula un enorme malestar y frustración. Esto va a traducirse en un cierre de filas con la candidatura que más firmemente plantea romper con la Troika y con la arquitectura europea del proyecto de recortes sociales en beneficio de los grandes empresarios y banqueros; esto es, la candidatura de Izquierda Unida.
Un sector de activistas de izquierda tenía expectativas en que PODEMOS pudiera hacer participar a nuevas capas que no militan en política en un proyecto unificador de la izquierda, de ahí el cierto apoyo inicial al proyecto de Pablo Iglesias. Estas ilusiones han sido defraudadas en gran parte debido al giro “realista” y abiertamente socialdemócrata que le han dado sus principales dirigentes, que ha sobrepasado políticamente a IU por la derecha en prácticamente todos los aspectos. Esta candidatura, además, ya se presentó sin ambages para romper el frente electoral que se podía haber forjado con IU. PODEMOS por tanto no ha aportado nada, y así va a ser entendido por los trabajadores, que lo van a ignorar. Y menos aún en la educación de los jóvenes que ha logrado aglutinar, en el esfuerzo para acelerar la derrota del PP con la unificación de las fuerzas de la izquierda, bien sea en el plano electoral o de la lucha en la calle.
En cualquier caso, en perspectiva, una derrota del PP en las elecciones europeas tendría consecuencias muy positivas para la lucha de clases, insuflando un nuevo brío y confianza a los trabajadores en sus demandas, combinándose esto con el subsiguiente proceso de desgaste del PP en las siguientes elecciones regionales y municipales que se vayan celebrando, en un proceso que va a condicionarse, retroalimentarse y multiplicarse mutuamente.
Con el desgaste político del PP cada vez más visible, con una IU que ya materialmente aparece estabilizada como una fuerza “de dos dígitos” desde Galicia a Andalucía, el goteo de jóvenes y nuevos militantes a IU se relanzará, a la par que se desarrollen las contradicciones políticas del capitalismo español.
En una situación donde IU no va a jugar únicamente el papel de recoger la fruta caída del árbol, sino que va a verse obligada cada vez más a dar respuesta y alternativa ante cada demanda del movimiento de masas, la coalición de izquierdas va a recibir presiones cada vez más importantes para que adocene y derechice su discurso anticapitalista, que tendrán también expresión dentro de sí misma.
En la editorial de esta publicación explicamos las limitaciones de un programa, como el de IU, que aboga por determinadas reformas que, siendo positivas en sí mismas, no podrán verse realizadas sin el control de las palancas fundamentales de la economía.
A pesar de ello, la burguesía ve con temor el ascenso que va a representar IU y esa fue la explicación de la crisis de gobierno que hubo en la Junta de Andalucía. Un sector del aparato del PSOE quería “probar” los límites de resistencia de IU, su capacidad de recibir presión por parte de los trabajadores y movimientos en lucha ante un hipotético gobierno estatal con ellos.
Otro sector de la dirección del PSOE, mucho más ligado a la burguesía, teme la presión que pudiera recibir un futuro gobierno estatal desde los movimientos en lucha a través de IU, incluso con dirigentes moderados y “de garantías”. Por lo que se inclinan por preparar el terreno para un gran pacto de estado con el PP.
Si se diese esta última opción, el papel de la organización dirigida por Cayo Lara será, si cabe, aún más determinante.
El ayudar a organizar al sector que se va delineando en su izquierda y el orientar a la propia IU hacia la participación y organización de las luchas que se dan, con un programa socialista, será una de las labores clave que podamos hacer los marxistas.