La experiencia de todo un siglo de situaciones revolucionarias y de continua lucha de clases, nos demuestra sin equívoco alguno, que toda situación revolucionaria es un proceso dinámico y dialéctico, es decir, que no es estático ni sigue desarrollos lentos, graduales y progresivos, sino que por el contrario, tiene avances, virajes y cambios bruscos, e incluso retrocesos.
Cada situación revolucionaria es por lo tanto, un proceso de transformación permanente, de acumulación de cambios cuantitativos, que de un “salto” se transforman en cambios cualitativos y viceversa, pero que de ninguna manera, se pueden convertir en un proceso de lento desarrollo, que se pueda prolongar de manera indefinida en el tiempo.
Por la misma naturaleza dialéctica de los procesos sociales, una situación revolucionaria es un proceso de permanente transformación, que por lo tanto, no puede prolongarse indefinidamente sin que el conjunto de cambios que se suceden ininterrumpidamente dentro la misma, lleven a la victoria decisiva de una clase sobre otra.
De ello se deduce entonces, que toda situación revolucionaria deviene, en una etapa superior de la sociedad, o en un retroceso contrarrevolucionario, es decir, en la apertura de una situación contrarrevolucionaria. Para plantearlo en términos más sencillos, toda situación revolucionaria puede devenir, o en la victoria decisiva de la clase oprimida con la expropiación de la clase dominante, o en la derrota de la revolución. Pero lo que nunca puede ocurrir, es que una situación revolucionaria se mantenga estática o bajo un período de acumulación de cambios graduales de manera indefinida. Tarde o temprano tales cambios cuantitativos derivarán hacia un cambio cualitativo, en uno u otro sentido.
Construyendo unas perspectivas para la Revolución Bolivariana
Partiendo de esa base, la Revolución Bolivariana tiene dos grandes desenlaces posibles en el futuro: O una victoria definitiva de la revolución sobre las fuerzas de la contrarrevolución, basada en la expropiación de la clase capitalista y la destrucción del estado burgués, o la derrota futura de la revolución bolivariana, ya sea por la vía violenta, o por la vía “pacífica”, a través de unas elecciones nacionales. Esta última, pudiendo ser originada por una contrarrevolucion burocrática desde dentro de las mismas filas del gobierno.
De tales escenarios posibles para la revolución en el futuro, en primer lugar tenemos: el escenario de una derrota violenta de la revolución.
Para toda la militancia revolucionaria, es absolutamente claro que lo que hemos podido observar desde inicios del mes de Febrero, no es otra cosa que un nuevo intento de derrocar por la vía violenta a la revolución.
El ala más radical y de mayor corte fascista de la derecha venezolana, actualmente dirigida por Leopoldo López y María Corina Machado, durante los dos últimos meses han venido llamando a movilizaciones masivas en todos el país “hasta que Maduro se vaya”, en una suerte de movimiento denominado en sus primeros momentos como “La Salida”.
Pero la respuesta por parte de las bases opositoras, ha sido similar a la de años anteriores, y las movilizaciones, a pesar de que han sido violentas en su mayoría, no han logrado convocatorias suficientemente masivas, como para representar una amenaza real a la revolución, o a la estabilidad política del gobierno bolivariano.
La cuestión de las FANB
Desde el inicio de las acciones de calle violentas, la derecha ha tenido entre sus objetivos promover directa e indirectamente, una escisión hacia la derecha en el seno de las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas (FANB con la intención de promover un golpe de estado contra el gobierno.
Directamente, a través de acciones conspirativas, reuniones entre dirigentes y operadores políticos de la derecha con miembros reaccionarios de las FANB, y por supuesto, ofrecimientos de prebendas y recompensas de tipo económico, así como compromisos políticos a futuro, para poder ganar la voluntad de elementos dentro de las FANB, hacia el fortalecimiento de un ala reaccionaria en el seno de la institución armada, que pudiera aventurarse a un alzamiento armado contra el gobierno bolivariano.
La conversación vía “pin” entre Julio Borges y Patricia Poleo, que fue interceptada por los órganos de inteligencia del estado, evidencia claramente cómo sectores de la derecha, han venido sosteniendo reuniones con miembros de las FANB para organizar y llevar a cabo el golpe de estado.
Indirectamente, a través de las guarimbas y de protestas altamente violentas, creando una situación de caos, desorden, ingobernabilidad y violencia en las calles, y que a su vez le sirva a la derecha para potenciar su campaña de convencer a elementos reaccionarios o “neutrales” en el seno de las FANB, de la necesidad de alzarse contra el compañero Maduro para salir su gobierno, bajo la consigna de ‘restaurar el orden y la ley’.
Pero el hecho es, que al haberse cumplido más de dos meses ya de iniciado el plan de acciones violentas, hasta ahora focalizadas en municipios específicos de varias ciudades importantes del país, principalmente de extracción pequeño burguesa, que han arrojado como resultado varias decenas de fallecidos, y muchos más herido, así y destrozos a vías y áreas públicas, edificios de instituciones públicas, instalaciones del sistema Metro de transporte en la ciudad de Caracas, tala de árboles y demás destrozos, no ha habido todavía, el primer indicio serio de una escisión peligrosa por derecha en el seno de las FANB, ni menos aún, ha habido intentona golpista alguna desde las FANB contra el gobierno.
Esto evidencia fuertemente, un alto grado de politización y polarización hacia la izquierda entre la tropa de las FANB y sectores de mandos bajos y medios de las mismas. Producto en buena medida, del papel que ésta ha tenido que jugar a lo largo de la historia de la revolución, del contacto muchas veces estrecho que ha tenido con las masas trabajadoras y oprimidas del país, y también por supuesto, producto de la influencia política e ideológica que el comandante Chávez ejerció sobre las FANB.
Así como el presidente Chávez jugó un papel de primer orden, en la politización de las masas trabajadoras de nuestro país durante los últimos 15 años, ello también tuvo un impacto fundamental sobre el sector de oficiales y tropa de las FANB, que como es bien sabido, a diferencia de las fuerzas armadas del cono sur latinoamericano, en Venezuela la composición de estos sectores de las fuerzas armadas, han tenido históricamente un alto componente social obrero y campesino, favoreciendo así su politización hacia la izquierda durante la Revolución Bolivariana, e incluso previo a ésta, desde la década de los 80 y 90
A esta situación actual, han contribuido enormemente cada una de las confrontaciones anteriores entre la revolución y la contrarrevolución, como el golpe de estado de Abril de 2002 y el paro sabotaje patronal de 2002-2003, donde el alzamiento de grupos de militares reaccionarios, ha apuntalado un proceso de purga de las fuerzas armadas de estos elementos contrarrevolucionarios, lo que ha significado una suerte de “limpieza política” de las mismas.
Ahora bien, aunque no por ello ha dejado de ser esta última, una institución heredada del estado burgués de la 4ta república, que posee un carácter burocrático, represivo y en última instancia burgués, la referida purga sí ha permitido sin embargo, abrir el paso a una mayor penetración política e ideológica de la Revolución Bolivariana en el seno de las fuerzas armadas, contribuyendo con ello, a una relevante politización hacia la izquierda, en esta institución.
Un hecho que es muy importante subrayar, es lo ocurrido en Valencia con tres generales de la fuerza aérea, que fueron capturados conspirando contra la revolución. Según explicó el presidente Maduro, «se descubrió producto de la consciencia de los oficiales, de los más jóvenes, todos vinieron alarmados a denunciar que se les estaba convocando a un Golpe de Estado (…) Decían que ésta era la semana decisiva para el Golpe de Estado” (fuente: http://www.aporrea.org/oposicion/n247780.html)
La importancia del referido hecho, radica en que demuestra que la correlación de fuerzas dentro de las FANB es todavía altamente favorable a la revolución. Si estuvieran dadas las condiciones políticas para un alzamiento desde esa institución contra la revolución, aunque fuera de pequeñas proporciones, o que sólo llegara a concretarse en una manifestación abierta de todo una corriente de oficiales contra el gobierno, como sucedió en 2002-2003, la existencia de estos grupos conspiradores en el seno de las FANB permitiría concretar tales acciones, y sin embargo, a pesar de las manifestaciones violentas de la derecha, a pesar de algunas movilizaciones masivas que ha realizado la oposición, nada de esto ha ocurrido, muy al contrario, como pudimos observar en el caso de los generales de Valencia, sus acciones terminaron por ser delatadas por oficiales de base.
El caso de los 60 oficiales de rango medio que se han venido reuniendo con Julio Borges y Patricia Poleo, buscando organizar una tendencia derechista en el seno de la fuerza, y que no ha se ha concretado en ninguna acción contra el gobierno, es otra demostración de la todavía desfavorable correlación de fuerzas para la derecha, en el seno de las FANB. Se presume según Ultimas Noticias, 30 de estos oficiales fueron detenidos luego de ser adelantadas las investigaciones por los organismos de inteligencia.
Por lo tanto, de lo anterior podemos deducir que no están dadas las condiciones actualmente, ni durante el corto o mediano plazo, para un golpe contra el gobierno bolivariano desde un ala derecha de las FANB, y ello obviamente tiene un carácter determinante, sobre los intentos del ala radical de la oposición, de querer derrocar al presidente Maduro por la vía violenta en los próximos meses, impidiendo obviamente los planes de este sector de la oposición que desea salir “ya” del gobierno del compañero Nicolás Maduro.
Sin embargo, no por ello podemos desarrollar una concepción idealista al respecto de las FANB. Sobre la base del análisis marxista de la sociedad, y específicamente, sobre la base de la teoría marxista del estado, entendemos y sabemos que las fuerzas armadas, el aparato represivo del estado burgués, son precisamente eso, una fuerza construida históricamente por las clases dominantes, para reprimir y mantener a raya cualquier intento del movimiento revolucionario de insurgir contra la dominación capitalista.
Las fuerzas armadas de nuestro país luego, no son la excepción a esta regla. En la medida en que el aparato represivo del estado, funciona y ha funcionado desde siempre, bajo relaciones jerárquicas y burocráticas de trabajo, propias del mismo estado burgués, es natural que las FANB tiendan históricamente hacia la corrupción y la degeneración. Para nadie es un secreto por ejemplo, que la GNB ha sido y es actualmente, un cuerpo altamente corrupto desde el punto de vista administrativo, y más específicamente, en todo lo que tienen que ver con las prebendas y el cobro de peajes en las alcabalas del país.
A nivel del sector de los oficiales de rango medio y alto, el apoyo hacia la revolución y hacia el gobierno no trata sólo de una cuestión política, sino también de privilegios económicos. Actualmente, todo un sector de rangos medios y altos de las FANB es responsable de la dirección de importantes ministerios, incluso del área económica, así como también, es responsable de la dirección de empresas e instituciones estatales.
Tal situación, unida a los privilegios económicos, sociales y políticos que implica para todos los oficiales involucrados en tales cargos, ha contribuido a cohesionar a una parte muy importante del sector de rangos medios y altos de las FANB con el gobierno bolivariano, sobre todo desde la agudización de la enfermedad del presidente Chávez, permitiendo mermar las diferencias políticas o ideológicas que puedan existir entre ambos factores.
En ése sentido, los intereses económicos y la lucha por privilegios, incluso entre sectores de la tropa de cada uno de los componentes de las FANB, sobre todo de la GNB, es un hecho que debe ser tomado en muy cuenta para el análisis y la elaboración de perspectivas.
El hecho de que una capa de oficiales de medio y alto rango basan su lealtad al orden constitucional en los privilegios personales que pueden obtener (legales e ilegales) es extremadamente peligroso para la revolución. Significa que en cualquier momento que piensen que el gobierno bolivariano puede perder el poder se pasarán en masa a la reacción como ratas que abandonan el barco que se hunde. Ya tuvimos en el pasado el caso del general Baduel. Veremos otros en el futuro. Para contrarrestar tal peligro tenemos que abogar desde ya por la creación de comités de soldados revolucionarios vinculados a las organizaciones de la clase trabajadora para ejercer vigilancia revolucionaria sobre el alto mando y avanzar consignas como las de la elección de los mandos, la más amplia libertad de agitación política dentro de las fuerzas armadas, etc.