Defender la concepción acerca del desarrollo de la sociedad es una tarea de los marxistas, de los revolucionarios. Defender el socialismo como formación socio-económica necesaria en el camino de construcción del comunismo moderno es defender el marxismo. En suma, la defensa del socialismo es comprender que esta formación socio-económica es una forma superior al capitalismo, y que a su vez el socialismo es de carácter transitorio y anterior al comunismo moderno, y es la confirmación finalmente de que el marxismo es una ciencia que explica el desarrollo histórico de las cosas en su forma dialéctica y materialista.
En ese sentido, podemos afirmar que el desarrollo histórico de la sociedad humana ha transitado por diversas formaciones socio-económicas, a saber, la comunidad comunista primitiva, el esclavismo, el feudalismo y el capitalismo. Todas estas formaciones han estado marcadas por la lucha de clases, exceptuando la comunidad primitiva dado que en ésta no existía la propiedad privada, la división de clases, el Estado, la división del trabajo explotador, etc.
En suma, la revolución socialista es un proceso histórico natural de desarrollo de la sociedad de formas inferiores a formas superiores de la organización de la producción material y de la organización social. También expresa la necesidad actual de hombres y mujeres de luchar por la desaparición de la propiedad privada, de la división de clases sociales, de la división del trabajo y del mercado mundial capitalista. En otras palabras, acabar con el dominio del capital sobre las masas trabajadoras y poner fin a la destrucción de la naturaleza.
¿Cuáles son las condiciones históricas actuales que sirven de plataforma para la revolución socialista?
La justificación histórica de toda clase dominante consiste en afirmar que el sistema de explotación que lidera lleva el desarrollo de las fuerzas productivas a un nuevo nivel. Esta justificación, no la lleva a cabo el capitalismo desde hace decenios. En simples palabras, el capitalismo es un sistema económico agotado que detiene el desarrollo de la humanidad. El liberalismo y la burocracia como elementos de orden económico y político no funcionan como mecanismos de impulso de desarrollo de las fuerzas productivas ni como formas para alcanzar la justicia social dentro del marco del capitalismo, ni son formas adecuadas en un proceso revolucionario socialista.
La crisis actual del capitalismo es una demostración clara como éste ante este fenómeno de la crisis golpea profundamente las masas trabajadoras del mundo y aniquila las fuerzas productivas. Asimismo, como demuestra la historia del capitalismo, la crisis es una ley que rige esta formación socio-económica, por tanto, la única forma de acabar con este mal es la destrucción del capitalismo, y en su lugar la instauración del socialismo.
¿Cuál es la capacidad de los trabajadores de realizar la revolución socialista?
La respuesta tiene doble carácter: uno dialéctico, y otro político. Más preciso, la capacidad de los trabajadores para realizar la revolución socialista es producto del desarrollo histórico y dialéctico de la lucha de clases; desarrollo que permitirá a la masa trabajadora del mundo construir una sociedad desligado de la explotación y del exterminio de la especie humana y del planeta Tierra.
Este carácter dialéctico entra en el campo teórico; y el carácter político en el campo práctico. Esta división la hacemos para una fácil comprensión del proceso de transformación de la sociedad humana. Pero en realidad, lo teórico y lo práctico es una unidad dialéctica, es decir, un proceso dinámico transformador, importante de ser comprendido en el marco de la lucha de clases. Lucha de clases vista a su vez como contradicción universal y particular. Vista así, la capacidad de los trabajadores en su misión de derrocar el capitalismo consiste entonces en un proceso histórico de la sociedad, en las que las contradicciones están presentes; y en la que la solución de las mismas son evidencia -como lo demuestra la historia- de transformaciones en la naturaleza, en la sociedad y en el conocimiento de formas inferiores a formas superiores de la vida, de las formas socio-económicas y de desarrollo del conocimiento.
Nuestra tarea en la defensa del socialismo es comprender en forma clara la particularidad de la contradicción en el desarrollo de las cosas, y además explicarla como parte de lo universal. Engels dijo: “El movimiento mismo es una contradicción”. Además, la contradicción en todas las cosas tiene tanto carácter universal como particular.
Este carácter dialéctico en el desarrollo de las cosas consiste en entender que el desarrollo histórico de la sociedad, por ejemplo, es un movimiento contradictorio de avances y retrocesos, desarrollo que marcha hacia la liberación de la humanidad a pesar de que los ideólogos de los explotadores niegan esta esencia de las cosas. Estos ideólogos dicen que la sociedad no cambia, todo ello, para justificar la existencia eterna del capitalismo.
El carácter político de la capacidad de los trabajadores y de las trabajadoras de realizar la revolución socialista tiene que ver con la adquisición de independencia de clase de la masa trabajadora, es decir, a la capacidad de defender sus intereses y no los de la burguesía. En otras palabras, la defensa de la revolución socialista se enmarca en la solución de las contradicciones de la lucha de clases, es decir, no en la defensa de la patria, ni en la defensa del Estado burgués, sino en la derrota de la burguesía y, por consiguiente, del sistema capitalista de producción y, por tanto, el triunfo del socialismo.
Además, la defensa de la revolución socialista en el campo práctico (y teórico) involucra agitación y educación de las masas. La defensa de la revolución marxista comprende pues prepararse para la revolución mundial; ello, implica no dejarse engañar y en crear una conciencia de clase en la masa trabajadora.
Finalmente o resumiendo, la lucha de clases en el desarrollo o defensa del socialismo no se debe circunscribir a una lucha entre la propiedad estatal y la propiedad privada de los medios de producción, sino en aprovechar las condiciones objetivas o materiales actuales y en desarrollar asimismo las condiciones subjetivas de la clase trabajadora con el fin último de acabar con la propiedad privada de los medios de producción e imponer definitivamente la propiedad social de los medios de producción única forma de continuar desarrollando las fuerzas productivas para el bien de toda de la sociedad humana y no para un grupo usurpador de la riqueza creado por millones de hombres y de mujeres.