El papel de Dieterich y otros como él ha sido el de confundir las ideas de gente de la izquierda en América Latina. En la medida en que el carácter reformista y de colaboración de clase de sus ideas ha quedado al descubierto, ha habido un rechazo generalizado. En Venezuela su punto de vista pro-burgués y su estrecha relación con el general contrarrevolucionario Raúl Baduel le desacreditó y le condujo a una ruptura radical con Chávez. Recientemente, un escandaloso artículo suyo ha sido publicado en el conocido sitio web de izquierda Aporrea. En respuesta a las peticiones de activistas revolucionarios en Venezuela, el camarada Alan ha escrito una respuesta.
[Nota: Heinz Dieterich es un académico alemán que reside en México donde trabaja en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). Su actividad principal, aparte de escribir libros en un estilo oscuro y pedante, es la auto-promoción sistemática, proclamándose a sí mismo como el profeta del «Socialismo del Siglo XXI». Sin embargo, sus ideas no tienen nada que ver ni con socialismo ni con el siglo XXI. No son más que un refrito de algunas ideas tomadas de la prehistoria del movimiento, como las de los utópicos socialistas incluyendo Proudhon. Esto ha sido analizado en profundidad por Alan Woods en su libro Reformismo o Revolución. Marxismo y socialismo del siglo XXI.]
Hay una película de terror muy conocida llamada La noche de los muertos vivientes, en la que los cadáveres salen de sus tumbas para atormentar a los vivos. Estas películas son capaces de producir una sensación de angustia porque, una vez que una persona ha muerto y está enterrada, por lo general es seguro asumir que nunca volverá a caminar por la Tierra. Pero la última aparición de Heinz Dieterich con un artículo titulado 2015: ¿el último año de gobierno chavista? hace que uno empiece a temer que los creadores de la película pueden haber tenido algo de razón.
Este artículo es bastante típico de un hombre que ha dedicado su vida entera a un único objetivo: llamar la atención sobre su propia importancia. Para este fin, el respetable profesor Dieterich produce libros como una máquina de hacer salchichas. La única diferencia es que uno aprende menos de todos estos libros que de una sola salchicha, y esta última es infinitamente más agradable al paladar. Pero ya he dicho todo lo que tengo que decir sobre el contenido de estos libros en Reformismo o Revolución.
Cuando lo conocí por primera vez en Caracas (en 2004 si no me equivoco), Heinz Dieterich se hacía llamar a sí mismo amigo de la Revolución Bolivariana. Pero con amigos como Dieterich, ¿quién necesita enemigos? El verdadero rostro de este «amigo» quedó al descubierto con su estrecha asociación con el general Raúl Baduel, que escribió la introducción a su libro titulado El socialismo del siglo XXI. Qué tipo de socialismo es el que requiere una introducción de un general que poco después saltó la talanquera y se unió a la contrarrevolución es fácil de adivinar. Baste decir que la relación de Dieterich con el socialismo y la revolución es mucho más lejana que la existente entre su producción literaria y las salchichas.
En su artículo, Dieterich predice la inminente caída del gobierno encabezado por Nicolás Maduro. Pero no es la primera vez que ha hecho tales predicciones. En octubre de 2013, dijo que el gobierno de Maduro «no llegará más allá de marzo/abril 2014». Luego, en marzo de 2014, cuando su predicción no se cumplió, decidió que Maduro «no durará ni ocho semanas en el gobierno y probablemente será suplantado por una junta de gobierno».
La viabilidad de cualquier hipótesis científica se juzga por su capacidad para predecir resultados correctos. Juzgadas desde este punto de vista, las predicciones de Heinz no tienen ningún valor científico ni empírico. Ni siquiera llegan hasta el nivel de un astrólogo competente. Es bien sabido que si uno repite todo el tiempo “son las tres en punto», terminará teniendo razón al menos dos veces cada veinticuatro horas. Pero un vidente que intentara ganarse la vida honradamente haciendo tales predicciones sobre el futuro se encontraría muy pronto sin trabajo.
Los constantes fracasos del profesor Dieterich para predecir el curso de los acontecimientos están bien documentados. Él ha hecho predicciones igualmente audaces en relación con Bolivia. Hace unos años Dieterich había fijado una fecha para un supuesto golpe de Estado en Bolivia: «Fuentes confiables del alto gobierno boliviano, que pidieron el anonimato, revelaron que el primer intento de golpe de Estado contra Evo Morales está planeado para este miércoles, 11 de octubre», afirmó audazmente el 8 de octubre de 2006.
Como vemos, los poderes de clarividencia del profesor son tan sorprendentes que puede predecir los acontecimientos incluso hasta el preciso mes del calendario y el día de la semana. Todo lo que se necesita añadir es que será «a las tres en punto», y todo sería perfecto. O más bien, sería perfecto, de no ser por el pequeño detalle que, ni que decir, este golpe imaginario nunca sucedió.
Ahora, nuestro buen amigo hace el mismo tipo de predicción para Venezuela, esperando sin duda que nadie se acuerde de sus primeros ensayos en el terreno de la clarividencia. Por desgracia, nuestra memoria no es todavía completamente defectuosa, y podemos concluir con seguridad que sus más recientes esfuerzos no serán más exitosos que los anteriores.
Cómo Heinz salvó Venezuela en dos días
El viejo Heinz no se limita a desempeñar el papel de un Cassandra moderno. No, en absoluto. No solo predice el futuro, nos dice cómo alterarlo. En octubre de 2013, anunció un plan para salvar «la economía venezolana y el Bolivarianismo en dos días».
Sí, usted leyó bien. El profesor Dieterich se ofrecía para salvar la Revolución Bolivariana, no en un mes, ni siquiera en una semana, sino en solo dos días. Comparado con tal hazaña, los trabajos de Hércules parecerían un juego de niños.
Tomando todo este galimatías infantil en su conjunto, sería demasiado fácil tachar a Heinz Dieterich de payaso. Pero si tenemos en cuenta sus actividades a lo largo de los años como un todo, es necesario tomarlo bastante más serio que eso. No puede ser una coincidencia que el último artículo de Dieterich se publicara justo cuando se lanza una nueva ofensiva de la oposición reaccionaria en contra del gobierno y la Revolución Bolivariana.
El artículo ve la luz del día al tiempo que Washington ha aprobado nuevas sanciones contra Venezuela. Dieterich no dice nada de esto. Puesto que el hombre es notoriamente verboso y nunca utiliza una palabra donde diez son suficientes, su silencio no puede ser un accidente. Tampoco es el producto de la ignorancia. En el artículo entra en los pormenores de la política de Venezuela y también de su política exterior, obcecándose en la visita del presidente Maduro a China y muchos otros asuntos. ¿Tenemos que creer que el profesor no sabe nada de las sanciones de Estados Unidos contra Venezuela? Podemos creer casi cualquier cosa del profesor Dieterich, pero nos resulta difícil creer que no lee los periódicos.
Todo el contenido de este artículo consiste en que la Revolución Bolivariana está acabada porque ha perdido el apoyo de la gente de Venezuela. Nos ocuparemos más adelante de este argumento. Pero, ¿por qué Dieterich no dice nada acerca de la amenaza externa a la Revolución Bolivariana? ¿Por qué no menciona las sanciones de Estados Unidos que son claramente un intento de desestabilizar al gobierno y derrocarlo?
En la política como en la vida cotidiana, el silencio a menudo puede ser más elocuente que los discursos. Lo importante no es sólo lo que se dice, sino lo que no se dice. En realidad, este artículo en la práctica ayuda a la oligarquía y al imperialismo porque cumple con el propósito útil de permitir que digan: «¿Ven? ¡Incluso los chavistas están en contra de Maduro!»
El artículo de Dieterich es escandaloso, tanto en lo que afirma, como por el tono arrogante e insultante que utiliza, como en lo que propone. En primer lugar, afirma que el Gobierno Bolivariano «se mantiene sobre mentiras y bayonetas» y a continuación lo describe como un Estado “policiaco». Es decir, repite palabra por palabra la propaganda mentirosa que la oligarquía y el imperialismo han estado utilizando durante años. Estos argumentos son una mentira descarada.
Todo el mundo sabe que la Revolución Bolivariana ha sido ratificada en las urnas en innumerables ocasiones. Si hay que criticarla, no es debido a su duro trato de la oposición. Por el contrario, no ha sido lo suficientemente dura. No ha tomado las medidas necesarias para desarmar y destruir la contrarrevolución que ha estado constantemente provocando violencia y derramando sangre en las calles y saboteando la economía con el objetivo de desestabilizar el país y derrocar al gobierno elegido democráticamente. Y todo el mundo (excepto parece ser Heinz Dieterich) sabe que detrás de todo esto está la mano de Washington.
Cuando Dieterich habla de mentiras, se refiere específicamente a la declaración del Gobierno de que la oposición está librando una guerra económica contra la revolución. ¿Es esto realmente una mentira? ¿Quién puede negar que hay una campaña de sabotaje de la economía, cuando acaban de ser confiscados en unos almacenes propiedad de una empresa vinculada a la opositora Voluntad Popular, millones de unidades de productos básicos, alimenticios, de limpieza y otros artículos que escasean en los anaqueles de los supermercados? A diario aparecen noticias similares en los periódicos de Venezuela. Pero, como sabemos, el profesor no lee los periódicos o, más bien, sólo lee las partes que le interesan.
Por supuesto, esto no quiere decir que no puedan hacerse críticas del gobierno bolivariano. Yo mismo he hecho muchas críticas. Pero hay críticas y críticas. Uno puede criticar con el objetivo de ayudar a resolver los problemas, eliminando los elementos negativos y ayudando a la Revolución a encontrar el camino a seguir. Pero hay otro tipo de crítica que no trata de ayudar a la Revolución, sino que trata de socavarla. Tal crítica ayuda a la oposición contrarrevolucionaria y al imperialismo, y esto es justamente lo que se persigue.
Hoy en día, Dieterich es un crítico de la dirigencia bolivariana. Pero eso no fue siempre así. En el pasado intentó cultivar relaciones con esos mismos dirigentes. Al igual que un cortesano obsequioso, vertió adulación desmesurada sobre ellos. Hoy en día, sería difícil volver a leer esos artículos sin ser vencido por una sensación de náuseas. Ahora, el cortesano adulador se ha convertido en un crítico feroz. Es difícil decir cuál de las dos variantes es más venenosa.
Dieterich critica la Revolución Bolivariana, no desde la izquierda, sino desde la derecha. En todas sus críticas se encuentra en el mismo terreno que la burguesía reaccionaria. Pero él esconde este hecho bajo una espesa cortina de humo y fraseología de «izquierda». Este es un truco que ha perfeccionado a lo largo de los años, elevándolo al nivel de obra de arte.
¿Qué propone Dieterich?
Procedamos a lo concreto. ¿Cuáles son sus sugerencias? En esencia, Dieterich propone poner fin al control de cambio y al control de precios. Esto es exactamente lo mismo que lo que la burguesía está exigiendo. Pero si renunciara a estos controles necesarios, la Revolución se pondría inmediatamente a merced de los burgueses y los especuladores que desean destruirla mediante el sabotaje económico.
El levantamiento del control de divisas produciría inmediatamente una fuga de capital, que provocaría un colapso económico y los precios se dispararían. Los productos (que ahora están siendo acaparados por los especuladores), puede que aparecieran o no en los anaqueles de los supermercados, pero serían tan caros que la mayoría del pueblo no podría permitirse el lujo de comprarlos. Así, el «plan» propuesto por Dieterich no es diferente del de la burguesía contrarrevolucionaria. El hecho de que se camufle con una retórica socialista es irrelevante y se asemeja a las bonitas rosas y cintas de colores que adornan una caja llena de bombones envenenados.
En febrero de 2014, durante la anterior ofensiva de la oposición, Dieterich propuso la formación de un Gobierno de Salvación Nacional incluyendo a Henrique Capriles, el principal líder de la oposición reaccionaria, cuyo objetivo sería tomar «medidas económicas dolorosas necesarias». «Las mayorías de Venezuela quieren un gobierno democrático y de centro», dijo.
Capriles y los otros contrarrevolucionarios han perdido una elección tras otra. Al no haber podido ganar el poder por la vía democrática, han recurrido a manifestaciones callejeras violentas, dejando el año pasado 43 personas muertas, y al sabotaje de la economía. Sin embargo, Dieterich sugiere que se les invite a unirse a un llamado “Gobierno de Salvación Nacional”. Esto no es ni más ni menos que una propuesta para entregar el poder a la oposición contrarrevolucionaria en bandeja de plata.
En la entrevista con la CNN en español, Dieterich dijo que tal gobierno debería invitar a Capriles «y sus fuerzas» para asegurarse de que esta propuesta económica tuviera una «amplia mayoría nacional». En otras palabras, la mayoría deberá someterse a la voluntad de la minoría. Esta es una versión muy peculiar de democracia. Democracia significa que la minoría acepta el veredicto de la mayoría. Aquí se trata de un caso de la cola que mueve al perro.
¿Cuál sería el propósito de este gobierno? Según Dieterich sería tomar medidas económicas dolorosas. Esto es lo que CNN informó:
«Esta sección de la oposición, que estaría dentro de este gobierno de salvación nacional, apoyaría las medidas económicas que van a ser dolorosas, pero –dijo– Venezuela tiene el dinero para que la parte que va a ser afectada sea protegida por el Estado». Que la «parte afectada» (es decir, la mayoría de los pobres) estaría protegida es algo de lo que se puede. De lo que no hay duda es que estas «medidas económicas dolorosas» serían dolorosas para los obreros y campesinos y no para la gente rica que se colocaría de nuevo como jinete. La oposición, sin duda, apoyaría tales medidas. Este es su programa. Es un programa que la mayoría de los venezolanos han votado repetidamente en contra.
La esencia anti-socialista y anti-revolucionaria de las ideas de Dieterich se expresa claramente en su hostilidad hacia los elementos más revolucionarios del Movimiento Bolivariano. En el mencionado artículo que predecía la caída de Maduro para marzo de 2014, describió al «Plan Guayana Socialista, el Control Obrero y las Comunas» como «el camino al abismo», «quimeras» y «fantasías». Es decir, se opone precisamente a aquellos aspectos de la Revolución Bolivariana que han tratado de avanzar en la lucha contra el capitalismo en el terreno de la economía y el Estado.
Él es hostil a estos movimientos porque están dirigidos contra el Estado burgués y han intentado reemplazarlo desde abajo por órganos de control de los trabajadores y de poder revolucionario. Es cierto que estos esfuerzos tienen un carácter vacilante e inconsistente, y son incompletos y se han encontrado con el sabotaje de la burocracia. Pero al menos aquí tenemos en embrión los elementos de control obrero y democracia revolucionaria, que son la condición previa para una auténtica planificación socialista. Pero estas son precisamente las cosas que Dieterich desea erradicar. Evidentemente no hay lugar para la democracia obrera en su «socialismo del siglo XXI», que tiene un parecido mayor con el capitalismo.
Todo su odio se dirige contra la izquierda Bolivariana: los elementos más radicales y revolucionarias que son el corazón y el alma del Bolivarianismo. En febrero de 2014, en medio del intento anterior de la oposición reaccionaria de derrocar al gobierno elegido democráticamente, Dieterich concedió una entrevista a la CNN. Según Dieterich, Venezuela tendría que dejar a un lado a «los radicales» que están causando problemas con sus «aliados internacionales» (léase los EE.UU.). Se les debe mostrar «la tarjeta roja», y en su lugar, tiene que haber una política de «democracia de centro», que, según él, es todo lo que se puede hacer en la Venezuela de hoy, como solución a la crisis.
Dieterich anuncia que la solución es «la formación de un nuevo partido político de centro-izquierda a semejanza de Syriza y Podemos». Esto demuestra que no ha entendido nada de nada. El ascenso de Syriza y Podemos se ha debido en gran parte al hecho de que se oponen a las brutales políticas de austeridad y a los recortes que están llevando a cabo los gobiernos de derecha en Grecia y España.
Dieterich, como hemos visto, está abogando precisamente a favor de esas «medidas dolorosas» para Venezuela. En otras palabras, defiende exactamente lo contrario de lo que proponen Syriza y Podemos. Pero…, la coherencia no ha sido una de sus virtudes más notables.
¡Hay que llevar a cabo la revolución hasta el final!
Los marxistas abordan la Revolución Bolivariana precisamente desde la dirección opuesta a la adoptada por Dieterich. Estamos a favor de la defensa de la revolución contra la oposición contrarrevolucionaria y el imperialismo. Nosotros no predecimos la caída del gobierno bolivariano cada dos minutos, ni damos mucho crédito a las «encuestas de opinión» de la oposición inventadas con el propósito de minar la moral de las masas revolucionarias. Nuestras críticas son exactamente lo contrario de las realizadas por Dieterich y el ala derecha.
Es cierto que la Revolución se enfrenta a una situación muy difícil y peligrosa. Pero este es el resultado del intento equivocado de regular el capitalismo para defender los intereses de las masas. Ese fue el origen de los controles de cambio, controles de precios, y otros intentos de regular y controlar el capitalismo. Pero esto ha fracasado. La inflación es de aproximadamente un 60% anual y hay una escasez de productos básicos. El mercado negro y la especulación están floreciendo. Estas cosas indudablemente ponen a la Revolución en grave peligro. Pero, ¿cuál es la solución?
Lo que todo esto demuestra es que es imposible planificar el capitalismo y hacer que funcione en interés de la mayoría. La solución, sin embargo, no es hacer concesiones a los capitalistas, como Dieterich y la derecha proponen, sino eliminar los medios por los cuales se organiza la campaña de sabotaje. En palabras del líder revolucionario venezolano Ezequiel Zamora, «lo que debe secuestrarse son los bienes de los ricos, porque con ellos hacen la guerra al pueblo, hay que dejarlos en camisa».
En noviembre de 2013, Dieterich dijo que «pese a sus polémicas expropiaciones Chávez entendió que en Venezuela no había condiciones para radicalizar su proceso y empezar a quitarle el control de la economía al capital privado». ¿Acaso Chávez dijo estas cosas? ¿Dónde? ¿Qué discurso o artículo está citando Dieterich? Él no está citando nada. Una vez más, está inventando cosas que no existen.
¿Es cierto que Chávez en noviembre de 2013 estaba abandonando «una mayor radicalización» de la Revolución? No, no es cierto. En su último discurso ante el Consejo de Ministros (llamado Golpe de Timón) Chávez expresó su frustración por la lentitud de la Revolución. Criticó a sus Ministros y subrayó específicamente la importancia clave de las Comunas, algo a lo que Dieterich se opone completamente. Por lo tanto, es francamente deshonesto por su parte malinterpretar las opiniones de Chávez, que, por cierto, con razón lo consideraba como un enemigo.
Hay una cosa en la que Dieterich tiene razón. Si no se toman medidas serias, la Revolución estará en peligro de muerte. Sin embargo, contrariamente a lo que dice Dieterich, la manera de salvar a la Revolución Bolivariana no es llamando a un alto y negociar la rendición a la burguesía, sino, por el contrario, terminando lo que se ha iniciado. Todos los intentos de negociar una solución con la burguesía estaban condenados al fracaso y ya han fracasado. Es imposible conciliar intereses de clase que son totalmente antagónicos e incompatibles. El intento de regular el capitalismo estaba condenado al fracaso y también ha fracasado.
La experiencia ha demostrado que es imposible lograr el socialismo mediante la utilización del mecanismo del viejo Estado. La burocracia que la Revolución heredó del antiguo régimen representa un freno poderoso en la sociedad. Esta gruesa capa de Mandarines parasitarios es hostil al socialismo por su propia naturaleza. Se ha reforzado con una nueva capa de arribistas que llevan franelas rojas y gritan consignas bolivarianas, pero que en realidad son una quinta columna que está royendo las entrañas de la revolución y destruyéndola desde dentro.
La única base real en la que la Revolución puede confiar es el pueblo revolucionario y, sobre todo, la clase obrera. Esta es la fuerza que la ha defendido y sostenido desde el principio. Es la única fuerza que puede garantizar su éxito final. Pero la paciencia de las masas tiene sus límites, y se ha llegado a estos límites.
En la medida en que los puntos clave de la economía sigan en manos de los enemigos de la Revolución, estos continuarán saboteando la economía, provocando caos y miseria. Para luchar contra la guerra económica no es suficiente confiscar un almacén aquí o un camión lleno de productos de contrabando allí. Es necesario sacar las conclusiones necesarias y completar la expropiación de los banqueros, terratenientes y capitalistas. Esa es la única manera en que se puede crear una verdadera economía socialista planificada democráticamente en Venezuela.
El tiempo se acaba. La cuestión se plantea a quemarropa: o la revolución finalmente destruye el poder económico de la oligarquía o la burguesía contrarrevolucionaria destruirá la Revolución. No hay una «tercera vía». Es el momento de completar la revolución hasta el final.
Londres, 23 de enero 2015