Algunos analistas e «intelectuales de izquierda» en estos momentos plantean el aumento de la gasolina, como una salida a la crisis de abastecimiento del combustible que existe especialmente en las fronteras del país. Sin embargo, en el marco de una economía capitalista como la que aún existe en Venezuela y especialmente bajo el sabotaje frontal de la burguesía contra el gobierno Bolivariano, cualquier aumento a la gasolina, por pequeño que parezca dispararía una espiral inflacionaria que terminaría por golpear enormemente los bolsillos de las masas desposeídas.
El subsidio estatal
Según cifras otorgadas por PDVSA el costo para producir un litro de gasolina en Venezuela es de 2,7 Bs. lo cual significa que el precio de 0,097 Bs. por litro, correspondiente a la gasolina de 95 octanos, implica un subsidio estatal de más de 95% del costo. Este subsidio según indicó el entonces presidente de PDVSA Rafael Ramírez, se traduce en un gasto de más de 12.000 millones de dólares al año.
Por otro lado, más del 70% del transporte público y casi todo el transporte pesado no utilizan gasolina sino gasoil o diesel. Por lo tanto la inmensa mayoría del subsidio de la gasolina en realidad va dirigida a los vehículos particulares. Desde un punto de vista de clase, los principales beneficiados por el subsidio son la burguesía y la pequeña burguesía, así como algunos sectores acomodados de la clase trabajadora y el campesinado. Mientras que el grueso de la población, la cual carece de vehículos particulares no recibe ningún beneficio por parte de este subsidio.
Es cierto que no hay justificación objetiva, para que el aumento de la gasolina afecte a los servicios de transporte, y que esto requiera un aumento de costos para el traslado de bienes y servicios a lo largo y ancho del país. Sin embargo no podemos obviar tampoco, que en el marco de la llamada guerra económica, la burguesía tomará esta excusa para disparar una cadena inflacionaria, que atacaría fuertemente los intereses del pueblo trabajador, en la misma medida en que se culpa al gobierno de todo esto.
Mientras las palancas de la economía estén en manos de la burguesía, esta utilizará sus medios de producción para su propio beneficio, especialmente en contra de los intereses del pueblo trabajador. Esta es una ley básica del capitalismo: la producción no se basa en satisfacer las necesidades de los consumidores, sino simplemente en satisfacer los intereses de clase de la burguesía. Si algo ha sido comprobado durante estos 15 años de revolución Bolivariana, es que el capitalismo no puede ser regulado ni controlado. Y que si la burguesía puede disparar la inflación por cualquier excusa, así lo hará.
Cualquier aumento sobre la gasolina, que permita ahorrar dinero al estado, será pagado con creces por las masas populares, especialmente de aquellos sectores que en la actualidad no reciben ningún beneficio del subsidio de la gasolina.
El contrabando de extracción
Mientras que en Venezuela el litro de gasolina tiene un costo aproximado de 0,015$, en Colombia el litro cuesta al rededor de 1,13$, y en Brasil promedia 1,32 $ por litro. Tomando en cuenta sólo estos factores, no es difícil entender el gran negocio que se encuentra en sacar la gasolina de Venezuela y venderla en países vecinos.
Sin embargo, considerando que los contrabandistas de combustible, luego de vender la gasolina en los países vecinos, pueden traer a Venezuela dólares (o cualquier otra moneda internacional) producto de la venta, y cambiarlos en el mercado negro, cada litro de gasolina vendido en Colombia al cambio actual bajo el dólar paralelo pasa de 200 Bs/lt, mientras que si se venden en Brasil supera los 235 Bs/lt.
Esto quiere decir que por cada 0,097 Bs. que se invierta se gana más de 200 Bs., significando una ganancia de más de 200mil veces de lo invertido. Es un negocio que para la burguesía, para los paramilitares y para algunos sectores populares bien vale la pena arriesgarse – aunque estos últimos sólo representan una pequeña porción del contrabando el cual se realiza, por ejemplo, a través de vehículos particulares que viajan con el tanque lleno de gasolina y luego lo vacían en contenedores para la venta. El grueso de la extracción se hace en vehículos de transporte pesado.
Se calcula que este contrabando genera una pérdida anual a Venezuela de más de 5.000 millones de dólares al año.
Habiendo tanto dinero en juego, no es difícil para los contrabandistas de gasolina, comprar funcionarios y oficiales de las fuerzas armadas asignados a las alcabalas y fronteras con Colombia y Brasil. Lo cual facilita que con total impunidad, salgan del país casi a diario – como ha sido denunciado infinidades de veces por las comunidades de vecinos cercanos a las fronteras –, vehículos de carga, llenos del combustible con total complicidad de la GNB. Sin que el gobierno central sea capaz de prevenirlo.
Un aumento para que nada mejore
Para algunos analistas de izquierda, y especialmente para los agentes de la burguesía, el aumento de la gasolina es una medida “necesaria” para solucionar los problemas del país. Sin embargo, en el marco de una economía mayoritariamente capitalista y del sabotaje frontal a la economía a través de la guerra económica, cualquier aumento de la gasolina, con la intención de solventar o paliar los problemas económicos del país, sólo es posible sobre la carga en los hombros de la clase trabajadora y demás masas desposeídas. Pero lo que es peor aún, es que ni siquiera a corto plazo, esto pudiera solucionar algo en el fondo.
Poniendo los pies en la tierra un poco, si el aumento se hace con el fin de eliminar el contrabando de extracción de gasolina, es necesario aumentar la gasolina igual o por encima del costo en los países vecinos. Supongamos que en Venezuela se aumenta el litro de gasolina hasta 1,5$ por litro, estando un poco por encima del costo del litro en Colombia y Brasil, lo cual significaría un aumento en bolívares de 0,097 Bs. hasta 9,45 Bs/lt correspondientes casi 100 veces más del precio actual en Venezuela. Esto significa que un tanque promedio de 40 litros de gasolina pasaría de 3,88 Bs. a costar la suma de 378 Bs.
Sin embargo, lo que estos analistas mal llamados de izquierda no toman en cuenta, es que por medio del cambio de dólares en el mercado negro, los contrabandistas estarían comprando gasolina a 9,45 Bs/lt y que luego al traer los dólares a Venezuela estarían ganando más de 200 Bs/lt. Lo que sigue siendo una excelente tasa de ganancia para los contrabandistas, la cual mantendría aún el mercado de extracción, mientras que este aumento de casi 10.000% de la gasolina, lo único que puede hacer es permitir a la burguesía una nueva excusa para disparar la inflación culpando al gobierno, y que sólo se empeorará la condición económica del pueblo trabajador.
Más aún para poder acabar con el mercado de extracción, la gasolina debería rondan los 200 Bs/lt para que, sólo así, ya no sea rentable la extracción para los contrabandistas, y además la gasolina debería quedar sujeta al precio del dólar en el mercado negro, de tal manera que cada vez que aumente este, también se aumente la gasolina. Como vemos, para que el aumento de la gasolina pueda frenar el contrabando, es necesario aumentarlo a valores inaceptables para la economía del país. Por lo que queda descartada la ingenua tesis de que quitar el subsidio a la gasolina, aumentando su precio a valor de costo, pueda influir positivamente en la disminución en el contrabando de gasolina hacia los países vecinos.
A que sector debe aplicar recortes el estado
Por otro lado, a pesar de que pareciera que los 12.000 millones de dólares anuales que el estado invierte en el subsidio de la gasolina, en una suma muy alta, debemos tomar en cuenta que tan sólo durante el período 2004-2012 se otorgaron más de 300.000 millones de dólares de PDVSA a precio preferencial a tan sólo 71 de las principales empresas del país, significando más de 37.000 millones de dólares anuales.
Si el gobierno, producto de la caída de los precios del petróleo y de la crisis económica que vive el país, debe recortar el subsidio a algún sector, es a la burguesía del país conformada en estas 71 empresas. Las cuales se siguen haciendo millonarias gracias a la compra de dólares a precios preferenciales, mientras que a la vez venden a precios del dólar paralelo. Esto de forma indirecta implica un subsidio del estado a la burguesía parasitaria y rentista, tanto nacional como imperialista.
El aumento de la gasolina significa golpear enormemente los intereses del pueblo trabajador. Por lo que si el estado debe realizar recortes, debe hacerlos sobre la burguesía rentista. Si empresarios como Lorenzo Mendoza quiere dólares, que los traiga de esos 4.000 millones de $ que tiene en sus cuentas en el extranjero. El gobierno Bolivariano no puede seguir financiando con dólares preferenciales, a la misma burguesía parasitaria que por 15 años ha usado este “subsidio” del estado para sabotear la economía y para debilitar el poder adquisitivo de la clase trabajadora. Ni un dólar más para la burguesía.
Es cierto que, el estado pudiera ahorrarse estos 12.000 millones de dólares del subsidio a la gasolina, pudiendo invertirla en otros sectores como Salud, Educación, etc., sin embargo, este ahorro del estado sería cancelado con grandes “intereses” por la clase trabajadora y el resto del pueblo trabajador, a través de la inflación artificial que la burguesía del país llevaría a cabo.
Estas son las principales razones por las cuales los medios de comunicación de la burguesía presionan con tanto énfasis sobre la “necesidad” de aumentar la gasolina, a lo que la intelectualidad de izquierda y el gobierno están siendo arrastrados cuales borregos.
Por una parte, la burguesía tendría la excusa perfecta para disparar la inflación, aumentando artificialmente los precios de todos los bienes y servicios, y por otra el peso que representaría esta agudización de la crisis económica del país, pudiera radicalizar el descontento de las masas, y terminaría, en el peor de los casos, por arrojar a las masas a una oleada de protestas y/o saqueos dirigidos principalmente en contra del gobierno del presidente Nicolás Maduro. Sería una receta acabada para que las mismas masas populares derroquen al gobierno Bolivariano.
¿Qué hacer?
Mientras la economía de Venezuela sea mayoritariamente capitalista, como lo es en la actualidad, cualquier aumento sobre el precio de la gasolina, por poco que pareciera, significaría disparar una cadena inflacionaria que terminaría a la larga con radicalizar, más aún, la guerra económica en contra del pueblo, con lo que también se lograría destruir las bases de apoyo popular sobre el gobierno del presidente Nicolás Maduro, que ya han venido mermando lentamente, producto de la crisis económica del país.
Para poder eliminar el enorme gasto que significa para el estado el subsidio de la gasolina, sin que esto a la vez afecte los sectores populares, es necesario en primer lugar, el monopolio estatal de todo el transporte pesado, de tal manera que sea el mismo estado el encargado de transportar todos los bienes y servicios a través del país.
Sin embargo esto no será suficiente, porque incluso siendo el estado el único encargado del transporte pesado, pudiendo ofrecerle a la burguesía el servicio de transporte a precios mucho más bajos que los ofrecidos por los terceros privados en la actualidad, la burguesía de igual manera y sin lugar a dudas podrá utilizar la excusa de la gasolina para aumentar artificialmente los precios. Por lo que hará falta completar la revolución socialista, tomando medidas más radicales, tales como:
1) La nacionalización de las palancas de la economía en manos de la pequeña oligarquía parasitaria y rentista conformada por: las grandes industrias y monopolios nacionales, los latifundios y la banca privada. Bajo el control democrático de las masas del pueblo trabajador, en Consejos Socialistas de Trabajadores y/o de Campesinos, en conjunto con los demás órganos del Poder Popular, como Consejos Comunales, Comunas, etc.
2) La nacionalización de todos los centros de distribución y almacenamiento de alimentos, y otros bienes de primera necesidad, como las cadenas de supermercados y farmacias, bajo Control Democrático de los Trabajadores, bajo la figura de CST. Para que sea el mismo estado el encargado de vender los alimentos, medicinas, etc. que el pueblo necesite, acabando con el acaparamiento, desabastecimiento y la inflación inducida por la burguesía.
3) La culminación del sistema ferroviario que conecte las principales ciudades productoras/consumidoras a lo largo y ancho del país, y la compra de trenes especializados para el transporte de carga pesada. De tal manera que se abaraten mucho más los costos de transporte de alimentos y demás bienes de consumo.
De esta manera el gobierno y el Poder Popular tendrán el control sobre los medios de producción, las cadenas de transporte, y las de distribución de alimentos y bienes de consumo de primera necesidad. Sólo teniendo el control de la economía bajo propiedad estatal y bajo administración democrática de la clase trabajadora y del campesinado, se podrá aumentar la gasolina sin que con esto se aumente también la inflación.
Ni un dólar más para la burguesía
No más subsidio a la burguesía parasitaria
Nacionalización de las palancas de la economía
Completar la revolución socialista