La democracia universitaria por la que llevamos años luchado, y que hoy tenemos al alcance, no es un fin en sí misma, sino un vehículo para la transformación del modelo educativo actual. La meta es acabar con los rasgos feudales que aún conserva la universidad y adaptarla a las necesidades de nuestro tiempo.
Estas son inquietudes que incluso antes del comienzo de la Revolución Bolivariana (1999) ya tenían arraigo en los estudiantes venezolanos. Haciéndose dentro de las aulas valoraciones negativas y críticas del modelo educativo de las cuales saldrían propuestas para la construcción de una nueva universidad.
El modelo actual de universidad se ha ido agotando, sostenido únicamente por un marco legal liberal-burgués y por un grupo de profesores que en su afán de conservar sus privilegios se opone al cambio sirviendo de freno a las aspiraciones revolucionarias.
Nuestra lucha y accionar cotidiano están dirigidos a la construcción de la universidad popular y democrática, que atienda a los intereses del pueblo y no del mercado, la industria privada o los centros de investigación extranjeros. Acabando así con el colonialismo intelectual que no permite el desarrollo de las potencialidades humanas dentro de nuestras fronteras y que por el contrario enajena el conocimiento.
Como marxistas luchamos además por el reconocimiento de los trabajadores y su derecho a participar en la conducción de su destino, por un sistema de ingreso más justo y equitativo. Por una universidad libre de las manos de los elitistas que las han gobernado por décadas.
Nuestras propuestas,
[1- Sufragio universal (de todos los gremios).
2-Creación del Consejo Universitario, conformado por igual número de voceros de cada gremio escogidos democráticamente en oposición al Consejo Directivo donde la mayoría de los miembros son escogidos por las autoridades.
3- Elección de nuestros decanos.
4-Inclusión del referéndum consultivo para asuntos de elevada importancia para la comunidad.
5-Revocabilidad de los cargos y sanciones severas por corrupción, lobby o manipulación indebida de los fondos.]
Son propuestas revolucionarias porque no parten de una concepción idealista de la universidad, sino que son producto de un estudio de las contradicciones en su seno, una concepción dialéctica. La igualdad gremial que presupone, transfiere el poder a la comunidad universitaria, comunidad que en su diversidad de criterios pueda establecer verdaderas políticas de progreso que no se limiten a las aspiraciones de un gremio particular.
Síntomas del fracaso del modelo actual en el ámbito educativo son las diversas manifestaciones que alrededor del mundo se han venido sucediendo. Unas más a la izquierda que otras, todas tienen un común denominador, la democracia y la gratuidad educativa.
El pasado 18 de marzo los estudiantes de la “London School of Economics and Political Science” (LSE) en Londres tomaron la sala principal de reuniones de la universidad manifestándose contra las políticas neoliberales que se venían implementando. El movimiento denominado “Ocuppy LSE” que cuenta con el respaldo de la “Marxist Student Federation” (MSF) alza la voz en pleno centro del capitalismo mundial, sus exigencias no distan mucho de las nuestras: Gratuidad y acceso libre a la educación, reivindicaciones laborales para los trabajadores, democracia plena, con elecciones directas y un consejo formado por estudiantes, académicos y trabajadores que dirija la universidad, además luchan contra leyes que promueven el racismo y la xenofobia. Un programa realmente revolucionario.
En Italia, el 12 de marzo los estudiantes marcharon contra la propuesta «Buona Scuola» (Buena Escuela), iniciativa estadal que otorgaría bonos a las familias por inscribir a sus hijos en colegios privados, medida que claramente marcha hacia la privatización de la educación, los estudiantes por el contrario plantean desde las bases la “Altra Scuola» (Otra escuela), exigiendo una educación democrática, gratuita y de calidad.
En Brasil, la campaña “Público, Gratuito e Para Todos: Transporte, Saúde, Educação! Abaixo a Repressão”, llevada a cabo por la “Juventude Marxista” aboga por alcanzar una educación gratuita a todos los niveles, mas cupos en las universidades públicas y el cese de la discriminación racial entre otras reivindicaciones.
A estos se suma el caso de los estudiantes chilenos que siguen luchando por rescatar la educación universitaria de manos de los capitalistas y empresarios, el caso de los estudiantes mexicanos que contra las medidas terroristas del gobierno siguen alzando su voz y expresando su desacuerdo contra un sistema que los persigue y criminaliza, el caso de los universitarios de Macedonia y Ámsterdam que también despiertan para luchar por modelos distintos.
Cabe destacar, entre estas luchas, la que en el año 1998, previa llegada al poder del Comandante Chávez, llevaran a cabo los estudiantes de la Universidad Simón Bolívar (USB), quienes rechazaron un intento de privatización de esta casa de estudios, política que el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) imponía a Venezuela luego de la crisis del los años 80.
Estos no son los únicos casos, tampoco son fenómenos aislados entre sí, sino que surgen como respuestas a la crisis estructural del capitalismo. Contra un modelo que pretende convertir la educación en un negocio, en una mercancía que no todos pueden pagar.
Hoy día, la juventud a nivel mundial está asumiendo las conclusiones más revolucionarias en su lucha contra las medidas de austeridad que los capitalistas pretenden imponer al pueblo. Medidas que se les hacen necesarias para mantener por más tiempo sus ganancias mientras las mayorías son cada vez más pobres. Sin embargo, aunque entre los jóvenes se va formando una vanguardia consciente de su deber histórico, no faltan aquellos que se coloquen del lado de los explotadores.
Aquellos que defienden los intereses del capitalismo tienen su puesto en la historia junto a los defensores de la esclavitud. La reacción contra los cambios democráticos es dura y no conoce límites, para muestra, los estudiantes desaparecidos en México. Todo por el afán de dinero que en fin, es quien gobierna las mentes de los hoy oponen barreras a la transformación del modelo educativo.
Nuestra tarea es mostrar al resto de nuestros compañeros que no estamos solos, que nuestra lucha no está aislada del contexto global. Es una tarea larga, pero tenemos que emprenderla ahora. El ejemplo de la consolidación en Inglaterra de una Federación de Estudiantes Marxistas, en el corazón de una nación capitalista y contra cualquier pronóstico debe hacernos reflexionar. La unidad para combatir al enemigo capitalista puede y debe ser alcanzada.
La revolución bolivariana necesita de los estudiantes y jóvenes una militancia activa, una lucha contra la reacción en todos los ámbitos. El cambio del modelo educativo es una necesidad que se hace urgente, no podemos construir el socialismo educando a las futuras generaciones en los valores del capitalismo.
¡Estamos del lado correcto de la historia!
¡Por la Universidad democrática y popular, estudiantes del mundo uníos!