En un seminario en una de las universidades de elite, el ITAM, el secretario de Economía del gobierno mexicano, Ildefonso Guajardo, señaló: “Íbamos muy bien y en septiembre nos despertaron con un elemento que en el sistema de planeación no estaba al cien por ciento conceptualizado. Ese elemento no es una novedad, es un recordatorio que este país ha tenido un crecimiento desigual, que no es la primera vez que se apunta desde el punto de vista de analistas económicos, de la naturaleza de dos Méxicos” (La Jornada 10/01/15).
Estamos en un periodo de enorme inestabilidad y los intentos del Estado por poner orden en la economía mexicana sólo han derivado en inestabilidad social. Como un auto a gran velocidad cruzando una meta tras otra, el gobierno de Peña Nieto consiguió unificar a los distintos partidos en el “Pacto por México” y aprobar una reforma tras otra. Pero la explosión de la lucha de las masas en septiembre de 2014 ha paralizado al régimen. Una vez que el movimiento había descendido intentó aprobar una reforma contra un importante sector de trabajadores de la salud. Los trabajadores estatales del DF fueron amenazados con una reforma que pretendía borrar de un plumazo grandes derechos y también se intentó una reforma para privatizar el agua para su libre explotación de las empresas privadas. El miedo a que las protestas contra estos ataques reavivaran la llama de la lucha, los hizo retroceder temporalmente.
Después de Ayotzinapa lo que el Estado busca es generar un ambiente de estabilidad para seguir adelante con los ataques. Algunas de las reformas ya aprobadas, como la energética y la educativa, no han logrado aplicarse en sus aspectos fundamentales. Esperaban que al aplastar el boicot a las elecciones intermedias del 2015, darían una lección al movimiento de masas y podrían nuevamente reactivar su ofensiva. Existe una enorme presión del gran capital para continuar con su programa, además el panorama económico no es de mejora y recuperación. Su problema es que se enfrentan al pueblo trabajador que sigue resistiendo.
Las elecciones son una especie de termómetro que nos permiten ver el ambiente social, las que se desarrollaron el 7 de junio de 2015 fueron muy ilustrativas.
Las elecciones intermedias del 2015
“En México, la democracia avanza”, dijo Peña Nieto en su mensaje transmitido en cadena nacional el 7 de junio, día que se realizaron las elecciones intermedias. Los padres de los normalistas de Ayotzinapa habían hecho un llamado a boicotear estas elecciones que fue secundado por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). De manera triunfalista el Instituto Nacional Electoral dijo que el 99.84% de las casillas del país fueron instaladas. El ganador de las mismas fue el gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI). Mirando la realidad detrás de las apariencias, lo que vimos fueron diversas expresiones de descontento y un creciente desprestigio de las instituciones del Estado. Observamos a un régimen que no cuenta con el consenso social pero que es capaz de gobernar por la dispersión y la ausencia de una táctica unificada por el movimiento de masas.
Para la elección de Diputados Federales el PRI obtuvo 29.18% de los votos emitidos (11,638,675), el PAN 21.01% (11,638,675 votos), el PRD colapsó con un apoyo del 10.87% (4,335,745), seguido por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), encabezado por López Obrador, que se presenta a sus primeras elecciones y que obtuvieron 8.93% de apoyo (3,346,349 votos)[1].
Hubo 1,900,881 votos nulos (4.76%) que superaron la votación de 4 partidos y equivale a más de la mitad de los votos que obtuvo Morena. Muchos de estos votos se anularon conscientemente con mensajes en contra de los partidos políticos, contra el gobierno de Peña Nieto o exigiendo justicia para Ayotzinapa.
En las elecciones se dieron fenómenos nuevos que la burguesía puede valorar como una posibilidad a utilizar en el futuro. Una serie de escisiones o candidatos no propuestos de partidos como el PRI o el PAN se lanzaron de manera independiente y también hubo casos de reales candidatos independientes que generaron muchas simpatías. El panista Jesús Clouthier, se lanzó de candidato independiente y ganó una diputación federal, por su parte el ex futbolista Cuauhtémoc Blanco ganó la alcaldía de Cuernavaca. Hay que destacar el triunfo del joven Pedro Kumamoto, un activista universitario que atrajo las simpatías de sus votantes, tuvo una campaña austera y venció a los partidos sin contar con un aparato fuerte.
En Nuevo León, el ex priísta Jaime Rodríguez Calderón, conocido como El Bronco, tuvo un triunfo histórico al derrotar al PRI y al PAN por un amplio margen de puntos. Este candidato fue apoyado por fuertes sectores de la burguesía regiomontana pero también despertó grandes expectativas en la población, lo cual refleja una búsqueda de las masas por encontrar una salida a sus problemas que con el PRI y el PAN no han solucionado. Poco después de las elecciones vimos marchas numerosas de profesores en Nuevo León, un Estado en donde no es común ver grandes manifestaciones, lo cual ratifica que hay un hartazgo y una búsqueda por salir de los problemas económicos y de la violencia.
El boicot al que llamaron los padres de los normalistas e impulsado principalmente por el magisterio democrático, con excepción del municipio de Tixtla, no consiguió anular las elecciones, pero en algunos poblados de Oaxaca y Guerrero se dieron verdaderas insurrecciones locales como fueron Huajuapan en Oaxaca o Tlapa de Comomfort, Guerrero. En este último municipio el gobierno de Peña Nieto reprimió brutalmente. Decenas de policías federales entraron a casas de dirigentes del Movimiento Popular de Guerrero para tomarlos presos. Un joven profesor llamado Antonio Vivar Díaz fue asesinado por la policía. Su entierro se convirtió en una nueva manifestación de masas.
En el Estado de Oaxaca el magisterio tomó las juntas distritales del INE antes de las elecciones. En algunos lugares, como en la zona mixteca, las masas hicieron retroceder a las fuerzas represivas. En el Istmo de Tehuantepec se dio una rebelión anti electoral con urnas no instaladas y quemadas durante el día de las elecciones, esto se replicó en otros lugares de Oaxaca. En medio de urnas canceladas y quemadas, el abstencionismo en Oaxaca fue del 59%, mientras que en el año 2012 fue de sólo el 41%.
Existen elementos locales de doble poder. Hay municipios que han rechazado las elecciones burguesas y elegido ellos mismos a sus gobernantes por métodos comunitarios, como las asambleas. Ejemplo de ello lo tenemos en Cherán o en Ostula, Michoacán o en la Montaña de Guerrero. En Ostula, la población armada recuperó tierras que el Estado había vendido a capitalistas privados y además se ha armado para combatir al crimen organizado.
Lejos de fortaleza, estas elecciones reflejan cuanto han cambiado las cosas en el país. El PRI fue un partido aplanadora que ganaba desde la presidencia del país hasta el más recóndito municipio. Si tomamos en cuenta que la participación de las elecciones fue del 47.72% el PRI gobernará con menos del 14% del apoyo del electorado.
El nivel de participación no varía mucho con respecto a las elecciones intermedias pasadas. Sabemos que el PRI se basa en un aparato corporativo y en la compra del voto. Además de esos tradicionales métodos, el INE recibió un histórico presupuesto de 18,572 millones de pesos (mdp), 16% más que en el proceso electoral federal 2011-2012, en el cual fue impuesto como presidente Peña Nieto.
Estas han sido las elecciones más costosas de la historia. Sumado a ello el Estado tuvo que recurrir a una enorme movilización de policías locales y federales, de militares y de la marina para asegurar que se desarrollaran los comicios. Al régimen antes le bastaba con la demagogia para gobernar, ahora tiene que recurrir a estas medidas, reflejo del desprestigio.
El colapso del PRD
Es una paradoja que a nivel internacional, cuando el capitalismo muestra con toda su claridad que es un sistema inviable, los partidos de masas de los trabajadores que se formaron para luchar contra el sistema, se conviertan en más de una ocasión en sus protectores. Partidos obreros, partidos de izquierda, han entrado en alianzas con la burguesía, han sido gobierno y han aplicado el programa de los capitalistas. Décadas de giro a la derecha han generado un divorcio entre los aparatos de dichos partidos y la clase obrera, quien en algunos casos ha dejado de verlos como una alternativa.
Esto no significa que en todos los casos estos partidos hayan agotado su papel histórico, pero lo cierto es que hemos visto el colapso de organizaciones como el PSOE en el Estado Español o el PASOK en Grecia y el surgimiento de nuevos partidos como Syriza y Podemos, que tendrán aún que pasar la prueba de la historia para consolidarse como alternativas para los trabajadores.
El Partido de la Revolución Democrática (PRD) surge entre los años 1988-1989 cuando las masas luchaban por quitarse de encima al PRI. La candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas aglutinó a enormes sectores de las masas, muchos de ellos lo veían como el continuador del proyecto de la revolución mexicana. El apoyo fue particularmente sólido en zonas como La Laguna, Coahuila, y la Tierra Caliente michoacana, lugares en donde su padre, Lázaro Cárdenas, repartió tierras a los campesinos.
Organizaciones, como la Coalición Obrera Campesina Estudiantil del Istmo (COCEI) de Tehuantepec en Oaxaca que se formó con una lucha insurreccional, se sumaron a la formación del PRD. En Guerrero viejos compañeros de armas de Lucio Cabañas y comunidades campesinas participaron activamente en este proceso. El PRD en sus primeros años fue duramente reprimido y alrededor de medio millar de sus militantes fueron asesinados, muchos de ellos eran dirigentes comunitarios del estado de Guerrero. Hoy es tal su debacle que hasta su propio fundador y líder histórico, Cuauhtémoc Cárdenas, ha abandonado el partido. Las elecciones del 2015 han reflejado su colapso que se profundizará en los próximos años. En un audio filtrado el presidente del PRD, Carlos Navarrete, reconoce que en el 2018 el DF o lo gana el PRI o lo gana Morena.
El PRD ha sido controlado por su ala de derechas. Lo más rescatable de ese partido se ha ido al obradorismo con la formación de Morena, de tal forma que el péndulo ha girado cada vez más a la derecha en su interior. Este partido entró en el “Pacto por México” de Peña Nieto y fue impulsor de las peores contrarreformas. El tiro de gracia se lo dio el caso Ayotzinapa, cuando el partido trató de mantener a toda costa en su puesto al gobernador perredista de Guerrero y en donde el perredista presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca, junto con su esposa, están ligados a grupos locales de narcotraficantes. En las elecciones del 2015 el PRD usó los mismos métodos del PRI para comprar votos, sobre todo en el DF. Esto amortiguó pero no impidió su gran debacle.
El PRD pasó de gobernar 14 delegaciones de la Ciudad de México a gobernar 6, mientras que Morena que se presenta a sus primeras elecciones tendrá 5 delegaciones a su mando. El PRI pasó de gobernar 1 delegación a gobernar 3 y el PAN de 1 a 2.
Movimiento Regeneración Nacional
Morena se formó con la participación activa y voluntaria de miles de activistas a lo largo y ancho del país. En su congreso fundacional se decidió que sería un partido movimiento y que lucharía no solo electoralmente sino también en las calles. También aprobó que cada representante popular de Morena donaría una parte de su salario para el movimiento —una medida poco popular para carreristas y arribistas—. En una comisión del congreso se debatió sobre si Morena debía declararse socialista aunque finalmente no se votó, el sentir mayoritario de quienes participaron en dicho debate era favorable a caracterizar al partido de esa forma. Entre los invitados al congreso, de manera paradójica estaba tanto el embajador de Cuba como el de EEUU, los delegados mostraron con claridad su posición al gritar contundentemente: “¡Cuba sí, yanquis no!”. Todo esto deja en claro el sentir y las aspiraciones de quienes de manera honesta luchan en Morena por construir una herramienta firme que ayude a transformar profundamente la sociedad.
Cuando el movimiento nacido con el intento de desafuero de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y la lucha contra el fraude electoral se decide convertir en partido, el ambiente de lucha ya había descendido. Morena no cuenta con un apoyo social tan amplio como el que tuvo el PRD en sus inicios. Este partido tiene que mostrar ante las masas su viabilidad como instrumento real de transformación social. En las luchas del pueblo mexicano como la que se opuso a la reforma educativa en el 2013 no se apoyó con determinación al magisterio. En la defensa del petróleo parecía que se frenaban las acciones. Se convocaban a asambleas en donde la gente venía de todos los rincones del país a escuchar que la siguiente acción sería una nueva asamblea. En un mitin masivo las masas interrumpieron el discurso de AMLO con el grito de “Paro Nacional”. En la lucha por los normalistas de Ayotzinapa, que ha sido la más importante batalla en este sexenio, Morena desapareció de la escena. ¿Cómo Morena podía entonces ser visto como la alternativa para luchar contra Peña Nieto?
Morena tuvo importantes avances en el DF y algunas otras zonas. Como ya explicamos gobernará 5 delegaciones en el DF incluyendo Cuauhtémoc que está en el corazón de la ciudad. Además de ser el partido con mayores curules en la asamblea legislativa. Veracruz fue el tercer estado donde Morena más votos tuvo (después del DF y Estado de México), ahí ganó dos importantes distritos electorales federales, el X (Xalapa Urbano) y el XI (Coatzacoalcos). Morena ganó el municipio de Texcoco en El Estado de México, el de Calkiní en Campeche y Valladolid en Yucatán. En Michoacán Morena postuló al ex líder de las autodefensas armadas, Enrique Hernández Saucedo, para alcalde del municipio de Yarecuaro, en pleno mitin de campaña fue asesinado por un comando armado, la gente pese a ello votó por este candidato y el municipio será gobernado por Morena.
Estos triunfos fueron resultado de un trabajo militante de la base. Morena es el partido de oposición que mejores resultados en la historia ha obtenido en su primera elección, tiene un contexto más favorable que el PRD en sus orígenes. Lejos de echar las campanas a vuelo, los resultados de Morena reflejan que pudieron captar a un sector del voto de la gente que aspira a un cambio en el país, pero que otro amplio sector manifestó su descontento por otros medios. Hay apoyo, escepticismo, incertidumbre y hasta rechazo abierto hacia Morena.
Es necesario un programa de clase y socialista
Morena deberá usar sus posiciones, empezando por las del DF y de sus parlamentarios, para dar una batalla desde la oposición que le otorgue proyección nacional. En el DF están planteando un programa que plantea un gobierno austero que ahorre 10 millones de pesos, el combate a la corrupción, detener el desorden urbano, ampliar y universalizar los programas sociales, no aumento de impuestos, luchar por que no exista ningún rechazado en la educación media y superior, eliminar el “hoy no circula sabatino”[2], defender el agua contra su privatización, la no reelección de los funcionarios y por la revocación de mandato.
Este programa sería un paso adelante si se aplica, pero somos conscientes que se requiere mucho más que esto para solucionar los problemas sociales, económicos y de violencia. Como resaltó un informe de Oxfam: “En México, uno de los países más desiguales del mundo y de los que menos recauda impuestos a los millonarios, el 1% de los más ricos –alrededor de 120 mil personas– acapara 43% de todas las riquezas de la 14ª economía del globo y sus 53.3 millones de pobres” (proceso.com.mx).
La existencia de un gobierno no corrupto y austero o incluso el asegurar educación a cada uno de los jóvenes en edad de estudios, no elimina en sí mismo la desigualdad social, la gran pobreza, la inseguridad y la violencia. Además de estudio se debe asegurar empleo digno a todo el que lo necesite.
Para solucionar los problemas de fondo debe haber, primeramente, una distribución equitativa de la riqueza, lo que implica atacar la raíz de los males que es la propiedad privada de los medios de producción. Los capitalistas mexicanos se han enriquecido por que han recibido a precio de regalo las empresas estatales, porque no pagan impuestos, porque tienen todas las facilidades (legales o no) para sobreexplotar a la clase obrera. Ellos han saqueado México, nos han robado al pueblo las empresas estatales y sobre todo, se han enriquecido a costa del trabajo que realizamos y no nos remuneran. Un gobierno de y para los trabajadores, debería plantearse el objetivo de la nacionalización de las principales empresas, bancos y grandes extensiones de tierra, para echarlas a funcionar colectiva y democráticamente por los trabajadores, poniendo las riquezas al servicio del conjunto de la sociedad y no de un minúsculo puñado de parásitos.
Si Morena se plantea ser la herramienta que transforme al país, no debe titubear en luchar por todos los medios contra el sistema, viendo en las elecciones no el centro de la lucha sino, bajo ciertas condiciones, una herramienta más de la batalla. Tiene también que plantearse un programa que solucione los problemas de fondo de los trabajadores del campo y la ciudad.
Si Morena aspira ganar las elecciones del 2018 —aunque de aquí a ese año pueden pasar muchas cosas en la lucha de clases— no le bastará con la votación de su núcleo duro. Debe convencer a gran parte de los que se abstuvieron, anularon su voto o incluso votaron por otros partidos. Tiene que ganar el apoyo de una juventud que hoy se muestra escéptica con todos los partidos y que no ve en Morena al partido de lucha que necesitamos.
No porque unos zapatos nos lastimen sacaremos la conclusión de ir descalzos. No porque los partidos en México sean corruptos o sus dirigentes no sean los más adecuados, significa que no es necesario un partido de los trabajadores, completamente opuesto a lo que es el PRI o el PAN. El partido que necesitamos debe trascender a las personalidades, por muy importantes que estas sean, debe estar ligado a la lucha de clases, tener en su interior a organizaciones sociales, obreras y juveniles de combate. Las elecciones solo deben ser una herramienta más de lucha sin tener ninguna ilusión en las instituciones del Estado. Cada candidato y dirigente debe ser elegido democráticamente por la base y controlado, no se deberá tener ningún tipo de privilegio ni salario mayor al de un obrero calificado. Se debe tener un programa que aspire a solucionar los problemas inmediatos y generales de los explotados que desde nuestro punto de vista debe aspirar a un socialismo basado en la democracia obrera.
Los sindicato
No se puede culpar a los trabajadores y al pueblo de México de ser apáticos y no haber luchado. El movimiento de masas de los trabajadores y la juventud revolucionaria ha mostrado una y otra vez, en los últimos años, su disposición para cambiar la sociedad. Hay ocasiones en las que basta con enormes movilizaciones de masas para derrumbar a un régimen, pero en otras es necesario más que ello.
El Estado mexicano ha sido capaz de mantenerse a flote en medio de enormes tormentas que han amenazado con derrocarlo. ¿Por qué no hemos sido capaces, mínimamente, de llevar a la presidencia un gobierno de izquierda por muy moderado que este sea o derrumbar a alguno de los presidentes? Esto se ha debido a que nos falta organización y al freno que han impreso dirigentes sindicales y políticos en diversos momentos y por consecuencia que el proletariado industrial, aunque ha estado presente en las luchas, no ha puesto su sello decisivo.
Sólo el 13.5% (4 millones 532 mil) de los trabajadores asalariados cuentan con sindicato, en contraste con el 17% de trabajadores asalariados con sindicato en el año 2007. En los sexenios neoliberales se ha dado una gran ofensiva contra el movimiento sindical. En el último periodo esta caída de sindicalización es resultado de ataques directos a los sindicatos, de desaparición de fuentes de empleo y de la aplicación de la reforma laboral que hace casi imposible la sindicalización de nuevos trabajadores al facilitar los contratos temporales y la tercerización del empleo.
En México existen grandes sindicatos, conocidos popularmente como charros, con dirigentes burocráticos pro-patronales, ligados al PRI y al Estado. Pero muchos de estos sindicatos han ido desapareciendo o desertando de sus filas, de tal forma que el Congreso del Trabajo ha perdido la hegemonía que antes tuvo.
En 1997 el Congreso del Trabajo contaba con casi con 2 millones de afiliados, ahora no rebasa el millón. En la UNT, que se formó en oposición al sindicalismo oficial, tenemos a dirigentes vitalicios como Hernández Juárez de los telefonistas o Agustín Rodríguez. El problema no es que lleven décadas al frente de estas federaciones, sino la política que defienden. Cuando han llegado los momentos decisivos, en el mejor de los casos salen a las calles como medio de presión para conciliar y llevan la lucha a canales meramente legales y seguros. En más de uno de estos sindicatos hemos visto oposiciones organizadas que presionan para que la lucha vaya más lejos.
En los últimos años una serie de sindicatos han sido atacados y han estado muy activos en la lucha como son el Sindicato Mexicano de Electricistas, los Mineros Metalúrgicos o el Magisterio Democrático (incluyendo a sindicatos universitarios). La necesidad de tener sindicatos combativos y unidad en acción, llevaron a conformar la Nueva Central Sindical de Trabajadores.
Hoy la Nueva Central de Trabajadores es claramente minoritaria pero en el futuro podría jugar un papel importante si logra organizar a nuevos sectores del movimiento obrero y unificar a más sindicatos y corrientes democráticas.
Ha sido la falta de organización sindical y el freno de las direcciones y estructuras burocráticas lo que ha impedido que el movimiento obrero dé el tiro de gracia a este régimen corrupto y desprestigiado.
La historia de los últimos años ha dado muestras de la fuerza de la clase obrera que ha roto con obstáculos y estructuras burocráticas. En 2006 vimos una huelga indefinida de 240 mil mineros y trabajadores metalúrgicos. En Lázaro Cárdenas Michoacán la huelga fue defendida por los obreros frente a ataques violentos del Estado. Dos trabajadores fueron asesinados, pero la huelga se mantuvo en pie. El Minero Metalúrgico ha sido uno de los sindicatos charros por excelencia y eso no fue impedimento para que desarrollaran una lucha heroica de la cual sus afiliados sacan experiencia.
Los electricistas del SME han estado siempre presentes. En 2009 el Estado quiso dar una lección al movimiento obrero en su conjunto, y con policías federales y militares tomó las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro para inmediatamente declararla extinta y a sus 44 mil trabajadores despedidos. Seis años después, 22 mil trabajadores siguen resistiendo.
Los maestros son el sector que ha estado a la vanguardia de la lucha de clases en México, al menos desde el año 2006. Aquí tenemos a un sindicato charro, donde las bases han logrado democratizar secciones enteras (Oaxaca, Michoacán y Guerrero) con presencia en muchas otras partes del país. La CNTE no se ha separado del sindicato nacional, lo cual le permite impactar a otras secciones controladas por los charros cuando el movimiento avanza.
La lucha no se ha quedado en el ámbito gremial y en la lucha económica. Podríamos poner muchos ejemplos pero señalaremos algunos muy representativos: en 2006 la CNTE encabezó un movimiento popular en Oaxaca que disputó el poder al Estado; en 2007 la CNTE (junto al SITUAM) fue puntera en la defensa de la ley del ISSSTE en donde se desarrollaron huelgas de hasta 2 millones de trabajadores y estudiantes; en 2013 los maestros son base para conformar el Movimiento Popular de Guerrero que incluía la unidad con otros sindicatos, el movimiento estudiantil y las policías comunitarias, realizaron marchas armadas y la toma del parlamento local; en 2015 la CNTE encabeza el boicot electoral en zonas del sureste que incluyó algunos movimientos insurreccionales locales en Guerrero y Oaxaca.
Trotsky decía que la única política consecuente para los sindicatos en la época imperialista era una política revolucionaria y la lucha sindical en México nos ha dado algunas muestras de la necesidad de una lucha revolucionaria abierta que aspire a una transformación profunda de la sociedad.
El sombrío panorama económico
“Ahora los buenos tiempos han terminado. La economía de América Latina está alcanzando su límite; logró un crecimiento de apenas 1.3% el año pasado [2014]. La cifra de este año será de sólo el 0.9%, estima el FMI, lo que marcaría el quinto año consecutivo de desaceleración. Esto no sólo ha sorprendido a la mayoría de los analistas, pero América Latina ha disminuido más que cualquier otra región emergente. Muchos estiman que ahora se enfrenta a una ‘nueva normalidad’ de crecimiento de apenas 3.2% al año. Eso pondría en peligro los recientes avances sociales; ya la caída de la pobreza se ha detenido”. Dice la revista The Economist.
La economía mexicana está estancada desde hace años con crecimientos raquíticos. En 2014 el Producto Interno Bruto (PIB) creció 2.1% (1.4% en 2013). La Inversión Extranjera Directa en el 2014 fue de 22 mil 568.4 millones de dólares, siendo el 13° país más atractivo para las inversiones. Sin embargo esta cifra fue 35.9% menor a la del 2013. La OCDE prevé un crecimiento de 2.9% para este año en México. El Estado mexicano quiere aplicar la reforma energética para incentivar las inversiones en detrimento de los niveles de vida de los trabajadores petroleros y electricistas. Un crecimiento económico sólo es posible a costa de la explotación los trabajadores. El capitalismo no puede ofrecernos una vida próspera.
El Estado mexicano ha visto reducir sus ingresos debido a la caída de los precios del petróleo y las exportaciones de este sector. De enero a mayo los ingresos petroleros cayeron en 40.06%. Luis Videgaray, Secretario de Hacienda y Crédito Público, anunció un recorte de 124 mil 300 millones de pesos para el gasto público, de los cuales 72 mmp serán recortados para las empresas petrolera y eléctrica nacionales. El sector educativo tendrá recortes de 7,800 mmp pero la Procuraduría General de la República solo disminuirá su presupuesto en 600 mmp (elinformador.com.mx). Para el 2016 se anuncian más recortes. El Estado intenta reducir el gasto social y eso significa pisotear los derechos laborales de los trabajadores estatales, la salud y la educación pública. Veremos si los trabajadores lo permitimos. Debemos de estar preparados para ataques en el sector estatal.
En términos generales la burguesía aboga por una mayor productividad para salir a flote, es decir que los obreros trabajen más y ganen menos. Están oprimiendo en demasía a la clase obrera y esto va tener un efecto en la reacción de las luchas del futuro. Los jornaleros de San Quintín, en Baja California, ya dieron una señal de alarma. Mientras que en Estados Unidos los trabajadores agrícolas pueden ganar 15 dólares por hora, en México se gana por el mismo trabajo en peores condiciones 8 dólares por día. Los trabajadores organizaron grandes huelgas y movilizaciones exigiendo que su sueldo se les incremente a 12 dólares por día. Esta demanda mínima no ha querido ser resuelta por los patrones, que cabe señalar, venden estas mercancías a los Estados Unidos con precios más altos que en el mercado mexicano. La burguesía no está dispuesta a ceder, solo la presión con métodos de lucha de masas revolucionarios les hará dar marcha atrás.
Un país sangrando
La herida de Ayotzinapa sigue abierta. Mientras más pasa el tiempo más pruebas de la implicación del estado aparecen. Diversos testimonios hablan de la presencia de la Policía Federal y de elementos de 27 Batallón de Infantería del Ejército en la trágica noche del 26 de septiembre. La versión oficial señala que los estudiantes fueron enviados a la base de la policía municipal de la calle Juan Álvarez y después estos policías entregaron a los estudiantes al grupo narcotraficante Guerreros Unidos. Esta pieza clave de su versión se ha venido abajo. Ulises Bernabé García, juez de la policía municipal de esa unidad ha declarado que esa noche fue el “Comandante Crespo” del 27 batallón de infantería a inspeccionar a las instalaciones de la Policía Municipal, pero que nunca llegaron ahí los estudiantes. El Estado trata de encubrir su participación, pero la verdad sale a la luz.
Pero no solo es Ayotzinapa, el país entero sigue sangrando y el gobierno de Peña Nieto no solo no soluciona los problemas de las masas sino plantea atacarnos más. El Estado no tiene legitimidad suficiente frente a las masas, pero a los trabajadores nos ha faltado unidad, organización y sobretodo una dirección revolucionaria. Esta no puede venir de la nada. Surgirá de la experiencia de la lucha de clases y del trabajo consciente por construirla y dar la batalla a lo interno de cada sindicato, centro de trabajo y también dentro de organizaciones como Morena.
El Estado se tiene que fortalecer y sofisticar. No podemos descartar que intenten dar un golpe similar al del SME en 2008, para dar una nueva lección al movimiento de los trabajadores. Pero deben de ser cuidadosos, porque un golpe en falso puede convertirse en el látigo que anime a la revolución.
El Estado tratará de golpear a un sector de manera aislada y luego al siguiente, tratará de fomentar la división. Debemos buscar la unidad y estar preparados para luchas sectoriales que pueden ser muy militantes. Pero para triunfar requerimos la unidad y una dirección revolucionaria al frente de las luchas. Esto significa primeramente dar una lucha por la democratización de nuestras organizaciones.
Las causas de fondo que provocaron el estallido del 2014 no se han resuelto, el sistema y su Estado están desprestigiados. Los trabajadores y jóvenes adquieren experiencia y sacan conclusiones. Tarde o temprano veremos nuevas revueltas generalizadas, no podemos esperar pasivamente, tenemos que prepararnos para la historia. Una nueva generación ha salido a la lucha y corresponde a nosotros como jóvenes, aprovechando lo mejor de la experiencia y los elementos del pasado, aprender de la historia de la lucha de clases en México y el mundo y sacar las lecciones.
Requerimos de cuadros revolucionarios arraigados en el movimiento y organizaciones de masas de la clase obrera y la juventud. México solo es una expresión decadente de un sistema decadente. Si queremos que las cosas cambien hay que ir a la raíz, no hay salida para nosotros bajo este sistema. Acabar con el capitalismo es una cuestión de vida o muerte.
Marx decía que no basta con comprender el mundo, de lo que se trata es de transformarlo. Pero para transformar debemos comprender. La lucha activa debe estar complementada con el estudio riguroso de la teoría revolucionaria. En estas épocas de confusión, hace falta claridad revolucionaria y el pensamiento marxista es la experiencia concentrada de 170 años de lucha de clases a nivel mundial. Tenemos que cambiar la historia con práctica revolucionaria sustentada en la sólida teoría marxista-
NOTAS
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[1] Con respecto a los partidos pequeños el resultado fue el siguiente: el Partido Verde Ecologista de México, que es el principal aliado del PRI, incurrió en todo tipo de anomalías como usar recursos indiscriminadamente provenientes del gasto social, usar electoralmente programas sociales, trasmitió 300 mil spots en medios de comunicación entre septiembre de 2014 y febrero de 2015 y uso el aparato gubernamental del Estado de Chiapas, como consecuencia obtuvo 2,758,152 de votos equivalentes al 6.91% del total; Movimiento Ciudadano acaparó el 6.09% de los sufragios (2,431,923); el Partido Nueva Alianza, creado por Elba Esther Gordillo, antigua dirigente del sindicato de maestros a quienes las bases se han enfrentado firmemente y que ha sido una aliada del régimen, apoyándose en el aparato burocrático del sindicato recaudó el 3.72% de los votos; Encuentro Social es un partido satélite del PRI que crearon para que algunos votos de opositores fueran acaparados por ellos, pero es interesante su resultado pues obtiene el 3.32% (1,325,3449), manteniendo su registro, esto fue producto de hacer campaña en contra de los partidos y los político; el izquierdista PT pierde su registro al obtener el 2.84%, reflejando que la oposición electoral se manifestó principalmente en Morena, también el Partido Humanista no alcanza su registro al sacar 2.14%, los candidatos independientes sacaron el 0.56% (http://computos2015.ine.mx/Nacional/VotosPorPartido).
[2] En la Ciudad de México, desde hace años, los autos no circulan un día a la semana para controlar los niveles de contaminación. Miguel Ángel Mancera amplió esta medida al sábado en donde a menos que pagues un impuesto de auto antiguo o tengas un auto moderno, no puedes circular. Lo que plantea Morena será bastante popular entre los trabajadores y sectores de la pequeña burguesía que son afectados con el “Hoy no circula sabatino”. Los verdaderos beneficiados de esta medida son las empresas automotrices.