La experiencia de todo un siglo de situaciones revolucionarias y de continua lucha de clases, nos demuestra sin equívoco alguno, que toda situación revolucionaria es un proceso dinámico y dialéctico, es decir, que no es estático ni sigue desarrollos lentos, graduales y progresivos, sino que por el contrario, tiene avances, virajes y cambios bruscos, e incluso retrocesos…
Segunda Parte del Análisis de Perspectivas para Venezuela
La oposición y el surgimiento de un movimiento de tendencia profascista en el seno de la derecha venezolana
Otro pilar, sobre el cual necesita basarse el ala radical de la oposición, para poder llevar a cabo un derrocamiento violento del gobierno bolivariano, es la construcción de un movimiento de masas de tendencia fascista, que le sirva a la burguesía para aplastar por la fuerza a las organizaciones de la clase obrera y a las organizaciones revolucionarias en general, sobre todo a aquellas organizaciones armadas, que constituirán un muro de defensa de la revolución y del movimiento obrero y popular, ante un posible golpe de estado o ante una ofensiva violenta de la oligarquía tal y como estamos viendo ahora con las guarimbas.
En dicha necesidad radican toda una serie de hechos presentes en las actuales manifestaciones y movilizaciones de la derecha, que si bien no son totalmente nuevos, se han manifestado con particular intensidad durante los dos últimos meses.
El uso de grupos armados dentro de las manifestaciones de la oposición, el equipamiento de los manifestantes en general, ya sea con armas caseras improvisadas, con equipos de defensa y ataque para ser utilizados contra la GNB, o incluso con armas de fuego, cortas y largas. El entrenamiento de grupos de sus militantes en el uso de tales armas, y en tácticas de guerrilla urbana, la persecución, escarnio y uso del terror contra camaradas que residen o laboran en los municipios donde se están llevando a cabo las guarimbas, el asesinato de oficiales de la GNB, el rascismo y el odio de clase expresado contra los trabajadores motorizados, así como el asesinato de grupos de estos que han enfrentado las guarimbas, y por último el terrible caso de las guayas colocadas en las vías públicas para arremeter contra los mismos, son elementos que denotan el carácter profascista del movimiento actual.
Esto demuestra la intención y el interés del sector más radical y de extrema derecha de las clases dominantes, de organizar un poderoso movimiento armado de masas, o al menos de vanguardia, para poder derrotar y aplastar de forma violenta al movimiento revolucionario a través sus organizaciones. Sin embargo, en la práctica la burguesía venezolana ha demostrado ser bastante débil políticamente, de cara a tales tareas.
El estudio científico del fascismo en Europa por parte del marxismo, ha permitido entender el papel clave que tiene que jugar la pequeña burguesía, como base social del movimiento fascista, para la organización de un movimiento masivo de esta naturaleza, a fin de que pueda representar una seria amenaza para el movimiento revolucionario.
Por más que el ala radical de la oposición de derecha en Venezuela, ha querido organizar un movimiento de tendencia profascista en el seno del movimiento estudiantil de oposición, sus esfuerzos han sido infructuosos en la gran mayoría de los casos. Nuestra burguesía ha demostrado ser muy débil para llevar adelante dicha tarea, y asimismo, la pequeña burguesía, como base social de un movimiento de ese tipo, ha demostrado también una evidente debilidad de cara a su construcción.
En su artículo “¿Adónde va la revolución venezolana? Una contribución al debate sobre la propiedad y las tareas de la revolución”, el compañero Alan Woods, dedica toda una sección a la cuestión de la clase media venezolana y explica: “Las clases explotadoras son una pequeña minoría de la sociedad. Ellos no podrían gobernar sin la ayuda de un gran número de sub explotadores y sub-sub explotadores. Utilizando su poder económico y su control de los medios de comunicación, han movilizado a la masa de la clase media venezolana para oponerse a la revolución. Bajo la falsa bandera de la «democracia» han organizado motines callejeros y enfrentamientos. Sus tropas de choque son los hijos de los ricos -los «sifrinos»-, parásitos ricos, fanáticamente opuestos a las masas. La pequeña burguesía enfurecida está molesta por las concesiones hechas a los pobres, que ven como una amenaza a sus propios privilegios.”
Luego, en el mismo párrafo expresa la característica que hemos señalado al respecto de la evidente debilidad del movimiento político de la clase media: “Ellos hacen mucho ruido cuando se requiere, pero en realidad son sólo polvo humano, fácilmente esparcidos al viento cuando se enfrentan con el movimiento de las masas. (Alan Woods: ¿A dónde va la Revolución Bolivariana? Una contribución a la cuestión de la propiedad http://www.luchadeclases.org.ve/venezuela/psuv/6834-alan-woods-29143)”
Esta debilidad, se evidencia más descarnadamente en el hecho de que al ala más radical de la burguesía, se le ha hecho imposible durante los últimos años, construir un movimiento armado y que ponga en práctica métodos violentos, desde el propio seno de la clase media, y en cambio, ha requerido siempre de “importar” paramilitares desde Colombia, que le puedan servir de brazo armado para atacar al movimiento obrero y a la Revolución Bolivariana, con los objetivos ya explicados, de derrotarla y poder aplastar a la vanguardia del movimiento obrero y popular.
Esta característica ha sido una constante a lo largo de toda la Revolución Bolivariana. La burguesía ha tenido y tiene los medios económicos para armar a grupos de la clase media dispuestos a hacer el trabajo sucio de la contrarrevolución, de atacar, perseguir, aterrorizar e incluso asesinar a camaradas y organizaciones del movimiento obrero y popular, elemento propio de organizaciones fascistas, pero siempre ha faltado lo más importante, el surgimiento de estos individuos y grupos en el seno de la clase media.
Ello ha quedado comprobado de manera evidente durante las recientes guarimbas. Parafraseando al camarada Alan Woods, una vez más la clase media venezolana ha demostrado ser “polvo humano”. Cierto es, que esta ha sido la base social que ha engrosado y robustecido las manifestaciones de calle de estos dos meses, incluidas las guarimbas, pero también es cierto, que la mayoría de estos hijitos de papá, sobre todo los que provienen de sectores de clase media alta, no son capaces de ensuciarse las manos en tales acciones violentas.
Para tal fin, la burguesía ha requerido contratar cientos de jóvenes en las principales ciudades del país, la gran mayoría de ellos provenientes de familias obreras y pobres, para poder llevar a cabo las guarimbas y el resto de acciones violentas de estos dos meses, lo que ratifica la clara debilidad de la pequeña burguesía y también, de la burguesía, al ser incapaces ambas clases de organizar un fuerte movimiento militante y armado que pueda llevar adelante tales acciones, y tener que contratar y pagar a grupos de jóvenes provenientes de sectores proletarios, semiproletarios y lumpenproletarios, para poder organizar su movimiento.
Este es un hecho que ha podido observarse en el municipio Chacao por ejemplo, donde jóvenes de familias obreras y pobres de las pequeñas barriadas populares del municipio, han sido contratados para dar la cara por sus “compañeros” de clase media en las guarimbas, o donde también, la extrema derecha ha tenido que importar al municipio a jóvenes de barriadas fuera del municipio, para poder llevar a cabo el trabajo sucio.
Asimismo, al inicio del plan golpista de Febrero, fue develado un audio en el que se comentaba el hecho de que habían sido contratados 300 motorizados armados, para generar terror y acciones violentas, incluyendo sicariato. En las manifestaciones de aquellos días pudimos ver muchos “sifrinos” llevando sus motos a las manifestaciones, pero seguramente ni uno de ellos formaba parte de este grupo de 300 motorizados, eso se lo dejaron a los sicarios.
Posteriormente sería develado también, que a los jóvenes de extracción proletaria que participaban activamente en las guarimbas, se les estaba pagando 5000 bolívares diarios.
Este hecho a su vez, muestra que nivel de la lucha real de calle, la revolución todavía tiene una gran ventaja frente a la contrarrevolución, y en una hipotética agudización de la lucha de clases y de la confrontación de calle, o concretamente, ante la posibilidad del estallido de una guerra civil, el movimiento revolucionario tiene muchas más condiciones a su favor que la derecha burguesa para vencer.
El golpe suave o la contrarrevolución por vías “democráticas”
Tal y cómo lo explicamos en nuestra segunda declaración ante los nuevos planes golpistas: “La burguesía está claramente dividida en cuanto a su táctica. Los sectores más extremistas, dirigidos por María Corina Machado y Leopoldo López quieren el derrocamiento inmediato del gobierno mediantes acciones violentas de calle que creen una situación de desgobierno que pueda forzar un golpe por parte de un sector de las fuerzas armadas.
Pero el sector principal de la burguesía (que comparte el mismo objetivo de derrocar el gobierno y aplastar la revolución) considera que no están dadas las condiciones, y quiere jugar a medio plazo al desgaste del gobierno y a derrotarlo en una contienda electoral. Ellos entienden que la revolución bolivariana todavía tiene importantes reservas de apoyo entre la clase obrera y los sectores populares.” (http://www.luchadeclases.org.ve/venezuela/editoriales/7682-declaracion-ante-planes-golpistas-2).
Un sector de la burguesía y de sus dirigentes políticos, luego de obtener derrotas en cada uno de los enfrentamientos agudos que ha habido a lo largo de los últimos 15 años entre la revolución y la contrarrevolución, como el golpe de 2002 y el posterior paro sabotaje, ha ido paulatinamente sacando conclusiones en torno a las fuertes reservas de apoyo que posee la Revolución Bolivariana, no sólo entre las masas trabajadoras y oprimidas, sino incluso entre las FANB.
Este sector, como señaláramos en nuestra declaración, comprende que en primer lugar, el conjunto de la oposición no posee actualmente la suficiente fortaleza política de calle, ni la capacidad de movilización de masas, ni aún el poder de fuego suficiente, a pesar de que han venido haciendo enormes esfuerzos para armar a su movimiento, con el objetivo de aplastar de manera violenta al movimiento revolucionario en el corto plazo, y en segundo lugar, comprende que ni el gobierno bolivariano ni la revolución son todavía lo suficientemente débiles, como para poder intentar un derrocamiento por la vía violenta, sin que a la vez ello genere una respuesta masiva y armada por parte de las masas revolucionarias.
Por lo tanto, este sector ha venido entendiendo lentamente, que es necesario acelerar el desgaste que actualmente existe entre un sector de las masas que apoyan a la revolución, y más aún, que es necesario extender dicho desgaste y contagiar el mismo a sectores cada vez más numerosos de las masas que votan por la revolución, a fin de poder preparar el terreno para una derrota del PSUV en elecciones futuras.
De manera tal, que sólo después de muchas derrotas propinadas por las masas revolucionarias a la oligarquía y sus esbirros, un sector de ésta ha venido comprendiendo la importancia de combinar las tácticas contrarrevolucionarias, y no sólo basarse en la violencia o en las movilizaciones de calle, sino también, utilizar los instrumentos de la democracia burguesa, como lo son las elecciones, como un mecanismo para acumular fuerzas y preparar una “legítima” salida del gobierno, a fin de lograr derrotar a la revolución.
Ahora bien, es primordial subrayar que en ello, ha jugado un papel decisivo el progresivo reflujo de las masas revolucionarias, lo cual se ha expresado en los resultados de los procesos electorales que se han venido realizando desde 2007-2008 en adelante.